Pero el hombre que grabó el asesinato se arrepiente. "Fue un estúpido acto reflejo. Como cuando haces una foto de un gato y la subes a Facebook", cuenta el ingeniero Jordi Mir, de unos 50 años y residente en París, hijo de exiliados españoles (catalanes) durante el franquismo. "Tenía que hablar con alguien, pero estaba solo en mi apartamento y lo subí a Facebook. Fue un error", admite, en declaraciones a la agencia Associated Press.
El vídeo de la muerte de Ahmed volvió a reabrir uno de los debates periódisticos más antiguos. ¿Se deben emitir imágenes tan violentas? ¿Qué pasa con la familia de la víctima? ¿Dónde está la línea entre lo sensacionalista y lo informativo? Más allá de las dudas, todos los medios emitieron el vídeo. La imagen del disparo mortal abrió portadas de periódicos en todo el mundo y pasó a formar parte esencial de la secuencia del horror terrorista en París.
Según explica Mir en una entrevista exclusiva con AP, a los 15 minutos de subir el vídeo a su perfil, lo borró. Pero ya era tarde. Sus más de 2.500 amigos en Facebook ya le habían dado eco y valor. El vídeo estaba ya disponible en Youtube. En el vídeo, se ve a Ahmed herido en una pierna sobre el asfalto. Segundos después, Said y Cherif Kouachi, encapuchados, se dirigen a él. Uno de ellos le pregunta: "¿Quieres matarnos?" Ahmed -puede oírsele perfectamente- responde: "No, está bien, señor". Uno de ellos le dispara en la cabeza.
"¿Cómo puede alguien atreverse a grabar ese vídeo y a emitirlo? Puedo oír su voz. Puedo reconocerlo. Tengo que ver y oír su asesinato cada día. Nos parece despreciable", decía el pasado día 10 el hermano de Ahmed Merabet. . "Para mí, es como una foto de guerra", responde Mir. Una denuncia. Una explicación del horror terrorista. Una imagen vale más que mil palabras. Algunos argumentan que el vídeo sirvió para movilizar a la opinión pública francesa. A partir del vídeo también se creo un hashtag, #JeSuisAhmed, que muchos musulmanes utilizaron para rechazar toda violencia ejercida en nombre del Islam.
Mir confiesa a AP que le gustaría pedir perdón a la familia de Merabet. Explicarles que ni siquiera sabía lo que estaba grabando, que pensaba al principio que se trataba de un robo. Que, si volviera a encontrarse en una situación así, no lo hubiera subido a las redes sociales.
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