El de la tranquilidad de Wanderers y el del descontrol del campeón uruguayo.
Danubio no lograba salir del shock que le generó comerse un gol así cuando volvía a buscar la pelota al fondo de su arco.
Otro error: pelota perdida por Farias en el medio y corrida de Riolfo con el arco de frente. Habilitó a Albarracín, se cayó Formiliano, y el pase al segundo palo del 10 encontró a Gularte para definir. Terminaba el partido.
Así de sencillo. Por más que apenas se llevaran jugados 12 minutos, a partir de ese momento Danubio fue un tembladeral en el fondo.
Alfredo Arias colocó a Albarracín por derecha y Ricca lo padeció. Cada ataque era un suplicio. Además nadie podía controlar a Riolfo que se movia con total libertad para generar juego.
Por si fuera poco, cada intento de Danubio moría en la impresionante marca de Paiva y el dominio de la zona central de un Colombino que creció como jugador.
Wanderers se sintió cómodo y el campeón uruguayo fue un lágrima. Como será la cosa que apenas remató una sola vez al arco y no generó una sola chance de gol.
Wanderers arrolló a Danubio. Un solo equipo en la cancha, fue un paseo del bohemio que volvió a dar una clase de fútbol práctico y efectivo. Un toque para allá, otro para acá y gol… Fueron cuatro, bien pudieron ser cinco, seis o siete.
El equipo de Arias, con su futbol atildado de muy buen manejo de balón, de pressing constante sobre el adversario maniató por completo al franjeado y le aplicó una verdadera paliza, siempre hablando en términos futbolísticos.
Partió mal la temporada para la franja. La insólita situación vivida con Mayada es prueba de ello. Los representantes le recomendaron no jugar porque se iba. El pase se demoró. Y Danubio no tocó pito. Ahora, bastó que lo citaran a la selección para que le recomendaran jugar. Y volvió. Todo muy desprolijo en un fútbol donde el orden parece estar invertido.
A nueve minutos del final del primer tiempo Wanderers llegó al tercero. Otra pelota quieta, un despeje a medias y Alex Silva tomó el rebote de aire para el 3 a 0.
El segundo tiempo fue un deleite para los hinchas bohemios y un sufrimiento para los danubianos.
Los cambios introducidos por Ramos (Nacho González por Zunino y Silvera en lugar de Milesi) le permitieron al equipo tener otra postura. Pero fue una brisa.
Wanderers se mostró siempre bien parado con su línea de tres final y los del medio recuperaron para jugar, no para lanzar pelotazos. El paseo y la humillación a la que sometió Wanderers a Danubio fue cruel.
El cuarto gol dejó en evidencia nuevamente las serias deficiencias del sector defensivo de Danubio. Le peinaron la pelota en un tiro de esquina y Bueno quedó solo en el segundo palo para definir. El gol de Castro para la franja fue una anécdota. El daño no tenía reparación.
Wanderers se tomó revancha de la derrota sufrida en la final del último Uruguayo y volvió a sacar chapa de candidato. Este bohemio es puro fútbol.
WANDERERS 4:1 DANUBIO
Cancha: Parque Viera. Jueces: Christian Ferreyra, Miguel Nievas y Gino Cottini.
WANDERERS: Federico Cristoforo, Alex Silva, Emiliano Díaz, Gastón Bueno, Maximiliano Olivera, Matías Quagliotti, Adrián Colombino (81′ Kevin Ramírez), Leandro Paiva, Diego Riolfo, Sebastián Gularte (71′ Nicolás Freitas) y Nicolás Albarracín (51′ Gastón Rodríguez). Director técnico: Alfredo Arias. Suplentes: Pablo Silvera, Jonny Galli, Pablo Lima y Martín Rivas.
DANUBIO: Salvador Ichazo, Guillermo Cotugno, Mathías De Los Santos, Fabricio Formiliano, Federico Ricca, Matías Zunino (46′ Ignacio González), Gervasio González, Nicolás Milesi (46′ Martín Silvera), Camilo Mayada, Santiago González y Ernesto Farías (56′ Matías Castro). Director técnico: Leonardo Ramos. Suplentes: Franco Torgnascioli, Carlos Canobbio, Matías Velázquez y Leandro Sosa.
GOLES: 10′ Matías Quagliotti (W), 13′ Sebastián Gularte (W), 37′ Alex Silva (W), 60′ Gastón Bueno (W), 82′ Matías Castro (D).
Tarjetas amarillas: 25′ Maximiliano Olivera (W), 39′ Nicolás Milesi (D), 47′ Ignacio González (D), 49′ Martín Silvera (D), 77′ Fabricio Formiliano (D).
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