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lunes, 18 de agosto de 2014

KURDOS: UN PUEBLO SIN PAIS QUE QUIERE TENERLO

Kurdistán es la región más estable en un país inestable como Irak. Allí sueñan con la independencia desde hace décadas y hay quienes dicen que ahora están más cerca que nunca de lograrla. Se los considera una historia de éxito en Medio Oriente, que se ve amenazada por el avance del grupo yihadista Estado Islámico. Es el Kurdistán iraquí. En el resto de esa parte del mundo hay en Turquía 13 millones de kurdos, en Irán 7 millones, Irak 6 millones y en Siria 2 millones.


Unos 6 millones de kurdos, un grupo étnico distintivo con su propia lengua y cultura, diferente de las poblaciones árabes, persas y turcas que prevalecen en la zona, habitan esta región autónoma de unos 40.000 km2 en el norte del país.

Conforman el 15 % de la población iraquí y en su mayoría son musulmanes sunitas, pero tienden a adoptar una interpretación menos reaccionaria de la fe, lo que les ha valido el rechazo de grupos islamistas extremistas.

"Por el momento, o hasta hace poco, es la única región estable y segura en Medio Oriente", señala Marianna Charountaki, autora del libro "Los kurdos y la política exterior de Estados Unidos".

Mientras Estados Unidos de América estuvo en Irak, entre 2003 y 2011, ni un solo soldado de ese país falleció en el Kurdistán iraquí.

Y el temor de que cayera en el caos que envuelve a Irak fue tal, que llevó a que USA volviera "militarmente" al país a casi tres años del retiro de sus tropas.

Por su riqueza petrolera (tiene reservas de 45.000 millones de barriles), su estabilidad y su ubicación estratégica (rodeado por las poblaciones kurdas de Siria, Irán y Turquía), el actual conflicto con el extremismo islámico y su eventual independencia, la situación en el Kurdistán iraquí es seguida con atención y motivó a Estados Unidos a lanzar bombardeos en la región contra los insurgentes.

"Hablando como militar y como expresidente del Comité de la OTAN, diría que pragmáticamente hablando si nos fijamos en el mapa del mundo y si nos fijamos en Turquía y Europa, esa pequeña parte de Kurdistán es (...) efectivamente la frontera sureste de la OTAN", le aseguró a la BBC, Tom Hardie-Forstyth, asesor del Gobierno Regional del Kurdistán (GRK).

El milagro económico

Su economía ha vivido un auge en los últimos años. Con facilidades para la inversión extranjera, su capital, Erbil, reluce un nuevo aeropuerto internacional y el mayor centro comercial del país.

Y se estima que de toda la inversión que recibe el país, poco más de la mitad llega al Kurdistán iraquí.

El punto de inflexión económico para esta región fue una ley de atracción de inversiones aprobada en 2006.

"Ha habido muchos incentivos, incluso para inversores locales", le dijo a la BBC Anwar Anaid, economista de la Universidad de Kurdistan-Hewler, en Erbil.

"Un período libre de impuestos de 5 a 10 años, la repatriación de las ganancias, poder contratar a trabajadores extranjeros, y otros factores, incluso para los proyectos estratégicos dan tierras de forma gratuita, no he oído que eso suceda en otra parte del mundo", agregó Anaid.

Para las autoridades nunca se trató de copiar modelos sino de usar las experiencias de otros.

Tomaron ejemplos de Dubái, Arabia Saudita, Malasia y de Europa, le explicó a la BBC Herish Muharam, miembro de la Junta de Inversiones del Gobierno Regional del Kurdistán, y "considerando el medio ambiente, la cultura, la forma cómo esta sociedad había sufrido y la necesidad de la reconstrucción, intentamos crear un modelo de inversión que se ajustara a la región".

Base de extranjeros y organizaciones internacionales, durante años Erbil ha sido considerada una de las ciudades más seguras y modernas del país: a menos de 400 km de distancia de Bagdad, es un mundo aparte.
Avance islamista

Ante el avance de los insurgentes de Estado Islámico –antes conocido como ISIS– que llegaron a estar a decenas de kilómetros de Bagdad, en el sur, y de Erbil, los kurdos respondieron asegurando militarmente su territorio y con sus combatientes Peshmerga tomaron la disputada ciudad de Kirkurk, importante centro petrolero abandonado por las fuerzas iraquíes ante el avance islamista.

Es un complejo y explosivo cóctel regional en el que los insurgentes sunitas buscan olvidar la frontera entre Irak y Siria y conformar un califato islámico, mientras que los kurdos quieren ganar aún más autonomía y establecer su propio Estado.

La violencia en el sur de Irak y la desafección de la minoría sunita, alentada por políticas poco integradoras del gobierno chiita en Bagdad, dieron aires al avance del extremismo de Estado Islámico.

La ambición kurda quizá pueda ir más allá, unir a las minorías de 4 países vecinos (Siria, Irak, Turquía e Irán) que, con 20 millones de personas, se los suele considera el mayor pueblo sin Estado.

Muchos sueñan con la conformación del Kurdistán. Pero lo pronto los kurdos iraquíes vieron una oportunidad.

A comienzos del mes pasado, el presidente del gobierno kurdo, Massoud Barzani, le dijo a la BBC que "la independencia es un derecho natural del pueblo de Kurdistán (...) las condiciones están maduras, en la realidad Irak ya está partido (...) llevaremos a cabo un referéndum, respetamos y estamos obligados por la decisión de nuestro pueblo".

Esa consulta, dijo, podría celebrarse en cuestión de meses y le pidió al Parlamento kurdo que empiece a definir una fecha.

Pero, ¿qué tan cerca están de lograrla?

"Barzani siempre soñó con la independencia para el Kurdistán y claramente ahora piensa que está más cerca que nunca. Él y otros líderes kurdos aseguran que durante diez años han hecho lo máximo para ayudar a construir un Irak estable y federal al participar en el gobierno central de Bagdad", explica el corresponsal de la BBC Jim Muir, desde Erbil.

"Ahora –agrega– mientras el resto de Irak está siendo despedazado, se sienten justificados en seguir su propio camino. Pero no es un camino fácil. El gobierno kurdo está corto de dinero, y carece de la infraestructura para aumentar sustancialmente sus exportaciones de petróleo (…) Y los kurdos no tienen salida al mar: los vecinos Irán, Turquía, Siria e Irak mismo nunca vieron con buenos ojos su independencia. Quizá ahora estén ocupados con otros problemas, pero no por siempre".
Combatiente Peshmerga

Los kurdos cuentan con su propio ejército, los Peshmerga ("aquellos que enfrentan la muerte").

Tras la caída del Imperio Otomano luego de la Primera Guerra Mundial, los kurdos fueron incorporados a Irak por los británicos en los veinte y terminaron diseminados en los países vecinos.

Debieron resistir militarmente la represión de los sucesivos regímenes nacionalistas árabes, que se intensificó bajo Saddam Hussein –que lanzó sobre una población kurda un ataque químico que dejó 5.000 muertos en 1988– y cuando las fuerzas de una coalición internacional lo derrotaron en 2003 recibieron asistencia kurda.

Tras su caída, obtuvieron niveles sin precedentes de autonomía y comenzaron a tejer y consolidar un sistema de alianzas internacionales diferentes a las de Bagdad, cooperaron con Irán y se acercaron a Turquía (en los últimos años un importante socio comercial) y a Estados Unidos (un antiguo aliado que junto a Reino Unido ejecutó una zona de exclusión aérea sobre el norte de Irak tras la guerra del Golfo de 1991).

Fue bajo esa protección que en 1992 se estableció el Gobierno Regional del Kurdistán, que cuenta con un presidente (Massoud Barzani), un primer ministro (Nechirvan Idris Barzani, sobrino del presidente), un Parlamento unicameral y más de 20 ministerios.

El gobierno regional dirige las tres provincias con mayoría kurda del país (Dohuk, Erbil y Sulaymaniyah), algo reconocido por la Constitución iraquí de 2005.

Pero lo que no se terminó de resolver por ese acuerdo nueve años atrás fueron las fronteras exactas del GRK y el grado en que podía exportar el petróleo de forma independiente.

Ambos temas son desde entonces motivo de disputa con el gobierno federal en Bagdad.

El petróleo es crucial para Bagdad: es la fuente del 99 % de los ingresos del gobierno e Irak tiene las cuartas mayores reservas de petróleo probadas de la OPEC.

Y los barriles que hay en el Kurdistán iraquí colocarían a la región en el noveno lugar mundial en cantidad de reservas.

Bajo la Constitución, el gobierno kurdo debería recibir el 17  % de los ingresos petroleros del gobierno federal, pero las autoridades del GRK aseguran que reciben menos de lo que deberían.

En las últimas semanas, los kurdos dejaron de participar en el gobierno iraquí (tenían tres ministerios) y el primer ministro, caído en desgracia, Nouri al Maliki, los acusó de alojar a "terroristas" en Erbil.

Se estima que de toda la inversión que recibe el país, poco más de la mitad llega al Kurdistán iraquí.

"Momento histórico"

En medio de la actual crisis, la incertidumbre parece rodear al futuro del Kurdistán iraquí. Se desconoce qué ocurrirá con el planeado referéndum independentista y qué ocurriá con la amenaza de Estado Islámico.

Pero los kurdos ven esto "como un momento histórico", explicó en un reciente seminario organizado por la BBC Gala Riani, directora de análisis para Medio Oriente de la consultora Control Risks.

"Los kurdos perciben que tomaron las decisiones correctas –agregó Riani–, se prepararon, se organizaron, realizaron acuerdos políticos entre ellos, para posicionarse de tal manera de estar en condiciones de que cuando algo como esto sucediera estar en una posición potencial para obtener más concesiones de algún tipo de confederación o una mayor autonomía o el premio final de la independencia".

En ese mismo seminario, Sir William Patey, embajador británico en Irak en 2005 y 2006, aseguró que las "chances de unir a Irak otra vez son menores que nunca porque los kurdos están allí, tienen Kirkuk, y no van a poder recuperar Kirkuk. Los kurdos están esperando su momento para declarar la independencia".

"Creo que hay que aceptar que hay una nueva realidad aquí –añadió– y aunque alguien lo pueda ver injustificado, si alguien va a salvar a Irak como entidad, va a necesitar un enfoque radical nuevo".


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