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sábado, 7 de junio de 2014

CAYO UNO DE LOS PECES GORDOS DEL NARCOLAVADO: SEGURAMENTE HAY MUCHOS OTROS AUN SUELTOS EN URUGUAY !

El contratista de fútbol y presidente del club de básquetbol Waston, Sergio Hermida resultó ser el depositario en Uruguay de los fondos provenientes de la corrupción y narcotráfico de Vladimiro Montesinos, exasesor presidencial del expresidente peruano Alberto Fujimori. Según logró probar la Justicia, en los años 2006 y 2007, recibió al menos 256 transferencias, de más de US$ 100 mil cada una, lo que arroja una cifra de por lo menos US$ 25 millones.



Por ese motivo, Hermida fue procesado con prisión por el delito de lavado de activos proveniente del narcotráfico por el juez Néstor Valetti a pedido del fiscal Juan Gómez. También fue enviada a prisión la esposa de Hermida, por asistencia al lavado, dado que lo ayudó a esconder el dinero proveniente de Perú. Además con el dinero que se quedaban adquirieron una costosa propiedad en la rambla Armenia, vehículos y otros bienes.

Hermida era propietario del cambio Serhnu SA, el que también fue investigado y allanado. Sin embargo, la investigación probó que las transferencias llegaban a su cuenta personal del Nuevo Banco Comercial. Por ese motivo, el cuñado y un empelado del cambio que fueron detenidos e indagados finalmente fueron liberados. También quedó libre el hijo de Hermida, quien en el momento de las transferencias era menor de edad.

El juez Valetti subrayó que se trata del mayor caso de lavado proveniente del narcotráfico que ha tenido. Y destacó la tarea que desde hace dos años venía realizando la Dirección Nacional de Inteligencia y que permitió descubrir el caso.

Montesinos fue acusado en su país de ser el cabecilla de una red de corrupción por haber recibido comisiones ilegales por compras de armamento y de utilizar el poder político para introducir en el sistema financiero peruano dinero procedente del narcotráfico confundido, entre otros, por fondos públicos legales. La justicia peruana concluyó que Montesinos habría cobrado cupos a las bandas de traficantes, para dejarles operar, y en una segunda “habría formado una organización dedicada directamente” al narcotráfico “aprovechando infraestructura y recursos del Estado”.

Valetti dijo a El Observador que falta establecer “hacia donde iba el dinero” que recibía Hermida ya que él se quedaba con una parte. La indagatoria se encaminará ahora hacia allí.

Si bien Hermida negó formar parte de la organización en todo momento, el juez indicó que es “poco creíble” que recibiera tanto dinero a su cuenta personal y no supiera de dónde provenía.

Tampoco quedó claro cómo se vinculó con la organización liderada por Montesinos. Pudo haber sido a través de integrantes de la red peruanos o argentinos. En Argentina formaron más de 30 empresas fluviales, entre las que contaban barcazas por las que traficaban droga.

Según explicó el juez, Hermida registra múltiples salidas tanto a Perú como Argentina pero también se constataron numerosos viajes a Venezuela y Panamá por lo que se indagará otros posibles vínculos. El fiscal Gómez dijo que por el momento no surge que haya otras personas vinculadas al caso en Uruguay.

Para refrescar la memoria de los lectores les traemos más abajo una nota de página 12 de Argentina de hace 8 años atrás, donde aparece involucrado Hermida y algunos conocidos personajes de la época

Las aguas bajan turbias y no son las del río Uruguay, ni están contaminadas por las papeleras. Con precisión cartográfica, deberíamos decir que son las del Río de la Plata, porque el escándalo explotó en Montevideo y se trasladó a este lado de la costa. Gustavo Méndez, un árbitro oriental, quedó salpicado en su país por una denuncia periodística basada en una grabación que le atribuye haber cobrado dinero de River, el River argentino, porque allá hay un club homónimo. Lo curioso es que el acusador, Jorge Chijane, mantiene estrecha relación con Francisco “Paco” Casal, el empresario que controla el mercado de pases en Uruguay y que, además, concretó más de una transferencia con la institución de Núñez, incriminada ahora por aquél.

El espacio de TV Estadio Uno Investiga y el diario La República le han dado crédito a la cinta comprometedora que ya está en manos del juez montevideano Pablo Eguren, quien tramita otra causa contra Méndez por el presunto delito de estafa. Aquí, mientras tanto, este affaire se superpuso con un arbitraje, el de River-El Nacional, que estimuló las sospechas de los suspicaces. Y es que aquella supuesta coima por la cual ahora investigan al árbitro habría sido pagada para torcer el resultado de un partido del mismo torneo, la Copa Libertadores. El de la historia más turbulenta entre todos los que se juegan en América.

El caso, siempre que se obtengan resultados concretos en la investigación, podría generar imprevisibles consecuencias en el fútbol de los dos países. Por lo pronto, en Uruguay, además del juez hay un fiscal, Eduardo Fernández Dovat, que actúa de oficio en base a los dichos de Chijane, quien, como informó La República el último viernes, “aseguró que trajo una coima de U$S 20 mil de River Plate de Argentina y le retuvo U$S 15 mil para amortizar deudas pendientes que mantenía con él por otros negocios en Lewly SA”. En esta firma, Méndez, Chijane y un tal Sergio Hermida –el mismo que le inició una demanda de 300 mil dólares por estafa al árbitro– eran socios comerciales.

“Espero que el Consejo Ejecutivo haga la denuncia penal en el tema River Plate, Chijane y Gustavo Méndez, y no pase como en otras oportunidades, quede todo tapado y aquí no ha pasado nada. De una vez por todas, los dirigentes de fútbol tienen que decir basta. Es mejor morir de una vez en forma digna que morir de a poco en forma indigna”, señaló José Carlos Domínguez, el secretario general del club Peñarol, el miércoles 8. Aquí no se conoce aún si la Asociación Uruguaya de Fútbol presentó la denuncia. Tampoco trató el tema la Confederación Sudamericana, ni la Comisión Directiva de River en su última reunión del jueves 9.

Líbero intentó comunicarse con el presidente José María Aguilar en tres oportunidades durante el último viernes, pero resultó infructuoso. Trascendidos que salieron del club dieron por sentado que esta denuncia fue derivada a la gerencia de Asuntos Legales para su estudio y un eventual juicio contra Chijane, quien se inculpó a sí mismo según la cinta grabada, cuando aseguró que llevó la coima para Méndez desde Buenos Aires. Pero River podría tener dificultades para accionar contra aquél, ya que el honor no es un valor atribuible a personas jurídicas como un club o asociación civil.

La gravedad de la situación motivó la consulta a Eduardo Deluca, secretario general de la CSF, ya que al árbitro se lo culpó de un ilícito que habría sido cometido con motivo de un partido por la Copa. “¿Cómo vamos a analizar la situación de Méndez si hace casi un año que no dirige? No tenemos por qué meternos en eso, ya que le corresponde a la Asociación Uruguaya”, respondió. El dirigente, quien integra el staff de la Confederación desde los años ’80, agregó: “Nosotros, en la Argentina, tenemos como norma que los árbitros no estén en contacto con los dirigentes. Mandamos a ex jueces para que reciban a quienes vienen a dirigir y los acompañen en todo momento”.

Otra cuestión extraña que deriva de la relación entre Chijane y Casal, y la que este último ha mantenido con River, es que cuando Méndez lo arbitró en torneos sudamericanos, y sobre todo en partidos como visitante (nueve sobre diez), al equipo de Núñez le fue bastante mal la mayoría de las veces. En la última oportunidad en que lo dirigió, la formación que por entonces conducía Leonardo Astrada perdió 2-0 contra el San Pablo, en Brasil, la primera semifinal de la Libertadores 2005. River luego quedaría eliminado en la revancha disputada en el estadio Monumental con un arbitraje chileno.

“Las Copas no son como antes. Salieron campeones Once Caldas de Colombia y Cienciano de Perú”, le dijo a este periodista un referente arbitral. Como fuere, los malos desempeños que se repiten, más el affaire Méndez, volvieron a avivar las nunca extinguidas llamas de la corrupción arbitral. Es evidente que la Libertadores ya no se juega en las condiciones que imperaron hasta la década del ’80 y, sobre todo en países como Colombia, cuando los carteles de Cali y Medellín controlaban varios equipos y hacían lo mismo con ciertos árbitros. Pero resultará muy difícil que el público y los mismos protagonistas se conviertan en seres bien pensados con desempeños como el de Carlos Betancur, el asistente de River-El Nacional de Ecuador que le otorgó al primero un gol que jamás se concretó: el cabezazo de Jonathan Santana que picó, como mínimo, de la línea del arco hacia afuera.

Por lo pronto, a ese juez de línea lo paró la comisión arbitral de la CSF que integran el paraguayo Carlos Alarcón (presidente), el peruano Alberto Tejada, el brasileño Armando Marques, el uruguayo Juan Daniel Cardellino y el argentino Juan Carlos Loustau. A su colega y juez principal Oscar Ruiz, en cambio, no lo sancionaron. Volverá a dirigir en los próximos partidos y, además, ya fue confirmado como uno de los referís sudamericanos que irán al Mundial de Alemania.

Méndez, un árbitro que había ganado fama de severo cuando aún se mantenía en actividad, y que solía expulsar jugadores o cobrar penales con llamativa frecuencia, hoy atraviesa una situación tan delicada como el contenido de las imputaciones que Chijane, su ex socio, hizo ante un grabador. Frente al alboroto que provocó la denuncia de coimas, se defendió mediante un comunicado redactado en tercera persona, desbordante de adjetivos, como los que constan en el punto 3: “Los medios utilizados para fundamentar las gravísimas acusaciones hacia mi persona resultan ilícitos, inadmisibles, impertinentes e improcedentes desde el punto de vista jurídico para sustentar tamaña acusación, más allá de la absoluta falsedad de las afirmaciones en ellos contenida”.

River todavía no se pronunció de manera oficial sobre la delicada acusación que le dispararon desde el otro lado del Río de la Plata. Acaso sus abogados esperen la ratificación o rectificación del misterioso Chijane, quien destapó una olla cuyas emanaciones ya se sienten en el propio estadio Monumental. Este parece ser el comienzo de una trama donde la credibilidad del fútbol volvió a quedar en cuarentena.



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