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domingo, 2 de febrero de 2014

PERU: DENUNCIAN MASACRE DE DELFINES

En las redes sociales se puede ver una interesante y valiente denuncia, realizada por una ciudadana uruguaya llamada Naomi Moriyama Takahashi, referida a masacres de delfines en Perú. Deberemos entonces añadir a este país americano a quienes masacran a estos inteligentes y sociables animales. A continuación el material que aportara esta joven referido al hecho:



El delfín es sin duda la especie más pintoresca y atractiva de la fauna marina y fluvial, porque a diferencia de los demás seres marinos, tiene un comportamiento inteligente, semejante en algunos aspectos a la de los humanos, evidenciado en sus demostraciones acrobáticas, un avanzado sistema de comunicación que es objeto de estudios científicos y su propensión a buscar acercarse a los hombres del mar, ignorantes de que estos aprovechan este acercamiento para darles muerte masiva, al extremo de haberlos puesto en peligro de
extinción a nivel mundial.

Según revelación de Stefan Austermuhle, director de la ONG Mundo Azul, la caza de delfines que ocurre en el Perú es “la más grande del mundo”, pues normalmente en el mar peruano se dan muerte anualmente entre 5 mil a 15 mil delfines, no solo para consumirlo, lo que podría en algún momento justificar su caza racional y sustentable, sino para utilizar su carnada como anzuelo para cazar tiburones, especie que igualmente se encuentra en peligro de extinción.

Solo en el puerto de Chimbote, dijo, hay 40 embarcaciones que se dedican a la pesca de tiburones con espinel y que matan delfines, según revelaciones del Comité de Pescadores de Consumo Humano Directo, que ha respaldado la denuncia de Mundo Azul.

Austermuhle señaló que la matanza en el Perú en este momento es mayor a la que comete en Taiji (Japón) e Islas Feroe (Dinamarca), considerados hasta hace algunos años como los mayores exterminadores del delfín en el mundo y que han disminuido sus cifras porque el primero, luego del tsunami se quedó sin embarcaciones de caza del delfín y el segundo ahora practica una caza racional, sustentable y sujeta a cuotas controladas.

La caza del tiburón con anzuelos de carne de delfín en el Perú es hecha por los pescadores artesanales, con la exclusiva finalidad de apropiarse de sus aletas para exportarlas al Asia, donde están considerados como producto afrodisíaco.

El tiburón, también se encuentra amenazado con la extinción, porque ningún país del planeta ha sabido dotarse de una legislación punitiva que lo protege, conserve y someta su caza a planes de explotación racional y sustentable.

Austermuhle ha planteado acciones inmediatas para poner fin a las matanzas y desaparición del delfín, entre ellas imponer una veda inmediata de la caza de tiburones ante la matanza ilegal y la sobrepesca masiva de este pez, por una larga temporada a fin de impedir la caza de los delfines. El axioma es sencillo: si no hay caza de tiburón no habrá caza de delfines.

Gracias a la alerta de Mundo Azul, el Ministerio Público resolvió abrir investigación de oficio en Chimbote (Áncash), Callao (Lima) y Paita (Piura), donde tienen lugar la mayor parte de matanzas de delfines, para determinar a los responsables de la caza y matanza de delfines en el mar peruano y por ende de los tiburones.

Conforme lo ha señalado el procurador del Ministerio del Ambiente, Julio Guzmán, el Ministerio Público tiene a la mano expresos dispositivos del Código Penal que castigan con sanciones de hasta siete años de prisión para quienes efectúen pesca prohibida, y la de los delfines está prohibida por tratarse de una especie en peligro de extensión.

El procurador Guzmán ha hecho suya la denuncia de Mundo Azul y adelantó que hasta el momento están en curso unas 9,000 denuncias formuladas ante el Ministerio Público por delitos ambientales, de los cuales alrededor de 1,500 están relacionados con especies de flora y fauna de todo tipo, incluyendo la hidrobiológica. Pero, aclaró: “Hasta el momento no hay ninguna persona condenada por caza furtiva de especies hidrobiológicas protegidas”, dando a entender que pronto lo podrían haber.

Austermuhle ha lanzado duras críticas al Instituto del Mar del Perú, quien conocería de esta dramática realidad y no ha emitido alerta alguna. El conservacionista asegura que estudios de esta entidad hechos desde hace 2 a 3 años, comprueban que más del 90 % de desembarque de tiburones es debajo de la talla mínima legal cuando solo 10 % está permitido, y que la caza de delfines para ser usados de carnada para los tiburones es un “crimen ecológico”. “La matanza de estos últimos es realmente criminal y cruel, porque son izados a la cubierta de las embarcaciones, donde son objeto de la extracción de sus aletas y luego arrojados al mar”, dijo.

Para Austermuhle, una práctica de control pasaría inevitablemente por la prohibición inmediata de la producción y venta de arpones, su posesión y uso. “Sin arpones no se puede matar delfines. Basado en esta nueva legislación las autoridades portuarias se deben acostumbrar a revisar las embarcaciones antes de su salida y al retorno para detectar la presencia de arpones y/o carne de delfín. Estos controles se deben dar como un procedimiento estándar sin el cual no se da un zarpe (...) No estaremos contentos con una acción mediática única de confiscar unos cuantos arpones”, dijo.

A la reacción del Ministerio Público, se ha sumado la del Ministerio del Ambiente, que ha instalado recientemente la Comisión Multisectorial de la Gestión Ambiental del Medio Marino-Costero, y la creación de un grupo de trabajo para abordar las denuncias sobre caza ilegal de delfines y de tiburones de tallas menores en mar peruano.

Gabriel Quijandría, viceministro de Desarrollo Estratégico de los Recursos Naturales, ha destacado que esta comisión es una oportunidad para empezar a trabajar de manera coordinada la gestión del océano, de sus recursos y ecosistemas.

“En el ámbito marino costero hay una coexistencia de múltiples responsabilidades dispersas entre por lo menos 26 instituciones con algún tipo de injerencia y cada uno planifica y realiza sus intervenciones sin la suficiente coordinación”, sostuvo al tiempo de indicar que esta desconexión deberá acabar y pasar a una unificación de acciones.


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