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martes, 28 de enero de 2014

LA OPINION DE ANDRES REYES: EL VASO MEDIO LLENO

Desde que Carlitos Núñez decidió que era un buen momento para patearle los genitales a un jugador tricolor, hemos venido escuchando diversas opiniones sobre esta nueva edición de las grescas clásicas. En primer momento se alzaron las voces de reprobación hacia estos malagradecidos que se agarran a piñas cuando lo lógico sería que ellos jueguen, corran, y resistan puteadas, y que los que nos agarremos a piñas seamos nosotros, los hinchas, los que les pagamos el sueldo con nuestras entradas, nuestros recibos de socio y nuestras cuotas de televisión para abonados. Mas luego, cuando se supo que 9 futbolistas serían procesados la gente se cambió de bando y empezamos a escuchar que "acá pagan justos por pecadores" o "no son asesinos" o "no les coarten el derecho a trabajar, por el amor de Dios".



Acerca de la primera acusación, es posible que haya algo de razón: nuestro deporte está lleno de ejemplos de grescas aún peores que la del pasado lunes, cuyos protagonistas no llegaron a pasar por instancia judicial alguna. Le digo más: me cuesta discernir cuál es el límite entre lo que debe considerarse "situación de juego" y lo que no. Es decir, si en el medio de un partido viene un señor y te tira un golpe de puño, y vos reaccionás de manera análoga, podés ser procesado. En cambio, si a ese mismo rival le tirás un codazo y le partís el tabique nasal, no. Si le pegás una patada de atrás, tampoco. Si le metés un planchazo y lo fracturás, menos.
El consejo parece claro: "joven futbolista, cuando en la cancha ocurra algo que no te caiga en gracia, no promuevas una generala que pueda perjudicar la paz pública. Mejor espera que haya un córner, y sumerge tu codo en la boca del estómago de tu rival".
Respecto a que no son asesinos, estamos de acuerdo. Tampoco lo es Campiani y allí está, encerrado, jugando al Candy Crush con Pablito Goncalvez (i). La justicia no pasa por castigar solo a los que matan o roban. Ahora, ¿está bien que hayan procesado a los jugadores de Nacional y Peñarol porque se pelearon ante algunos miles de espectadores? ¿Dónde está el límite? ¿Cuántos espectadores debe haber en el estadio para que una "generala" pase del hecho anecdótico a ser un atentado al orden público?



Hinchas de Juanicó festejan con el primo de Diego Franco.
Por ejemplo, hace un mes se disputó la
final de la Liga Departamental de Canelones entre Juanicó y Wanderers, finalizada con serios incidentes protagonizados por jugadores, que incluyeron el lanzamiento de sillas a la tribuna. ¿Usted cree que hubo procesados en esa oportunidad? ¿Verdad que no?

Pero se equivoca, hubo 10: 2 jugadores de Juanicó, 6 de Wanderers, el ayudante técnico de Juanicó y un hincha. La jueza le tipificó "riña calificada con motivo o en ocasión de competencia deportiva". No recuerdo que Scotti se haya manifestado en contra del dictamen de la jueza en dicha oportunidad.
Por último, no creo que la decisión de la jueza esté coartando el derecho de los jugadores a trabajar, del mismo modo que Goncalves no coarta el derecho a trabajar de Albín cuando no lo pone o  lo saca a los 30 minutos del primer tiempo. Los jugadores no solo trabajan cuando juegan, lo hacen fundamentalmente cuando entrenan y concentran. De otro modo, el Cachorro Burián entraría en la calificación de ni-ni.
No hay mal que por bien no venga

Veámosle el lado positivo a las cosas: la gresca clásica le dio una razón de ser a los suplementos y programas deportivos de verano, que una vez agotadas las chances de que se concretase alguno de los pases descabellados que se suelen mencionar para los equipos grandes, no tenían nada interesante para decir. También sirvió para fortalecer la figura de Ignacio González frente a la parcialidad tricolor (le faltó retirarse de la cancha besándose el escudo para recibirse de ídolo) y para solucionar la interna de los arqueros de Nacional: el Cachorro Burián, molesto con la llegada de Gustavo Munúa que lo relegaría al tercer lugar, se quedará pues difícilmente consiga un equipo que lo lleve sabiendo que se perderá la mitad del campeonato.
En el caso de Peñarol, quizás la pérdida del Lolo Estoyanoff sea el saldo más negativo de la trifulca, dado que Aguerre es el quinto arquero, Sandoval prácticamente no jugó en el campeonato pasado, y Carlitos Núñez tendrá tiempo para lesionarse sin que nadie se entere. Y cualquiera se da cuenta que una desgracia que tiene a la pérdida transitoria del Lolo Estoyanoff como mal mayor, no puede ser una gran desgracia.
Incluso, con un poco de ingenio, ambas instituciones podrían atenuar aún más el castigo, concretando así una vieja aspiración: Peñarol y Nacional más de una vez amenazaron -cual niño chico- con recoger sus petates e irse a competir al campeonato argentino, así que aprovechando que el castigo rige solo para los encuentros disputados en suelo oriental, ¿por qué no jugar de local en la cancha de Independiente, por ejemplo? Hace unos años Peñarol supo ser local en Rivera, y creamé que Buenos Aires queda mucho más cerca. De paso los parciales se irán familiarizando con el ir a jugar fuera de los límites del Parque Batlle, tal cual ocurrirá cuando el estadio ubicado en Jacksonville esté pronto.
 A grandes problemas, pequeñas soluciones
Sebastián Moreira.

"Cuando uno corre 80 minutos como un enfermo, no le sale nada, y está perdiendo algo que, le dijeron, es lo más importante del mundo, es bastante razonable que cometa alguna locura." (ii)

No podría estar más de acuerdo con dicha afirmación. Por eso creo más en las sanciones deportivas y económicas que en las penales (Martín Vázquez también, por eso no marcó un clarísimo penal de Lima sobre Nacho González).

¿Qué es lo peor que podés hacerle a un jugador? Tocarle el bolsillo. Por ahí el tipo se banca estar un año sin jugar, que lo mandes a entrenar a Tercera, que tu técnico declare que no lo ve bien y que la hinchada coree su nombre para putearlo. Pero si le tocás el bolsillo, ahí salta como saltaba Olmedo cuando los forajidos, tras empalar a su abuela, matar a su madre y  violar a su hermana, le mojaban el pan en el huevo frito.

En la NBA, un tal Smith recibió una multa de 50.000 dólares por desatarle los cordones a un rival. ¿Se da cuenta? ¡50.000 dólares! Casi un sueldo de Munúa. Acá podríamos hacer lo propio, destinando esos dineros a solucionar los males más profundos de nuestro fútbol.

 ¿Estoyanoff le pegó una piña a Álvarez? Un sueldo de multa, que será destinado a construir un pulmón en el Palco Oficial para separar a los funcionarios de Tenfield de los de Fox. ¿El Morro le pegó a todo lo que se movía y luego se retiró del campo haciendo gestos parecidos a los del intérprete del funeral de Mandela? Un sueldo de multa, destinado a ganarle terreno al mar para poder terminar el estadio de Rampla. ¿El Pelado Pastorino se agarró a piñas con todo el banco de suplentes de Costa Rica? Medio sueldo de multa, destinado a comprar unos "esténcils" para que las banderas de la hinchada de Peñarol Grondona y Figueredo queden más prolijas. Y así sucesivamente.

Pero déjenlos ir al Estadio, que nombres como el Lolo, el Morro y Pastorino hacen de nuestras vidas algo mucho más divertido.
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 (i). No confundir con el Tito homónimo. Hay quienes piensan que Pablito podría hacer jugar mejor a Peñarol.
(ii). Frase presente en nota que lleva por nombre "Acá no pasa nada", obra de Sebastián Moreira, publicada en www.todoporlamismaplata.com.

Publicado en Brecha, 24-01-14

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