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jueves, 2 de enero de 2014

HUGO GARCIA ROBLES: OTRO GRAN COMUNICADOR QUE SE NOS FUE

Los que tuvimos el gusto de escuchar las crónicas del destacado periodista Hugo García Robles en la primera radio, "El Espectador" de Montevideo, no lo podemos olvidar. Recordamos su voz grave brindando conocimientos tanto en el rubro gastronomía como en la historia misma de la ciudad de Montevideo y sus sitios de comida. Con propiedad de podía decir que tenía un habla señorial. Conocido por muchos por sus columnas firmadas como Sebastián Elcano, falleció antes de dejar el año 2013. Su sepelio se realizó en este nuevo año, en el Cementerio del Norte, en una jornada lluviosa y triste.


Hugo García Robles, montevideano, que se tuvo que asilar en Caracas en 1974, donde vivió durante los catorce años.

Fue uno de los que enseñó a los uruguayos a comer bien, a ser exigentes con la gastronomía y saber disfrutar de los placeres que la misma da.

Con el ritmo del Caribe, escribió notas críticas de música, literatura y comenzó con el seudónimo Sebastián Elcano su carrera de gastrónomo y enófilo.

Fundó "La Casa de Lúculo", la primera revista sobre temas gastronómicos de la historia venezolana. Lo acompañó en esa aventura un trío de amigos, entre ellos, el chileno César Fredes, hoy referente del vino chileno.

Elcano fue elegido porque el primer hombre que dio la vuelta al mundo impresionó a García Robles, entre otras razones, por el globo de hierro con la leyenda en latín "tu primus circunde diste me" (eres el primero que me ha rodeado).

Mientras estuvo en Caracas sus notas fueron semanales hasta 1987, cuando dejó Venezuela. También dirigió dos suplementos mensuales, uno de comidas y otros de vino y bebidas.

Al retornar a Uruguay, comenzó a desarrollar el periodismo gastronómico, que era una de sus aristas de interés. Con páginas enteras en la prensa uruguaya, y columnas de opinión, allá por los años noventa, cuando también comenzó en radio, con sus opiniones.

Tenía una columna hasta ahora los martes, a las 17 horas, en Radio Sarandí, al tiempo que colaboraba en la revista chilena "Epicuro" que dirige su amigo y colega César Fredes.

Todo lo cultural era del interés de Sebastián Elcano y la gastronomía, así como los vinos son parte de ese universo cultural en igual escala que la música, la literatura o la pintura.

Lauro Ayestarán fue su maestro en Musicología. Participó en la reorganización de la radio del Sodre y cumplió funciones de asesoría de la RAI en Montevideo. Colaborador de Benito Milla en la editorial Alfa y antólogo de El cantar opinando (1969).

En Caracas, donde se radicó en la década de 1970, fue director de producción de Monte Ávila Editores e integró y llegó a dirigir, tras la muerte de Ángel Rama, la Biblioteca Ayacucho, colección de clásicos latinoamericanos.

En diversos periódicos uruguayos y extranjeros frecuentó la crítica de libros, artes plásticas y musicales.

Destacado cronista en gastronomía, bajo el seudónimo Sebastián Elcano, dirigió la revista especializada La casa de Lúculo. En Barcelona (España) fue gerente de la editorial Laia.

De regreso en Uruguay, ejerció el periodismo en varios medios, sobre todo en Búsqueda a inicios de la década de 1990 y luego en El País. También pasó a desempeñarse como asesor y profesor en el Ithu Politécnico de Montevideo.

Traductor del italiano, inglés y francés, entre otros autores de Pier Paolo Pasolini y Malcolm Lowry. Colaborador de Correo de la Unesco.

Su premiado y entretenido libro sobre cocina y bebida El recetario de la memoria (1993) desarrolla un perfil antropológico y concentra virtudes literarias.

También fue docente en escuelas de gastronomía, logrando el cariño de los estudiantes. Exigente en sus apreciaciones, pero digno y profesional.

Su partida, deja un gran hueco en la cultura uruguaya.

Falleció el 31 de diciembre de 2013.


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