El politólogo Oscar Bottinelli analizó, en diálogo con Caras y Caretas, el panorama electoral de cara a los comicios nacionales de 2014 y las departamentales de 2015. Dijo que la candidatura de Tabaré Vázquez y la actuación del gobierno generaron disconformidad en parte del electorado frentista, pero no se sabe si se traducirá el día de la elección.
¿Cómo evalúa el actual contexto político de cara a las elecciones de 2014?
Por un lado falta mucho y por otro se han adelantado mucho los tiempos electorales. Quizás la gente no tiene en su cabeza el tiempo electoral tanto como los actores políticos. En principio, hay un escenario bastante claro: el Frente Amplio (FA) es, cómodamente y por lejos, la primera fuerza. Las incógnitas están relacionadas con tres elementos: primero, si hay o no balotaje, es decir, si el FA gana en primera vuelta, en cuyo caso gana con una cómoda mayoría parlamentaria; segundo, si el FA obtiene o no mayoría parlamentaria en caso de ganar y tercero, si hay balotaje y el FA no tiene mayoría parlamentaria qué pasa con la elección presidencial.
¿Cuáles son las posibles arquitecturas? Una, el FA ganando con mayoría parlamentaria, no importa si en primera o segunda vuelta, y la otra, si existe balotaje sin mayoría parlamentaria del FA, en la que puede haber dos situaciones diferentes, una que el Partido Nacional (PN) y el Partido Colorado (PC) sumados tengan la mayoría parlamentaria, que sería el escenario más negativo para el FA y el balotaje tendría que ser el preanuncio de un triunfo del partido tradicional que pase al balotaje, y otro, que ni el FA ni los partidos tradicionales tengan mayoría parlamentaria y que quede el Partido Independiente (PI) como eje de la balanza. Este escenario plantea dos posibilidades: que el PI quede en una posición expectante y ayude a conformar mayoría al que gane, sea uno u otro y sea un verdadero balotaje abierto como nunca hubo en Uruguay o que el PI haga su alianza previa con alguno e intente definir la elección.
Hoy en día, ¿cuál es el escenario más probable?
Hace unos meses, quizás hasta mediados de año, todas las encuestas conducían ineludiblemente a que el FA obtenía mayoría parlamentaria. En los últimos meses, la encuesta Factum, que difiere de la de los colegas, ve una caída del FA. Contra lo imaginado, la aparición de Tabaré Vázquez no genera una rápida potenciación del FA, sino que incluso el FA está en niveles más bajos, aunque no quiere decir que sea por la aparición de Vázquez.
¿Qué factor puede estar incidiendo en esa caída del FA?
Cuando existe una caída se debe esperar, no siempre son claros los elementos, pero lo que se nota es que hay un desgaste. Dos períodos de gobierno desgastan; pese al formidable crecimiento económico del país y las personas, hay otros elementos de gobierno que generan insatisfacciones. Sin duda, hay distintos tipos de insatisfacciones. Una es la insatisfacción de izquierda, gente que esperaba una especie de cambio revolucionario y no sólo una buena administración con sentido social. Esa disconformidad podría volcarse hacia la Unión Popular, es decir, Asamblea Popular y otros, que está recogiendo alguna disidencia o disconformidad del FA.
No es ningún disparate pensar que Unidad Popular esté en el Parlamento en la próxima legislatura.
La aparición de Constanza Moreira puede ser un factor de contención de disconformidad hacia la izquierda, sobre todo la que viene del área llamada “Derechos Humanos”, un tema específico vinculado a los elementos residuales de violaciones a los derechos humanos durante la dictadura.
¿La precandidatura de la senadora Constanza Moreira puede afectar la figura de Vázquez?
Los cuestionamientos que hace Moreira de la figura de Vázquez son los que están en la gente.
Hay un segundo segmento [del electorado frentista], que cualitativamente es el más importante en relación a su disconformidad, que está constituido por gente joven y de edad media para arriba, de nivel socioeconómico medio para arriba, profesionales universitarios, un sector profundamente liberal en lo sociocultural, y donde más prendió el tema del aborto, del matrimonio homosexual o la igualación del matrimonio (hombre y mujer), la adopción homosexual o la regulación de la marihuana.
En este segmento es donde aparece mayor resistencia a Vázquez, visto como una figura conservadora, que ha agredido a este segmento con actitudes fuertemente conservadoras, como el veto a la ley del aborto. Fue la primera vez en la historia de Uruguay en que un presidente veta una ley contra su partido y se apoya en la oposición; es un caso único.
Esta actitud conservadora se reitera con la convocatoria a decidir el tema en un referéndum y luego cuando él va en esa jornada a adherir al referéndum.
¿Esta es la gran deficiencia de Vázquez con relación a este sector?
Este es el tema más emergente, más nítido, más agresivo. No es el único, pero siempre hay temas que son los más simbólicos. Este sector, o parte de él, es un segmento que se ha sentido agredido por las políticas económicas de este gobierno; no es que viva peor, pero en un país donde hace una década todo el mundo ha mejorado, este sector es el que ha mejorado menos, pero además se ha sentido agredido; lo simbólico es la reforma tributaria y el IRPF a las personas físicas.
No sólo el IRPF sobre lo que se gana, sino sobre lo que se gana cuando se vende una casa para comprar otra, el Impuesto al Patrimonio, estamos hablando de personas que tienen un patrimonio no muy grande y están siendo ‘vigiladas’ desde la DGI y el BPS, lo que a su vez contrasta con una política muy contemplativa de las grandes inversiones, lo que implica que la DGI no tiene que preocuparse de los grandes inversores porque están exonerados total o en gran medida [del pago de impuestos], pero en cambio sale a controlar a los psicólogos, los dentistas, los almaceneros.
Este malestar al que usted refiere, ¿es probable que se traduzca el día de las elecciones?
Ahí está la incógnita, porque la sensación es que este segmento, en materia de encuestas, se expresa al decir “voto en blanco”, “voto anulado” o “no voto a ninguno”, pero marqué dos elementos, lo liberal-cultural y lo socioeconómico. Lo liberal-cultural lo lleva a que, si bien discrepa con Tabaré Vázquez, ve un muro hacia los partidos tradicionales. No puede correrse hacia partidos que, en ese aspecto, están en su antípodas, entonces ese segmento tiene serias dificultades para encontrar salidas. Pudo haberlo encontrado en el PI, si este hubiera tenido una actitud más monolítica en algunos temas, pero al contrario: tuvo posturas divididas y no dio claridad para esta gente.
¿Qué va a ocurrir? No se sabe. A uno le resulta raro que en Uruguay, en una elección nacional donde se define el poder, haya un número importante de votos en blanco o anulados. Parece difícil porque al uruguayo le gusta decidir. No es lo mismo votar en blanco en una elección para una intendencia –que en última instancia no cambiaba la relación de poder en Uruguay y donde manifestar el malestar no tenía costo, porque en el caso de Montevideo y Canelones no estaba en riesgo [la victoria del FA]– que hacerlo en una elección nacional donde puede tener un costo muy elevado. La duda es si esta gente está dispuesta a hacerlo.
LA OPOSICIÓN
¿Cómo se posiciona la oposición en este escenario?
Claramente, en Uruguay se está perfilando un bi-bloquismo. Los partidos tradicionales están, cada uno, mucho más homogéneos. El ala más batllista, estatista, socioculturalmente más liberal del PC, se fue yendo, y hoy está en el FA. El PN perdió un ala –que podemos identificarla con el Movimiento de Rocha, pero es mucho más grande– que también se pasó al FA. Esto implicó que los partidos tradicionales quedaron mucho más homogéneos, sin aquella contradicción entre alas económicamente liberales y alas estatistas, o entre alas más proclives a un conservadurismo sociocultural con mayor preminencia de la religión, y actitudes combativamente laicas. Hoy los partidos tradicionales están mucho más coherentes, cohesionados en lo sociocultural y en lo socioeconómico; si bien hay matices importantes, no son las diferencias de hace veinte años.
¿Qué le falta a la oposición?
Lo que le está faltando, y probablemente lo pueda construir hacia 2019, es una verdadera alternativa al FA. El tema no es sólo qué hombres hay; hay que tener cuidado con supervalorar el papel de los hombres, que muchas veces importan porque son más símbolos. Hay un vieja concepción teórica que sostiene que cuando las circunstancias históricas y políticas están dadas va a aparecer el hombre adecuado. La explicación de decir “es que no hay nadie” no sirve: cuando no hay nadie es porque está faltando algo más sustantivo, está faltando un proyecto.
El proyecto no es armar un programa entre ocho, escribiendo cien páginas, es tener una visión más armónica de qué se quiere con el país y la sociedad, y responder a una sociedad que está cambiando.
A los partidos tradicionales les falta concebir un nuevo proyecto alternativo. Uno percibe que están encarando la campaña electoral como quien devuelve la pelota en el tenis, pero el saque lo tiene el FA, la oposición no construye una verdadera agenda, un modelo de sociedad. Es necesario tener modelos claros como los que tuvieron, sin ninguna duda, en la elección de 1989 tanto Luis Alberto Lacalle como Jorge Batlle. Presentaron un modelo en un momento de auge de lo que fue el liberalismo económico. Julio María Sanguinetti, en un modelo socialdemócrata moderado, era un claro modelo de país, de reformulación del segundo batllismo.
Está faltando que los partidos tradicionales elaboren un proyecto que se corresponda con lo que se viene del siglo XXI. Uno ve tentativas, amagues, avances, pero le falta construir para que se vean dos proyectos alternativos. Hoy en día se trata de tomar cosas del pasado o reaccionar ante lo que representa el FA y moverse a nivel de medidas puntuales, pero un proyecto es algo más global.
En relación a la competencia electoral entre los partidos tradicionales, ¿el Partido Nacional será la segunda fuerza política del país?
Es muy difícil garantizar; lo que uno puede decir es que hoy aparece con mayores probabilidades, pero hay que ver qué pasa de aquí a junio y ver cómo el PN administra su interna, que al ser la más competitiva es la más riesgosa. La puede administrar muy bien, como lo hizo en 2004 y en 2009, o la puede administrar muy mal como en 1999. Dependerá de cómo se administra la interna y de quién gane, y cómo administra la victoria quien gane, porque ganar es muy difícil.
El PC entra en un estado de hibernación, de aquí a junio estará con un perfil más bajo, en una lucha entre el ala que encabeza [Pedro] Bordaberry y el ala que encabezan José Amorin Batlle y Tabaré Viera, que siguen luchando por posicionarse, pero sin que sea la gran lucha como en el PN. El PC va a emerger después del 1º de junio y dependerá de lo bien que haga sus cosas, pero también del escenario que quede dentro del PN.
LA CONCERTACIÓN
¿Cómo percibe la unión de blancos y colorados en Montevideo y la creación del Partido de la Concertación?
Pese a lo que se está manejando del Partido de la Concertación en Montevideo, no se está teniendo en cuenta que el FA puede ir, y todo indica que va a ir, con pluralidad de candidatos. Hace veinticinco años que el FA gobierna Montevideo y, por tanto, una persona que apenas supera los cuarenta años, siendo mayor de edad nunca vio un intendente que no fuera frenteamplista.
Cuando pasan estas cosas, pensar que la intendencia sea de otro color [político] suena raro; para mucha gente, que la intendencia no sea frenteamplista sonará raro, y si ve candidatos potentes pensará que ahí esta la disputa. El primer desafío que tiene el Partido de la Concertación es lograr presentar que la elección será competitiva, pero no es tan fácil el camino.
En cambio el Partido de la Concertación le complicaría la vida al FA si se presenta en Maldonado y en Rocha. No necesariamente quiere decir que pierda la Intendencia de Maldonado y de Rocha, pero se le complica soberanamente si tiene que enfrentarse mano a mano, porque el FA no pasó el cincuenta por ciento de los votos. Le ganó al PN, pero con un PC que hizo una fuercita y en el fondo ayudaba al FA. Si esos votos se suman, el FA la puede tener un poco complicada.
¿El Partido de la Concertación tiene posibilidades ciertas de ganarle al FA en Montevideo?
Si el FA presenta un candidato único, si ese candidato se elige entre los dos líderes, a puertas cerradas, y desplaza a los líderes que están en la calle, claro que tiene posibilidades. Ahora, supongo que el FA aprendió que lo que hizo en el verano de 2010 es irrepetible, porque no hubo un solo error que no cometiera. Todas las versiones coinciden en que el FA irá con dos o tres candidatos y que serán potentes, y las encuestas, cuando uno maneja un escenario plural, con varios candidatos del FA, con varios candidatos del Partido de la Concertación, el FA tiene un escenario inicialmente cómodo.
Usted refería que el FA podría tener problemas en caso de que la experiencia del Partido de la Concertación se extendiera a Maldonado y Rocha. ¿Puede ocurrir lo mismo en Canelones?
No, en Canelones el FA ganó con mucha comodidad, y ya tiene un balotaje planteado, están los nombres de Yamandú Orsi y Carlos Mahía y todavía puede haber un tercer candidato, con lo cual se presenta un panorama muy cómodo en Canelones. La intendencia tiene un buen nivel de aprobación de la población y además, cuando el FA ganó la intendencia tenía un alto nivel de desaprobación, por lo que no era difícil tener una buena gestión.
* Publicado el viernes 27 de diciembre, en Caras y Caretas
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