En Siria la situación ese realmente terrible, la población se encuentra entre el dictador vitalicio por un lado y por el otro una pandilla de fanáticos terroristas capaces de asesinar a todo quien piense diferente, en particular si esa persona es cristiana. En los últimos días han sido varios los ataques sufridos por esta minoría religiosa que está sufriendo en sus propias carnes una guerra civil en la que no está involucrada. Tras el atentado de hace unos días en la Catedral Mariamita de Damasco, hoy se conoce la noticia del asesinato, el pasado 23 de junio, de François Murad, un sacerdote católico.
Ayer, la agencia oficial de noticias Fides anunció que el cura, de 49 años, fue secuestrado y posteriormente ejecutado por Jabhat al-Nusra, grupo yihadista muy activo en el norte de Siria.
El grupo Al-Nusra es la marca local de Al Qaeda en Siria y cuenta con más de 5.000 muertos. Es uno de los grupos más activos que forman parte de los denominados 'rebeldes'. Jabhat al-Nusra reclama la aplicación de la sharia en el territorio sirio y la ejecución se enmarca dentro de una estrategia de hostigamiento sistemático a los cristianos para forzarlos a desaparecer.
El padre François fue ajusticiado en público, tras ser acusado de colaboración con el gobierno de Basher Al Asad, acusación que no ha podido ser demostrada.
La ejecución ha sido grabada en vídeo por uno de los muchos asistentes. El vídeo es escalofriante ya que en él se observa a decenas de personas jaleando a los ejecutores y aplaudiento cuándo estos sostienen la cabeza decapitada del padre François.
Una vida dedicada a la Iglesia
El padre François comenzó muy joven su vida religiosa en el seno de la orden franciscana. Más precisamente formaba parte de la orden Custodia Terrae Sanctae cuyo objetivo es ayudar a los pocos cristianos que subsisten en los primeros lugares cristianizados.
Murad fue ordenado en el pueblo de Gassanieh donde vivió durante toda su vida. Allí participó en la construcción de un monasterio consagrado a San Simeón que se terminó hace unos años y se convirtió en uno de los centros cristianos más importantes del norte de Siria.
Su vida dio un giro radical con el inicio de la guerra civil siria en el año 2011. A partir de ese momento, como cara visible de los cristianos de Gassanieh, sufrió graves problemas y numerosas amenazas.
Finalmente, su monasterio fue bombardeado y Murad debió refugiarse con los católicos de la población en Nuestra Señora del Rosario, un convento cercano, donde pasó sus últimos meses.
Su muerte ha provocado una gran conmoción en la minoría cristiana de Siria. Jacques Behnan Hindo, arzobispo de la Iglesia Siria Católica afirmó: "En los últimos meses, el padre Murad me envió varios mensajes en los que afirmaba que, pese a que su vida estaba en peligro, nunca abandonaría su región".
El arzobispo, también recordó que la historia de los cristianos de Oriente es una historia de martirio y de lucha por la supervivencia y que ejemplos como los del padre Murad formaban parte de la vida de los cristianos orientales desde hace siglos.
Finalmente solicitó ayuda a los países occidentales, para mejorar la situación de los cristianos y les ha pedido que no apoyen a los rebeldes
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