El Gobierno holandés ha acordado privatizar el banco ABN Amro 'a su debido tiempo' y piensa sacarlo a Bolsa en cuanto se cumplan tres requisitos esenciales: que la entidad esté lista, que el mercado financiero se haya estabilizado y que se detecte suficiente interés por la compra.
La decisión ha sido anunciada por el ministro de Finanzas, Jeroen Dijsselbloem, que revisará estas condiciones dentro de un año. El banco fue nacionalizado en 2008, y desde entonces ha costado al Estado unos 22.000 millones de euros.
El Parlamento prefería una venta parcial, pero Dijsselbloem, también presidente del Eurogrupo, cree que 'lo mejor es ofrecerlo entero y sacar el mayor beneficio posible'.
El primer ministro liberal, Mark Rutte, ha subrayado que se buscará un buen precio —alrededor de 15.000 millones de euros— y el momento oportuno.
'De todos modos, la posibilidad de obtener beneficios por esta operación parece mínima', ha dicho.
La decisión política ha coincidido con la presentación de las cifras correspondientes el primer semestre del año, cerrado con unas ganancias netas de 817 millones de euros, un 3% menos que en el mismo periodo de 2012.
ABN Amro ha tenido que reservar más dinero del previsto para hacer frente a los impagos de créditos concedidos en los últimos tiempos a empresas tumbadas por la crisis. En 2004, ya anunció la eliminación de 2.850 empleos en Holanda y Estados Unidos de América, un 2,7 de su plantilla mundial que sumaba entonces 105.000 trabajadores.
Los preparativos de la venta de ABN Amro, tras su rescate de hace cinco años, llegan con la economía holandesa en recesión y 7 % de paro, según datos oficiales de julio. En un país de casi 17 millones de habitantes, entre los menores de 25 años, el desempleo asciende a un 11,50 %.
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