Este lunes, el Director General del Instituto para las Obras de Religión (IOR), que es el nombre oficial del Banco Vaticano, Paolo Cipriani y el vicedirector, Massimo Tulli, renunciaron a sus cargos.
La dimisión de éstos se produjo tras la detención, el pasado viernes, del alto prelado Nunzio Scarano, acusado de fraude y corrupción en una investigación sobre las supuestas irregularidades de la institución bancaria vaticana.
De acuerdo con una nota del Vaticano, publicada por Público.es, la decisión de los ex funcionarios fue para 'el mejor interés del Instituto y de la Santa Sede'.
Al respecto, el Consejo Supervisor y la Comisión de Cardenales solicitaron al presidente del IOR, Ernst von Freyberg, que asuma de manera interina las funciones de director general con efecto inmediato.
Von Freyberg estará junto a Rolando Marranci, quien asumirá de manera interina la vicedirección del IOR, y Antonio Montaresi, quedará como responsable de proyectos especiales.
Scarano declaró este lunes ante la jueza en Roma y aseguró que sólo fue un 'intermediario' y que quería hacer 'un favor a los primos Paolo y Cesare D’Amico' debido a la relación de amistad que le une con la familia.
Los investigadores acusan a Scarano, perteneciente a la Archidiócesis de Salerno (sur de Italia), de dar 400.000 euros al ex carabinero Giovanni Maria Zito, ex agente de los servicios secretos italianos (AISI), para que éste llevara de vuelta a Italia, desde Suiza, fondos de la familia D’Amico.
Zito, quien por su condición podía eludir los controles aeroportuarios, supuestamente debía trasladar de Suiza a Italia, a bordo de un avión privado, 20 millones de euros confiados al intermediario financiero Giovanni Carenzio y pertenecientes a los D’Amico.
El alto prelado explicó durante el interrogatorio que los D’Amico le pidieron que mediara con Carenzio, a quien éstos habían confiado la gestión de sus fondos en Suiza, estimados en unos 40 millones de euros, para conseguir que el dinero regresara a Italia, ya que Carenzio puso dificultades para la operación y por la petición de Zito de un pago de 600.000 euros.
De acuerdo a Público.es, la operación quedó fijada para el traslado de 20 millones de euros, aunque finalmente no pudo concluirse.
Carenzio y Zito fueron detenidos, al igual que Scarano, el pasado viernes, tras la orden de arresto dictada por las autoridades judiciales de Roma ante la entrada ilegal en Italia de 20 millones de euros procedentes de Suiza.
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