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martes, 4 de junio de 2013

RODRIGO Y SILVIA: LOS OCUPAS DE LA CASA DONDE ESTABA EL ARSENAL DEL CR. FELDMAN

En los últimos 8 años los los precios de los alquileres se han disparado de una manera disparatada. Durante la administración Vázquez no se tomaron las medidas adecuadas para revitalizar el mercado de construcción de viviendas y ante la carencia de oferta en el mercado la escalda se inició y viviendas que en 2005 pagaban de alquiler 5.000 pesos ahora andan por los 12.000. Recién con la administración Mujica se buscó revertir la situación con leyes apropiadas, pero el daño estaba hecho y muchas personas quedaron en la calle. La desesperación por un techo llevó a Rodrigo y Silvia a ocupar la casa de Aires Puros que, hace 4 años, había captado la atención de los medios de prensa montevideanos, cuando se descubrió el arsenal del Contador Saúl Feldman.



'No sabíamos que esta era la casa de Feldman. Nos enteramos a los días de tomar la decisión de ocuparla. El lugar estaba todo destrozado, quemado, era horrible', recordó Rodrigo Salinas (36) al diario El País, el ocupa de la mediática casa de la calle Elba que en octubre de 2009 se incendió, saliendo a luz que allí se escondía un arsenal con más de 700 armas, 300 granadas y diversos explosivos plásticos.

Todo ese armamento se encontraba apilado en los dos dormitorios de la casa de Feldman.
Hoy, en uno de esos mismos dormitorios duerme cómodamente Francisco (5), uno de los hijos de Rodrigo y Silvia. 'Y de eso se trata', justifica Rodrigo a El País.

'Queremos mostrar otra realidad. La ocupación está estigmatizada, decir ocupación es sinónimo de pichaje, de delincuencia, de bocas de venta de pasta base. Y en realidad, en este caso, fue una solución al lugar, a todo el entorno, y sobre todo a nuestra familia', profundizó el joven ocupa, jefe de familia y terapeuta.

Sin embargo, la decisión de ocupar no fue fácil. Ni tampoco fue la primera alternativa por la que optaron, luego de la brusca decisión que tomó la dueña del apartamento donde alquilaban desde hacía seis años.

'Nos dijo que necesitaba el apartamento y como el pago era de palabra porque la conocíamos, no teníamos papeles ni nada, y entonces no tuvimos mucho de dónde agarrarnos. Y quedó todo mal', narró Rodrigo a El País.

En ese momento él contaba con un sueldo de $ 10.000 y ella se encargaba de cuidar a su hijo Francisco. 'Me acuerdo que en ese momento los alquileres se habían disparado, estaban por las nubes. Era desesperante la situación', contó. También optó por recurrir al Ministerio de Vivienda, a ver qué solución podía encontrar allí.

'Mi razonamiento fue: 'Soy un tipo joven, con salud, una familia, ganas de trabajar y esforzarme. Solo necesito una mano. Algún crédito podré conseguir'. Y nada de eso es real.
No es real. Lo único que nos ofrecían, como posibilidad, era entregar US$ 15.000 para participar de un sorteo de apartamentos a estrenar. Pero esto era imposible para nosotros, que tampoco contábamos con ayuda familiar. Estábamos solos", afirmó Rodrigo.

Luego de algunas noches sin dormir intentando buscar una solución, Rodrigo se acercó a Silvia y le planteó la idea, sin rodeos. "Es que no teníamos otra opción. No había más chances. La agarré y le dije: `Vamos a asesorarnos bien y buscar una casa para ocupar`. La realidad era que teníamos un problema grande, la angustia era tremenda y mientras, por otro lado, mirabas para los costados y veías una cantidad de casas abandonadas, ultrajadas, desguazadas, a la buena de nada, alimentando miseria, ignorancia, terror. Era inmoral. Y yo lo único que quería era trabajar y un techo para mí y mis hijos", razonó Rodrigo.

Fue así que, por abril de 2010, comenzaron con un relevamiento de casas abandonadas en el entorno cercano a donde alquilaban. Los fines de semana, tanto de día como de noche, los aprovechaban para recorrer barrios como el Prado, Brazo Oriental y Aires Puros, entre otros. Pero la situación no era sencilla. La mayoría de las fincas relevadas no brindaban garantías ni seguridad.

'En algunos casos vimos ambientes muy complicados, con adictos que andaban en el entorno del lugar. Y si bien estábamos en una situación desesperante, tampoco estaba dispuesto a exponer a mi familia a una situación de riesgo'.

Uno de esos días de búsqueda le llegó un mensaje de texto, de una abogada amiga suya, que decía: 'Elba 4210. Casa abandonada en condiciones de ocupar'. Se trataba, ni más ni menos, de una de las casas del contador Saúl Feldman, incendiada el sábado 30 de octubre de 2009, dejando al descubierto un arsenal de armas y explosivos. Desde esa fecha hasta que le llegó el mensaje de su amiga, a principios de junio de 2010, la casa había estado abandonada.

'El día que me llegó el mensaje de texto yo no podía ir a ver la casa porque estaba trabajando. Fue Silvia con mi hijo Francisco hasta ahí. Me llamó enseguida y me dijo: `Es acá`', contó. Esa misma noche, Rodrigo se asesoró sobre cómo debía proceder para minimizar el riesgo de quedar expuesto al momento de la ocupación.

'La abogada me dijo que el lugar debía tener una cantidad de años de impuestos impagos, que demuestre que no hay intención del dueño de pagar ni hacerse cargo de la vivienda. Tiene que estar deshabitado. Lo ideal es que no sea un lugar muy ostentoso y, por último, vos tenés que entrar a vistas luz, es decir, a plena luz del día, sin ánimo de romper, sino con ánimo de arreglar y mejorar el lugar'. Sobre este último punto, el de ocupar a plena luz del día, a Rodrigo y Silvia los ayudó el destino.

Por esa fecha comenzaba el mundial de Sudáfrica 2010 y Uruguay debutaba contra Francia, el 11 de junio a las 16 horas. Ese día y esa hora fue el elegido. Con un cerrajero amigo, se dirigieron a la casa y comenzaron la tarea.

'Mientras Uruguay se jugaba su partido yo me estaba jugando el mío. Pero mi partido no lo estaba viendo nadie, por suerte. Era ideal. Todas las miradas esa tarde estaban puestas en Uruguay. Era el mejor momento para hacerlo', describió.

Cuando el partido había terminado, Rodrigo ya hacía rato que estaba adentro de la casa, lleno de incertidumbres, pero decidido a hacer de aquel infierno, el hogar para su familia. Debía pasar las primeras 48 horas dentro de la casa, sin que nadie lo denunciara. Y así fue.

'Pasé las dos primeras noches de sereno con amigos, un palo, un foco de luz, un colchón y mis dos perros. Fue la forma de marcar el terreno', describió.

Es que si bien la casa contaba con rejas, la puerta apenas estaba agarrada con alambre y palos, y las ventanas estaban rotas. Adentro, el saqueo fue total. 'Toda la sanitaria había sido arrancada de raíz. No había nada. La cocina y baño estaban destrozados por los robos. Las paredes con marcas del incendio y muy deterioradas. Mugre, escombros y pastizales al fondo. Los pisos estaban levantados. Mirábamos para los costados y no sabíamos por dónde empezar a ordenar el caos'.

Tras varios meses de limpieza, albañilería y jardinería, lo que era el depósito de armas de Feldman y posterior aguantadero de delincuentes, se transformó en un hogar.

'Teníamos claro que había que trabajar duro. Pero estábamos concretando lo que más queríamos. Un techo para nosotros. La dinámica era la de estar ahí, arreglando, pintando, sacando basura, quemando, limpiando. Pasamos el frío, la lluvia, la humedad. Días, días y días y noches, noches y noches. Siempre había alguien, nunca dejamos solo el lugar'.

Al principio, la mirada de los vecinos eran de desconfianza y curiosidad.

'La primera reacción de ellos fue la de mirar de reojo. Después vieron que nosotros estábamos todo el día ahí arreglando y trabajando sobre el lugar y ya se acercaban a preguntar, con más confianza. Yo, al principio, estaba como esquivo, pero me di cuenta que lo mejor era ir de frente', narró.

Recuerda una sola oportunidad donde un vecino vino a preguntarle con recelo.

'Me preguntó quién era y qué estaba haciendo. Solo atiné a responderle: 'Quédate tranquilo, si querés llamar a la policía hacelo, me quedé sin casa, soy padre de familia y busco un techo para mis hijos'.

Hoy la opinión en el barrio es unánime y no hay quien no esté contento con la llegada de la familia Salinas al barrio.

Al tercer de día de haber ocupado, Rodrigo y Silvia fueron hasta la seccional de la zona a dejar clara su condición de ocupantes.

'Necesitábamos un papel que tuviera mi nombre asociado a esta dirección, por cualquier cosa que pasara. Entonces fui a la seccional, hice la denuncia, dije que estaba ocupando una casa hacía tantas horas, y que necesitaba ponerle el agua. Con el papel de la seccional fui a OSE y habilité el agua', cuenta sobre el proceso.

Más fácil aun fueron los papeleos de la contribución inmobiliaria y el impuesto a Primaria 'Fui hasta la Intendencia y dije; 'Hola, vengo a hacer el traspaso, lo quiero pasar a tal nombre. No me preguntaron nada', describió Rodrigo.

Si bien sabe que es un ocupante, asegura que su ocupación es legal. Así lo siente. El 11 de junio cumplirán 3 años en la que fue la casa de Feldman.

'Es eso de la transmutación... viene por ahí. De cómo todo se puede transformar en otra cosa mejor y bien distinta, con trabajo, esfuerzo y amor. Nosotros no jodimos a nadie, al contrario, creo que beneficiamos al entorno', manifestó Rodrigo a El País y dijo tener la confianza de que la casa, pronto, será de sus hijos. Hoy Rodrigo, Silvia y Francisco son parte del paisaje del barrio.

'Los vecinos nos dicen que están contentísimos con nosotros. Y eso es bueno. Es otro significado de lo que es ocupación'.

Para Inteligencia, el caso sigue abierto

El director de Información e Inteligencia, José Colman, confirmó a El País que el caso Saúl Feldman continúa abierto, tanto en el plano policial como en el judicial.

'El expediente continúa abierto debido a que todavía se está estableciendo el origen de muchas armas, la posibilidad de contactos con delincuentes de otros países y varias de las hipótesis en las que se está trabajando desde el primer momento', resumió Colman.

Para la Dirección General de Información e Inteligencia (DGII) del Ministerio del Interior el caso reviste particular relevancia, ya que uno de sus hombres fue muerto de un disparo por Feldman en su casa de Shangrilá, donde terminó cercado por las fuerzas de choque de la Policía. 'Es un caso muy complejo y está lejos de quedar cerrado', precisó Colman.

Cuando el incendio en la calle Elba reveló la existencia del arsenal los investigadores de la DGII pronto concentraron su atención en torno al enigmático economista. De ese modo llegó el agente Mario Moreno, junto a un efectivo de la seccional de Shangrilá, hasta el chalet donde Feldman residía.

Desde una ventana de la finca Feldman abrió fuego y abatió al agente Moreno, que iba desarmado. De este modo comenzó el cerco a Feldman que resistió durante 18 horas en un intenso tiroteo en el que resultó mortalmente herido.

La investigación abrió un amplio abanico de posibilidades: conexiones con grupos terroristas, con grupos del crimen organizado, o el narcotráfico. Hasta ahora ninguna línea de estas se ha verificado. Cuatro años después el caso continúa abierto.

En base a art. de:
Gastón Pérgola
Fuente:El Pais

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