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lunes, 6 de mayo de 2013

URUGUAY: POBREZA INFANTIL ENTRE LOS MAS CHICOS NO AFLOJA Y LLEGA AL 26 %


Mientras que la pobreza en Uruguay es de 13,7 %, entre los niños menores de 6 años alcanza a 26 %, confirmando que el fenómeno de la infantilización de la pobreza sigue tan fuerte en el país como décadas atrás. El programa Uruguay Crece Contigo nació para trabajar sobre el asunto, buscando crear una política integral que por primera vez atienda un fenómeno capaz de hipotecar el futuro del país.


La calle Felipe Cardoso conduce al espacio donde, cada día, los camiones municipales arrojan cientos de toneladas de desechos de la ciudad. Es la conocida Usina 5, un lugar donde hay que obligar a la nariz para que no se frunza y al estómago para que no juegue malas pasadas ante el olor ácido de la basura descomponiéndose.

Esa misma calle, antes de llegar al gran descampado, regala uno de los panoramas más desoladores de la capital: montículos de basura se acumulan a sus costados, formando un paisaje de cordillera que se interrumpe cuando chapa sobre chapa herrumbrada, cartón contra cartón deformado por la humedad, van dibujando los ranchos de los pervivientes cantegriles de la capital.

En esos ranchos vive gente, la misma que camina entre las montañas de basura clasificando lo que sirve y lo que no. Ahora, en esta mañana de viernes soleado, no se ve a nadie en la tarea, pero todos sabemos que están ahí, que existen.

Los esfuerzos de las políticas públicas instrumentadas desde 2005 para revertir los efectos de la crisis de 2002 no llegaron a estos lados. Y si llegaron no pudieron contra la realidad. Este espacio (¿barrio?) está ubicado en el Municipio F, que apenas con una cifra desnuda su desgracia: la pobreza alcanza al 64 % de los niños menores de 6 años, un número demasiado por encima del promedio nacional de 26,1 % para esa franja, según resultó del censo de 2011.

De hecho, las cifras del Municipio se aproximan a las del promedio nacional en 2004 (67 %), cuando las huellas de la crisis económica se mostraban en todo su esplendor.

Y si se compara la realidad del Municipio F con la del CH (la costa montevideana) la inequidad se ve más clara. En esos barrios sólo 3,1 % de los niños vive por debajo de la línea de pobreza. Vamos con un dato más: los municipios A, D y G también tienen cifras preocupantes (58,2; 64 y 42,1 % respectivamente). En Montevideo 40,5 % de los niños menores de 6 años viven hoy en la pobreza.

Es que la infantilización de la pobreza es desde hace décadas un problema estructural en Uruguay. Sigamos con el ejemplo del F: mientras los niños pobres menores de 6 años superan el 60 %, la pobreza general del Municipio es mucho menor: 18,8 %.

Tomemos franjas etarias: mientras el 26 % de los niños menores de 6 años son pobres en todo el país, la pobreza alcanza al 4,3 % de los mayores de 65. Entre los niños de 6 y 12 años es del 24,9 %.

La realidad así marcada durante décadas no le saldrá gratis al país. Poco tiempo atrás Brecha publicó un artículo en el que señalaba, a partir de datos de la ANEP, las dificultades de los niños de 5to. y 6to. año de escuela para comprender conceptos abstractos básicos, por ejemplo la noción de promedio (véase edición del 8-II-12).

Si bien los malos resultados escolares suelen atribuirse a las carencias del sistema escolar (maestros incluidos), cabe preguntarse cuánto influye la pobreza en el desarrollo intelectual de las generaciones de niños que, una sí y otra también, nacen y crecen sin tener la nutrición ni los estímulos mínimos cubiertos. ¿Cuál es el futuro de estos niños?
O más aun: ¿cuál es el futuro de la sociedad uruguaya?

Cristina Lustemberg, pediatra y coordinadora de ucc, hizo hincapié en que las políticas dirigidas a la infancia deben comprenderse como un tema ético y de derecho, y también una necesidad productiva.

'No es sólo desde el cariño de los que trabajamos con la infancia. Tenemos menos niños de lo que precisamos para sostener la sociedad de ahora a unos 20, 25 años', dice, y luego explica:

'La clase media tiene menos hijos de los que quiere y puede tener, porque pese a los avances todavía no hay políticas estructurales que compatibilicen la crianza con la inserción productiva y educativa de las mujeres y la inserción de los padres en la crianza.

'Tenemos muy pocos nacimientos. Si todavía mantenemos esa inequidad donde casi el 24 % de los niños vive en hogares por debajo de la línea de pobreza tendremos un problema no sólo a corto y mediano, también a largo plazo: ¿quién va a sostener el desarrollo económico, productivo, del país? ¿Quién pagará las jubilaciones?'

'Las políticas de inversión en la infancia tienen alto retorno. Por cada dólar invertido en políticas integrales de apoyo a las familias con niños pequeños desde la etapa del embarazo y en la etapa preescolar, ese individuo, al llegar a la etapa adulta retorna a la sociedad de ocho a 15 dólares. Reclamamos invertir en políticas a corto, mediano y largo plazo que impacten en los niños y en los jóvenes. Hay etapas que como sociedad son clave'.

Entre los componentes de UCC está el de 'Acompañamiento familiar y trabajo de cercanía', que apunta directamente a las familias más pobres con mujeres embarazadas o niños menores de 4 años a su cargo. El programa nació del análisis que permitió ver que las políticas sociales, si bien revirtieron la pobreza hasta llegar a cifras bajísimas históricamente, no han podido con su infantilización.

En 2008 había casi 5 % más de niños pobres que adultos mayores de 64 años en esa situación. En 2011 esa cifra subió a 6,2 %.

'Uruguay está preocupado por la seguridad ciudadana, por la calidad del ambiente educativo, pero tenemos que estar preocupados por invertir en las personas. Los niños de la crisis de 2002 hoy tienen 10 u 11 años, están en 5to. o 6to. de escuela. Vienen con un hándicap detrás; no quiere decir que no se puedan recuperar cosas, siempre se puede', dice Lustemberg.

Pero apunta: 'Si bien el cerebro tiene plasticidad, hay habilidades cognitivas y socioemocionales que están profundamente ligadas a lo que suceda en los dos primeros años de vida', que es cuando el cerebro adquiere su mayor desarrollo.

'Desde el nacimiento y hasta cerca de los 3 años de edad las conexiones neuronales (sinapsis) se producen en el cerebro con niveles de velocidad y eficiencia vertiginosas y esos niveles no vuelven a ser alcanzados en el resto de la vida. En el primer año el cerebro crece más del doble; a la edad de 2 años el cerebro de un niño ha alcanzado el nivel de un adulto, y a la edad de 3 las sinapsis existentes en el cerebro duplican las de un cerebro adulto”, se lee en la justificación del programa, que cita trabajos científicos internacionales.3 La nutrición, la salud y el cuidado que se le brinden al niño tienen una influencia notable en este desarrollo. Por eso el programa cuenta con el componente de “trabajo en cercanía”. Según la coordinadora, “hace tiempo está demostrado lo de las habilidades socioemocionales: un niño querido, estimulado, que no se cría en un ambiente de violencia instaurada, a lo largo de su etapa adulta va a estructurar su personalidad de tal manera que le va a permitir enfrentar mejor las situaciones de estrés y adversidad que pasamos a lo largo de la vida”.
Los equipos de ucc que recorren las casas trabajan con las familias la alimentación y cómo estimular a los niños. Qué y cómo cocinar, cómo jugar, la importancia de prestarles atención, del abrazo y el juego. No es tarea sencilla, muchas veces se habla de cocinar en hogares que carecen de útiles básicos; o de estimular a los niños en el momento de bañarlos, cuando muchas familias
–con suerte– tienen un tarro y una palangana para higienizarlos. Las trabajadoras de campo también intentan resolver aspectos prácticos y elementales, como su vinculación con los centros de salud y educativos, los orientan en la obtención de la tarjeta del Mides o los beneficios de la seguridad social, e incluso los orientan para sacar la cédula de identidad. La mitad de las mujeres embarazadas que forman parte del programa son adolescentes, y otro 29 por ciento tienen entre 20 y 29 años, muchas de ellas ya con hijos.
En Felipe Cardoso vive Isabel, que tuvo su primer hijo a los 19. “Ya era grande” en ese entonces, según ella misma, pero eso no le impidió “ser un desastre, porque no caía. Y con los problemas entré en la depresión. Después fui cayendo en la realidad”, aunque reconoce que el mayor de sus hijos “se llevó la peor parte”. Ahora tiene 24 años y es madre de tres. El equipo arribó “cuando yo no tenía trabajo, no tenía nada, no sabía para dónde arrancar”. Lo primero fue sacar los documentos de los niños (en algún momento alguien le había dicho que tenía que ir con el padre, pero como él no estaba, los niños quedaron sin cédula). Después fue sacar la tarjeta del Mides, que “me da una ayuda económica para la comida, los pañales, es bárbaro porque antes no tenía. Si por hache o por be no puedo trabajar más, por lo menos tengo algo”.
Paula Taborda, una de las coordinadoras de los equipos de trabajo, distingue entre las personas que “necesitan ir a upa, los que van de la mano, y los que con un empujoncito salen adelante”

Fuente:Brecha

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