La Organización de Estados Americanos (OEA) planteó el pasado viernes a los países del continente, que adopten el consumo de drogas ilícitas como un problema de salud pública y que se abran a la despenalización como una política que ayude a combatir el narcotráfico.
La recomendación está contenida en el informe 'el Problema de las Drogas en las Américas', que fue entregado por el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, al presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, luego de que en la última Cumbre de las Américas en Cartagena en 2012 pidió elaborar un diagnóstico sobre la situación.
'La despenalización del consumo de drogas debe ser considerada en la base de cualquier estrategia de salud pública. Un adicto es un enfermo crónico que no debe ser castigado por su adicción, sino tratado adecuadamente', de acuerdo con el informe que incluyó un análisis del problema en las Américas y una serie de escenarios para enfrentarlo, informó la agencia de noticias Reuters.
El estudio surgió pese a la sensibilidad que el tema despierta en Estados Unidos de América y a las diferentes posiciones de gobiernos del hemisferio sobre la manera de enfrentar el narcotráfico y el consumo, que incluyen desde la legalización y la despenalización hasta la política criminal.
Los expertos que participaron en el estudio sostuvieron que las medidas restrictivas de la libertad son antagónicas y sólo deberían usarse cuando esté en riesgo la vida del adicto o cuando su conducta constituya un riesgo para la sociedad.
En las Américas se encuentra aproximadamente el 45 % de los consumidores de cocaína del mundo, alrededor del 50 % de los de heroína y 25 % del total de los consumidores de marihuana, mientras se ha detectado un incremento del consumo de drogas sintéticas.
El consumo de drogas prohibidas, de acuerdo con el informe, genera en el hemisferio un negocio ilícito que sólo en los mercados de venta minorista de drogas se sitúa en unos 151.000 millones de dólares.
Además de hacer un balance sobre las consecuencias de las actuales políticas antidrogas aplicadas en la región, el estudio plantea varios escenarios que reflejan la potencial evolución de este problema en el caso de que se optara por la legalización de determinadas sustancias, se pusiera el énfasis en la prevención, se mantuviera la preeminencia de la seguridad, pero incluyendo un refuerzo de las instituciones judiciales, o cada Estado optara por aplicar de manera individual la estrategia más conveniente a sus particularidades nacionales.
'Tal vez el problema es que definimos de manera distinta el problema de las drogas y por lo tanto queremos actuar de manera diversa, y esto es un intento de busca de síntesis y sinergia para poder avanzar', ha explicado Insulza.
Hasta ahora, en América, el problema de las drogas había sido tratado principalmente desde el ángulo de la seguridad antes que como un problema de salud pública. El informe de la OEA aboga por abordar el problema del consumo desde esta última perspectiva, en lugar de poner el énfasis en la penalización y el la represión del adicto.
'El cambio fundamental en esta materia radica en la consideración del usuario como una víctima, un adicto crónico, y no como un delincuente o un cómplice del narcotráfico', se indica en el estudio.
'La despenalización del consumo de drogas debe ser considerada en la base de cualquier estrategia de salud pública'. Las políticas que defiende la OEA al respecto, que pasan por una reducción de las penas por consumo, la preferencia de la rehabilitación y tribunales específicos para este tipo de delitos van en sintonía con la estrategia antidroga que la Administración Obama viene impulsando desde 2010.
Además del problema de la adicción, el estudio de la OEA también presenta distintos escenarios para atajar la violencia y la inseguridad asociadas al consumo de la droga.
'El informe no impone soluciones, presenta pronósticos ajenos a cualquier tipo de prejuicios, basados en informes analíticos. Son alternativas que nos ayudarán a resolver un problema común a toda América', ha indicado Santos.
El presidente colombiano ha sido el principal promotor del informe de la OEA. En la Cumbre de las Américas de Cartagena de Indias (Colombia), el mandatario encargó a la Organización la elaboración del estudio 'sin sesgos políticos' para abordar, a partir de él, el problema de la droga y otras opciones más allá de la fallida guerra contra el narcotráfico.
El documento de la OEA constituye la base de la agenda política que se debatirá a principios de junio en la Asamblea General de la OEA, cuyo tema central de discusión será política integral de la lucha contra las drogas en las Américas.
Los cuatro escenarios
En ningún otro lugar como en el continente americano el cultivo, la producción, el tráfico, la venta y el consumo de drogas se desarrollan de una manera tan integral. El narcotráfico en la región, y delincuencia y corrupción que lleva aparejadas, es, junto con la desigualdad social, una de las principales amenazas a la estabilidad democrática de muchos de los Estados.
El cambio fundamental en esta materia radica en la consideración del usuario como una víctima, un adicto crónico, y no como un delincuente o un cómplice del narcotráfico”
La OEA baraja cuatro contextos. En uno de ellos se aborda el escenario de la regulación de la venta de determinadas sustancias, 'iniciando con el cannabis'. Entre los problemas que plantea esta alternativa, la OEA recoge 'las tensiones intergubernamentales, como resultado de las diferencias de regímenes entre jurisdicciones' y 'los riesgos de la experimentación', que se derivarían.
En los últimos meses, varios países de la región, con Colombia, Guatemala y Uruguay a la cabeza, han abierto el debate de la legalización. En USA los Estados de Washington y Colorado han aprobado la regularización del consumo, producción y venta de determinadas cantidades de marihuana. Su presidente, Barack Obama, se opone a la legalización y muchos otros Estados de la región lo secundan.
Otro de las alternativas que plantea la OEA pone el énfasis en la prevención y en la integración de los esfuerzos del Gobierno, los empresarios y la sociedad civil para 'fortalecer las comunidades' y 'mejorar la seguridad y la salud pública'.
En los últimos años, varios países en América Latina están impulsando un cambio en la aproximación de las políticas antidroga, centrando su estrategia en políticas integrales que primen la prevención y rehabilitación frente a las de seguridad. Guatemala, Colombia, USA, Canadá y México, tras el cambio de estrategia en la lucha contra el narcotráfico impulsada por su anterior presidente, Felipe Calderón, que provocó 60.000 muertos durante su mandato, han optado por esta aproximación.
El informe no impone soluciones, presenta pronósticos ajenos a cualquier tipo de prejuicios, basados en informes analíticos. Son alternativas que nos ayudarán a resolver un problema común a toda América
Un tercer escenario pasa por mantener, como hasta ahora, la prevalencia de las políticas de seguridad pero fortaleciendo las instituciones judiciales y policiales para 'lograr una mejor seguridad ciudadana y una mayor credibilidad” en las autoridades. El problema de este supuesto, para la OEA es el inconveniente de una “cooperación internacional dispersa y vacilante'.
El embajador de El Salvador en USA, Rubén Zamora, indica que uno de los principales problemas de esa coordinación transnacional 'son las dificultades en el intercambio de información entre las diferentes agencias antidroga estatales'.
El cuarto escenario y el que se percibe como el más pesimista, es que cada uno de los Estados de la región implemente de manera individual sus propias políticas para hacer frente a los problemas específicos que provocan la droga, no son iguales en los países productores, los de tránsito o lo de consumo, sin coordinar su estrategia a nivel hemisférico.
'Aquí no se defiende ninguna postura, ni la legalización, ni la guerra a cualquier precio', ha advertido Santos. Lo que pretende el informe de la OEA es impulsar el diálogo para trazar una estrategia común en todo el continente que enfrente este problema. La presentación oficial del informe tendrá lugar el lunes que viene en la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas de la OEA (CICAD). Allí los países ofrecerán sus primeras opiniones sobre el estudio, cuyo tratamiento general se abordará en la Asamblea General entre el 4 y el 6 de junio.
OAS Cataloging-in-Publication Data
Insulza, José Miguel.
El problema de las drogas en las Américas.
p. ; cm. (OEA documentos oficiales)
ISBN 978-0-8270-5988-7
1. Drug abuse--America. 2. Drug control--America. 3. Drug traffic--America. 4. Drug addiction--America.
I. Organization of American States. Secretary General.
OEA/Ser.D/XXV.4
Secretario General
José Miguel Insulza
Secretario de Seguridad Multidimensional
Adam Blackwell
Secretario Ejecutivo de la CICAD
Paul Simons
Editores
Alvaro Briones
Francisco Cumsille
Adriana Henao
Bryce Pardo
Diseño Gráfico
Alejandro Ahumada
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Todos los derechos reservados
El problEMA DE
lAS DroGAS En lAS
AMérICAS
Organización de los Estados Americanos
Secretaría General
El Problema de las Drogas en las Américas | Organización de los Estados Americanos 5
InTroDUCCIÓn
En los últimos dos años el debate hemisférico sobre las políticas de drogas se ha hecho mucho más activo e intenso. Parece haber una actitud más abierta a entablar un diálogo acerca de las actuales políticas y, en algunos sectores, una disposición a experimentar enfoques no tradicionales hacia el tema.
Los intensos niveles de violencia asociados al narcotráfico –especialmente en países afectados por la producción, tránsito y tráfico de drogas ilegales– han sido el factor principal de alarma que ha llevado a las autoridades del más alto nivel a involucrarse de manera más activa en este debate. Otros factores determinantes de esta nueva actitud han sido los cambios en los patrones de consumo de drogas en el Hemisferio, la mayor prevalencia de este consumo, la violencia que afecta a los grupos más vulnerables de la sociedad y la demanda creciente de servicios de salud para el tratamiento de las adicciones.
Líderes hemisféricos, ex Jefes de Estado, académicos y representantes de la sociedad civil, preocupados por el impacto de la violencia relacionada con las drogas y el continuo flujo de drogas en la región, han promovido la adopción de políticas orientadas a reducir la importancia de la justicia penal en el control de éstas. Informes emanados de grupos de alto nivel como la Comisión Global sobre Políticas de Drogas, al enfatizar la necesidad de reducir los daños a la salud, la seguridad y el bienestar de los individuos y la sociedad, favorecen la óptica de tratar el consumo de drogas como una cuestión de salud pública, de reducir el
consumo con campañas de prevención basadas en la evidencia y de alentar la experimentación con modelos de regulación legal de ciertas drogas, entre otras recomendaciones.
Sin embargo, al mismo tiempo se escuchan otras voces que plantean que es prematuro dar por fracasados los enfoques actuales sobre el tema. Sin dejar de reconocer que ha habido deficiencias en su aplicación, estos planteamientos sostienen que los países están comenzando a implementar a nivel nacional políti-cas consistentes con la “Estrategia Hemisférica de Drogas” y su “Plan de Acción
2011 – 2015”, adoptados en 2011 por los Estados miembros de la Comisión
Interamericana contra el Abuso de Drogas (CICAD) de la Organización de los Estados Americanos. Esta Estrategia plantea un enfoque integrado y balanceado para la elaboración de políticas de drogas, que enfatiza la reducción de la oferta y la demanda poniendo atención especial a medidas de control y cooperación in-ternacional de manera consistente con las Convenciones de las Naciones Unidas sobre la materia.
Existen puntos de consenso entre ambos tipos de planteamientos: los dos coinciden en reconocer que la dependencia de drogas es una enfermedad cróni-ca (o recurrente) que requiere la respuesta de un tratamiento de salud pública; coinciden, igualmente, en la necesidad de promover el control de drogas sobre la base de evidencia e incorporando los temas de género y la participación de la sociedad civil en la definición de las políticas. De igual manera ambos se concen-
El Problema de las Drogas en las Américas | Introducción 6 tran en la dimensión humana del problema al no caracterizar al consumidor de drogas como objeto del sistema de justicia penal exclusivamente y al promover alternativas al encarcelamiento de personas dependientes de drogas que hayan cometido delitos.
En la medida que avanza el debate es posible advertir, empero, que no obs-tante el interés internacional que suscita el problema y de todos los recursos que se han destinado a su análisis, es poco lo que sabemos acerca de lo que funciona bien y cómo utilizar buenas prácticas que no sólo son conocidas sino que están disponibles para uso o réplica.
Contamos con muchos buenos ejemplos de ello. Se trata de iniciativas que permiten enriquecer el diálogo y que pueden inspirar a cada país a entender cómo se pueden enfrentar con éxito los diferentes desafíos de las drogas de acuerdo a su propio contexto y sus características económicas, políticas y sociales. Se puede citar, por ejemplo, la recuperación de la presencia de Estado en áreas ru-rales y corredores de drogas en Colombia; los casos de la policía con orientación comunitaria en Nicaragua y Brasil; el desarrollo alternativo como en el caso del Modelo San Martín en el Perú; la despenalización de la tenencia para consumo
personal en muchos países (que no ha incrementado el consumo y ha reducido
la carga sobre los consumidores y el sistema judicial); las innovaciones en la jurisdicción penal y la prevención de sobredosis en Estados Unidos; el intercambio de agujas y otros programas de reducción de daños para evitar el uso inseguro y la transmisión del VIH en Canadá; el control social para contener el cultivo de la coca en Bolivia; el desarrollo de Normas Internacionales para la Prevención del Consumo de Drogas por parte de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito; y la construcción de instituciones fuertes para promover la salud en Chile y Costa Rica.
Adicionalmente, hemos logrado un mejor entendimiento de muchos factores
relacionados con la iniciación y consumo continuo de drogas, así como un mayor
conocimiento científico sobre los factores de riesgo que contribuyen a explicar
por qué una minoría de usuarios eventualmente desarrolla un consumo problemático.
También entendemos mejor el contexto y las normas sociales en las que es más probable que la dependencia se desarrolle y genere daños a las personas y en la comunidad en general.
Sabemos, además, que los patrones de consumo se están modificando. Por ejemplo, el consumo de la cocaína está incrementándose en el Cono Sur y dismi-nuyendo en los Estados Unidos, en donde el consumo de cannabis está aumen-tando y el uso indebido de las drogas farmacéuticas legales se ha convertido en la preocupación principal. Sobre Estados Unidos se puede agregar que si bien el consumo de cannabis permanece ilegal en la mayor parte de este país, se percibe un cambio en la opinión pública, que se tradujo en el voto de 2012 para legalizar
esta sustancia en dos estados y que se expresa también en que la mayoría de los
ciudadanos apoya su legalización y regulación. No ocurre lo mismo con la opinión
pública de la mayoría de los otros países del hemisferio.
La creciente preocupación sobre el tema de los medios de comunicación en muchos países, incluyendo los medios sociales, da cuenta de un mundo mucho más consciente de la violencia y del sufrimiento relacionado con el problema de las drogas. Existe un mayor conocimiento de los costos humanos y sociales no solo del consumo sino también de la producción y del tránsito de sustancias controladas. El mundo es consciente, además, de la enorme estructura económica ilícita promovida por las ganancias del negocio ilegal de las drogas. Un negocio
y unas ganancias que distorsionan las economías, enriquecen y empoderan al
crimen organizado y generan corrupción en el sector público.
El Problema de las Drogas en las Américas | Organización de los Estados Americanos 7
Parte de esa preocupación se vuelca también sobre los costos económicos y sociales de las leyes y políticas promulgadas para controlar las drogas. Se señala que las inversiones destinadas a expandir las capacidades policiales, judiciales y penales desarrolladas a ese efecto pueden ir en detrimento de las inversiones en salud, educación y otros bienes sociales.
Este último tipo de reclamos cobra mayor vigor cuando se constata que las
formas en que el problema de las drogas afecta a nuestros países es diversa y
por lo tanto son también diversas las formas de reaccionar a él y los efectos que
esas reacción puedan tener. A nivel interno, algunos países afrontan tendencias
relativamente altas de consumo de drogas ilícitas y sus consecuentes problemas
relacionados con aspectos como la salud pública y la criminalidad. Otros países
no son consumidores principales de sustancias controladas, pero tienen tasas
mayores de violencia que se relacionan en parte con la acción de las fuerzas
del orden en contra de la producción, el tráfico y el tránsito de drogas ilegales y
sus efectos en materia de violencia criminal. Mientras que algunos países tienen
mayores recursos y mayor fortaleza institucional para enfrentar mejor los daños
relacionados con el mercado ilegal y con el consumo de drogas, así como para
asumir los costos que se derivan de su control, otros países enfrentan mayores
dificultades al lidiar con estos problemas. Por eso, las políticas que pueden ser
útiles para algunos países (como reducir los recursos destinados al control del
tránsito, por ejemplo) pueden ser percibidas por otros países como extremada-mente dañinas, lo que haría muy difícil la cooperación internacional. No hay duda,
entonces, que en las discusiones del futuro sobre políticas de drogas podemos
seguir encontrando no sólo acuerdos, sino también importantes desacuerdos.
Se pueden destacar, no obstante, importantes progresos. Existe una mejor
comprensión de la dependencia de las drogas, que se enfrenta ahora como un
problema de salud pública. El consumo de cocaína se ha reducido en mercados
que han sido históricamente significativos. Se ha logrado desmantelar enormes
organizaciones de tráfico de drogas y sus líderes han sido procesados y condena-dos. Los países han establecido unidades de inteligencia financiera para combatir
el lavado de activos. Han mejorado los mecanismos de cooperación internacio-nal. Más de la mitad de los países del Hemisferio tienen estrategias nacionales
vigentes para el control de las drogas. Los programas de prevención a nivel de
escuela primaria y secundaria se han incrementado. Los países han expandido su
habilidad de llevar a cabo encuestas nacionales periódicas sobre la prevalencia
de las drogas. Se han reforzado, por último, el Estado de derecho y las reformas
judiciales en varios países.
La otra cara de la moneda es que la financiación para programas de control
de drogas sigue siendo débil, especialmente en lo que concierne a la prevención y
el tratamiento. Aunque las incautaciones han aumentado, el flujo general de dro-gas sigue estable y robusto. Los programas de desarrollo alternativo han logrado
algunos éxitos locales que no han sido extendidos a nivel nacional.
Conscientes de todas estas realidades y de los desafíos que ellas plantean,
las Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno de las Américas decidieron dar un
paso adelante en la búsqueda de caminos para desentrañar sus complejidades y
avanzar en fórmulas que den lugar a una mayor efectividad en su manejo. Para
cumplir con tal propósito se confirió un mandato explícito a la Organización de
los Estados Americanos.
El Problema de las Drogas en las Américas | Introducción 8
El propósito de este Informe Sobre el Problema de las Drogas en las Américas
es dar cumplimiento a ese acuerdo y satisfacer ese mandato. Nos proponemos
con él asistir a las Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno de las Américas en la
definición de un marco de referencia para el tratamiento de este problema en sus
países, así como para futuras políticas y acciones multilaterales.
Para cumplir esta tarea de la manera más amplia y útil posible, decidimos
adoptar dos enfoques, a la vez distintos y complementarios. Por una parte, rea-lizar un amplio estudio técnico del consumo, producción, tránsito, comercio y
dimensión del negocio de las drogas en el Hemisferio, examinando al mismo
tiempo las políticas públicas adoptadas para enfrentar los problemas, de salud
pública, ilegalidad y violencia que suscitan, así como su impacto social y político
en nuestras sociedades. Hemos denominado a ese aspecto del Informe,Informe
Analítico. Como un complemento necesario de éste decidimos desarrollar tam-bién un Informe de Escenariosen el que, a diferencia de aquel, no se muestra la
realidad que es sino la que podría ser. Lo elaboramos sobre la base de las opinio-nes y visiones de futuro de académicos, líderes políticos, líderes sociales y ex-pertos de todo el continente, que representan todas las vertientes del problema
y que contribuyeron con entusiasmo a este esfuerzo.
El Informe Analíticoque se presenta en este volumen es una síntesis de
todos los estudios – que también son publicados como anexos - realizados por
grupos de profesionales de alta competencia que se abocaron a esa tarea durante
la segunda mitad de 2012. Se presenta dividido en 10 Capítulos que inician con
una definición del tema que nos preocupa y una explicación de cómo abordare-mos su análisis. Comenzamos ese análisis, en el Capítulo 2, por el examen de
las razones que llevaron a la sociedad a preocuparse por el consumo de ciertas
sustancias y a decidir controlarlas, esto es a los efectos de las drogas sobre la
salud humana. Conscientes de que esa decisión, si bien necesaria, dio lugar a
la actividad económica ilícita destinada a abastecer la demanda de productos
prohibidos, dedicamos los capítulos 3,4,5 y 6 al examen detenido de las formas
como, en nuestro continente, tiene lugar el cultivo, la producción, la distribución
(o tránsito) y la venta final de sustancias controladas. En el contexto de ese
examen nos detenemos en la revisión del volumen y las distintas formas que
adopta la actividad así como su impacto ambiental y la reacción del Estado, sus
consecuencias y limitaciones.
El capítulo 7 está dedicado al estudio del consumo de las diferentes drogas
que son usadas en nuestros países, analizando en particular las razones que lle-van a los seres humanos a consumirlas, a las formas de tratamiento y prevención
posibles y practicadas en la actualidad y a sus efectos sobre la exclusión social
y el ejercicio de los derechos humanos, además de la reacción de nuestros Esta-L
os mandatarios del hemisferio iniciamos una valiosa discusión
sobre el problema mundial de las drogas. Coincidimos en la
necesidad de analizar los resultados de la actual política en
las Américas y de explorar nuevos enfoques para fortalecer esta
lucha y para ser más efectivos. Le hemos dado un mandato a la
OEA para tal fin.
Declaración del Presidente de la República de Colombia,
Juan Manuel Santos Calderón,
tras la clausura de la VI Cumbre de las Américas
Cartagena de Indias, 15 de abril de 2012
El Problema de las Drogas en las Américas | Organización de los Estados Americanos 9
dos, sus consecuencias y limitaciones. En el Capítulo 8 se exponen con detalle
las diferentes formas de violencia criminal asociadas a las diferentes etapas de la
cadena de valor de la economía ilegal de drogas, incluida aquella que se presenta
en la fase de consumo de esas sustancias. En particular nos detenemos en la
consideración de las posibles razones que explican por qué esa violencia se hace
presente con mayor intensidad y virulencia en algunos países y no en otros, así
como en la necesaria comparación entre la letalidad del consumo de drogas y la
letalidad de la acción criminal. El Capítulo 9, a su vez, está dedicado al examen
de las alternativas legales y regulatorias frente al problema, en particular sus orí-genes y características, las tendencias actuales a la despenalización, reducción
de sanciones y legalización, los posibles costos y beneficios de estas distintas
alternativas así como a la revisión de otras alternativas distintas a la acción en
el plano jurídico.
Finalmente en el Capítulo 10 ofrecemos nuestra propia contribución al diálo-go que se inicia con la presentación de esteInforme, exponiendo los criterios que
nos llevan a concluir que el problema de las drogas en las Américas es un tema
hemisferico que se expresa en un proceso único el cual, sin embargo, admite tra-tamientos distintos en cada una de sus fases y en los países en los cuales ellas
tienen lugar. Concluimos igualmente que no existe una relación indisoluble entre
el problema de las drogas y la situación de inseguridad en que viven muchos
ciudadanos de las Américas, aunque esta es diferente para cada país o grupo de
países y que la inseguridad afecta más a aquellas sociedades en las cuales el Es-tado no esta en condiciones de entregar respuestas eficaces. Enfatizamos, igual-mente, la necesidad de enfrentar el consumo de drogas con un enfoque de salud
pública. Finalmente concluimos también que el problema de las drogas debe ser
abordado de manera diferenciada y flexible entre nuestros países, en función de
la forma cómo éste los afecta en particular.
Abordar la complejidad del problema de las drogas requiere consultar muchos
puntos de vista distintos y permitir que las ideas fluyan en el ambiente más abier-to posible. A ese propósito obedece la segunta parte de nuestro informe, que
hemos llamado Informe de Escenarios.
Para construir el Informe de Escenariosreunimos, junto a nuestros asociados de
Reos Partners y Centro de Liderazgo y Gestión, un grupo de numerosos especialistas
y personas vinculadas vitalmente al tema - intelectuales, autoridades, espacialistas
en salud pública, líderes sociales y comunitarios - que interactuaron para imaginar el
posible desarrollo futuro del Problema.
Como somos conscientes también de que no existe un solo futuro, sino que
muchos futuros que se construyen sobre la base de nuestras decisiones del pre-sente, ofrecemos cuatro posibilidades sobre lo que podría llegar a ser en el futuro
el “problema de las drogas” en las Américas. ninguna de ellas representa lo que
será ni lo que queremos que sea, pero todas ellas podrían llegar a serde ocurrir
algunos hechos y de adoptarse determinadas decisiones políticas. Conocer esas
posibilidades, analizar sus causas y efectos, sacar conclusiones respecto de ellas,
es una tarea que juzgamos no solamente útil sino que necesaria para nuestra re-flexión individual y colectiva sobre el Problema.
Tres de los cuatro escenarios expuestos –“Juntos”, “Caminos”y “Resilien-cia”- describen distintas alternativas de futuro según se ponga el acento en el for-talecimiento institucional, la experimentación con modificaciones legales o la ca-pacidad de reacción ante el problema desde la comunidad. El cuarto, “Ruptura”,
nos advierte sobre lo que podría ocurrir si no somos capaces en el corto plazo de
arribar a una visión compartida que nos permita sumar nuestros esfuerzos para
enfrentar el problema, respetando al mismo tiempo nuestra diversidad frente a él.
El Problema de las Drogas en las Américas | Introducción 10
De cada uno de estos escenarios surge una gran variedad de oportunidades y
desafíos colectivos y multilaterales que deben ser los factores sobresalientes del
debate posterior. En las drogas, como en cualquier otro problema social comple-jo, existe una amplia gama de motivaciones y convicciones que influyen mucho
en el tejido social. Por ende, los escenarios son un buen punto de partida para
que nuestros líderes, y nuestros pueblos en última instancia, definan rumbos co-lectivos y sostenibles en medio de la diversidad.
Tanto el Informe Analíticocomo el Informe de Escenarios que componen este
Informe Sobre el problema de las Drogas en las Américasson el resultado del
esfuerzo colectivo de un gran número de especialistas, líderes sociales, académi-cos, políticos, empresarios y servidores públicos de todos los Estados miembros
de la Organización de los Estados Americanos, así como de la inestimable cola-boración del personal de la Secretaría General de nuestra Organización. A todos
ellos va mi reconocimiento y mi agradecimiento por el generoso despliegue de
sus capacidades empleado en llevar a buen fin este esfuerzo colectivo.
De esta forma hemos respondido al mandato explícito que la Sexta Cumbre
de las Américas nos confiriera. Al otorgarnos el privilegio de elaborar este Infor-me, las Jefas y Jefes de Estado de nuestro continente nos asignaron una alta
responsabilidad pero a la vez nos definieron límites muy precisos para responder
a ella. Por ello en este Informe exponemos hechos que sirvan a la toma de deci-siones, pero no imponemos soluciones. Ello les corresponde a nuestros líderes,
quienes podrán contar en el debate futuro con una base firme para sus delibera-ciones. Este Informe no es, por lo tanto, una conclusión, sino sólo el inicio de un
debate largamente esperado.
José Miguel Insulza
Secretario General de la
Organización de los Estados Americanos
InforME
AnAlíTICo
1. El punto de partida: qué es el “problema de las drogas” y
cómo será analizado
2.la droga en la salud humana
3. El cultivo de drogas o de insumos para la producción de
drogas
3.1. Cultivo de coca
3.2. Cultivo de amapola
3.3. Cultivo de cannabis
3.4. Impacto ambiental
3.5. La reacción del Estado, sus dificultades y
consecuencias
4.producción de drogas
4.1. Producción de cocaína
4.2. Producción de heroína
4.3. Producción de drogas sintéticas y sustancias
emergentes
4.4. Producción de nuevas sustancias psicoactivas
4.5. Producción de fármacos
4.6. Producción de precursores químicos
4.7. Impacto ambiental
4.8. Producción de drogas y violencia
5. Distribución o tránsito de drogas e insumos para producir
drogas
5.1. Flujos de cocaína
5.2. Flujos de marihuana
5.3. Flujos de drogas sintéticas
5.4. Impacto ambiental
5.5. La reacción del Estado, sus dificultades y
consecuencias
6.la venta de drogas
6.1. El tamaño del mercado y quienes se benefician
de él
6.2. A donde va el dinero: corrupción lavado de activos
y gobernabilidad democrática
6.3. La venta de cocaína
6.4. La venta de heroína
6.5. La venta de marihuana
6.6. Venta de estimulantes tipo anfetamina
6.7. La venta de nuevas sustancias psicoactivas
6.8. La reacción del Estado, sus dificultades y
consecuencias
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InDICE
7. El consumo de drogas
7.1. Por qué los seres humanos consumen drogas
7.2. Qué drogas se consumen en las Américas y en
qué volumen
7.3 Tratamiento y prevención
7.4 La reacción del Estado, sus dificultades y
consecuencias
7.5 Derechos humanos y exclusión social
8. Drogas, delito y violencia
8.1. Tránsito de drogas y violencia: La presencia
principal del delito organizado transnacional
8.2. La violencia asociada al cultivo, la producción y
la venta de drogas
8.3. Consumo de drogas y violencia
8.4. ¿Por qué el problema de las drogas genera
diferentes situaciones de violencia entre nuestros
países?
9. Alternativas legales y regulatorias
9.1 Terminología
9.2 Elaboración y evaluación de las políticas de
control de drogas
9.3 Tendencias: despenalización, reducción de
sanciones, y más
9.4 Leyes sobre la disponibilidad
9.5 Modelos de disponibilidad legal
9.6 Costos y beneficios de las alternativas legales y
regulatorias
9.7 Otras alternativas
10. Contribución A Un Diálogo Que Se Inicia
10.1 El problema de las drogas es un tema hemisférico
10.2 El problema de las drogas admite tratamientos
distintos en cada una de sus fases y en los
paises en los cuales ellas tienen lugar
10.3 No existe una relación indisoluble entre el
problema de las drogas y la situación de
inseguridad en que viven muchos ciudadanos de
las américas, aunque ésta es diferente para cada
país o grupo de países
10.4 La inseguridad afecta más a aquellas sociedades
en las cuales el estado no esta en condiciones de
entregar respuestas eficaces
10.5 Es necesario enfrentar el consumo de drogas con
un enfoque de salud pública
10.6 El problema de las drogas debe ser abordado de
manera diferenciada y flexible entre nuestros
países, en función de la forma cómo éste los
afecta en particular
Colaboradores
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EL PUNTO DE
PARTIDA:
QUé ES El
“problEMA DElAS
DroGAS” y CÓMo
SErá AnAlIzADo
01
17 El Problema de las Drogas en las Américas | Organización de los Estados Americanos
El pUnTo DEpArTIDA:
QUé ES El “problEMA DE
lAS DroGAS” y CÓMo SErá
AnAlIzADo. 1.
Como pocos conceptos en el esce-nario mundial contemporáneo, el “Pro-blema de las Drogas” se muestra her-mético e indeterminado. La expresión
no es mencionada en ninguno de los
documentos oficiales de obligada refe-rencia sobre el tema, desde el ya cen-tenario Convenio Internacional del Opio
de 1912 hasta la más reciente Con-vención de las Naciones Unidas contra
el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y
Sustancias Sicotrópicas de 1988.
Sin embargo, el “Problema” exis-te y preocupa. Preocupa a las Jefas
y Jefes de Estado y de Gobierno que
encargaron el presente Informe, pero
también al ciudadano común. Preocupa
a la mujer que ve el tráfico de drogas
practicado en su vecindario como una
amenaza inminente para sus hijos y la
integridad de su hogar; al juez que debe
condenar a un vendedor o, en muchos
países, a un consumidor de drogas; a
los voluntarios de una ONG que tratan
de apoyar a jóvenes drogadictos y al
legislador que debe interpretar la diver-sidad de voluntades de sus representa-dos frente a este problema.
Todos viven el problema, pero lo
viven de manera distinta. Y lo mismo
ocurre con los países, para los cuales el
problema se manifiesta de manera dife-rente según sus realidades específicas.
Los niveles de desarrollo económico,
las estructuras institucionales, las prio-ridades políticas, son diferentes entre
nuestros países, como también lo son
los patrones de consumo de drogas, los
temas de salud y los efectos de la acti-vidad del crimen organizado asociados
al problema. Lo cierto es que nuestros
países sienten y viven de manera diver-sa lo que denominamos “Problema de
las Drogas” e incluso en el interior de
cada uno de ellos el problema puede lle-gar a plantearse de manera diversa en
el ámbito rural y en las áreas urbanas.
Ocurre de tal modo no sólo debi-do a la diversidad existente entre los
países del Hemisferio, sino porque el
problema mismo se compone de di-ferentes manifestaciones que afec-tan también de manera diferenciada a
nuestros países, al grado de hacer difí-cil, quizá imposible, capturar en un solo
conjunto de recomendaciones políticas
la variedad y extensión de desafíos que
ese problema, en esas diversas mani-festaciones, plantea.
El punto de partida de este análi-sis es, en consecuencia, que no existe
un solo problema relacionado con las
drogas sino múltiples problemas aso-ciados, a su vez, a la diversidad de ca-racterísticas de nuestros países pero
también a la posición que ellos ocupan
en relación al problema.
Para abordar este Informe, por con-siguiente, es preciso organizar el con-junto de diferentes aspectos y partes
de aquello que en términos genéricos
conocemos como “Problema de las
Drogas”, que son vividos y percibidos
con diferentes intensidades y con dife-rentes impactos por los países de nues-tro Hemisferio. Sólo la identificación de
las partes que lo componen y de la re-
El Problema de las Drogas en las Américas | 1. El punto de partida: Qué es el “problema de las Drogas” y cómo será analizado 18
lación que mantienen entre sí, nos per-mitirá explicar la totalidad del problema
así como sus efectos sobre nuestros
países y sus pueblos y responder a las
preguntas cruciales en torno a él.
¿Cuáles son esas partes que com-ponen el “Problema de las Drogas”?
El consumo de las sustancias consi-deradas ilícitas por las convenciones
internacionales, así como sus conse-cuencias sobre la salud de los seres
humanos que las consumen, son par-te principal de ese problema, pero no
su único componente. La experiencia
histórica es pródiga en ejemplos que
muestran que en la medida que existan
bienes y servicios demandados por la
sociedad que permanecen prohibidos,
existirán los incentivos para que pros-pere la actividad económica destinada
a abastecerlos. Esa actividad económi-ca, al estar asociada a una prohibición,
automáticamente califica como ilegal y
su práctica, de manera igualmente au-tomática, como delito y en casi todas
sus etapas como delito organizado. Y
puesto que esta economía ilegal gene-ra mercados igualmente ilegales, tales
mercados no están sujetos a regulacio-nes o normas impuestos socialmente ni
están abiertos a procesos regulares de
competencia.
En consecuencia, las normas y pro-cesos regulatorios que rigen la produc-ción y el tráfico, son los que imponen
los propios delincuentes; y la única
competencia que puede existir para que
el negocio prospere y se expanda es la
violencia. Ese conjunto de actividades
ilícitas destinadas a permitir el acceso a
las sustancias prohibidas son también
parte del “Problema de las Drogas”.
Para efectos de este Informe, en
consecuencia, consideraremos “Proble-ma de las Drogas” al conjunto de ac-tividades asociadas a la elaboración,
comercialización y consumo de sustan-cias declaradas prohibidas por las con-venciones internacionales relativas al
tema de las drogas o estupefacientes.
En el curso del examen de cada una
de las partes de ese proceso examina-remos también su organización econó-mica. El proceso en su conjunto cons-tituye una actividad económica (una
cadena de valor) lo que hace necesa-rio identificar la utilidad que genera, a
quiénes beneficia y en qué medida, en
cada parte de la cadena. De igual ma-nera se examinará la actividad criminal
que protege las distintas etapas del
proceso, los daños que produce y las
respuestas del Estado frente a ella. Se
expondrán, asimismo, los efectos que
las distintas partes del “Problema de
las Drogas” tienen sobre el medio am-biente. Finalmente se examinará, con
relación a cada una de estas partes del
problema, las capacidades de reacción
del Estado, sus limitaciones y las for-mas que ellas asumen.
Específicamente se analizará:
a) El cultivo, en el caso que se trate
de sustancias de origen vegetal o
que productos de ese origen sirvan
de materia prima para la producción
de la sustancia ilícita.
b) La producción, no sólo de las dro-gas consideradas como producto fi-nal, sino también de aquellos bienes
que son necesarios para producirlas
y cuya producción está prohibida.
c) La distribución o tránsito de las sus-tancias y de los insumos necesarios
para producirlas.
d) La violencia que ejerce el crimen
organizado que, aunque acompaña
todo el proceso, se manifiesta prin-cipalmente en la fase del tráfico y la
convierte en aquella en que se ge-nera la mayor violencia y el mayor
número de víctimas.
e) La comercialización (o venta) de las
sustancias a sus consumidores fi-nales, momento en que se genera
la mayor ganancia.
f) El consumo. En particular por qué
se consumen drogas, cuántas per-sonas las consumen en nuestro
continente, qué drogas consumen
y cuáles son los daños que ellas
producen.
lA DroGA
En lA SAlUD
HUMAnA
02
21 El Problema de las Drogas en las Américas | Organización de los Estados Americanos
lA DroGA
En lA SAlUD
HUMAnA 2.
Se ha señalado antes que las con-secuencias del consumo de drogas so-bre la salud de los seres humanos son
una parte principal del “Problema de
Drogas”. Son esas consecuencias las
que han llevado a la sociedad a con-trolar tal consumo, una decisión que,
como también se ha señalado, ha ge-nerado una economía ilegal con enor-mes secuelas en materia de violencia y
delito. El esfuerzo que la sociedad hace
por evitar los daños que el consumo de
drogas provoca sobre la salud de los
seres humanos se encuentra, en con-secuencia, en la base del “Problema de
Drogas” y, por consiguiente, es lógico
que este Informe comience por el exa-men de ese daño.
Las diferentes drogas impactan y
modifican múltiples sistemas y órga-nos, especialmente el cerebro, con con-secuencias aún más severas entre los
jóvenes. La investigación desarrollada
en las últimas décadas en el campo de
las neurociencias ha aportado evidencia
que permite sustentar una relación ínti-ma entre las estructuras cerebrales y las
conductas asociadas con el consumo de
drogas. Esta relación se agrega a la pre-disposición, a los efectos a corto y largo
plazo que puede causar el consumo de
sustancias y la importante participación
de los factores medioambientalesl
1
.
1 Volkow ND, Li TK. “Drug addiction: the
neurobiology of behaviour gone awry”. Nat Rev Neu-rosci 2004;12:963-70. Goldstein RZ, Volkow ND.
“Dysfunction of the prefrontal cortex in addiction:
neuroimaging findings and clinical implications”.
Nat Rev Neurosc2011;12(11):652-69. Volkow ND,
Los factores que llevan a una per-sona a comenzar a consumir drogas y
las razones por las cuales desarrolla
el trastorno de dependencia, involu-cran una poderosa interacción entre el
cerebro y una serie de determinantes
biológicos, psicológicos y sociales del
entorno del individuo. La dependencia
se caracteriza por el uso compulsivo de
drogas a pesar de las consecuencias ne-gativas asociadas con su empleo. Este
comportamiento fue tradicionalmente
considerado como una “mala decisión”
que el sujeto adicto toma en forma vo-luntaria. Sin embargo gracias al avance
en el conocimiento de la neurobiología
de las adicciones ahora se sabe que el
consumo repetido de drogas se sigue
de cambios persistentes en el funcio-namiento del sistema nervioso central
2
.
Las drogas, legales o ilegales,
pueden producir dependencia. En ese
proceso, un mecanismo clave es que
aumentan la concentración del neuro-transmisor llamado dopamina, en una
zona específica del cerebro: el núcleo
accumbens, que es probablemente el
centro del placer más importante. El ce-rebro cuenta también con áreas y circui-tos vinculados con la capacidad de eva-luar los riesgos de una situación e inhibir
conductas potencialmente perjudiciales.
Los estudios con imágenes cerebrales
muestran que los sujetos con depen-Fowler JS, Gene-Jack W. “The addicted human
brain: insights from imaging studies”. J Clin In-vest2003;111(10):1444–51.
2 Volkow ND, Li TK. “Drug addiction: the
neurobiology of behaviour gone awry”. Ed. Cit.
El Problema de las Drogas en las Américas | 2. la Droga en la Salud Humana 22
dencia a sustancias psicoactivas pre-sentan una disfunción en aquellas re-giones del cerebro que son críticas para
la toma de decisiones, el aprendizaje, la
memoria y el control de la conducta.3
No existe un factor que determine,
por sí solo, que una persona desarrolle
dependencia a las drogas. Sin embargo
la ciencia ha identificado una variedad
de factores de riesgo que contribuyen
al desarrollo de la adicción. Uno de los
más importantes es la edad del primer
consumo. Las neurociencias han de-mostrado que el cerebro de los niños y
adolescentes están aún desarrollándo-se y que el consumo de drogas duran-te ese periodo puede tener consecuen-cias significativas en el largo plazo.
Existen estructuras del cerebro hu-mano que continúan madurando hasta
los 25 años de edad, especialmente
aquellas relacionadas con funciones
mentales complejas y con la capacidad
de controlar los impulsos. Las drogas
modifican el equilibrio de la neuroquí-3 Volkow ND, Fowler JS, Gene-Jack W.
“The addicted human brain: insights from imaging
studies”. J Clin Invest2003;111(10):1444–51.
Goldstein RZ, Volkow ND. “Dysfunction of the
prefrontal cortex in addiction: neuroimaging findings
and clinical implications”. Ed. Cit.
Fuente: NIDA/NIH - Las drogas, el cerebro y el comportamiento: La ciencia de la adicción.
mica cerebral y las señales que condu-cen los complejos procesos de madu-ración de esas estructuras. El consumo
durante esta etapa puede traer reper-cusiones a largo plazo, ya que también
puede alterar el proceso de selección
de las conexiones neuronales que en
el futuro permitirán el funcionamiento
íntegro del cerebro
4
y por ello la nece-sidad de evitar el consumo o, cuando
menos, retrasar la edad de inicio. Mien-tras más se retrase el inicio en el con-sumo de cualquier sustancia, después
de que hayan concluido los procesos
de desarrollo cerebral comentados, la
acción preventiva tendrá un mayor im-pacto.
La Cannabis Sativa, o marihuana,
tiene como compuesto activo al te-trahidrocannabinol(THC), que afecta la
regulación de las emociones, memoria,
atención, control de la atención y la per-4 Paus T, Keshavan M, Giedd JN. “Why do
many psychiatric disorders emerge during adolescen-ce?” Nat Rev Neurosci2008;9(12):947-57.
23 El Problema de las Drogas en las Américas | Organización de los Estados Americanos
cepción
5
. El consumo intenso de ma-rihuana incrementa la probabilidad de
que se presenten síntomas psicóticos,
depresivos y conducta suicida
6
. La in-vestigación indica que las alteraciones
cognitivas producidas por esta droga
podrían ser reversibles una vez que la
persona deja de consumirla, pero otros
estudios demuestran que el consumo
intenso durante la adolescencia puede
producir cambios persistentes.
7
La evi-dencia científica disponible señala que
es una droga asociada a una menor
mortalidad en comparación con otras
sustancias, pero que no está exenta de
daños potenciales y está asociada con
riesgos mayores si se consume en la
adolescencia.
El uso terapéutico de esta droga ya
es una realidad en lugares de los Es-tados Unidos y en algunos países de
Europa del Oeste y Central. La eviden-cia del uso terapéutico está en pleno
desarrollo y en la actualidad demuestra
resultados diversos cuyo estudio es ne-cesario proseguir, utilizando metodolo-gías científicas adecuadas.
La cocaínaes un potente estimu-lante con una gran capacidad adicti-va. Se extrae de las hojas de la plan-5 Piomelli D. “The molecular logic of
endocannabinoid signaling”. Nat Rev Neuros-ci2003;4(11):873-84.
6 Moore TH, Zammit S, Lingford-Hughes A,
Barnes TR, Jones PB, Burke M, Lewis G. “Canna-bis use and risk of psychotic or affective mental
health outcomes: a systematic review”. Lan-cet2007;370(9584):319-28.
7 Se ha reportado que el consumo antes de
los 26 años de edad incrementa la probabilidad de
presentar síntomas psicóticos entre 1.20 - 7.04 ve-ces, e incluso más cuando el individuo presenta sus-ceptibilidad genética. Cf Caspi A, Moffitt TE, Cannon
M, McClay J, Murray R, Harrington H, Taylor A.
“Moderation of the effect of adolescent-onset canna-bis use on adult psychosis by a functional polymor-phism in the catechol-O-methyltransferase gene:
longitudinal evidence of a gene X environment inte-raction”. Biol Psychiatry2005;57(10):Biol Psychiatry.
Crean RD, Crane NA, Mason BJ. “An evidence based
review of acute and long-term effects of canna-bis use on executive cognitive function”. J Addict
Med2011;5(1):1-8. Fontes MA, Bolla KI, Cunha PJ,
Almeida PP, Jungerman F, Laranjeira RR, Bressan
RA, Lacerda AL. “Cannabis use before age 15 and
subsequent executive functioning”. Br J Psychia-try2011;198(6):442-7. Becker B, Wagner D, Gou-zoulis-Mayfrank E, Spuentrup E, Daumann J. “The
impact of early-onset cannabis use on functional
brain correlates of working memory”. Prog Neurop-sychopharmacol Biol Psychiatry2010;34(6):837-45.
ta Erithroxylon coca. El consumo de
cocaína produce una amplia gama de
efectos nocivos en la salud a corto
plazo, alteraciones de la transmisión
de los estímulos nerviosos, formación
de coágulos en el interior de los vasos
sanguíneos, trastornos del ritmo y las
contracciones cardiacas, infartos en
órganos especialmente susceptibles
como corazón y cerebro. A largo plazo
provoca atrofia cerebral, alteraciones
en la memoria, trastornos del sueño y
del ánimo como la depresión
8
.
La heroína es parte del grupo de los
opiáceos y se obtiene del procesamien-to de la amapola. Una de sus formas
de consumo es por vía intravenosa,
por lo que rápidamente llega al cere-bro, donde se convierte en morfina y
activa receptores celulares específicos.
La heroína es una sustancia psicoacti-va altamente adictiva, que genera una
rápida dependencia física y psicológica
en los consumidores. Se asocia a su
consumo una gran cantidad de muer-tes por sobredosis y por la transmisión
de enfermedades infecciosas
9
debido al
intercambio de jeringas.
El alcoholes el principal factor cau-sal de más de 60 tipos de enfermedades
y lesiones y es responsable de aproxi-madamente 2,5 millones de muertes
en el mundo cada año
10
. El consumo
de alcohol en grandes cantidades por
periodos prolongados de tiempo, repre-senta un grave riesgo para la salud. Su
consumo en la adolescencia es espe-cialmente nocivo. La evidencia muestra
que las personas que empiezan a beber
antes de los 15 años de edad tienen
cuatro veces más probabilidad de desa-rrollar dependencia en algún momento
de sus vidas. Dado el proceso de desa-rrollo del cerebro, el consumo de alco-hol en la adolescencia, especialmente
si se hace en grandes cantidades, pue-de alterarlo, afectando tanto las estruc-8 SOCIDROGALCOHOL. “Cocaína: Guías
Clínicas SOCIDROGALCOHOL basadas en la Evi-dencia Científica”. Valencia, España; 2007. NIDA.
“Cocaína: abuso y adicción”. Serie de Reportes de
Investigación. Maryland, E.E.U.U.; 2010.
9 NIDA. “Heroína: abuso y adicción. Serie
de Reportes de Investigación”. Maryland, E.E.U.U.;
2005
10 WHO, “Global Status Report on Alcohol
and Health”, Ginebra, Suiza, 2011.
El Problema de las Drogas en las Américas | 2. la Droga en la Salud Humana 24
turas como sus funciones. Esto puede
ocasionar problemas cognitivos o de
aprendizaje, aumentando la propensión
a la dependencia.
Los inhalablesson un rango diver-so de sustancias que tienen diferentes
efectos psicoactivos y toxicológicos.
Su uso prolongado está relacionado
con una diversidad de trastornos neu-ropsicológicos, incluidos la pérdida de
la coordinación muscular y el deterioro
del cerebro.
Una herramienta útil para el análi-sis de las consecuencias para la salud
del consumo de drogas es un indicador
de la OMS denominado carga global
de enfermedad (“Global Burden of Di-sease”), que evalúa el impacto de las
enfermedades, lesiones y otros facto-res de riesgo con base en la mortalidad
prematura y días vividos sin salud. De
la lista total con 88 condiciones, los
trastornos por uso de drogas contro-ladas y alcohol ocupan los lugares 31
y 35 a nivel mundial respectivamente;
esto implica que las drogas controla-das contribuyen con 0,8% y el alcohol
0,7% de la carga mundial de mortali-dad y discapacidad.
Si bien todas las regiones de Amé-rica ocupan lugares por encima de la
media mundial de la carga de enfer-medad, tanto para drogas controladas
como para alcohol, en nuestra región
tampoco ocupan los primeros lugares
de carga global de enfermedad compa-rados con otras afecciones. Destacan
Estados Unidos y Canadá, con los lu-gares 11 (en el caso de drogas contro-ladas) y 19 (en el caso de alcohol). En
los países de la región Sur de América
Latina (Chile, Argentina y Uruguay), las
drogas controladas y el alcohol ocupan
los lugares 18 y 19 y en la zona tro-pical, los lugares 22 y 17 respectiva-mente11
.
El consumo de alcohol y otras dro-gas son factores de riesgo en el caso
11 Murray C, Vos T, Lozano R, Naghavi M,
Flaxman AD, Michaud C, Ezzati M, et.al. “Disability-adjusted life years (DALYs) for 291 diseases and
injuries in 21 regions, 1990–2010: a systematic
analysis for the Global Burden of Disease Study
2010”. Lancet 2010;380(9859):2197 – 223.
de 60 enfermedades y lesiones aso-ciadas a accidentes y violencia. En el
Hemisferio, el uso de drogas ocupa el
lugar 19 entre 43 factores de riesgo
analizados, ocupando un lugar anterior
a este promedio Canadá y Estados Uni-dos (lugar 10), la región Andina (11),
y las regiones Sur (13) y Tropical de
América Latina (13)12
.
Los opioides son responsables de
poco más de la mitad de las muertes
asociadas con drogas controladas (55,4
por ciento). El aumento en la mortalidad
asociada con esta causa aumentó 385
por ciento entre 1990 y 2010, lo que
refleja el incremento en su abuso. La
contribución de la cocaína a la mortali-dad general es marginal (0,6 por ciento)
y ha disminuido desde 1990
13
.
La mortalidad por cannabis parece
ser insignificante y no ha sido reporta-da de manera independiente.
12 Lim SS, Vos T, Flaxman AD, Danaei G,
Shibuya K, Adair-Rohani H, Amann M. “A compara-tive risk assessment of burden of disease and injury
attributable to 67 risk factors and risk factor clusters
in 21 regions, 1990-2010: a systematic analysis for
the Global Burden of Disease Study 2010”. Lancet
2013;380(9859):2224-60.
13 Lozano R, Naghavi M, Foreman K, Lim S,
Shibuya K, Aboyans V, et.al. Op. cit..
25 El Problema de las Drogas en las Américas | Organización de los Estados Americanos
lAS DroGAS yElDESArrollo
El problema de las drogas afecta todos los pilares del desarrollo: el productivo, el
político, el social y el ambiental. Más aún si se consideran los impactos que ejercen sobre
la sociedad los distintos eslabones del problema (producción, tráfico, venta, consumo),
como también los costos y efectos asociados al modo en que los Estados enfrentan la
situación. Para entender esa relación es necesario tener en cuenta que, igual que las dro-gas, el desarrollo es un proceso complejo en el cual se combinan las dimensiones produc-tiva, social, política y ambiental, que en su conjunto generan un crecimiento sostenido
en el largo plazo. El gran desafío, por lo mismo, es plantearse alternativas de política de
Estado para enfrentar este problema a fin de que el mismo tenga los menores efectos
negativos sobre la sociedad y el desarrollo.
La criminalización de amplios sectores de la población puede tener un efecto perni-cioso en la “naturalización” del delito y la transgresión a las normas en una proporción
creciente de la sociedad, sumado a la “normalización” de la actividad criminal a medida
que se extiende la economía ilegal de las drogas, siendo ambos fenómenos corrosivos
para la cohesión social. En primer lugar, porque la cohesión social implica la adhesión
de la ciudadanía a normas e instituciones consagradas colectivamente por la sociedad,
y tanto del lado de las políticas como del lado de la respuesta social, esta adhesión se
ve erosionada en relación al problema de las drogas. Naturalizar la actividad ilegal, como
la violación al Estado de derecho, son dos formas de corroer la adhesión a normas e
instituciones. Por otro lado la producción y el tráfico de drogas ilícitas pueden generar
lo que se ha dado en llamar cohesión social perversa, a saber, relaciones de lealtad y
reciprocidad, y un fuerte sentido de pertenencia y reconocimiento, pero fundados en el
crimen y la violencia.
La vulnerabilidad a la drogodependencia, si bien radica en importante medida en
rasgos individuales, también puede verse agravada por la vulnerabilidad social, vale de-cir, por condiciones estructurales que hacen más probable el paso del uso no dependien-te al uso dependiente, o bien al consumo de drogas con mayores daños asociados, tanto
para el consumidor como para terceros. Así, se ha visto que variables tales como menor
educación, menor acceso al empleo, mayor vinculación con situaciones de violencia
pueden tornar a las personas más vulnerables a caer en patrones más problemáticos de
consumo de drogas ilícitas. Esto no necesariamente como relación necesaria e inexora-ble; pero estas condiciones de exclusión a la vez refuerzan procesos psicológicos y de
subjetivación, tales como baja autoestima, falta de confianza en las propias capacidades
y visión fatalista del futuro, que pueden debilitar la autoregulación en relación al consu-mo de drogas. El estigma o la penalización del consumo operan, en tales circunstancias,
como agravante, pues no previene el consumo problemático sino que lo encapsula en la
marginalidad y la falta de oportunidades.
Sin duda es necesario abordar el Problema de las Drogas en consonancia con polí-ticas que enfrenten las múltiples formas de exclusión social: falta de voz pública, falta
de accesos a servicios, falta de ingresos para satisfacer necesidades básicas, falta de
empleo formal, falta de perspectivas de futuro. Y también con políticas de gobernabili-dad (transparencia, garantía de la seguridad, presencia del Estado, funcionamiento de
la justicia). A problemas estructurales deben plantearse respuestas estructurales. Esto
no significa, claro está, que las políticas ante el Problema de la Droga deben perder es-pecificidad y diluirse en políticas de integración social y gobernabilidad. Significa, por el
contrario, que estas líneas de política deben dialogar y transversalizarse para provocar
las necesarias sinergias. Y sobre todo significa interrogarse hasta qué punto las políti-cas vigentes hasta ahora, bajo el paradigma de la penalización y criminalización, reducen
más daños de los que precipitan.
El CUlTIvo DE
DroGAS oDE
InSUMoS pArA
lA proDUCCIÓn
DEDroGAS
03
29 El Problema de las Drogas en las Américas | Organización de los Estados Americanos
El CUlTIvo DEDroGAS
oDEInSUMoS pArA lA
proDUCCIÓn DEDroGAS 3.
3.1 CUlTIvo DE CoCA
La coca se cultiva en los países
andinos, principalmente Colombia,
Perú y Bolivia. Las estimaciones sobre
su cultivo varían según la fuente. Las
principales fuentes son el Gobierno de
los Estados Unidos y la Oficina de las
Naciones Unidas Contra la Droga y el
Delito (ONUDD). Las estimaciones de
esta última son realizadas sobre la base
de imágenes satelitales de la totalidad
del país examinado, lo que implica que
cultivos menores a 0.25 hectáreas no
puedan ser identificados. Las estima-ciones de Estados Unidos, a su vez, se
basan en imágenes de alta resolución
tomadas en áreas seleccionadas al
azar en regiones en las que se sabe o
se presume que se cultiva coca. Ambos
tipos de estimaciones son limitados y
sólo pueden ofrecer una aproximación
a la realidad, que permanece ignorada
en su verdadera dimensión.
Se estima que en la región andi-na las áreas de cultivo han disminui-do aproximadamente un 30 por ciento
desde 2000, debido a erradicaciones
y, en particular, a la reducción de más
del 50 por ciento de las zonas de cul-tivo en Colombia, provocadas a su vez
por la intervención del Estado
1
.
1 Statistics for Colombia, Perú and Bolivia at:
http://www.whitehouse.gov/ondcp/targeting-cocaí-na-at-the-source. Total Andean compiled by adding
the country data.
Fuente: Informe Mundial de Drogas
Grafico 1:
Tendencias del Cultivo de Coca en la región Andina 1990 - 2011
El Problema de las Drogas en las Américas | 3. El Cultivo de Drogas o de Insumos para la producción de Drogas 30
Las zonas donde se cultiva la coca
permanecieron relativamente constan-tes durante el periodo de decrecimiento
general de cultivos, aunque se obser-varon cambios en la densidad y la ex-tensión de los mismos. Como muestran
los mapas, en Colombia disminuyó la
extensión total de áreas bajo produc-ción, mientras que por lo general se in-crementó la densidad de cultivos en las
zonas de producción en Perú y Bolivia.
En Colombia, el cultivo de la coca
por lo general se realiza en áreas muy
aisladas de las comunidades vecinas
-no solo físicamente sino que también
económicamente- debido a que los cul-tivadores de coca desde un principio
buscaron evitar la detección de sus ac-tividades ilícitas. Las comunidades que
cultivan coca tradicionalmente han te-nido un acceso limitado a los servicios
de las instituciones del Estado. Además
deben sufrir la presencia de grupos ar-mados que operan al margen de la ley
y explotan tanto las tierras como a las
personas que allí residen.
En Perú y Bolivia, a diferencia de
Colombia, la coca se cultiva con fre-cuencia en zonas agrícolas cercanas a
pueblos rurales y mercados que están
bien conectados con los sistemas eco-nómicos y de transporte del país. En
ambos países se encuentran cultivos
de coca no solo en zonas remotas sino
también junto a cultivos lícitos, cam-pos de pastura y zonas boscosas. En
Perú hay grandes cultivos de coca en
el valle del Alto Huallaga así como en
regiones controladas por la organiza-ción guerrillera Sendero Luminoso o los
restos de ese movimiento. Los cultiva-dores de coca que han migrado desde
las zonas coqueras tradicionales se han
establecido en nuevas regiones, expan-diendo el cultivo.
Densidad de los Cultivos de Coca en la Región Andina 2010
Densidad de los Cultivos de Coca en la Región andina 2004
31 El Problema de las Drogas en las Américas | Organización de los Estados Americanos
Uso tradicional de la hoja de coca:
bolivia y la Convención de 1961
La hoja de coca es originaria de los países andinos y es un elemento de
algunas culturas indígenas de esa región. Sin embargo, en forma paralela
al uso tradicional, se ha desarrollado el cultivo destinado a la producción
de cocaína en varios países de Sudamérica.
La hoja de coca fue introducida en la Lista I (altamente restringida) de
sustancias bajo la Convención Única de 1961 sobre Estupefacientes
de las Naciones Unidas, a fin de limitar la producción de la coca, su
procesamiento y exportación. El artículo 49, busca la abolición de la
masticación de la hoja de coca después de 25 años a partir de la entrada
en vigor del tratado.
En 2009, el Estado Plurinacional de Bolivia propuso una enmienda a la
Convención de 1961 para eliminar los controles del uso tradicional de
la hoja de coca. Después de que 18 Estados Partes presentaran sus
rechazos, la enmienda fracasó en 2011. El Estado Plurinacional de Bolivia
se retiró del convenio ese año y solicitó nuevamente su re-adhesión con
una reserva en el uso tradicional de la coca. La Junta Internacional de
Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), en su informe anual de 2011,
expresó su preocupación de que esa medida, “aunque técnicamente
esté permitida por la Convención, es contraria al objeto fundamental y al
espíritu de ésta”.
1
La JIFE igualmente expresó otras inquietudes respecto
a la integridad del sistema internacional de fiscalización de drogas.
Luego de presentarse menos de las 62 necesarias objeciones a la re-adhesión, El Estado Plurinacional de Bolivia logró reingresar a la Convención
Única con una reserva, conciliando así sus obligaciones internacionales
con su Constitución. Entre los Estados Miembros de la OEA, solo Estados
Unidos, Canadá y México se opusieron a la propuesta de enmienda o a la
re-adhesión del Estado Plurinacional de Bolivia.
Si bien el uso tradicional de la hoja de coca es común en Bolivia y Perú,
no se han completado estudios para determinar qué cantidad de hojas de
coca se necesita para satisfacer la demanda de su uso tradicional. Tanto
Bolivia como Perú, de acuerdo a su legislación interna, han designado
áreas donde está permitido el cultivo legal de la hoja de coca.
1 INCB 2011 Annual Report, p. 37.
3.2 CUlTIvo DE
AMApolA
La ONUDD estima que en 2010 en
México fueron cultivadas alrededor de
14.000 hectáreas de amapolas para la
producción de opio (post-erradicación)
y que en Colombia se cultivaron entre
300 y 400 hectáreas, aproximadamen-te la misma cantidad que ambos países
habían cultivado durante los dos años
previos. Esto marca un cambio sus-tancial con la situación de una década
atrás, cuando Colombia producía vir-tualmente toda la amapola para la pro-ducción de opio en el hemisferio.
La amapola para opio en México
es cultivada en las laderas de la Sierra
Madre, en los estados de Durango, Chi-huahua y Sinaloa, así como más hacia
el sur, en Guerrero y Michoacán. Las
parcelas son generalmente pequeñas y
El Problema de las Drogas en las Américas | 3. El Cultivo de Drogas o de Insumos para la producción de Drogas 32
están situadas en zonas de difícil acce-so. Existen antecedentes de cultivos de
amapola en Guatemala y que estos se
encuentran cerca de la frontera con Mé-xico, pero no hay estimados confiables
sobre la cantidad de tierra cultivada.
De acuerdo a cálculos de los Esta-dos Unidos, el rendimiento del total de
los cultivos de heroína en el Hemisferio
tiene el potencial de producir 50 tone-ladas métricas
1
de heroína pura
2
, cál-culo que excede el consumo estimado
de Estados Unidos y México
3
. México
informó que erradicó 15.484 hectáreas
en 2010, Colombia 711 y Ecuador
918, cifras congruentes con las tasas
estimadas de producción. Guatemala
informó que erradicó 1.490 hectáreas
de amapola para opio en 2011
4
.
Colombia y Ecuador registraron ci-fras de decomisos anuales récord, de
1,7 y 0,9 toneladas de heroína respec-tivamente, en 2010
5
. Esto constituye
una gran cantidad de interdicción si se
compara con la cantidad de amapola
que se cree ha sido cultivada en estos
dos países.
1 US Department of State, International
Narcotics and Crime Strategy Report. Available
at: http://www.state.gov/j/inl/rls/nrcrpt/2011/
vol1/156361.htm#México
2 Producción potencial es la cantidad de
heroína que podría ser producida si cada planta fuese
cultivada y convertida en heroína 100% pura. Es un
cálculo útil para hacer comparaciones universales,
pero no mide la cantidad real de heroína que entra al
mercado ilegal en un año en particular ni la cantidad
disponible para los consumidores. La cantidad de
amapola cultivable pero no cultivada se desconoce,
igual que se desconoce lo que se pierde en la manu-factura y en el proceso de transporte, incluyendo el
daño provocado por los elementos naturales.
3 El consumo de heroína en Estados Unidos,
a diferencia de la prevalencia, se desconoce. El
último estudio oficial publicado analizó el periodo
comprendido entre los años 1988 y 2000. Sus
estimaciones de consumo se basaron en una extra-polación del gasto en que incurrieron los usuarios
para comprar la droga. Este estudio estimó que
en Estados Unidos el consumo de heroína fluctuaba
entre 11 y 17 toneladas métricas por año, con un
promedio anual de 13 toneladas métricas. Office of
National Drug Control Policy, What America’s Users
Spend on Illegal Drugs, 1988–2000. Washington,
DC: Executive Office of the President (December
2001).
4 United Nations Office on Drugs and Crime,
World Drug Report 2012. Page 27, table 9
5 Id. P. 32, map 7.
3.3 CUlTIvo DE
CAnnAbIS
La marihuana es una preparación
de la planta de cannabis usada como
un psicoactivo y por algunos consu-midores por sus efectos terapéuticos.
Es la droga controlada de mayor pro-ducción y consumo en las Américas. El
cannabis está incluido en las Listas I y
VI de la Convención Única sobre Estu-pefacientes, que prohíbe la producción
y posesión de esta sustancia excepto
para fines médicos y científicos.
La planta de cannabis florece en di-versos climas y altitudes, desde el nivel
del mar hasta 3.000 metros de altura.
En términos prácticos, puede crecer
en cualquier zona geográfica, especial-mente debido al aumento del cultivo
bajo techo. El rendimiento por planta
depende de la calidad del cannabis o
de la concentración del componente
psicoactivo THC. El cannabis con una
concentración más elevada de THC tie-ne un precio más alto por unidad, pero
también produce una cantidad mucho
menor por planta; el de inferior calidad
puede incluir hojas y pequeños tallos
que diluyen la concentración de THC
pero que se puede producir en mayores
cantidades. El cannabis de gran poten-cia, como el “Sinsemilla”, consiste de
plantas hembras secas sin semillas en
florescencia, que requiere un cultivo de
trabajo intensivo y de técnicas particu-lares para su cosecha.
México, Estados Unidos, Colom-bia, Paraguay y Canadá son los princi-pales países productores de cannabis
en las Américas
6
. Se considera que
desde México se suministra alrededor
de la mitad del cannabis que se consu-me en Estados Unidos, aunque existe
incertidumbre con respecto al porcen-taje. Desde Paraguay se provee gran
parte del cannabis en el Cono Sur, en
tanto que Jamaica y San Vicente y las
Granadinas son una fuente importante
del cannabis en el Caribe.
6 UNODC (2011). World Drug Report 2011:
The Cannabis Market.
33 El Problema de las Drogas en las Américas | Organización de los Estados Americanos
Debido a las variaciones de rendi-miento, que depende de la calidad de la
marihuana, es difícil calcular el poten-cial de la producción. Estados Unidos
ha estado calculando el nivel de cultivo
en México desde los años 80, pero este
país sostiene que la metodología utiliza-da no es correcta y que se sobrestima
su producción. La ONUDD está traba-jando con México para ayudar al go-bierno a calcular mejor la erradicación
del cannabis; entre tanto, se reveló que
se destruyeron 16.547 hectáreas en
2009
7
. Estados Unidos, que computa
su erradicación por número de plantas,
erradicó cerca de 10 millones de plantas
de cannabis de cultivo exterior y más de
400 mil cultivadas bajo techo en 2009.
El cultivo de cannabis bajo techo ha
cambiado significativamente el carácter
del comercio, especialmente en Estados
Unidos y Canadá. Por medio de Internet
se puede encontrar todo tipo de infor-mación acerca de su cultivo, germina-ción y cosecha, así como obtener se-millas y equipo especializado necesario
para esa tarea. Con frecuencia se utili-zan técnicas agrícolas sofisticadas para
aumentar la cosecha, la calidad y la po-tencia, así como para cruzar con otros
tipos con el fin de obtener nuevas ca-racterísticas de sabor o aroma. Actual-mente no es posible calcular la cantidad
de cannabis que se cultiva bajo techo
en todo el mundo
8
.
3.4 IMpACTo AMbIEnTAl
El cultivo de drogas de origen ve-getal se realiza en muchos casos en
zonas selváticas de gran valor ecoló-gico, generando consecuencias inme-diatas para el ambiente: la defores-tación, la degradación de tierras y la
contaminación. Muchas actividades
económicas tradicionales –agricultura,
minería, ganadería, entre otras- ejer-cen en conjunto un impacto negativo
sobre los ecosistemas, en parte debido
a la tendencia a reemplazar bosques
por áreas de cultivo. Los anteceden-tes que se entregan a continuación, en
7 Idem.
8 Ibidem.
consecuencia, son igualmente válidos
para actividades lícitas e ilícitas, sin
que pueda establecerse con certeza la
importancia relativa de cada una, aun-que por sus limitaciones características
es probable que el daño provocado por
los cultivos ilícitos sea inferior a aquel
provocado por las actividades lícitas.
Es posible afirmar, sin embargo, que
es también probable que el proceso de
impacto ambiental se acelere con los
cultivos ilícitos pues su producción, ge-neralmente en zonas geográficas aisla-das de los centros urbanos donde no
existen vías de penetración y la presen-cia estatal se dificulta, tiende a ampliar
la frontera agrícola. Asimismo, el ritmo
y los métodos de producción, que no
incluyen medidas para promover la sos-tenibilidad de las tierras, contribuyen a
exacerbar el impacto ambiental.
Más allá de los daños atribuibles a
la producción, los mismos procesos de
fiscalización de drogas pueden compli-car el problema. Algunos estudios han
sostenido que la aspersión aérea del
herbicida glifosato causa un impacto
negativo en el medio ambiente y la sa-lud humana, lo cual ha sido causa de
preocupación en regiones de Colombia
donde se emplea este método de con-trol de cultivos ilícitos.
Por otra parte, en respuesta al te-mor por la erradicación, los producto-res ilegales intentan acelerar los ciclos
productivos al máximo posible, obte-niendo el mayor rendimiento de la tie-rra al menor plazo. Igualmente tienden
a situarse en lugares con abundantes
cuerpos de agua que permiten su uti-lización en el procesamiento y elimina-ción de los desechos. Por otro lado, la
presencia de ríos navegables facilita la
introducción de sustancias químicas
mediante contrabando procedente de
países vecinos, así como la salida de
grandes volúmenes de producto termi-nado. Los productores de drogas optan
por ecosistemas con abundante presen-cia de biomasa vegetal que dificulta la
ubicación de los cultivos, laboratorios
y bodegas para las sustancias quími-cas, y que cumplen con las exigencias
climáticas de las variedades de plantas
que se desean cultivar.
El Problema de las Drogas en las Américas | 3. El Cultivo de Drogas o de Insumos para la producción de Drogas 34
A pesar de que es muy difícil produ-cir información confiable sobre la mag-nitud de la deforestación causada por
los cultivos ilícitos, algunos estudios
sugieren que en Perú se han destruido
2,5 millones de hectáreas de bosque
amazónico para cultivar coca
9
. En Co-lombia se calcula que más de un millón
de hectáreas de bosque nativo han sido
eliminadas como resultado de los cul-tivos ilícitos y que por cada hectárea
de coca, se deforestan cuatro hectá-reas de selva, casi siempre mediante
el método de la tala y la quema. Por
su parte, en Estados Unidos –particu-larmente en los condados de Humboldt
y Mendocino en California, un territorio
mundialmente conocido por sus pinos
rojos gigantes–, recientemente diferen-tes medios de comunicación
10
, estu-dios académicos
11
y entes estatales
12
han denunciado la preocupante expan-sión de la tala imprudente de bosques,
el desvío ilegal de los arroyos y el uso
de pesticidas y fertilizantes que conta-minan los cursos de agua y matan ani-males silvestres debido a los cultivos
de marihuana y su continua expansión.
El impacto ambiental no solo afec-ta a los países productores de cultivos
ilícitos: el despeje por medio de la tala
y quema contribuye a generar cam-bios en el equilibrio de los gases de la
atmósfera. La quema de los bosques
tropicales emite grandes cantidades de
metano, dióxido de carbono, monóxido
de carbono y óxidos de nitrógeno, los
llamados gases del efecto invernadero.
Además los químicos o insumos
empleados en la producción de drogas
controladas, son resistentes a la biode-gradación y son tóxicos, pero además
9 DEVIDA http://www.devida.gob.pe/ima-ges/documentos/Impacto_ambiental_del_cultivo_de_
coca.ppt
10 How Industrial Pot Growers Ravage the
Land: A Google Earth Tour, Harkinson Josh, Mother
Jones, 06/02/13
http://www.motherjones.com/blue-marble/2013/02/
google-earth-tour-marijuana-farms-environment-video
11 Humboldt Institute for Interdisciplinary Ma-rijuana Research • 1 Harpst St., Arcata, CA 95521
http://www.humboldt.edu/hiimr/news.html
12 A growing issue: Environmental Impacts
of Medical Marijuana in Northern California”, Califor-nia Department of Fish and Game- Northern Region,
Draft Briefing, July 2012.
tienen altos niveles de movilidad: una
vez introducidos al medio ambiente
pueden viajar grandes distancias a tra-vés de un proceso de ciclos múltiples
de evaporación y condensación conoci-do como “efecto saltamontes”.
3.5 lArEACCIÓn
DEl ESTADo,
SUS DIfICUlTADES
y ConSECUEnCIAS
reducción de los cultivos ilícitos y
desarrollo alternativo
Colombia, Bolivia y Perú han imple-mentado programas de erradicación ma-nual forzosa para controlar los cultivos
ilícitos. En Colombia el método principal
es la aspersión aérea, aunque su impor-tancia está disminuyendo.
México ha realizado la erradicación
manual de marihuana y amapola para opio
como parte de su estrategia de control
de drogas durante décadas; entre 2008
y la primera mitad de 2012, el número
de hectáreas de amapolas erradicadas
ascendió a 15.600 por año. Guatemala
también erradica cultivos de amapola y
marihuana y, como ya se ha señalado,
por lo menos 1.490 hectáreas de amapo-las fueron erradicadas en 2011.
13
Perú ha estado ejecutando progra-mas de desarrollo alternativo desde
1995, con el objetivo de ofrecer incen-tivos a los agricultores que les alienten
a abandonar el cultivo de la coca
14
. En
Bolivia, los programas de desarrollo alter-nativo se han llevado a cabo desde me-diados de la década de los años 70, con
apoyo internacional. Sin embargo, en
ninguno de estos casos el valor econó-mico de los productos de desarrollo alter-nativo alcanzó el de los cultivos ilícitos.
13 Prensa Libre, (Guatemala), “Destruyen
Cultivos de Amapola y Marihuana por US $318 Mi-llones,” May 24, 2012. http://www.prensalibre.com/
san_marcos/Destruyen-cultivos-marihuana-US318-millones_0_706129666.html
14
National Strategy for Combating Drugs,
2012-2016, Perú. DEVIDA.
35 El Problema de las Drogas en las Américas | Organización de los Estados Americanos
En Colombia, el gobierno ha pro-curado contrarrestar el aumento de los
cultivos de coca mediante la creación
de una base económica local y regional
sólida para el trabajo agrícola, agroin-dustrial y forestal. Además, Colombia
está desarrollando actualmente una po-lítica sobre tenencia de la tierra para las
zonas tradicionales de cultivo de coca
con el objeto de ayudar a afianzar el
apoyo local para las actividades lícitas
como alternativas a la coca
15
. El de-sarrollo alternativo ha sido una piedra
angular de la respuesta internacional al
comercio ilícito de drogas por décadas.
El objetivo es estimular a los cultivado-res de drogas a orientarse hacia otros
cultivos remunerativos, como el cacao
o el café. Sin embargo la asociación
del desarrollo alternativo con las activi-dades de la represión, incluidas erradi-cación y aspersión aérea, ha afectado
negativamente las actitudes de las co-munidades directamente involucradas.
Este hecho es relevante porque sin la
participación de estas comunidades no
existe posibilidad de desarrollo de pro-gramas eficaces de cultivo alternativo.
Durante los últimos años se han
diseñado mecanismos innovadores de
desarrollo alternativo, como subsidios
monetarios condicionados antes utili-zados solamente en política social
16
. En
Colombia, mediante el “Programa de
Familias de Guardabosques” se realiza-ron pagos a más de 122.000 familias,
logrando como condición mantener
222.000 hectáreas de bosques pre-viamente dañados por cultivos ilícitos.
Otro ejemplo relevante se encuentra en
Bolivia, donde la racionalización o erra-dicación de los cultivos de coca se ha
constituido en una política de Estado,
sobre la base del diálogo, la concerta-ción y el control social. El Estado Pluri-nacional de Bolivia aplica dos concep-tos distintos en su política de control
de cultivos de hoja de coca: por una
15 Ver Plan de Desarrollo Nacional 2010-2014.
16 Estos subsidios monetarios condicionados
los utilizan los Gobiernos como instrumento de Polí-tica Social a los pobres en zonas rurales de Colom-bia y México, pero a nivel general se han usado en
un total de 14 países en toda la región: Argentina,
Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Sal-vador, Honduras, Jamaica, México, Nicaragua, Rep.
Dominicana, Paraguay y Perú.
parte, la racionalización de cultivos,
que contempla la participación o acuer-do voluntario de los productores con la
estrategia de reducción de la superficie
cultivada, y por otra parte la erradica-ción, que se ejecuta en parques nacio-nales y en áreas donde el cultivo de
hoja de coca no es permitido. Ambas
prácticas son exclusivamente manua-les y no se utiliza aspersión química .
Impacto de las políticas de
reducción de cultivos y desarrollo
alternativo
Si bien las zonas bajo cultivo han
fluctuado con el tiempo en cada uno
de los principales países productores,
la producción global en general ha
permanecido estable. Los avances en
la erradicación en Colombia han sido
compensados, ya que la producción en
Bolivia ha permanecido estable y la del
Perú ha aumentado.
Según se ha dicho ya, el potencial
de producción de cocaína en Colombia
ha disminuido significativamente en
años recientes, debido en cierta me-dida al éxito de los esfuerzos del Plan
Colombia17
. Se cree que la mayor pre-sencia del Estado en áreas que no es-taban atendidas por el gobierno ha re-ducido las cosechas de coca
18
porque
ha llevado a los agricultores a trabajar
en parcelas más pequeñas, menos pro-ductivas y más alejadas de las zonas
pobladas, lo cual dificulta que puedan
atender sus cultivos y adquirir y aplicar
fertilizantes e insecticidas.
La erradicación aérea con herbici-das reduce la productividad del cultivo
de la coca al debilitar o matar las plan-tas en un cultivo activo; ocasionalmen-te puede destruir todos los cultivos de
coca o provocar que los campos sean
17 El Plan Colombia combinó estrategia
económica con estrategia fiscal, un proceso de
negociación de paz, estrategia de defensa, reforma
judicial, estrategia contra narcóticos, alternativas de
desarrollo, estrategia de inclusión social y comunita-ria, expansión de programas de salud y educación y
colaboración internacional basada en el principio de
responsabilidad compartida. “Plan Colombia”, Bogo-tá, Imprenta Nacional, Oct. 1999.
18 En Colombia el promedio de producción
por hoja de coca disminuyó de 6.300 Kg./Ha./año en
2005 a 4.200 Kg./Ha./año en 2011, esto es 33%.
El Problema de las Drogas en las Américas | 3. El Cultivo de Drogas o de Insumos para la producción de Drogas 36
abandonados inmediatamente. Los
herbicidas tienen un impacto más me-dible sobre la productividad de la coca
porque al repetirse sus aplicaciones se
tiende a reducir significativamente las
cosechas, aun cuando tienen un im-pacto más limitado de reducir el área
de cultivo.
La evidencia proveniente de Colom-bia, Perú y Bolivia sugiere que las in-versiones en la erradicación han tenido
cierto éxito en contraer la producción
de la coca a nivel local. Sin embargo
los críticos alegan que la erradicación
por sí sola aumenta el precio de los cul-tivos, estimula la producción adicional
en zonas más remotas, produce niveles
crecientes de inestabilidad y tiene poco
impacto sobre el precio y la disponibi-lidad de las drogas en los mercados de
consumo.
El desarrollo alternativo, por sí mis-mo, ha ofrecido la asistencia necesa-ria a poblaciones sin poder económico
pero no ha terminado en forma con-gruente y duradera con el problema
del cultivo de la coca. En Colombia,
debido en parte a las restricciones de
seguridad necesarias para implantarlo,
el desarrollo alternativo ha tenido un
impacto relativamente modesto en la
limitación del área de cultivo de coca.
En los casos en que el desarrollo
alternativo ha producido resultados,
estos han sido sólo de alcance local.
Si bien algunas comunidades han deja-do los cultivos ilegales, esto no ha sido
suficiente para tener influencia directa
sobre los cultivos y la producción na-cional
19
de drogas, por ejemplo el caso
del Modelo San Martín en Perú
20
. Hasta
la fecha, la producción y los cultivos
ilegales generalmente se han desplaza-do a otros lugares.
19 UNODD World Drug Report 2012
20 Modelo de Desarrollo Alternativo de la
Región San Martín
proDUCCIÓn
DE DroGAS
04
39 El Problema de las Drogas en las Américas | Organización de los Estados Americanos
proDUCCIÓn
DE DroGAS 4.
4.1 proDUCCIÓn DE
CoCAínA
Colombia, Perú y Bolivia son los
países de origen de toda la cocaína
consumida en el mundo, ya sea como
producto final o en alguna etapa de su
elaboración para terminar de ser proce-sada en otro lugar. Según fuentes de los
Estados Unidos, la producción mundial
total de cocaína, que disminuyó entre los
años 2000 y 2008, se ha estabilizado en
aproximadamente 800 toneladas métri-cas por año. Colombia, el país que ante-riormente producía la mayor cantidad de
cocaína, disminuyó su producción duran-te la última década, al tiempo que Perú y
Bolivia la aumentaban.
Los métodos de producción en Co-lombia han incrementado su eficiencia
durante la última década y en años recien-tes ha habido avances similares en Perú y
Bolivia. Dada la creciente eficacia de los
controles sobre precursores químicos que
realizan autoridades nacionales e interna-cionales, los narcotraficantes colombia-nos ahora han comenzado a manufactu-rar sus propios precursores. También se
ha observado el reciclaje de combustibles
y solventes entre los productores colom-bianos, lo cual ha reducido el volumen de
productos químicos que se requieren para
extraer los alcaloides de las hojas de coca.
Gráfico 2
producción potencial de cocaína (toneladas métricas)*
* El concepto “producción potencial” ya ha sido explicado en la nota 18. La cantidad de coca cultivable
pero no cultivada se desconoce, igual que lo perdido durante la producción o el traslado antes de llegar al
mercado.
Fuente: ONDCP
El Problema de las Drogas en las Américas | 4. producción de Drogas 40
4.2 proDUCCIÓn DE
HEroínA
Como ya se ha señalado, aún
existen significativas brechas de infor-mación sobre la cantidad del cultivo de
amapolas y producción de heroína en
los Estados Miembros de la OEA. Sin
embargo es posible afirmar que Méxi-co ha reemplazado a Colombia como la
fuente principal de heroína en las Amé-ricas. En México se produce heroína de
muy baja calidad “black tar heroin” y
heroína marrón, pero es posible que la
actividad se haya expandido para pro-ducir heroína de mejor calidad en una
forma más concentrada
1
.
4.3 proDUCCIÓn DE
DroGAS
SInTéTICAS
y SUSTAnCIAS
EMErGEnTES
Los estimulantes tipo anfetamina
(ETA) se encuentran entre las sustan-cias sintéticas de mayor abuso. A di-ferencia de la cocaína y la heroína, los
ETA pueden ser manufacturados en
cualquier lugar, a bajo costo y con fa-cilidad. Desde 1990, más de 60 países
del mundo han registrado por lo me-nos alguna producción ilícita relaciona-da con los ETA y cada vez más países
están detectando su producción todos
los años
2
. Estos productos se pueden
manufacturar en fábricas industriales
de gran escala, en pequeños laborato-rios móviles o incluso en la cocina de
1 National Drug Intelligence Center of the US
Department of Justice. 2011 National Drug Threat
Assessment. August 2011. 27 – 30. “Dado que
los cultivos de amapola no mexicana en el Hemisfe-rio son inferiores a 2.500 Ha. en 2010 y el potencial
de cultivo de heroína blanca en Colombia se estimó
en 2,1 toneladas métricas (equivalente puro) en
2009, no se puede dejar de concluir que al menos
parte de las 13 toneladas métricas de heroína pura
consumidas en Estados Unidos son heroína blanca
de México. La evaluación nacional de la amenaza
de drogas en Estados Unidos en 20011 establece
que: “Las investigaciones periodísticas sugieren que
los productores de heroína en México podrían estar
utilizando técnicas colombianas de procesamiento
para producir heroína blanca en polvo; sin embargo
el análisis no ha confirmado la existencia de esta
forma de heroína.”
2 World Drug Report 2012, Op. cit.
cualquier casa.
Los estimulantes sintéticos inclu-yen la anfetamina, la metanfetamina,
la metacatinona y sustancias como el
éxtasis. La metanfetamina, un estimu-lante del sistema nervioso central, es
la sustancia en este grupo de drogas
que más comúnmente se consume. Es
de fácil elaboración mediante el uso de
efedrina y pseudoefedrina, dos quími-cos que se utilizan como ingredientes
en los medicamentos para los resfríos
y que aún están legalmente disponibles
en gran parte del mundo. Como resul-tado del fortalecimiento de los contro-les del tráfico de los precursores más
comunes utilizados, los productores ilí-citos han cambiado sus métodos y es-tán reemplazando precursores tradicio-nales con otros químicos alternativos o
“pre-precursores”, que no están bajo el
control internacional.
La anfetamina y la metanfetamina
están incluidas en la Lista II del Conve-nio de las Naciones Unidas sobre Sus-tancias Sicotrópicas de 1971 y pueden
ser obtenidas con una receta médica.
Las anfetaminas son utilizadas para
tratar la narcolepsia (un trastorno del
sueño) y el déficit de atención por hi-peractividad.
A continuación se presentan algu-nas tendencias recientes en el campo
de la producción de estimulantes tipo
anfetamina:
• El aumento de los controles de
precursores químicos en Estados
Unidos tuvo como consecuencia el
traslado de la manufactura de dro-gas sintéticas a México.
• Cuando el gobierno mexicano re-forzó sus controles, más precurso-res fueron desviados a Centroamé-rica, específicamente a Guatemala
y Honduras.
• La elaboración de los ETA es con-trolada por las organizaciones de
narcotraficantes o por otras redes
criminales. En México, por ejem-plo, la organización de narcotra-ficantes “La Familia Michoacana”
es considerada como el grupo que
41 El Problema de las Drogas en las Américas | Organización de los Estados Americanos
domina la elaboración de las me-tanfetaminas. México es el único
país latinoamericano que ha infor-mado sobre decomisos de ETA que
representan un porcentaje signifi-cativo del total mundial (20% en
2010) y hay señales de un consi-derable aumento
3
.
• La manufactura es un negocio glo-balizado. La mayor parte de la efe-drina que se envía a México pro-cede de China, República Checa,
Suiza, Tailandia, India, Bangladesh
y Estados Unidos.
• De acuerdo a la ONUDD, en 2009
Guatemala realizó confiscaciones
de metanfetaminas por un total de
más de 10,6 toneladas cúbicas, y
si bien en 2010 el gobierno reportó
solo 15 kilos confiscados, las au-toridades aún consideran que Gua-temala es un importante punto de
tránsito de envíos de pseudoefedri-na procedentes de la India y Ban-gladesh en ruta a México.
• En 2009 aumentó la oferta de me-tanfetaminas en las calles de Esta-dos Unidos y era vendida a precios
más bajos debido a que los carteles
mexicanos comenzaron a elaborar
la droga con precursores menos
controlados, tales como el ácido
fenilacético, que se usa frecuente-mente para fragancias y para me-jorar el sabor de los alimentos.
• Han comenzado a aparecer nue-vos indicadores de elaboración y
tráfico de ETA en algunos países
de Sudamérica, Centroamérica y el
Caribe.
• Entre 2001 y 2006 se descubrieron
laboratorios clandestinos de ETA y
otras drogas sintéticas en Argenti-na (2003), Suriname (2003), Chile
(2002) y Colombia (2001 y 2002),
mientras que en 2008 se detec-taron laboratorios en Guatemala,
Brasil y Argentina. En 2009 se
confiscó otro laboratorio en Brasil,
además de tres en Guatemala.
3 World Drug Report 2012, Op. cit.
4.4 proDUCCIÓn DE
nUEvAS
SUSTAnCIAS
pSICoACTIvAS
Las nuevas sustancias psicoactivas
(NSP) son una clase de nuevas drogas
narcóticas psicotrópicas en su estado
puro o en preparación, que no está
controlada por la Convención Única de
1961 sobre Estupefacientes o por el
Convenio de las Naciones Unidas so-bre Sustancias Sicotrópicas de 1971.
Entre las NSP se incluyen compuestos
sintéticos tales como los cannabinoi-des sintéticos, catinonas sintéticas, pi-perazinas y las sustancias psicoactivas
tradicionales de origen vegetal tales
como el qat (Catha edulis), kratom (Mi-tragyna speciosa) y Salvia divinorum.
Algunas de las nuevas sustancias
psicoactivas tienen propiedades farma-cológicas y producen efectos similares
a las drogas controladas, tales como
la cocaína, el éxtasis y las anfetami-nas, por lo tanto, con frecuencia se
comercializan como “alternativas le-gales” a las drogas controladas. Las
NSP se venden como “fertilizante para
plantas”, “sales de baño” o “químicos
de investigación”, en polvo, tabletas,
cápsulas o como mezclas para fumar.
Las confiscaciones se han realizado en
todas partes del mundo, incluidos Aus-tralia y Nueva Zelanda, Este y Sudes-te Asiático, Cercano y Medio Oriente,
África, Europa, Norteamérica4
y Suda-mérica.
Si bien muchas de las sustancias
psicoactivas están en el mercado des-de hace mucho tiempo, la diversidad de
los productos ha aumentado considera-blemente, debido a la adaptabilidad y
flexibilidad de los productores. La va-riedad, las formas físicas cambiantes
y las modificaciones constantes de las
etiquetas de los envases dificultan su
identificación por parte de las autorida-des de control y vigilancia. Muchas ve-ces los laboratorios no tienen la capa-4 Se incluye en esta subregión a Estados
Unidos, Canadá y México.
El Problema de las Drogas en las Américas | 4. producción de Drogas 42
cidad analítica, forense y toxicológica
para identificarlas. Además, existe solo
un pequeño número de normas de re-ferencia o en algunos casos no existen
normas que puedan facilitar el trabajo
de identificación. Con frecuencia, la
verdadera composición de las nuevas
sustancias psicoactivas es desconoci-da para los usuarios, trabajadores de la
salud o autoridades de control. La lista
de contenidos en el envase no siempre
indica los ingredientes activos ni los
términos genéricos que son utilizados.
4.5 proDUCCIÓn DE
fárMACoS
Los fármacos generalmente son re-cetados o administrados por profesio-nales de la salud para el tratamiento de
muchas patologías, pero sus propieda-des psicoactivas los hacen muy atrac-tivos para su desvío y “uso no médi-co”. Por “uso no médico” se entiende
su uso luego de ser obtenidos sin una
consulta médica previa o una receta o
cuando no se los utiliza de la forma y con
la dosis recetada. En Estados Unidos y
algunos países latinoamericanos, el uso
de fármacos para uso no médico es más
prevalente que cualquier otra droga con-trolada, excepto la marihuana.
La producción lícita mundial de mu-chos opioides, incluidos morfina, co-deína, tebaína, hidrocodona, oxicodona
y metadona, ha aumentado notable-mente durante las últimas dos déca-das, lo que permite suponer su desvia-ción para uso no médico. Por ejemplo,
la elaboración global de oxicodona, un
opioide comúnmente mal utilizado que
se vende como OxyContin en los Es-tados Unidos, aumentó de 2 toneladas
en 1990 a más de 135 toneladas en
2009, más de dos tercios de las cuales
se manufactura en Estados Unidos.
4.6 proDUCCIÓn DE
prECUrSorES
QUíMICoS
Para elaborar drogas controladas
se precisan ciertas sustancias químicas
esenciales y precursores químicos que
se desvían del comercio lícito o se ma-nufacturan clandestinamente. Durante
los últimos años se ha observado un
considerable aumento de la producción
de estimulantes tipo anfetamina, lo que
ha provocado una creciente preocupa-ción por la posibilidad de aumentos en
la producción de los precursores y sus-tancias químicas que se utilizan para su
elaboración.
Complica los esfuerzos para con-trolar los precursores químicos el hecho
que los traficantes están produciendo
precursores controlados y químicos
esenciales sobre la base de químicos
no controlados. Por ejemplo:
• El permanganato de potasio, un quí-mico importante en el procesamien-to de la cocaína, puede ser elabo-rado con dióxido de manganato y
manganato de potasio.
• Soluciones de amohína que se uti-lizan en la extracción de la pasta
de cocaína, se producen utilizando
urea.
• El ácido clorhídrico, empleado para
convertir la base de cocaína en
cocaína hidroclorhídrica, se produ-ce usando ácido sulfúrico y sal de
mesa.
4.7 IMpACTo AMbIEnTAl
La producción de metanfetaminas
provoca impacto ambiental en los prin-cipales países productores, incluyendo
los Estados Unidos, México y cada vez
más Centroamérica. Según la Adminis-tración de Control de Drogas (DEA) de
Estados Unidos, se utilizan aproxima-damente 12 productos químicos peli-grosos en la fabricación de esta droga,
estos incluyen el ácido sulfúrico, éter,
tolueno, acetona y amoníaco anhidro.
Como resultado, la producción de un
kilo de metanfetamina puede producir
cinco o seis kilos de residuos tóxicos,
que a veces se vierten directamente al
drenaje, contaminando el agua de uso
doméstico y los sistemas agrícolas de
43 El Problema de las Drogas en las Américas | Organización de los Estados Americanos
riego
5
. Similar es el caso de la cocaína
y la heroína, que requieren la aplica-ción de sustancias tóxicas como amo-níaco, acetona y ácido clorhídrico, que
también afectan negativamente el en-torno donde se producen.
Tal como se vio anteriormente en
el contexto de erradicación, las condi-ciones de ilegalidad igualmente inciden
en la contaminación ambiental en las
etapas de transformación artesanal o
industrial de las drogas.
Adicionalmente debe considerar-se que cuando las fuerzas policiales
encuentran “fábricas” clandestinas,
aplican el método de destrucción más
accesible para ellos, lo que normal-mente significa que vierten barriles
de insumos líquidos y arrojan envases
plásticos al suelo o a los arroyos o les
prenden fuego.
4.8 lArEACCIÓn
DEl ESTADo,
SUS
DIfICUlTADESy
ConSECUEnCIAS
Aunque los indicadores son impre-cisos, todo hace suponer que el núme-ro de laboratorios destruidos, las con-fiscaciones de cocaína y la producción
mundial de cocaína se han reducido
desde mediados de la última década.
A nivel mundial, las confiscaciones de
cocaína en 2011 disminuyeron en un
7,5% desde el volumen anual más alto,
de 750 toneladas, registrado en 2005.
La mayoría de las confiscaciones en
2011 tuvieron lugar en Sudamérica
(52%), en países donde se cultiva la
hoja de coca y se manufactura la ma-yor parte de la cocaína en laboratorios
clandestinos, seguido de Norteamérica
(25%) y Centroamérica (12%). La ma-yoría de los laboratorios y precursores
detectados y destruidos fueron encon-trados en los países productores de
drogas, especialmente Colombia
6
. Sin
5 Utah Department of Health. Resource Gui-de to Methamphetamine Decontamination. 2008.
6 Observatorio de Drogas Ministerio de Inte-rior y Justicia de Colombia. “En 2001 en Colombia
embargo, laboratorios de elaboración
del hidrocloruro de cocaína han sido
destruidos en otros países del hemisfe-rio, entre ellos Argentina, Chile, Ecua-dor, Venezuela y Estados Unidos.
México ha informado que confiscó
48 toneladas métricas en 2007, 19,6
en 2008, y 21,5 en 2009, con núme-ros más bajos en años recientes: 9,9 en
2010, 11,3 en 2011, y 1,2 en el primer
semestre de 2012. Las confiscaciones
de heroína alcanzaron un promedio de
394,7 kilos por año entre 2005 y 2011,
con un inusual volumen confiscado de
694,7 kilos en 2011
7
. Aun tomando en
cuenta estos 695 kilos, las cantidades
incautadas son más pequeñas que las
que se lograron en Ecuador y Colombia,
donde se cultiva mucho menos amapo-las para opio. En 2011, México arrestó
a 10.979 ciudadanos mexicanos y 218
extranjeros por delitos relacionados con
las drogas, incluidos 22 narcotraficantes
de alto nivel
8
.
Los esfuerzos de interdicción han
derivado en la confiscación de porcen-tajes importantes de ciertas drogas, in-cluido hasta 40% de la cocaína produ-cida a nivel global en los últimos años.
La mayor parte de estas incautaciones
han sido realizadas en América Latina.
La interdicción focalizada ha tenido
como efecto, sin embargo, el traslado
de actividades de tráfico y producción
a nuevas localizaciones. De manera si-milar, los esfuerzos agresivos para con-tener la producción y el tránsito de co-caína en Bolivia y Perú, iniciados en los
últimos años de los 80, probablemente
ocasionaron el traslado del cultivo de
fueron detectadas y destruidas 2.447 infraestruc-turas ilegales para la producción y extracción de
drogas, de las cuales 2.2000 fueron infraestructuras
para la extracción de base y pasta de coca, 200
laboratorios para el procesamiento de hidrocloruro
de cocaína, un laboratorio de heroína, 39 laborato-rios de marihuana, 7 laboratorios de permanganato
de potasio y 81 refinerías de gasolina en pequeña
escala.”
7 Estados Unidos Mexicanos. “Anexo Esta-dístico.” Sexto Informe de Gobierno. Septiembre
2012.
8 U.S. State Department of State. 2012
International Narcotics Control Strategy Report (INC-SR). March 2012.
El Problema de las Drogas en las Américas | 4. producción de Drogas 44
la coca a Colombia a mediados de la
década de los 90.
Desde 1999, año en que se inició
el Plan Colombia, este país ha imple-mentado una estrategia coordinada
que incluye acciones militares y poli-ciales contra los grupos armados ilega-les y los traficantes, la reforma judicial,
programas de desarrollo social y erra-dicación de cultivos. Estos esfuerzos
tienen por objeto reducir la violencia y
consolidar la presencia del Estado en
áreas donde se encuentran tradicional-mente los cultivos ilícitos y se realizan
otras actividades ilegales como la tala
de árboles y la minería ilícitas.
En este terreno el fortalecimien-to de las capacidades institucionales
sigue siendo crucial. En la actualidad
existen diversos esfuerzos en marcha
en esa dirección. Por ejemplo, México
ha desarrollado esfuerzos, en particu-lar en el plano federal, por fortalecer
la policía encargada del crimen organi-zado. Ese país se encuentra abocado,
además, a una reforma judicial que si
bien se encuentra en sus etapas ini-ciales continúa siendo tramitada en las
instancias legislativas regulares.
DISTrIbUCIÓn
oTránSITo
DE DroGAS E
InSUMoS pArA
proDUCIr
DroGAS
05
47 El Problema de las Drogas en las Américas | Organización de los Estados Americanos
DISTrIbUCIÓn oTránSITo
DE DroGAS E InSUMoS
pArA proDUCIrDroGAS 5.5.1 flUJoS DE
CoCAínA
Según indican análisis del gobierno
estadounidense, el 95% de la cocaína
confiscada en los Estados Unidos –el
mercado individual más grande de la
región– es de origen colombiano. El flu-jo de cocaína hacia los Estados Unidos
probablemente disminuyó entre 2007
y 2010, pero los datos disponibles son
imprecisos. En 2007 el flujo promedio
hacia los Estados Unidos fue de 400 a
600 toneladas métricas, dependiendo
de si se estima con base en la deman-da estadounidense o en la potencial
oferta colombiana
1
; sobre las mismas
1 Office of National Drug Control Policy (ON-DCP). Cocaine Smuggling in 2010 ONDCP. January
2012.
bases las estimaciones indican que en
2010 el flujo anual desde Colombia
hacia el mercado estadounidense fue
de aproximadamente 400 toneladas
métricas2
, lo cual es congruente con
una disminución del consumo en los
Estados Unidos
3
.
Aunque el Caribe fue una ruta
principal de tránsito de cocaína hasta
mediados de los años 90, actualmen-te 80% de la cocaína destinada a los
Estados Unidos pasa por Centroaméri-ca y México. El flujo se realiza princi-palmente desde Colombia a través de
las costas del Caribe y del Pacífico. En
el Pacífico, la cocaína se dirige desde
Colombia hacia el norte y se desem-barca en Centroamérica o en México.
Otra ruta pasa por Ecuador y se dirige
hacia el oeste de las islas Galápagos,
de donde sigue rumbo al norte para en-contrarse en alta mar con navíos que
la transportan a las costas de México
o Centroamérica. Con el mayor uso de
semisumergibles y submarinos carga-dos de cocaína, resulta difícil conocer
la cantidad de cocaína que se dirige
aún más al oeste en el Pacífico antes
de dirigirse al norte.
La ruta del Pacífico, desde Colom-bia a México y Estados Unidos, era im-portante antes de 2009: dos tercios de
los decomisos en alta mar y en puerto
2 Id.
3 White House Office of National Drug Con-trol Strategy. National Drug Control Strategy 2012.
December 2012 “ Data Supplement 2012 Table 1.”
Fuente: ONUDD
El Problema de las Drogas en las Américas | 5. Distribución o Tránsito de Drogas e Insumos para producir Drogas 48
llevados a cabo por las autoridades co-lombianas tuvieron lugar en ese corre-dor. Sin embargo a partir de 2009 hubo
una significativa reducción de los deco-misos en el Pacífico, lo que sugiere que
la ruta desde la costa Atlántica de Co-lombia atravesando el Caribe Occidental
hacia Centroamérica y México parece
haberse convertido en la favorita para
los narcotraficantes colombianos.
Durante 2010 y 2011, la cocaína
pasó por Venezuela hacia el Caribe y
el Oeste de África para luego ser trans-portada a Europa o hacia Centroamé-rica y luego a los Estados Unidos
4
. La
mayor parte de la cocaína que sale de
Venezuela es transportada por vía ma-rítima, aunque existe evidencia que la
preponderancia de contrabando aéreo
con origen en Venezuela está dirigida
a Centroamérica y el Caribe. Honduras
es un importante punto de ingreso
5
.
Los flujos hacia otros mercados,
además de los Estados Unidos, han au-mentado en la última década. La cocaí-na peruana y boliviana pasa por varios
países de Sudamérica en donde queda
una parte para el consumo interno y
luego es transportada, a través del Ca-ribe y el Oeste de África, hacia Europa,
Asia y el Oriente Medio.
La cocaína fluye a Europa a lo largo
de rutas múltiples. Las principales son
las siguientes:
• El océano Atlántico, atravesando el
Caribe e ingresando a Europa, de
preferencia a través de España y
Portugal.
• Desde Sudamérica a Cabo Verde
y las Islas Canarias y luego a Eu-ropa, principalmente a través de
Portugal.
• La ruta africana, que va desde Ve-nezuela y otros lugares de Sudamé-4 U.S. Departement of State. “Country
Reports- Venezuela.” INCSR 2012. March 2012.
< http://www.state.gov/j/inl/rls/nrcrpt/2012/
vol1/184102.htm#Venezuela>.
5 U.S. Departement of State. “Country
Reports- Honduras.” INCSR 2012. March 2012.
< http://www.state.gov/j/inl/rls/nrcrpt/2012/
vol1/184100.htm#Honduras>.
rica, a países del África Occidental
y de allí a Portugal y España.
• Desde Brasil, Venezuela y Ecuador
a los puertos de España, los Países
Bajos y Portugal
6
.
Las confiscaciones de cocaína en
Europa han disminuido entre 2006 y
2009, de acuerdo al Centro Europeo
de Monitoreo de Drogas y Adicción a
Drogas (EMCDDA)7
, pero la prevalen-cia y el precio de mercado por gramo
(de pureza desconocida) se mantienen
estables, lo que sugiere que la reduc-ción de las confiscaciones no indica
una reducción del flujo.
La INTERPOL señala que la ruta del
África Occidental se ha vuelto más im-portante durante los últimos 10 años a
través de países como Guinea-Bissau,
Guinea, Senegal, Sierra Leone y Mali,
y luego hacia Europa. Sin embargo, la
ONUDD indica que, según datos recien-tes sobre confiscaciones y arrestos, ha
habido una probable disminución del
uso de esta ruta.
En todas las rutas marítimas hacia
todos los mercados, el principal medio
de transporte son las lanchas rápidas,
los yates de placer, las embarcacio-nes pesqueras, los buques de carga y
los navíos porta contenedores. Estos
últimos presentan un desafío particu-lar para la detección del cargamento
y además tienen un enorme potencial
para cargar grandes volúmenes.
El tráfico por aire utiliza perso-nas como transportadores (conocidos
como “mulas”) cuando viajan por com-pañías de líneas aéreas. Los aviones
controlados por los narcotraficantes
usan una amplia variedad de méto-dos; por ejemplo lanzando la cocaína
en aguas internacionales desde donde
puede ser recogida por embarcaciones,
aterrizando o lanzando la cocaína des-de el aire en zonas remotas de Centro-américa o el Caribe y, cuando se trata
6 Centro Europeo de Monitoreo de Drogas y
Adicción a Drogas ( EMCDDA) . 2012 Annual Report
on the state of the drugs problem in Europe. Noviem-bre 2012. 60 -65.
7 EMCDDA. “Table SZR-10” Statistical Bulle-tin 2012. Noviembre 2012.
49 El Problema de las Drogas en las Américas | Organización de los Estados Americanos
de distancias más grandes y cuentan
con aviones adecuados, transportando
la cocaína hasta África. El transporte
terrestre, por su parte, tiene lugar en
Centroamérica y México hacia los mer-cados de Estados Unidos y Canadá, así
como por tierra desde la región andina
para el consumo en América Latina y
su envío a Europa y a otros lugares del
mundo.
5.2 flUJoS DE
MArIHUAnA
El cannabis es producido en casi
todos los países del mundo y, por lo
tanto, la mayoría es cultivado para uso
interno o mercados cercanos. Debido a
que sus fuentes son múltiples (internas
e internacionales) no hay una única red
de distribución o fuente geográfica fija.
Los usuarios pueden cultivar su propio
cannabis, pueden pertenecer a un gru-po que cultiva en forma cooperativa,
lo pueden adquirir de los productores
o distribuidores internos o de organi-zaciones sofisticadas de narcotrafican-tes internacionales que adquieren sus
productos en un país y lo venden en
otro. Los narcotraficantes internacio-nales están diversificando sus líneas de
negocios para incluir todas las drogas,
y como la marihuana tiende a recorrer
las mismas rutas que otros productos
ilícitos, la interdicción de las drogas en
las zonas fronterizas o en las vías ma-rítimas afecta todo el comercio ilícito.
Además de las rutas de tránsito a
través de la frontera de Estados Unidos
con México, la marihuana de Jamaica
ingresa a Estados Unidos a través de
las Bahamas
8
. Dentro de la subregión
del Caribe, la mayoría de las exporta-ciones provienen de Jamaica y San
Vicente y las Granadinas, aunque una
gran parte de la demanda interna se
satisface por medio de la producción
interna. Según expertos que asistieron
8
Seelke, C. R., Wyler, L. S., Beittel, J. S., &
Sullivan, M. P. “Latin America and the Caribbean: Illi-cit drug trafficking and U.S. counterdrug programs.”
Congressional Research Service. Washington, DC:
2011.
a una reunión realizada en preparación
para este Informe, algunas de las agen-cias de orden público de otros países
han observado la importación de can-nabis de alta potencia proveniente de
Estados Unidos; aunque las cantidades
son pequeñas, el cannabis de origen
estadounidense se vende a un precio
más alto y generalmente se considera
como un producto de alta calidad
5.3 flUJoS DE
DroGAS
SInTéTICAS
El tráfico de estimulantes tipo an-fetamina (ETA) continúa siendo, en
gran medida, intrarregional, porque la
elaboración tiene lugar cerca de los
mercados de los consumidores. A nivel
internacional el principal flujo de me-tanfetaminas va de México a Estados
Unidos por vías aéreas y terrestres.
Las organizaciones de narcotraficantes
mexicanos han expandido sus redes de
distribución y han consolidado a mu-chos de los traficantes independientes
de metanfetaminas en varias regiones
de Estados Unidos.
Además de las rutas de tráfico de
México a Estados Unidos, dentro de la
región las metanfetaminas van de Co-lombia a Venezuela y Ecuador, y de Ar-gentina a Uruguay. En mayo de 2009,
autoridades del aeropuerto de la Ciudad
de México confiscaron un cargamento
de píldoras de anfetaminas y metanfe-taminas procedentes de El Salvador.
En febrero de 2010, las autoridades de
Costa Rica confiscaron a su vez cinco
kilos de anfetaminas a dos ciudadanos
salvadoreños supuestamente en cami-no a su país. También es posible iden-tificar algunas rutas intrarregionales
que van de México, Brasil y la Guayana
Francesa a Europa, y de los Países Ba-jos y Bélgica a Chile y Brasil.
5.4 IMpACTo AMbIEnTAl
Las actividades relacionadas con
el tráfico y comercialización de drogas
también afectan el medio ambiente.
Un ejemplo del impacto ambiental del
El Problema de las Drogas en las Américas | 5. Distribución o Tránsito de Drogas e Insumos para producir Drogas 50
comercio y tráfico ilegal de drogas se
puede observar en la gran Reserva de
Biosfera Maya en Guatemala, donde
grupos conservacionistas luchan por
preservar un bosque único que se en-cuentra bajo la amenaza de los carteles
mexicanos de droga y de las pandillas
salvadoreñas de drogas entre otros,
debido a que esta zona tiene una ubi-cación ideal para que los aviones que
transportan drogas desde América del
Sur recarguen combustible y hagan
transferencia de narcóticos a camiones
que son conducidos fácilmente hasta
México. Los traficantes construyeron
docenas de pistas de aterrizaje, entre
ellas una apodada el “aeropuerto inter-nacional”, que contaba con tres pistas
y más de una docena de aviones aban-donados. El resultado fue una pérdida
de 40.000 hectáreas de bosque.
5.5 lArEACCIÓn
DEl ESTADo,
SUS DIfICUlTADES
y ConSECUEnCIAS
Las respuestas del Estado a las
amenazas derivadas del tránsito de
drogas y precursores químicos han
sido muchas y de distinto tipo. Cada
Estado ha empleado sus propias estra-tegias, por lo general complejas, que
han combinado distintos elementos en
función de sus evaluaciones de proble-mas y necesidades.
En 2009 se decomisó un total de
6.022 toneladas métricas de marihua-na a nivel mundial. Un 70 por ciento de
estos decomisos tuvo lugar en Nortea-mérica y un 10 por ciento en Sudamé-rica. Estados Unidos y México han rea-lizado los decomisos de cannabis más
grandes del mundo. En México el can-nabis fue confiscado principalmente en
la zona cercana al cultivo o cerca de la
frontera con Estados Unidos. En 2010,
el Departamento de Justicia de Esta-dos Unidos confiscó 1.500 toneladas
métricas en la frontera con México, en
comparación con un total de 2.500 a
3.000 toneladas métricas de consu-mo dentro del país9
. De acuerdo con
la ONUDD, las confiscaciones colom-bianas aumentaron de 209 toneladas
en 2009 a 255 en 2010. Brasil incautó
155 toneladas en 2010 y en Paraguay
las confiscaciones alcanzaron 84 tone-ladas en 2009. En la República Boliva-riana de Venezuela, las incautaciones
subieron de 33 toneladas en 2009 a 39
en 2010. Bolivia erradicó 1.069 tone-ladas de plantas de cannabis en 2010,
más de ocho veces la cantidad erradi-cada en 2006.
10
Se debe tener en consideración,
empero, que las decisiones y acciones
de las instituciones para responder al
problema de las drogas no siempre re-sultan en una reducción de la actividad
criminal sino sólo su modificación. Es
posible identificar dos tendencias prin-cipales que tienden a producirse en
el mundo criminal como efecto de la
acción estatal: por un lado, procesos
de fragmentación y competencia entre
organizaciones del crimen organizado
y, de otra parte, procesos de “integra-ción” de grupos de delincuencia orga-nizada que buscan aglutinar diferentes
actividades para ponerlas bajo su do-minio. De este modo la ofensiva con-tra las grandes estructuras criminales
puede generar procesos de atomiza-ción que debilitan las capacidades de
las agrupaciones criminales en el plano
nacional pero llevar a la dispersión de
las facciones delincuenciales y por lo
tanto del crimen.
La situación anterior puede gene-rar, a su vez, competencia por el terri-torio, haciendo más intensa la disputa
entre bandas delincuenciales en el nivel
local.
Existe una tendencia al desplaza-miento de redes criminales de un barrio
a otro dentro de las ciudades o de una
ciudad, estado o región a otros dentro
de un país o de un país a otro, en bús-queda de lugares que ellas consideran
más seguros y con autoridades es-tatales con menores capacidades. La
9 Caulkins, Jonathan, Hawken, Angela,
Beau, Kilmer, and Mark A.R. Kleiman. “Marijuana Le-galization: What Everyone Needs to Know,” Oxford
University Press. 2012. 41. Print.
10 World Drug Report 2012, Op. cit.
51 El Problema de las Drogas en las Américas | Organización de los Estados Americanos
evidencia indica que en estas nuevas
áreas tiende a producirse un incremen-to significativo de los niveles de violen-cia, aunque no siempre se observa una
reducción de la violencia en las áreas
abandonadas. Por ejemplo, la presión
de las autoridades en países como Mé-xico y Colombia ha tenido como efecto
el desplazamiento de las organizacio-nes criminales más allá de las fronte-ras, afectando a los países de Centro-américa, la Región Andina, el Caribe y
hay indicios que también al Cono Sur.
Además del desplazamiento te-rritorial de las organizaciones, las in-tervenciones estatales pueden tener
como consecuencia la diversificación
de la actividad criminal hacia nuevos
delitos. Algo que ya está ocurriendo en
varios países de la región donde, tras
la fragmentación de las grandes orga-nizaciones criminales, surgen grupos
con menos poder y recursos. Estas or-ganizaciones, al verse incapacitadas de
realizar actividades vinculadas al tráfi-co internacional de drogas, utilizan sus
recursos y conocimientos sobre violen-cia para cometer otro tipo de delitos
como el secuestro, la extorsión y el
robo de automóviles.
lA vEnTA
DE DroGAS
06
55 El Problema de las Drogas en las Américas | Organización de los Estados Americanos
lAvEnTA
DE DroGAS 6.
6.1 El TAMAño DEl
MErCADo y
QUIEnES SE
bEnEfICIAn DEél
La venta de drogas al por menor
es el momento o parte del “Problema
de Drogas” en que el valor económico
de las sustancias aumenta considera-blemente. Es también el momento del
“Problema” que presenta menor parti-cipación de organizaciones criminales
transnacionales (o de los carteles de
gran tamaño)
1
y cuando se manifiesta
menor violencia.
La medición del valor -no de volu-men de sustancia- traficado en esos
mercados es, por cierto, compleja.
Existen dos métodos comúnmente uti-lizados para calcularlos, conforme a
dos enfoques: el de la oferta y el de
la demanda. Ambos utilizan al máximo
la limitada información disponible sobre
la producción o uso de drogas y am-bos requieren la adopción de supuestos
para completar la información.
1 Sólo el mercado de heroína parece escapar
a este modelo en lo que a participación de organi-zaciones transnacionales toca, pues productores
de heroína de municipios de Nayarit (México) han
desarrollado mercados de heroína negra en Ohio
y Carolina del Norte (Estados Unidos) mediante el
procedimiento de introducir la sustancia a través de
la frontera luego de pagar a las organizaciones de
narcotraficantes mexicanos por el permiso de paso a
través de sus plazas o franquicias en el norte de ese
país. A continuación transportan la heroína a células
en los Estados Unidos controladas por individuos de
los mismos pueblos de Nayarit, las que la venden
directamente a los consumidores o a pequeños ven-dedores y remiten parte de las ganancias a México.
Como se ha señalado en páginas
anteriores, el enfoque de la oferta para
estimar el volumen de producción de
cocaína y heroína utiliza datos satelita-les que indican la producción de coca
y amapolas. La formulación de estas
estimaciones requiere que se hagan
suposiciones sobre la frecuencia de las
cosechas de la coca y las amapolas,
el promedio del contenido de sustancia
activa en la coca y la amapola y la efi-cacia de los trabajos de erradicación.
Asimismo, es necesario hacer suposi-ciones sobre la calidad de los químicos
y la capacidad de los especialistas quí-micos empleados para convertir la coca
y las amapolas en cocaína y heroína,
la cantidad de drogas decomisadas y,
para las estimaciones regionales, res-pecto a la forma en que estas drogas
son distribuidas en los diferentes mer-cados. La formulación de estimaciones
con base en la oferta es aún más difícil
en el caso del cannabis y las drogas
sintéticas.
El enfoque de la demanda se basa
principalmente en encuestas de hoga-res. También se pueden utilizar datos
obtenidos de las oficinas de admisión
hospitalaria, de la población carcelaria
y de otras fuentes. A fin de hacer es-timaciones de la población de usuarios
de drogas con base en datos de esas
El Problema de las Drogas en las Américas | 6. la venta de Drogas 56
encuestas, los investigadores deben
hacer suposiciones acerca de los ca-sos que no se registran, cuyo número
probablemente es sustancial. También
deben tomar en cuenta que los gran-des consumidores de drogas no están
bien representados en las encuestas de
hogares y tampoco en otros tipos de
fuentes de datos. Además, en general
las encuestas preguntan en qué días de
la semana se usan las drogas, no pre-cisamente la cantidad de drogas con-sumidas para su uso; por lo tanto, esto
último tiene que ser calculado como
también debe ser calculada la potencia
y la pureza de la droga. Las estimacio-nes de la demanda global son aún más
complicadas porque la información pro-cedente de diferentes países con fre-cuencia se refiere a poblaciones demo-gráficas diferentes y distintos años y
algunos países no cuentan con ningún
tipo de datos.
Se han realizado estimaciones de
los tamaños económicos de los mer-cados al por menor de algunas de las
drogas de mayor circulación. Basa-da en el enfoque de la demanda, la
ONUDD estima que el valor total de
ventas de drogas controladas a nivel
mundial fue de US$320.000 millones
en 2003, equivalente al 0,9% del PIB
mundial. Los mercados de venta mino-rista de drogas en las Américas fueron
estimados en US$151.000 millones, o
sea, aproximadamente el 47% del total
mundial. Los mercados de venta mino-rista en dólares ascendieron en Nortea-mérica a aproximadamente el 44% del
total mundial y en Europa al 33% de
ese total. Los mercados minoristas de
Sudamérica, Centroamérica y el Caribe
sólo rondaron el 3% del total mundial.
¿Quiénes y en qué volumen se be-nefician de estos valores provenientes
de la venta de drogas?
Como se ha visto, la economía ile-gal de drogas comprende una extensa
red de actores que se despliega desde
las zonas de cultivo y producción hacia
los lugares de venta, con lo cual los
márgenes de ganancia para cada uno
de los participantes varía según su pa-pel en la cadena.
Utilizando diversas fuentes, entre
las que destacan la Oficina de las Na-ciones Unidas contra la Droga y el Deli-to y el Análisis Nacional de la Amenaza
de Drogas del Departamento de Estado
de los Estados Unidos, es posible tra-zar el siguiente camino de la droga con
su ganancia a cada paso:
• Para producir un kilo de pasta base
de hidrocloruro de cocaína se re-quiere entre 450 y 600 kilos de
hoja de coca. Como un granjero
colombiano recibe en promedio 1,3
dólares por kilo de hoja de coca,
puede estimarse que el kilo de pas-ta base en la selva colombiana tiene
un costo de entre 585 y 780 dóla-res.
• En la misma selva colombiana el
kilo se vende en alrededor de 2.700
dólares; en los puertos del país el
precio se eleva ya a entre 5.500 y
7.000 dólares.
• En Centroamérica el mismo kilo
alcanza un valor que ronda los
10.000 dólares.
• En la frontera norte de México el
precio puede haber subido a 15 mil
dólares.
• En los Estados Unidos, pasada la
frontera, el kilo es vendido al ma-yoreo y alcanza un precio de 27 mil
dólares o más.
• En algún momento de su trayec-toria, el kilo de pasta base original
sufrió adulteraciones químicas que
normalmente permiten una duplica-ción de su volumen físico y, por lo
tanto, el kilo original se transformó
en dos kilos.
• El gramo de cocaína refinada alcan-zó en 2010 un precio de 165 dóla-res en Estados Unidos.
• Por lo tanto, el kilo original, con un
costo promedio de 650 dólares (en-tre 585 y 780), se transformó en
dos kilos con un valor total de venta
al detalle de 330.000 dólares, esto
es el valor del producto se incre-mentó alrededor de 500 veces a lo
largo de su cadena de valor.
Todos los eslabones de la cade-na tuvieron una importante ganancia.
Pero esta información disponible sugie-re que la mayor ganancia se produjo al
57 El Problema de las Drogas en las Américas | Organización de los Estados Americanos
final.El mayor valor en esta economía
ilegal es agregado en los mercados de
venta final, con lo que presumiblemen-te también una parte importante de las
ganancias se genera en esos mercados
donde, paradójicamente según vere-mos en el Capítulo 8, la violencia es
visiblemente menor.
La distribución de las ganancias a
través de la cadena de la oferta ha sido
razonablemente estudiada, en particu-lar en lo que respecta a la cocaína. Se-gún la ONUDD, los mercados de cocaí-na de los Estados Unidos y del mundo
ascienden en valor a un total cercano a
los US$34.000 millones y US$84.000
millones, respectivamente.2
En ambos
mercados sólo un poco más del 1%
del valor corresponde al ingreso de los
productores originales en los países an-dinos, en tanto que los vendedores mi-noristas de los países consumidores re-ciben cerca del 65% de esos ingresos.
Alrededor del 9% de los ingresos se
adquieren cuando la cocaína es trans-portada desde los países productores a
los países de tránsito (tales como Mé-xico o países de África Occidental).
Las ganancias de las ventas al por
mayor son divididas entre los vendedo-res internacionales, que introducen el
producto desde los países de tránsito
a los países consumidores (por ejem-plo, de México a los Estados Unidos)
y los vendedores nacionales que divi-den las compras de kilos de cocaína en
pequeñas unidades de una onza, que
se venden a los minoristas y se divi-de aún más antes de ser vendida a los
consumidores finales. Las ganancias
de los vendedores internacionales son
un poco más elevadas en el mercado
de la cocaína a nivel mundial que en el
mercado de la cocaína en los Estados
Unidos, aunque en ambos casos reci-ben entre el 20% y el 25% del total de
los ingresos.
No obstante las limitaciones de la
información de que se dispone, es posi-ble afirmar que, en general y para todas
las sustancias, el margen de ganancias
del narcotráfico es muchísimo más alto
que los márgenes que se pueden obte-2 World Drug Report 2010, Op. cit.
ner con bienes lícitos. Por ejemplo, el
costo del grano de café es cinco veces
más alto a nivel del comercio minorista
que en la puerta de la hacienda del ca-fetal, en tanto que el costo de la heroí-na es 170 veces más.
6.2 A DÓnDEvA El
DInEro:
CorrUpCIÓn,
lAvADo
DE ACTIvoS
y GobErnAbIlIDAD
DEMoCráTICA
Esos enormes volúmenes de ganan-cias son a su vez enormes volúmenes
de dinero en billetes que generan otros
graves problemas en nuestro conti-nente -aunque nuevamente de manera
principal en los países productores y de
tránsito- en una doble vertiente de co-rrupción. La corrupción de las personas
-funcionarios públicos o privados-, que
se ven finalmente envueltos como faci-litadores u operadores en algún punto
de ese proceso económico, y la de las
instituciones, principalmente aquellas
del ámbito financiero, que creciente-mente se ven comprometidas en activi-dades que buscan “lavar” esos dineros
estableciendo peligrosos enlaces entre
las esferas de lo legal y lo ilegal.
La evidencia indica que el problema
de las drogas ilegales, y fundamental-mente el de su producción y tránsito,
ha sido acompañado por la corrupción
de funcionarios públicos en distintos
niveles. En un marco de prohibición, la
economía de las drogas ilegales requie-re del soborno, la connivencia y la omi-sión de servidores públicos para pro-teger sus operaciones y garantizar la
impunidad de sus acciones. Si en algo
existe consenso en materia de econo-mía ilegal de drogas es que ésta y el
crimen organizado no pueden existir
sin corrupción. Tanto la violencia como
la corrupción pueden ocurrir sólo en un
contexto de alta impunidad, donde no
hay certidumbre del cumplimiento de la
El Problema de las Drogas en las Américas | 6. la venta de Drogas 58
ley y el Estado no tiene la capacidad
de identificar y procesar a los respon-sables de infringir las normas. Como
señaló la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos (CIDH) en su “In-forme sobre Seguridad Ciudadana y
Derechos Humanos”: “En varios países
de la región, la corrupción y la impunidad
han permitido a organizaciones crimina-les desarrollar y establecer verdaderas
estructuras de poder paralelas”. La CIDH
destaca que en la mayoría de los países
de la región no se destinan los recursos
necesarios para que el sistema de justi-cia cuente con los recursos humanos y
la infraestructura necesaria para poder
investigar, juzgar y sancionar. Es preciso
admitir que la corrupción y la impunidad
hacen parte de las debilidades estructu-rales de los Estados de América Latina
y el Caribe y que las organizaciones del
narcotráfico han aprovechado esta si-tuación, profundizando sus dimensiones
y consecuencias . El tema es abordado
nuevamente, en lo que dice relación con
la debilidad de las instituciones estatales
frente al tema de la violencia, en el Capí-tulo 8 de este Informe.
De acuerdo a Transparencia Inter-nacional, que elabora una escala de
percepción de la corrupción que va de
1 a 10 (siendo 10 el país más transpa-rente), tres cuartos de los países del
hemisferio analizados están por debajo
de 5 puntos. Cuando la corrupción ge-nerada por el problema de las drogas
ilegales y los niveles de penetración
del crimen organizado en las institucio-nes alcanzan gran intensidad, pueden
llegar a producir la cooptación y/o re-configuración de las instituciones del
Estado. No hay otra economía ilegal en
la región con tal capacidad de erosionar
la institucionalidad. La corrupción pro-ducida por el problema de las drogas
ilegales puede comprometer desde ofi-ciales de bajo rango hasta autoridades
y funcionarios públicos con posicio-nes de alta responsabilidad, incluidos
miembros de la Policía y el Ejército en
posiciones de mando.
En materia de corrupción, las fac-ciones criminales han pasado de la
etapa predatoria, asentadas en el nivel
local, a la etapa simbiótica, con nexos
con sectores políticos y económicos a
nivel nacional, con graves implicacio-nes para la gobernabilidad democrática.
Países con una institucionalidad demo-crática débil y de poca transparencia,
se ven especialmente expuestos a esta
situación y las consecuencias suelen
ser devastadoras en términos de mag-nitud de la corrupción pública, pene-tración de las instituciones estatales,
tráfico de influencias y manipulación
de la justicia.
La misma situación tiene efectos
sobre un aspecto clave de la goberna-bilidad democrática: la transparencia y
rendición de cuentas, pues cuanto más
se permean enclaves del Estado, del
gobierno y/o del sistema político con la
influencia del narcotráfico (vía corrup-ción, tráfico de influencias y omisiones
en la fiscalización), más difícil resultan
dichas transparencia y rendición de
cuentas. Esto genera un círculo vicioso
de debilitamiento de la gobernabilidad
democrática, porque cuanto más se
debilita la institucionalidad y los proce-dimientos públicos, más susceptible es
el Estado de verse afectado por la eco-nomía ilegal de las drogas.
La segunda gran vertiente de co-rrupción generada por la economía ile-gal de drogas es aquella asociada a su
necesidad de ocultar el origen ilícito de
sus bienes y fondos a fin de integrarlos
al sistema económico legal, conocida
como “lavado de activos”. Si bien no
existe acuerdo respecto al volumen de
fondos que se integran al sistema, sí
hay un amplio consenso en que estos
fondos tienen un gran poder corruptor
y distorsionante pues arrastra a agentes
económicos “legales” hacia actividades
ilegales y genera áreas “grises” en las
que actores aparentemente legales par-ticipan en acciones claramente ilegales.
Tradicionalmente el sector finan-ciero, y los bancos en particular, han
sido utilizados para el lavado de ac-tivos. El tipo y diversidad de los ser-vicios que ofrece este sector permite
realizar maniobras que pueden cana-lizar los fondos generados por activi-dades criminales en forma rápida y se-
59 El Problema de las Drogas en las Américas | Organización de los Estados Americanos
gura, manteniendo oculto el origen de
los mismos. Sin embargo y en buena
medida como respuesta a las acciones
de prevención aplicadas al sector fi-nanciero, las organizaciones delictivas
han diversificado sus procedimientos
y ahora utilizan también otros agentes
económicos, entre ellos compañías de
seguros, corredores de bolsa y de va-lores, agencias de cambio de monedas,
empresas de envíos de giros, casinos,
comerciantes y concesionarios de mi-nerales y piedras preciosas, bienes in-muebles y profesionales independien-tes, tales como notarios, contadores y
abogados
3
.
La ONUDD estima que las ganan-cias relacionadas con las drogas, dispo-nibles para el blanqueo a través del sis-tema financiero, se sitúan entre el 0,4
y el 0,6% del PIB mundial.
4
Se estima
igualmente que alrededor de la mitad
de estas ganancias son blanqueadas
dentro de la jurisdicción donde se han
generado, ingresando al sector banca-rio, al de bienes inmuebles o a otros
tipos de inversiones. En particular, la
ONUDD condujo un análisis detallado
3 Todas las pruebas sugieren que los nuevos
desarrollos en materia de lavado de activos siempre
están un paso más adelante que los esquemas
legales formulados para combatirlos, lo cual significa
que estos últimos tienen que ser constantemente
revisados y reemplazados. Para avanzar en este fren-te se debe considerar fortalecer las capacidades del
Estado para la investigación y adopción de sanciones
más severas, aun cuando esto pueda traducirse en
nuevas medidas de control para el sector financie-ro. Podría ser oportuno, por ejemplo, contemplar
la imposición de sanciones penales a las institucio-nes y no sólo a los individuos, de manera de evitar
la situación actual en la que con frecuencia son
los funcionarios de bajo nivel los sancionados por
delitos que cometen los bancos u otras instituciones
financieras. También se debe tener en cuenta que
una de las razones principales por las cuales este
fenómeno es de carácter transnacional es que, en la
mayoría de los casos, el dinero “legalizado” termi-na siendo depositado en las casas centrales de los
bancos y oficinas en Estados Unidos y Europa y no
en las sucursales financieras de esas instituciones en
América Latina y el Caribe. Por lo tanto, la preocupa-ción mayor debe centrarse en la aplicación de la ley
en los países en que residen esas casas matrices. Es
igualmente importante y urgente asegurar la homo-geneidad de la legislación de los diferentes países,
porque es obvio que las discrepancias en esta área
anulan completamente la capacidad de investigar y
sancionar desarrollada en los países que cuentan con
una legislación más avanzada. No se debe ignorar la
posibilidad de desarrollar un marco jurídico común,
por lo menos con relación a este problema.
4 World Drug Report 2011
del lavado de activos procedentes del
comercio de la cocaína. Sus cálculos
sugieren que el 46% de las ganancias
brutas de la cocaína vendida por los mi-noristas y el 92% de las ganancias bru-tas de los mayoristas están disponibles
para el blanqueo, lo cual resulta en una
proporción de dinero disponible para el
blanqueo que asciende al 62% de las
ganancias brutas de la cocaína.
La cifra anterior ha sido cuestio-nada por diversos estudios que sos-tienen que el dinero y activos que son
finalmente blanqueados ascienden a
volúmenes menores y no superarían
la cuarta parte del total obtenido por
las organizaciones criminales
5
. En cual-quier caso y cualquiera que sea en de-finitiva su real dimensión no cabe duda
que el lavado de activos, impulsado
por la economía ilegal de drogas, tiene
efectos perjudiciales en la economía, el
desarrollo social y la gobernabilidad de-mocrática.
En las zonas subdesarrolladas don-de existe una escasa presencia del Es-tado, la inyección de fondos provenien-tes del mercado de drogas controladas
tiene un poderoso impacto, acumulan-do bienes y servicios en segmentos
de la población que están aislados de
los circuitos tradicionales legal y eco-nómico. Bajo estas circunstancias, los
grupos delictivos organizados estable-cen vínculos con las comunidades que
aprecian sus actividades e inversiones
como una oportunidad para su integra-ción social y económica. La dinámica
de esta relación promueve un desarro-llo “perverso”, basado en fondos ad-quiridos ilegalmente y en la presencia y
control de grupos criminales que impo-nen orden mediante amenazas y violen-cia. En este escenario, las actividades
económicas tradicionales son dejadas
de lado por ser menos rentables en
5 World Drug Report 2011
Reuter, Peter: “Are Estimates of the Volu-me of Money Laundering either Feasible or Useful?
Comments on the Presentation by John Walker.”
Paper presented at the Tackling Money Laundering
Conference, Utrecht University, November 2, 2007.
United States Of America-Mexico Bi-National Cri-minal Proceeds Study. Brien, Nicolas: “A Bilateral
Study on Money Laundering in the United States and
Mexico.” 2011.
El Problema de las Drogas en las Américas | 6. la venta de Drogas 60
tanto que prosperan las actividades
que propician el lavado de activos y la
concentración de recursos.
6.3 lAvEnTA DE
CoCAínA
La venta de la cocaína se ha inves-tigado en gran detalle y hay un relativo
consenso sobre el valor total aproxima-do de este mercado. La ONUDD estima
que el valor total de venta de cocaína a
nivel mundial fue de aproximadamente
US$85.000 millones en 2009 (rango
de US $75.000 - $100.000 millones).
6
Tanto la metodología basada en la de-manda –que utiliza los datos de las
encuestas de hogares– como la meto-dología que se basa en la oferta -que
utiliza información sobre la producción
y decomisos de la sustancia– produ-cen estimaciones bastante similares.
ONUDD estima que los principales mer-cados son Norteamérica (US$40.000
millones o el 47% del mercado mun-dial), seguido de Europa Occidental y
Central (US$34.000 millones o el 39%
del mercado mundial).
Los datos más recientes de Améri-ca Latina no se desglosan de acuerdo
a los diferentes mercados regionales,
aunque datos recopilados en 2003 su-gieren que los países de Sudamérica
contribuyen a la mayor parte del mer-cado latinoamericano.
El mercado de Estados Uni-dos se estima en aproximadamente
US$38.000 millones, lo cual es simi-lar a otro estimado ampliamente citado
de US$30.000 millones (rango de: US
$25.000 - $35.000 millones).
7
Ha ha-bido diferencias significativas entre las
estimaciones de las Naciones Unidas
y el gobierno de los Estados Unidos,
probablemente debido a las diferencias
que se han explicado antes entre las
imágenes satelitales, las suposiciones
sobre las cosechas y las suposiciones
sobre la eficacia de la erradicación de
las cosechas. Si bien estas diferencias
6 UNODC, World Drug Report (2012).
7 Office of National Drug Control Policy,
White House (ONDCP) “What America’s Users
Spend on Illegal Drugs”, (2012).
pueden ser bastante grandes para un
año determinado, la diferencia del pro-medio estimado de producción de co-caína durante un período prolongado es
menos marcada.
6.4 lAvEnTA DE
HEroínA
La ONUDD también ha calculado
recientemente el valor del mercado mi-norista de la heroína. Estima que el va-lor mundial de ese mercado en 2009
fue de aproximadamente US$55.000
millones.8
Estados Unidos y Canadá
representan el 13% (Estados Unidos
US$8.000 millones) de este mercado;
alrededor de la mitad de la heroína del
mundo es consumida por la Unión Eu-ropea y la Federación Rusa. No se ha
calculado un consumo específico para
América Latina, que se incluye en la
categoría “otros”, y el informe cita da-tos inexistentes en más de la mitad de
los países de la región. Si bien como se
menciona en otras partes de este Infor-me, existen evidencias de incrementos
de consumo de heroína en América La-tina, lo más probable es que su merca-do minorista siga siendo muy pequeño.
6.5 lAvEnTA DE
MArIHUAnA
Las estimaciones más recientes de
la ONUDD sobre el valor del mercado
minorista de cannabis están contenidas
en el Informe Mundial sobre las Dro-gas de 2012. Este informe alerta que
el error entre el valor estimado del mer-cado de cannabis y el valor real podría
ser mucho mayor que el error de los
mercados de la cocaína y la heroína,
debido a las inconsistencias de los da-tos que imposibilitaron reconciliar los
cálculos de la oferta y la demanda.
ONUDD optó por una estimación
entre los cálculos logrados con el enfo-que basado en la oferta y aquellos basa-dos en la demanda y estimó el valor del
mercado mundial minorista del canna-8 UNODC, World Drug Report (2012).
61 El Problema de las Drogas en las Américas | Organización de los Estados Americanos
bis en US$141.000 millones, del cual
algo menos de la mitad (US$64.000
millones) corresponde a Estados Uni-dos. Estimó igualmente que el mercado
sudamericano es pequeño y se eleva
sólo a US$4.200 millones. Sin embar-go existen estudios que indican que el
valor verdadero del mercado mundial
de cannabis es probablemente la mitad
de lo que calcula la ONUDD y han in-dicado que la producción de cannabis
denota niveles increíblemente elevados
en los Estados Unidos.
9
En general las estimaciones con
base en la oferta son probablemente
menos útiles para utilizarlas con un pro-ducto como la marihuana –que, como
se ha dicho, se puede producir casi en
cualquier lugar- que en el caso de la
coca y las amapolas –que se producen
en el exterior, en áreas limitadas y en
condiciones geográficas específicas.
Mediante el uso del enfoque que
se basa en la demanda, un informe de
la Oficina Nacional de Políticas para el
Control de las Drogas de Estados Uni-dos, calculó que el valor del mercado
de drogas minorista de esta sustancia
en ese país en el año 2000, ascendió a
aproximadamente US$11.000 millones
(casi US$14.000 millones en dólares
actuales).
10
Otros estudios, que utili-zan el enfoque basado en la demanda,
han estimado que el valor del mercado
minorista del cannabis en Estados Uni-dos en 2005 fue de aproximadamente
US$20.000 millones y en 2012 entre
US$15.000 y US$30.000 millones.11
El nivel más alto de este rango es cer-cano al valor estimado del mercado
minorista de la cocaína. Si bien exis-ten considerables incertidumbres que
9 Reuter, Peter, and Franz Trautmann, eds.
A Report on Global Illicit Drug Markets 1998-2007.
European Communities, 2009.
10 Abt Associates, What America’s Users
Spend on Illegal Drugs, Washington, D.C.: Executi-ve Office of the President, Office of National Drug
Control Policy, December 2001. http://purl.access.
gpo.gov/GPO/LPS20925
11 Kilmer, Beau and Rosalie Liccardo Pacula.
“Estimating the size of the global drug market: A
demand-side approach,” RAND Corporation, 2009;
Caulkins, Jonathan, Angela Hawken, Beau Kilmer,
and Mark A.R. Kleiman. Marijuana Legalization: What
Everyone Needs to Know, Oxford University Press,
2012.
conducen a un gran margen de error,
es evidente que el valor del mercado
minorista del cannabis en los Estados
Unidos ha aumentado sustancialmente
a través del tiempo.
6.6 lA vEnTA DE
ESTIMUlAnTES
TIpo AnfETAMInA
Las estimaciones del valor del mer-cado minorista de los estimulantes
tipo anfetamina son por lo menos tan
inciertas como las estimaciones de la
marihuana. La ONUDD estimó que el
mercado minorista mundial de anfeta-minas ascendía a US$28.000 millones
en 2003, con US$17.000 millones
(60%) de este mercado concentrado
en Norteamérica y menos del 1% en
Sudamérica.
12
El valor total del merca-do minorista del éxtasis se estimó en
US$16.000 millones, contribuyendo
Norteamérica con US$8.500 millones
(52%) y Sudamérica con US$1.200
millones (7%). Más recientemente, el
Informe Mundial sobre las Drogas de
2010 indicó que hay una gama muy
amplia de estimaciones de producción
mundial de anfetaminas (de 149 a 577
toneladas métricas). Las estimaciones
basadas en la oferta de anfetaminas se
calculan controlando las cantidades de
precursores químicos, pero este méto-do puede ser problemático porque los
precursores también se utilizan para fi-nes legítimos.
Un estudio más reciente, que uti-liza el enfoque de la demanda, estima
que el valor del mercado minorista de
anfetaminas en Estados Unidos es de
entre US$3.000 y $8.000 millones,
con un cálculo de conjetura que lo ubi-ca en US$5.000 millones.
13
El margen
de error es grande porque el rastro del
uso de las metanfetaminas no se co-rresponde con el sistema de recopila-ción de datos: estos sistemas se con-centran especialmente en las zonas
urbanas y el uso de metanfetaminas en
los Estados Unidos -que está concen-12 UNODC. World Drug Report (2005).
13 Kilmer et al: “Better understanding efforts
to reduce supply of illicit drugs”
El Problema de las Drogas en las Américas | 6. la venta de Drogas 62
trado en ciertas regiones- no es funda-mentalmente urbano. Además, como
durante la última década se registraron
cambios profundos en el consumo y
producción de las metanfetaminas, las
estimaciones dependen en gran forma
del año que sea analizado.
Si bien hay considerables incerti-dumbres, en Norteamérica el mercado
de las metanfetaminas es claramente
menor que el de la cocaína y el canna-bis, menor que el de la cocaína en Sud-américa y potencialmente menor que
los mercados de otras drogas en otros
lugares del Hemisferio. Sin embargo,
no hay datos disponibles para ofrecer
un análisis detallado correspondiente a
todas las regiones.
6.7 lA vEnTA DE
nUEvAS
SUSTAnCIAS
pSICoACTIvAS
No existe información confiable so-bre el valor y el tamaño del mercado de
sustancias psicoactivas en nuestra re-gión. Un indicador de esos volúmenes
puede desprenderse, sin embargo, del
incremento de uso de la Internet para
facilitar la distribución de estas sustan-cias a un público global. El Centro Euro-peo de Monitoreo de Drogas y Adicción
a Drogas ha observado un continuo au-mento del número de sitios que venden
estos productos por Internet: desde
170 en 2010 a 690 en 2012.
6.8 lArEACCIÓn
DEl ESTADo,
SUS DIfICUlTADES
y ConSECUEnCIAS
Tanto los productores de drogas
como los traficantes, violan las leyes
de drogas y son criminales. Pero como
los recursos de los sistemas de justicia
son escasos y los costos de acceso a
ellos altos, finalmente termina ocurrien-do que la aplicación de la ley se con-centra en aquel aspecto que es menos
complejo y más “barato”, lo que tiene
por efecto que la gran mayoría de los
detenidos por delitos de drogas sean
pequeños productores o traficantes.
En América del Sur las cárceles
femeninas están llenas de “mulas” o
pequeñas traficantes, que muchas ve-ces tienen de compañía en la cárcel a
sus hijos pequeños. Algunos estudios
afirman que aproximadamente el 70%
de las mujeres en prisión están allí por
micro tráfico no violento14
. La mayoría
de ellas vienen de comunidades social-mente marginalizadas y vulnerables y
comúnmente son migrantes o provie-nen de poblaciones indígenas. Como
resultado de lo anterior, muchas cár-celes presentan niveles de hacinamien-to muy altos y en ellas las presas son
víctimas de abuso sexual, extorsiones
y matonaje.
En Brasil se experimentó un gran
incremento en la población de presos
por tráfico
15
como consecuencia de la
nueva legislación de 2006. Si bien la
ley abolió la pena de encarcelamiento
para consumidores de drogas (siendo
esta conducta aún considerada un cri-men), no contó con una clara definición
jurídica sobre lo que significa consumo
personal. La nueva ley aumentó la pena
mínima para el tráfico de drogas y la
previsión legal de prisión preventiva
obligatoria. Entre 2007 y 2012 el nú-mero de presos por este delito creció en
123%, pasando de 60.000 a 134.000.
14 Meetal, P. and Youngers, C. (Eds), ‘Sys-tems Overload: Drugs Law and Prisons in Latin Ame-rica’, Transnational Institute and the Washington
office on Latin America, 2010.
15 Boiteux, Luciana, Ela Wiecko, Volkmer de
Castilho, Beatriz Vargas, Vanessa Oliveira Batista,
Geraldo Luiz Mascarenha Prado, carlos Eduardo
Adriano Japiassu. Tráfico de drogas e constituição:
um estudo jurídico-social do tipo do art. 33 da Lei de
Drogas diante dos princípios constitucionais-penais.
Relatório de Pesquisa, Projeto Pensado o Direito,
Ministério da Justiça, Brasília., Garcia, Cassia S.
(2005). Os (des)caminhos da punição: a justiça penal
e o tráfico de drogas São Paulo. Dissertação (Mes-trado em Sociologia), FFLCH/USP., Raupp, Mariana
M. (2005). O seleto mundo da justiça: análise de
processos penais de tráfico de drogas. São Paulo:
Dissertação (Mestrado em Sociologia), FFLCH/USP.
Teixeira, Alessandra (2012). Construir a delinquên-cia, articular a criminalidade. Um estudo sobre a
gestão dos ilegalismos na cidade de São Paulo. Tese
(Doutoramento em Sociologia), FFLCH-USP, São
Paulo
63 El Problema de las Drogas en las Américas | Organización de los Estados Americanos
Este aumento se dio sobre todo a par-tir del encarcelamiento de delincuentes
primarios con pequeñas cantidades, sin
relación con el crimen organizado.
Muchos tienden a justificar las
sanciones punitivas para quienes vio-lan las leyes contra las drogas porque
son, supuestamente, retributivas y
disuasivas: buscan castigar a quienes
han violado leyes y generar temor en-tre quienes podrían hacer lo mismo. Sin
embargo, es importante determinar si
la legislación y las actuales sanciones
tienden a castigar a los menos culpa-bles. Las condenas por venta de drogas
en ocasiones son tremendas y exceden
incluso las condenas por actos graves
de violencia. Los sistemas de conde-nas, que se basan principalmente en la
cantidad de drogas implicadas en vez
de en la conducta específica del acusa-do, pueden abarrotar con facilidad mu-chas celdas carcelarias con delincuen-tes menores.
Si una actividad laboral o produc-tiva es definida como ilegal sin que la
población afectada comprenda con cla-ridad las razones de esa decisión o las
rechace a partir de sus contradicciones
y paradojas, se creará una disposición
a continuar transgrediendo otras nor-mas, pues sobre todas se extenderá la
sombra de dudas respecto de su legiti-midad. Muchas personas que carecen
de otras oportunidades claras de mo-vilidad social pueden llegar a percibir
la economía ilegal de la droga como
una vía aceptada de trabajo, de fuen-te de ingresos, de elevación del status
social, de acceso a mayor consumo e
incluso de sentido de pertenencia.
ElConSUMo
DE DroGAS
07
67 El Problema de las Drogas en las Américas | Organización de los Estados Americanos
El ConSUMo
DE DroGAS 7.
7.1 por QUé loS
SErES HUMAnoS
ConSUMEn
DroGAS
Existen muchas respuestas dife-rentes a esta pregunta, lo que proba-blemente refleja la diversidad del fe-nómeno. Como se ha expuesto en el
Capítulo 2 de este Informe, diversas
investigaciones han demostrado el im-portante papel que tiene la interacción
entre el cerebro y una serie de deter-minantes biológicos, psicológicos y
sociales del entorno de las personas,
en el proceso por el cual el consumo
regular puede derivar en el trastorno de
dependencia.
Lo cierto es que la mayoría de la
población mundial no usa drogas, que
entre quienes llegan a probarlas solo
un pequeño grupo las seguirá usando
regularmente y que de estos sólo una
fracción aún más pequeña desarrollará
patrones de uso nocivo y dependen-cia
1
. La transición de una etapa de uso
a otra está asociada a una gran varie-dad de factores de riesgo y protección
relacionados con el individuo y su me-dio. La relación entre personas y sus-1 De acuerdo a la información más actuali-zada, correspondiente a 2010, proporcionada por la
Oficina Contra la Droga y el Delito de las Naciones
Unidas, las personas adultas que consumen una
droga ilícita por lo menos una vez al año alcanzan
a alrededor del 5% de la población mundial. De
ellas sólo alrededor de la décima parte, aproximada-mente el 0,6% de la población adulta mundial, son
consumidoras habituales y de esta última proporción
un porcentaje aún menor, que no supera el 0,1%,
pueden considerarse adictas
tancias, así como las consecuencias
que se derivan del uso, comprenden un
amplio espectro de posibles combina-ciones y resultados.
• El uso experimental. Una droga es
consumida para probar sus efec-tos y después de pocos eventos de
uso, es abandonada.
• El uso regular o social. Se continúa
usando la sustancia después de ha-ber experimentado y su consumo
se integra al estilo de vida habitual.
• El uso nocivo. Definido por la OMS
como un patrón de uso que causa
daño, ya sea mental o físico.
• Abuso y consumo perjudicial. Pa-trón de consumo de una sustancia
psicoactiva que causa daño a la sa-lud. El daño puede ser físico (como
el caso de la hepatitis por la auto
administración de sustancias psi-coactivas inyectables) o mental (por
ejemplo, en los episodios de tras-torno depresivo secundario a una
ingestión de masiva de alcohol).
Al analizar las interrelaciones que
llevan a esos comportamientos, los in-vestigadores de la epidemiología social
han cuestionado los enfoques anclados
únicamente en la responsabilidad del su-jeto y han insistido en la necesidad de
una perspectiva más amplia que tome
El Problema de las Drogas en las Américas | 7. El Consumo de Drogas 68
en cuenta el contexto social y cultural.
El examen desde esa perspectiva mues-tra que en los escenarios de consumo
existen diferentes niveles de peligro. In-tervienen factores tales como nivel de
desarrollo, urbanización y servicios; la in-clusión/exclusión social; la disponibilidad
de drogas y de armas; el índice de deli-tos y la existencia de grupos que pueden
estar involucrados en la distribución de
drogas, algunos de los cuales pueden ser
más violentos que otros. También inter-viene la acción de la policía y las estrate-gias utilizadas para combatir el delito o,
en su caso, el consumo.
Desde la perspectiva de las deter-minantes individuales es posible distin-guir dos categorías: a) factores de ries-go que, sin estar ligados causalmente
al consumo o dependencia, los ante-ceden y aumentan su probabilidad de
ocurrencia; b) factores de protección,
que hacen fuertes a las personas para
resistir los riesgos. En este último caso
se habla de personas con resiliencia,
quienes a pesar de haber experimenta-do muchos de los factores de riesgo,
no incurren en el consumo o no desa-rrollan dependencia.
La evidencia científica muestra que
los individuos tienen características di-ferentes y viven en entornos también
diversos que los harán más o menos
vulnerables al uso de sustancias. Es-tos factores de riesgo pueden situar-se en diferentes dominios: individual
(por ejemplo, trastorno emocional o de
aprendizaje o personalidad orientada a
la búsqueda de sensaciones nuevas);
familiar (convivencia con padres alco-hólicos); escolar (fracaso escolar); pa-res (amigos usuarios de drogas); comu-nidad (alta disponibilidad de sustancias);
condición social (la pertenencia al mundo
de los excluidos sociales por situaciones
de pobreza, desigualdad, falta de edu-cación, escasez de oportunidades, dis-criminación de género). Tales factores
interactúan con cada individuo, quien
procesa los estímulos, los interpreta y
responde a ellos de una manera diferen-te. La importancia de estos factores va-ría a lo largo de diferentes etapas de su
desarrollo personal.
Los factores de protección pueden
situarse también en cada uno de los
dominios de la vida del individuo: en
la esfera individual (por ejemplo, alta
autoestima o personalidad orientada a
la evitación de riesgos), familiar (convi-vencia con padres capaces de cubrir las
necesidades afectivas de los menores),
escolar (apego escolar), pares (amigos
poco tolerantes hacia el consumo), co-munidad (pertenencia a redes de apoyo
social), condición social (instrumentos
públicos o privados destinados a redu-cir la exclusión social y las desigualda-des). Todos los anteriores pueden defi-nirse como factores que, en presencia
del riesgo, protegen a los individuos de
consumir drogas, más que lo opuesto
al riesgo.
Los factores que contribuyen a la
resiliencia pueden incluir: una relación
estrecha con los padres u otro adulto
quien asegura un ambiente proveedor
de afecto desde edades tempranas y
de manera consistente; sentimientos
de éxito, de control y de respeto por
sí mismos por parte de los menores;
fuertes recursos internos (por ejem-plo, buena salud física y psicológica)
y externos (buena red social de apo-yo que incluye a la familia, la escuela,
la comunidad y el Estado). Entre otros
factores se encuentran habilidades so-ciales que incluyen la capacidad para
comunicarse, negociar, tomar buenas
decisiones y rehusar actividades que
pueden resultar peligrosas; habilidades
para resolver problemas; una percep-ción de que las adversidades se pueden
resolver con perseverancia y esfuerzo,
y haber sobrevivido situaciones de ries-go anteriores
2
.
Todo lo anterior debe entenderse, a
su vez, en el contexto social real de los
países de nuestro Hemisferio. Muchos
de los enormes cambios sociales ocu-rridos en las últimas décadas en todo
el continente americano, han debilitado
las normas que tradicionalmente con-trolaban el comportamiento de muchas
personas. La desintegración de la familia,
los cambios en los papeles sociales de
2 Brounstein PJ, Altschelr DM, Hatry HP,
Blair LH. Substance use and delinquency among
inner city adolescent males. Washington, DC: Urban
Institute Press; 1989.
69 El Problema de las Drogas en las Américas | Organización de los Estados Americanos
hombres y de mujeres, el aumento de la
migración, el desprecio a la autoridad de
las personas mayores, el conocimiento
de otras sociedades obtenido a través de
los medios de comunicación, el aumento
significativo en los niveles de educación
y el acceso a nuevas formas de empleo,
son algunos de los factores que han con-tribuido a que muchas normas de com-portamiento tradicionales se hayan de-bilitado y a que otras simplemente sean
hoy obsoletas.
En muchos casos, las estructu-ras sociales tradicionales que fueron
estables por largo tiempo, como las
familias, al enfrentarse con el mun-do moderno experimentan fragilidad
y terminan envueltas en procesos de
cambio fuertes e impredecibles. Este
proceso puede derivarse en el rechazo
de normas atávicas y la erosión de la
cohesión social.
La sociedad moderna ha generado
otras tensiones que agravan las
fragilidades sociales, especialmen-te entre las personas proclives al
uso problemático de las drogas:
• Las presiones para aumentar el
consumo, particularmente de bie-nes “posicionales” que reflejen o
pretendan reflejar estatus social.
• La necesidad de rituales de tránsi-to y conexión. Algunas personas
pueden llegar a usar drogas para
compensar la pérdida de rituales
y de pertenencia en una sociedad
moderna. La participación en las
pandillas que negocian drogas
controladas también puede produ-cir un sentido de comunión.
• Afirmación en la exclusión. La
participación en el negocio ilegal
puede ser una respuesta a la ex-clusión, bien sea segregación o
discriminación racial, étnica o de
clase. Los campesinos cocaleros
y los miembros de muchos carte-les consideran sus acciones como
una protesta contra la sociedad
excluyente.
7.2 QUé DroGAS
SE ConSUMEn En
lASAMérICASy
En QUé volUMEn
Como se ha señalado antes, según
el Informe Anual 2011 de ONUDD, en
2010 alrededor de 230 millones de per-sonas en el mundo (estimación que va
de 153 a 300 millones) consumieron
alguna droga ilícita en el año previo.
Como también se ha dicho, esto repre-senta alrededor del 5% (entre 3,4% y
6,6%) de la población mundial de 15 a
64 años de edad.
Marihuana
La marihuana es la droga ilícita de
mayor consumo en todo el mundo. Se
calcula que entre 119 y 224 millones
de personas entre 15 y 64 años –lo que
equivale entre 2,6% y 5% de la pobla-ción en ese grupo– han consumido mari-huana alguna vez en el último año. Esto
quiere decir que los usuarios de marihua-na pueden llegar a representar entre el
75 y el 80% de los consumidores de dro-gas controladas a nivel mundial.
El 24% del total de consumidores
de marihuana del mundo se encuentra
en la región de las Américas. Del total
de usuarios de las Américas, 81% son
de Norteamérica. En los países del He-misferio, 6,6% de la población entre 15
y 64 años ha consumido marihuana en
los últimos doce meses. El consumo de
marihuana en el continente es práctica-mente idéntico al de Europa y supera lar-gamente el promedio mundial. Los pro-medios ocultan una variación importante
entre las naciones. En algunos países de
América, la prevalencia del uso en el últi-mo año es inferior a 1% de la población
de 15 a 64 años, mientras que en otros
supera el 14%
3
.
El uso de marihuana en Norteaméri-ca en promedio alcanza a 10,8% de la
población, con diferencias muy marca-das entre Estados Unidos y Canadá (en
ambos países se acerca al 14%) respec-to de México (1%). En Centroamérica el
3 Organización de los Estados Americanos:
Informe del uso de Drogas en las Américas. 2011.
El Problema de las Drogas en las Américas | 7. El Consumo de Drogas 70
valor promedio es alrededor de 2,4% de
la población, cifra muy similar al obser-vado como promedio en Sudamérica. No
hay datos comparables disponibles para
la región del Caribe.
Todo indica que las personas que
consumen marihuana se inician mayo-ritariamente a muy temprana edad, un
fenómeno que tiende a repetirse particu-larmente en el caso del tabaco. El Infor-me del Uso de Drogas en las Américas
2011evaluó 33 países del Hemisferio,
de los cuales en 9 la prevalencia del
uso de esta droga alguna vez en la vida
en la población escolar supera el 30 por
ciento. En 12 países, más de 10% de
escolares de 14 años o menos habían
consumido marihuana al menos una vez;
en 11 países, el consumo entre adoles-centes de 17 años superó el 30 por cien-to. En aquellos países donde el consumo
es más alto, la diferencia entre hombres
y mujeres es menor. La diferencia en el
consumo entre jóvenes y adultos sugiere
que de aquellos jóvenes que experimen-tan con la substancia en la adolescencia
o antes, sólo una proporción menor con-tinúa consumiéndola en la edad adulta.
El consumo de marihuana se ha in-crementado entre los escolares de nivel
medio en la mayoría de los países del
hemisferio. Una excepción es el caso
de Canadá, que entre 2010 y 2011 re-porta una disminución del 27 al 21% en
la prevalencia de consumo de cannabis
durante el último año en estudiantes de
séptimo a duodécimo grados
4
.
Cocaína
Según la ONUDD, entre el 0,3 y
el 0,4% de personas entre 15 y 64
años de edad declararon haber consu-mido cocaína alguna vez en el último
año a nivel mundial. El total de usua-rios en las Américas se sitúa entre 7 y
7,4 millones de personas, lo que arro-ja una prevalencia de 1,2 por ciento,
porcentaje equivalente al encontrado
en la población europea. El consumo
en los países de las Américas represen-ta aproximadamente 45% del total de
consumidores de cocaína a nivel mun-4 Canadian Alcohol and Drug Use Monitoring
Survey (CADUMS) 2011.
dial. En algunos países de América la
prevalencia del uso de cocaína es infe-rior a 0,1% de la población en tanto en
otros supera el 2 por ciento.
El porcentaje de individuos consu-midores también puede variar en forma
importante en el interior de los países.
Por ejemplo, los estudios en población
general realizados en Colombia
5
, Chile
6
y Argentina
7
muestran que la prevalen-cia de consumo en los departamentos/
regiones/provincias de dichos países
va de 0,1 a 2 por ciento. Algo similar
ocurre cuando se comparan los esta-dos dentro de Estados Unidos
8
.
Tal como se observó en el caso de
la marihuana, también es posible en-contrar uso de cocaína en la población
escolar entre 13 y 17 años de edad. En
varios países del hemisferio se estima
que 2% o más de dicha población ha
consumido cocaína en el último año
9
.
Adicionalmente, entre los países que
cuentan con datos sobre tendencias
en el consumo de cocaína en esta po-blación, se puede observar que en el
Cono Sur, es decir Argentina, Chile y
Uruguay, se ha incrementado la preva-lencia del consumo de cocaína entre
2005 y 2011. En comparación, en los
Estados Unidos la prevalencia del con-sumo bajó entre escolares de enseñan-za media en el mismo periodo
10
.
Cocaínas fumables
Durante los últimos 10 años el con-sumo de pasta base de cocaína (PBC),
que anteriormente se limitaba princi-5 Observatorio de Drogas de de Colombia:
http://www.odc.gov.co/docs/publicaciones_nacio-nales/Estudio%20Sustancias%20Psicoactivas%20
en%20Escolares%202011.pdf.
6 Gobierno de Chile, Ministerio del In-terior: http://www.senda.gob.cl/wp-content/
uploads/2012/02/2010_noveno_estudio_nacional.
pdf.
7 Observatorio Argentino de Drogas: http://
www.observatorio.gov.ar/investigaciones/Estu-dio_Nacional_sobre_consumo_en_poblacion_general-Argentina2010.pdf.
8 Substances Abuse and Mental Health
Services Administration: http://www.samhsa.gov/
data/NSDUH/2k10State/NSDUHsae2010/NSDU-HsaeAppB2010.htm.
9 Organización de los Estados Americanos:
Informe del uso de Drogas en las Américas. 2011.
10 Organización de los Estados Americanos:
Informe del uso de Drogas en las Américas. 2011.
71 El Problema de las Drogas en las Américas | Organización de los Estados Americanos
palmente a los países de la región an-dina, se ha ido extendiendo a países
como Argentina, Chile y Uruguay
11
, si
bien su prevalencia es baja en compa-ración con otras drogas controladas.
El empleo de cocaína base es menos
frecuente en Centroamérica y Norte-américa, en donde se encuentra con
mayor frecuencia el uso de crack. Es
importante destacar también la cre-ciente presencia de diferentes formas
de cocaína fumable en Brasil.
Heroína
En Estados Unidos y Canadá se en-cuentra el mayor consumo de heroína
en el hemisferio. México y Colombia,
han experimentado aumentos en el
consumo de heroína nacional según las
solicitudes de tratamiento registradas.
En República dominicana la repatriación
de usuarios de drogas estaría contribu-yendo a crecientes flujos de heroína y a
un aumento del consumo nacional. In-formaciones recientes estiman que las
dos terceras partes de los usuarios de
heroína en este país caribeño han sido
deportados por Estados Unidos, lugar
donde tuvieron el primer contacto con
la sustancia
12
.
Estimulantes tipo anfetaminas
(ETA)
A nivel mundial, los estimulantes
tipo anfetaminas son el grupo de dro-gas de mayor uso después de la mari-huana, con estimaciones que van en-tre 14 y 53 millones de personas en
el caso del grupo de las anfetaminas,
y entre 10 y 28 millones de usuarios
para las sustancias tipo éxtasis. En los
países de las Américas el uso de estas
drogas es muy variado, con altas ta-sas de consumo en Canadá y Estados
Unidos. Sin embargo, también se ha
detectado un consumo importante de
sustancia tipo éxtasis en la población
joven de muchos otros países del he-misferio.
11 Organización de los Estados Americanos /
Comisión Interamericana para el Control del Abu-so de Drogas. Informe Hemisférico, Evaluación del
Progreso de Control de Drogas, Quinta Ronda de
Evaluación. Washington DC2011.
12 Estudio de la CICAD y del Consejo Nacio-nal de Drogas de la República Dominicana. 2013
Inhalables
El análisis sobre el uso de drogas
realizado por la CICAD (2011), indica
que los inhalables se encuentran entre
las sustancias utilizadas por los estu-diantes de enseñanza media en el he-misferio, junto con alcohol, tabaco,
marihuana y farmacéuticos. En más
de un país es la droga de mayor uso.
Según el estudio de 2011, la mayor
prevalencia del uso de inhalables se
registra en Brasil (14,4 por ciento)
13
,
seguido de Jamaica (13,9 por ciento),
Trinidad y Tobago (13,3 por ciento) y
Guyana (10,4 por ciento), en tanto que
Estados Unidos (6 por ciento) y México
(5 por ciento) presentan una prevalen-cia significativa aunque menor.
fármacos
La situación del abuso de medica-mentos con potencial adictivo en Nor-teamérica es diferente a la de América
Latina y el Caribe. En Estados Unidos
y Canadá, los derivados de opioides
(empleados principalmente como anal-gésicos), los tranquilizantes y sedantes
(especialmente las benzodiacepinas) y
los estimulantes (como el metilfenidato
o la dextroanfetamina) son los fárma-cos de mayor uso indebido. Los datos
provenientes de la Administración de
los Servicios de Salud Mental y Abuso
de Sustancias
14
de Estados Unidos, in-dican que en 2011, 2,4% de la pobla-ción mayor de 12 años de edad en ese
país había empleado fármacos psico-terapéuticos de prescripción sin justi-ficación médica en el último año y que
13,3 por ciento lo había hecho alguna
vez en su vida. La mayor proporción
del uso indebido de estos medicamen-tos fue de narcóticos (4,3 por ciento)
con una tendencia al alza en el abuso y
dependencia a estos compuestos (es-13 Estudios posteriores en Brasil muestran
que el consumo de inhalantes en estudiantes de
enseñanza media habría disminuido a un 5.2%, sin
embargo se mantiene como la substancia de uso
mas común después del alcohol y el tabaco.
14 Substance Abuse and Mental Health Servi-ces Administration, Results from the 2011 National
Survey on Drug Use and Health: Summary of Natio-nal Findings, NSDUH Series H-44, HHS Publication
No. (SMA) 12-4713. Rockville, MD: Substance
Abuse and Mental Health Services Administration,
2012.
El Problema de las Drogas en las Américas | 7. El Consumo de Drogas 72
pecialmente los derivados de opioides),
cuya frecuencia de consumo desde
2009 solo es superada por la canna-bis
15
. En el caso de los estimulantes,
su empleo se ha relacionado con activi-dades estudiantiles, y es más probable
que ocurra entre estudiantes universi-tarios de tiempo completo.
En contraste, en México el consu-mo indebido de fármacos es bajo: en
la encuesta nacional de adicciones de
2011, 0,4% de la población entre 12 y
65 años reportó el consumo no médico
de fármacos en el año previo. Los me-dicamentos que se utilizan con mayor
frecuencia sin prescripción médica son
los tranquilizantes (0,3% de la pobla-ción), mientras que un 0,2% de la po-blación entre 12 y 65 años reportó a
su vez haber usado narcóticos fuera de
prescripción alguna vez. En muchas de
las naciones de Sur y Centro América
el consumo de medicamentos deriva-dos de opioides es más frecuente que
el consumo de heroína. Los índices de
consumo fuera de prescripción en el úl-timo año, en población general adoles-cente y adulta para los países en donde
existe esta información, oscilan entre
2,8% en Costa Rica y 0,03% en Repú-blica Dominicana y las benzodiacepinas
entre 6,1% en Chile y 0,15% en Mé-xico. Estas diferencias en los índices
de consumo están relacionadas con la
disponibilidad de medicamentos para la
atención de los enfermos.
7.3 TrATAMIEnTo y
prEvEnCIÓn
La atención que se proporciona a
la población afectada por problemas
debidos al consumo de sustancias psi-coactivas en el hemisferio se presenta
segmentada y fragmentada. La oferta
de tratamiento para la dependencia de
sustancias se ha desarrollado funda-15 Informe de la Junta Internacional de Fisca-lización de Estupefacientes correspondiente a 2011.
New York: ONU2012.
Substance Abuse and Mental Health Services Admi-nistration. Results from the 2008 National Survey
on Drug Use and Health: National Findings. Office of
Applied Studies; Rockville, MD:2009. NSDUH Series
H-36, HHS Publication No. SMA 09-4434.
mentalmente al margen del sector pú-blico, en una red asistencial débilmente
conformada, integrada principalmente
por establecimientos o unidades no in-tegradas, a cargo de particulares o de
organizaciones de tipo comunitario,
donde tienen gran relevancia las aso-ciaciones de carácter religioso.
La oferta pública de servicios, por
su parte, está mayoritariamente repre-sentada por la red de asistencia en sa-lud mental y comparte con ella la falta
de recursos apropiados, así como las
características asilares que predominan
en el hemisferio. Las potenciales vio-laciones de los derechos humanos de
los usuarios de estos servicios cons-tituyen, adicionalmente, un tema de
preocupación.
En la Estrategia sobre el Consumo
de Sustancias Psicoactivas y la Salud
Pública, de la Organización Panameri-cana de la Salud (OPS), se destacan los
siguientes aspectos sobre la oferta de
tratamiento en el Hemisferio:
• Existen obstáculos importantes
para la prestación de servicios y, a
menudo, a los individuos que pade-cen algún trastorno relacionado con
el consumo de sustancias se les di-ficulta o se le niega la posibilidad de
obtener atención médica general y
acceso a los servicios.
• Es posible que individuos afectados
por problemas relacionados con el
consumo de sustancias sean asig-nados a tratamiento involuntario,
sin un procedimiento con las debi-das garantías.
• En algunos países del hemisferio,
la oferta de tratamiento solo está
disponible en zonas aisladas o en
asilos, a veces durante periodos
largos, sin evaluación periódica del
progreso del paciente.
• Algunos servicios pueden estar si-tuados lejos de la comunidad habi-tual de residencia de la persona o
se prohíbe el acceso a visitantes o
la participación de la familia.
73 El Problema de las Drogas en las Américas | Organización de los Estados Americanos
• Muchas veces, los servicios se pres-tan sin la supervisión médica nece-saria, sin contar con los estándares
mínimos de atención o las medidas
de seguimiento y evaluación, que
garanticen su cumplimiento.
• El costo del tratamiento muchas ve-ces debe ser cubierto directamen-te por el paciente o familiares, en
efectivo, haciéndolo inaccesible a
la mayoría de las personas que lo
necesitan.
• Los grupos de personas sin hogar
y otros grupos marginados pueden
no tener derecho a recibir los servi-cios o no tienen acceso a ellos.
• La prevalencia del estigma asocia-do al consumo de sustancias impi-de que las personas busquen trata-miento y asistencia y puede llevar a
forzarlas a recibir servicios de mala
calidad, ineficaces o en condiciones
que violan sus derechos humanos
básicos.
La Organización Mundial de la Sa-lud (OMS), por su parte, ha publica-do un informe sobre los recursos para
la prevención y el tratamiento de los
trastornos debidos al consumo de sus-tancias –conocido como “ATLAS sobre
el consumo de sustancias”– en el que
se incluye un análisis regional basado
en un cuestionario respondido por 21
países del Hemisferio y según el cual
la mayor parte de los países de nues-tra región tiene un número limitado
de profesionales y servicios de salud
especializados en el consumo de sus-tancias. Aunque se encuentran en mar-cha varias iniciativas de capacitación y
actualización dirigidas a desarrollar las
competencias necesarias para las nue-vas funciones y responsabilidades del
equipo de salud, éstas frecuentemente
no tienen o tienen muy poca coordina-ción entre ellas.
En cuanto a programas de preven-ción, algunos países han reportado que
se han realizado o se están realizando
evaluaciones de los programas, pero la
mayor parte de ellas se refieren al proce-so e implementación de la intervención
más que al impacto de la misma. En lo
que concierne a los programas vigentes,
la mitad de las naciones del Hemisferio
realizan actividades preventivas que se
difunden por medios audiovisuales. No
se proporcionaron datos sobre los resul-tados de la implementación de los pro-gramas. Existen programas comunitarios
en la mitad de los países, y en 73% de
los países de la región se reporta algún
tipo de intervenciones preventivas en las
escuelas. Un 53% de los países tienen
programas preventivos orientados a gru-pos vulnerables.
Al analizar la situación por subregio-nes se constata que en los países de Nor-teamérica los programas de prevención
cuentan con difusión por medios audiovi-suales. También se realizan intervencio-nes preventivas en escuelas, así como
programas familiares, comunitarios y di-rigidos a grupos vulnerables. La mayoría
de los países de Centroamérica difunden
mensajes preventivos en medios audiovi-suales. Cerca de la mitad de ellos cuen-tan con intervenciones preventivas en
el ámbito comunitario y algunos tienen
programas orientados a grupos vulnera-bles. Adicionalmente, en gran parte de
los países se llevan a cabo intervencio-nes preventivas en los ámbitos escolar
y familiar.
En Sudamérica, también la mayo-ría de los países difunden mensajes
en medios audiovisuales de comuni-cación. Todos los países realizan in-tervenciones preventivas en escuelas.
Dos terceras partes de los países de la
subregión cuentan con programas co-munitarios. Casi la mitad de los paí-ses cuentan con programas familiares
de prevención y la mayoría tienen al-gún programa o actividad de preven-ción orientado a grupos vulnerables. En
cuanto al Caribe no se logró documen-tar la existencia de programas preven-tivos por medios audiovisuales de co-municación en la mitad de los países,
mientras que el resto sí reportóaron
que han implementado este tipo de in-tervención preventiva.
A inicios de la década de los 90, la
OPS y CICAD en cooperación, comenza-ron a promover en los países miembros
El Problema de las Drogas en las Américas | 7. El Consumo de Drogas 74
de la OEA la regularización del trata-miento para dependencia de sustancias,
mediante la adopción de estándares mí-nimos de atención. Esta iniciativa con-tribuyó significativamente a incluir el
tema de tratamiento en la agenda públi-ca, recalcando la responsabilidad de los
gobiernos en la regulación de estos ser-vicios de tratamiento brindados por pro-veedores públicos y privados.
El Mecanismo de Evaluación Multi-lateral de la OEA reporta en su Quinta
Ronda de Evaluación que dos tercios
de los países disponen de normas ofi-ciales para regular el funcionamiento
de servicios de tratamiento y cuentan
con registros de dichos centros. Aun-que este aspecto permanece igual que
en rondas anteriores, refieren que en
algunos países se han expandido los
esfuerzos de implementación. Este es-fuerzo es coordinado en la mayoría de
los países por los Ministerios de Salud
que son los responsables de la emisión
y vigilancia en el cumplimiento de las
normas. Se reporta, también, una acti-vidad constante de capacitación y for-mación de recursos humanos a pesar
de que es imposible determinar desde
la información disponible si dichas acti-vidades se traducen en la mejor calidad
y efectividad del tratamiento.
Muchos servicios en nuestro he-misferio han sido prestados por grupos
de la Sociedad Civil que no cuentan con
un financiamiento adecuado y no es-tán capacitados de manera suficiente.
En años recientes, varios países como
México, El Salvador, Costa Rica y paí-ses del Caribe, han lanzado programas
piloto para capacitar y certificar a con-sejeros en materia de tratamiento. Aún
no se ha evaluado el alcance general,
la eficacia e impacto a largo plazo de
estos programas.
En algunos países existen progra-mas de intercambio de jeringas para
los usuarios de drogas intravenosas,
que tienen el propósito de disminuir la
transmisión de VIH y hepatitis C. En la
mayoría de los países que tienen pro-gramas de intercambios de jeringas
esta intervención se encuentra dentro
de modelos que aplican otras medidas
preventivas, como unidades móviles de
dispensación de jeringas y distribución
de material para esterilizar las jeringas.
Solo en Canadá se cuenta con un pro-grama establecido de administración
vigilada de drogas intravenosas, y solo
Canadá y Estados Unidos implementan
la distribución de agonistas a opiáceos
–drogas de mantenimiento, como me-tadona– dentro de las medidas preven-tivas para disminuir la transmisión de
enfermedades infecto contagiosas.
16
En Estados Unidos, Canadá y Brasil
existen programas que proporcionan a
los usuarios de crack equipos de inha-lación (con la finalidad de disminuir la
transmisión de enfermedades respira-torias), junto con preservativos y folle-tos que informan sobre los riesgos del
consumo de la sustancia y sobre las
conductas sexuales de riesgo
17
. Los es-tudios han mostrado que la distribución
de estos equipos incrementa la disponi-bilidad y empleo de material seguro para
la inhalación y disminuye la frecuencia
de algunas prácticas de riesgo, aunque
el impacto que esta medida tiene sobre
la transmisión de enfermedades infecto
contagiosas no se conoce aún
18
.
7.4 lA rEACCIÓn
DElESTADo,
SUS DIfICUlTADES
yConSECUEnCIAS
16 ATLAS on substance use: Resources for
the prevention and treatment of substance use
disorders. Francia: Organización Mundial de la Salud;
2010. Organización de los Estados Americanos /
Comisión Interamericana para el Control del Abu-so de Drogas. Informe Hemisférico, Evaluación del
Progreso de Control de Drogas Quinta Ronda de
Evaluación. Washington DC; 2011. 2009. Alcohol
Estrategia Nacional de Drogas y Alcohol. Santiago:
CONACE. Gobierno de Chile2011. Burrows D. Eva-luación del progreso del control de drogas. CICAD.
SSM. Organización de Estados Americanos; 2009.
17 Rhodes T, Hedrigh D. Harm reduction:
evidence, impacts and challenges. Luxemburgo:
EMCDDA; 2010.
18 Malchy LA, Bungay V, Johnson JL, Buxton
J. “Do crack smoking practices change with the
introduction of safer crack kits? “Can J Public Health
2011;102(3). Leonard L, DeRubeis E, Pelude L,
Medd E, Birkett N, Seto J. “I inject less as I have
easier access to pipes”: injecting, and sharing of
crack-smoking materials, decline as safer crack-smoking resources are distributed. Can J Public
Health2008;19(3):255-64.
75 El Problema de las Drogas en las Américas | Organización de los Estados Americanos
Sólo 18 de los 33 países de las
Américas evaluados por el Mecanismo
de Evaluación Multilateral (MEM) de la
OEA han informado la existencia de un
plan o estrategia nacional antidrogas,
mientras que 15 no contaban con pla-nes actuales vigentes o no proporcio-naron información.
De acuerdo con el reporte más
reciente del MEM, de los 31 Estados
Miembros del Mecanismo que indican
contar con una Comisión o autoridad
antidrogas, 27 cuentan con un pre-supuesto anual asignado, pero no se
especifican los detalles sobre los re-cursos destinados directamente a la
implementación y operación. Los otros
cuatro países llevan a cabo sus acti-vidades de control de drogas bajo el
presupuesto de otros organismos y en-tidades.
A pesar de toda la investigación
disponible sobre los programas de pre-vención y tratamiento, un problema
fundamental que queda sin resolver es
la falta generalizada de información so-bre cuáles enfoques son los más efi-caces en los países del Hemisferio. La
mayoría no ha llevado a cabo evalua-ciones de sus políticas de drogas, ya
sea a nivel nacional o local, y es difícil
determinar el impacto de las políticas
sin esta información. En cuanto a los
sistemas de información, 28 de los 33
países evaluados cuentan con obser-vatorios u oficinas centralizadas para
recopilar, organizar, analizar y difundir
datos sobre drogas; de estos países,
21 cuentan con un presupuesto asig-nado para realizar sus funciones.
Un problema que afecta a muchos
países del hemisferio tiene que ver con
el crecimiento de la población peniten-ciaria debido a las drogas controladas.
La represión policial contra los ofen-sores relacionados con las drogas ha
contribuido a sobrecargar los sistemas
judiciales y penitenciarios. Para la so-ciedad esto resulta en costos fiscales
cada vez más altos, no solamente de-bido al costo de mantenimiento de los
reclusos sino por la pérdida de su po-tencialidad laboral. El daño se expande
hacia sus familias y tendrá también re-percusiones en el ciclo maduro, cuan-do muchos puedan carecer de recursos
para sostenerse y demanden asistencia
al sector público.
7.5 DErECHoS
HUMAnoSy
ExClUSIÓn
SoCIAl
En algunas ocasiones los esfuerzos
para controlar las drogas han sido aso-ciados a violaciones de los derechos
humanos y de libertades individuales.
En el caso de los consumidores, pro-blemas como el hacinamiento carcela-rio y el tratamiento obligatorio pueden
ejercer presiones indebidas sobre los
derechos humanos. Se trata de una
situación que no sólo afecta a los de-lincuentes sino también a muchos ino-centes puestos bajo sospecha por las
autoridades policiales y judiciales.
En la medida que el consumo de
drogas está penalizado o estigmatiza-do, las poblaciones más vulnerables al
consumo problemático se ven inhibidas
de recurrir a la información oportuna,
a los servicios de salud pública y, en
general, a los programas de prevención
y tratamiento. La prohibición oscurece
la realidad de la drogodependencia de
cara a la comunidad y a los servicios
correspondientes, en lugar de hacerla
más transparente y, con ello, suscep-tible de abordaje oportuno para evitar
mayor deterioro personal, familiar y
comunitario. Por ende, el consumo de
drogas podría considerarse tanto una
consecuencia como una causa de la
exclusión social. Este consumo pue-de provocar, por un lado, un deterio-ro considerable de las condiciones de
vida. Por otra parte, los procesos de
marginación social pueden constituir
un elemento determinante para el con-sumo problemático de drogas.
Como parte del mismo proceso de
exclusión, las representaciones socia-les tienden a considerar al usuario pro-blemático de drogas como una suer-te de “minusválido” o de “desviado”
El Problema de las Drogas en las Américas | 7. El Consumo de Drogas 76
social, generalmente asociado a delin-cuencia, violencia, peligrosidad y ame-naza para la sociedad. Por ello el usua-rio problemático de drogas es excluido
de los espacios cotidianos, de los es-pacios socio-afectivos, de los espacios
de integración social y, en múltiples
ocasiones, incluso de los mismos pro-gramas de tratamiento para su propia
dependencia.
Esta exclusión dificulta las pers-pectivas de resiliencia y reintegración
social. El estigma del drogadicto o de
quien tiene antecedentes penales por
consumo o tráfico de drogas opera
negativamente sobre las opciones de
acceso al empleo legal y de permanen-cia en el mismo y a diferentes servi-cios sociales y beneficios públicos. La
sociedad reacciona de manera refrac-taria ante estas personas y tiende a
discriminarlas y cerrarles las puertas
de inclusión, a pesar de su voluntad
de rehabilitarse. El resultado final es
un porcentaje importante de recaídas y
reingresos, lo que limita en gran medi-da las posibilidades de superación de
los problemas de adicciones y reduce
sustancialmente la eficacia de la inver-sión, aún pequeña, que se realiza en el
ámbito de tratamiento.
DroGAS,
DElITo y
vIolEnCIA
08
El Problema de las Drogas en las Américas | 8. Drogas, Delito y violencia 78
79 El Problema de las Drogas en las Américas | Organización de los Estados Americanos
DroGAS,
DElITo y
vIolEnCIA 8.
Con la excepción del consumo des-penalizado de algunas drogas en algu-nos países y la reciente aprobación de
leyes que permiten y regulan la pro-ducción, venta y consumo en algunas
jurisdicciones específicas, toda activi-dad relacionada con sustancias consi-deradas ilícitas y declaradas objeto de
control por las convenciones interna-cionales, es ilegal y en la mayoría de los
casos penada por la ley. El mundo del
“Problema de las Drogas” es, en conse-cuencia, un mundo de delitos. La per-petración de esos delitos, en particular
aquellos relacionados con la economía
ilegal de drogas, esto es con el proceso
8.1 TránSIToDE
DroGAS y
vIolEnCIA:
lA prESEnCIA
prInCIpAlDEl
DElITo
orGAnIzADo
TrAnSnACIonAl
El tránsito es la actividad del “Pro-blema de las Drogas” que genera el
mayor volumen de delito y violencia y
crea los mayores problemas y desa-fíos de seguridad pública a los países
por donde ese tránsito se realiza. La
información trasmitida casi cotidiana-mente por medios de comunicación y
que da cuenta de la ocurrencia de ma-sacres, ataques realizados por sicarios
y muertes acompañadas por torturas
está, real o presuntamente, vinculada
casi en su totalidad con organizacio-nes involucradas con el tránsito de la
droga en esos países.
Todo indica, sin embargo, que si
bien los niveles de violencia en los prin-cipales países consumidores son rela-tivamente bajos –incluyendo en este
grupo los países de Europa– en compa-ración con aquellos países de tránsito,
es justamente esa demanda la que esti-mula la violencia en el resto de la cade-na. Lo que sucede en México, Centroa-mérica, los países de la Región Andina
y el Caribe no puede entenderse sin
tener en cuenta esa relación. Para el
de cultivo, producción, distribución (o
tránsito) y venta de drogas, genera sin
embargo otros delitos y, sobre todo,
una abrumadora violencia criminal re-lacionada con la “protección” de esas
actividades delictivas y con las dispu-tas entre facciones criminales.
Ese mundo de delito y violencia que
envuelve al “Problema de las Drogas”
es quizá hoy su cara más visible y, sin
duda aquella que provoca más daño
entre las mujeres y hombres de nuestro
Hemisferio y entre las instituciones que
están destinadas a protegerlos y procu-rar su bienestar y prosperidad.
El Problema de las Drogas en las Américas | 8. Drogas, Delito y violencia 80
caso de Colombia se ha estimado que
un aumento del 10% en el valor de la
cocaína en el mercado internacional,
produce un incremento en la tasa de
homicidios de entre 1,2% y 2%
1
.
¿Cuán grave es esa violencia?
Es muy difícil estimarlo. Nos aquejan
enormes carencias de información en
este campo. Podemos guiarnos sin em-bargo por los antecedentes proporcio-nados por el Gobierno de México que,
en su comunicado de prensa 074/2012
del 27 de marzo de 2012, señaló que
sus Secretarios de Defensa Nacional y
de Marina habían dado a conocer a sus
colegas de Canadá y Estados Unidos
en una reunión sostenida ese mismo
día en Ontario, que estimaban en al-rededor de 150 mil los casos de “ho-micidios presuntamente ocurridos por
la violencia entre organizaciones crimi-nales en el continente americano”. Ese
número estimado coincide inquietante-mente con el total de homicidios dolo-sos registrado por el Observatorio de
Seguridad Ciudadana de la OEA, que
cifra en 144.733 el número de estos
casos sobre la base de información ofi-cial proporcionada por los propios Es-tados.
Sólo existen dos explicaciones po-sibles para esta coincidencia: o alguna
información que proviene de los Esta-dos es incompleta o bien la estimación
de las autoridades mexicanas incluye
otro tipo de homicidios además de los
directamente dolosos, abarcando la
muerte de delincuentes a manos de las
fuerzas del orden y la de personas no
involucradas caídas en medio del fue-go cruzado. La cercanía entre ambas
cifras, sin embargo, permite sostener
la hipótesis que un número significati-vo de casos de homicidios dolosos en
nuestra región está asociado a la ac-tividad del crimen organizado relacio-nada a su vez con la economía ilegal
y específicamente con el tránsito de
drogas desde países principal, aunque
no exclusivamente, productores hacia
países principal, aunque no exclusiva-mente, consumidores2
.
1 Mejía, D. y Restrepo, P., “Do Illegal Mar-kets Breed Violence? Evidence for Colombia”; 2011.
2 En su “Estudio Global de Homicidios
2011”, UNODC indica que “en las Américas, 25%
Esta actividad ha propiciado el sur-gimiento o el fortalecimiento de gigan-tescas redes criminales transnaciona-les
3
, que han terminado por expandir
sus acciones a otras áreas delictivas a
un grado que lleva a pensar que ni si-quiera la desaparición de esa economía
ilegal podría poner ya fin a su accionar
criminal.
Un rasgo importante de las estruc-turas criminales más poderosas (en tér-minos de recursos e influencia) es que
operan en varios frentes de manera
simultánea. Es el caso de los denomi-nados carteles mexicanos, las bandas
emergentes en Colombia, los Coman-dos en Brasil y las “maras” en Centro-américa, estructuras que tienen distin-tas vinculaciones con el mercado de las
drogas y que no dependen exclusiva-mente de él. En el plano transnacional
pueden mencionarse como otras activi-dades ilícitas realizadas por estas orga-nizaciones al tráfico ilegal de armas, el
contrabando, la piratería de productos,
la trata de personas, el tráfico de mi-grantes, el tráfico de órganos, el tráfico
de especies animales en extinción y el
tráfico de reliquias arqueológicas, entre
otras. En el plano interno o nacional,
además de la producción y venta de
drogas controladas pueden identificar-se como actividades del delito organi-zado la venta ilegal de armas, la venta
de piratería y contrabando, el control y
explotación de la prostitución, el robo
y la venta de productos robados, la mi-nería ilegal, el secuestro y la extorsión,
incluida la victimización de migrantes.
de los homicidios están relacionados con el crimen
organizado y las actividades delictivas de las pandi-llas, mientras que en los países europeos y asiáticos
este índice no pasa el 5%”. A su vez la Fundación
Grupo de Apoyo Mutuo (GAM), de Guatemala,
estima que el 45 % de los homicidios dolosos en
su país son provocadas por el narcotráfico.. Si se
tiene en consideración que la estimación de UNODC
contempla a todos los países de la región, esto tanto
a aquellos de tránsito como a los de destino final
de las drogas, se debe suponer que un porcentaje
ajustado a la realidad sobre este tema debe situarse
cerca de la estimación realizada en Guatemala y en
ningún caso por debajo de la estimación de UNODC.
3 El fortalecimiento y no el origen es el caso
de la mayoría de los carteles mexicanos y colombia-nos que surgieron de la evolución de organizaciones
más pequeñas dedicadas a otros delitos, preferente-mente el contrabando, del cual el tránsito o distribu-ción de drogas es en cierto modo una variante.
81 El Problema de las Drogas en las Américas | Organización de los Estados Americanos
TráfICoDE ArMAS, vIolEnCIA yTráfICoDE DroGAS
El tráfico ilegal de armas ha devenido en uno de los principales problemas
para la seguridad ciudadana en la región. La violencia letal producida por las
armas de fuego en América Latina y el Caribe supera ampliamente al promedio
mundial de 42% del total de homicidios. Según el Informe Sobre Seguridad Ciu-dadana 2012, de la OEA, en el Caribe el 68% de los homicidios son cometidos
con armas de fuego, en América Central el 78%, en Norte América el 55% y en
América del Sur el 83%.
Esta situación se vincula directamente con la actividad del delito organizado
y, dentro de ésta, con el mercado de drogas controladas, al grado que la Comi-sión de Estupefacientes de la ONUDD emitió una resolución (“Vínculos entre el
tráfico ilícito de drogas y el tráfico ilícito de armas de fuego. Resolución 51/11.”)
en la que expresa su preocupación por la creciente conexión entre ese mercado
y las redes de comercio ilegal de armas, lo que en algunos casos le ha permitido
a las organizaciones criminales tener un poder de fuego que llega a igualar o su-perar al de las propias autoridades.
La Convención Interamericana contra la Fabricación y Tráfico Ilícito de Ar-mas de Fuego, Municiones, Explosivos y otros Materiales Relacionados (CIFTA),
adoptada durante el Vigésimo Cuarto Periodo Extraordinario de Sesiones de la
Asamblea General de la OEA en 1997, ha demostrado ser un adecuado instru-mento para el control del tráfico de armas en la región. Ha sido firmada por todos
los Estados miembros activos de la Organización, aunque tres de ellos aún no
lo han ratificado.
Gráfico 3
México: Homicidios totales y homicidios relacionados al
narcotráfico, 2003-2010
En el caso de México, un estudio
clasificó los homicidios ocurridos en el
periodo 2003-2010 en dos tipos: los
relacionados con el crimen organizado
y los homicidios dolosos no vinculados
con el crimen organizado. Los resulta-dos de este ejercicio se pueden obser-var en el Gráfico 3, que muestra que
la violencia producida por el “Problema
de las Drogas” tiene una importante
participación en los homicidios y su
crecimiento es mayor que la violencia
no vinculada al crimen organizado
4
.
4 Robles, Gustavo, Calderón, Gabriela y Ma-galoni, Beatriz. “Las Consecuencias Económicas de
la Violencia del Narcotráfico en México.” Standford
University. 2013. Documento preparado para el
seminario “Los costos del crimen y de la violencia en
América Latina y el Caribe” del Banco Interamericano
de Desarrollo (BID).
Fuente: Roble et.al. (2013). Pág. 9.
El Problema de las Drogas en las Américas | 8. Drogas, Delito y violencia 82
La situación no afecta sólo a Mé-xico pues la mayoría de los países con
mayores tasas de homicidio en el He-misferio se ha visto afectada de ma-nera notable por el tránsito de drogas
a través de su territorio. Es el caso,
además de México, de Colombia, Ve-nezuela, los países del Triángulo Norte
(El Salvador, Guatemala y Honduras) y
de la Triple Frontera (Argentina, Brasil
y Paraguay).
Algunos hechos recientes podrían
cuestionar la relación directa entre am-bos fenómenos. Por ejemplo, en El Sal-vador, en el marco de la tregua entre las
“maras”, el número de homicidios tuvo
un descenso notable durante 2012,
situación que no está relacionada con
el tránsito de drogas. En Venezuela, el
tránsito de drogas podría llegar a ex-plicar una parte importante de los ho-micidios; sin embargo, los análisis no
identifican una relación importante en-tre el trasiego de drogas y la alta tasa
de homicidios que se registra en Cara-cas. En Honduras, el país que presenta
la situación más crítica en términos de
violencia, no existe una única causa a
partir de la cual se puedan explicar las
altas tasas de homicidio, con una mul-tiplicidad de actores legales y no lega-les que participan en la generación y
reproducción de la violencia.
Los casos anteriores, sin embargo,
solo indican que no todos los fenóme-nos de alta criminalidad se relacionan
con la droga. Pero en aquellos países
en que se experimentan incrementos
en el volumen de decomisos de drogas
-lo que hace suponer un incremento
equivalente en el volumen del tránsito-
tienden a darse aumentos paralelos en
la tasa de homicidios (ver gráfico 4).
Cabe hacer notar que se ha veri-ficado también que en algunos países
del Caribe ha habido reducciones en
el volumen de decomisos sin una dis-minución equivalente en las tasas de
homicidio. Este último fenómeno, em-pero, no necesariamente niega la exis-tencia de una relación directa entre am-bos fenómenos, sino más bien lleva a
suponer que la densidad criminal y la
acumulación de violencia ligada al trán-sito de drogas generan una inercia que
continúa dinamizando el homicidio y el
delito, a pesar de cambios en las rutas
o en los mercados.
Gráfico 4
Incautaciones de cocaína y tasas de homicidios en un grupo
seleccionado de países del Caribe (izquierda), México y Centroamérica
Fuente: UNODC, 2011 Global Study on
Homicide, pág. 52 y 54.
83 El Problema de las Drogas en las Américas | Organización de los Estados Americanos
Se debe aclarar que el tránsito de dro-gas y sustancias químicas, y en general
la economía de drogas, no siempre están
asociadas con altos niveles de violencia.
A lo largo del hemisferio se encuentran
municipios, ciudades y barrios donde hay
8.2 lA vIolEnCIA
ASoCIADA
AlCUlTIvo,
lA proDUCCIÓn y
lA vEnTA DE
DroGAS
Como se ha señalado antes en este
Informe, las comunidades en las que se
cultiva coca tradicionalmente han ten-dido a sufrir la presencia de grupos ar-mados que operan al margen de la ley
y explotan tanto las tierras como a las
personas que allí residen. Es el caso,
según se ha indicado, de la presencia
de la organización guerrillera Sendero
Luminoso en Perú. Más relevante pa-rece ser la asociación entre las Fuerzas
Homicidios en Colombia
Fuente: Sánchez et al. (2012), “Evolución
geográfica del homicidio en Colombia”
tráfico y venta de drogas sin que ello se
refleje en disputas u homicidios. Incluso
es posible constatar situaciones en las
cuales las organizaciones dedicadas al
tráfico prefieren regular la violencia para
no llamar la atención de las autoridades.
Armadas Revolucionarias de Colombia
(FARC) y el cultivo de coca en diversas
regiones de Colombia, en donde esta
organización ilegal parece haber pa-sado de una función de protección de
cultivos a la de cultivadores directos e
incluso de productores.
La violencia asociada directamente
a la producción de drogas y sustancias
químicas parece ser mayor que aquella
vinculada a la actividad de cultivo. Un
estudio reciente señala que las activida-des de producción de drogas en Colom-bia cobran entre 4.600 y 7.000 vidas
cada año, lo que equivaldría en su esti-mación más alta al 40% de los 17.700
homicidios que se registraron en 2010
5
.
5 Mejia, D. y Restrepo P. The War on Illegal
Drug Production and Trafficking: An Economic Eva-luation of Plan Colombia. February 2010.
El Problema de las Drogas en las Américas | 8. Drogas, Delito y violencia 84
No existe la misma evidencia so-bre la relación entre violencia y la pro-ducción de otro tipo de drogas, en par-ticular de drogas sintéticas.
El micro tráfico o la venta de dro-gas al por menor no es generalmente un
factor muy importante de violencia o,
por lo menos, no lo es comparado con
la violencia que genera la distribución
o tránsito. Sin embargo la competencia
por mercados locales de micro tráfico
ha sido una explicación recurrente de
la violencia en lugares como las fave-las de Río de Janeiro, ciertas zonas de
México y algunas zonas urbanas en
Colombia y Jamaica. También existe
evidencia de la participación crecien-te de las “maras” centroamericanas
en la venta de drogas al detalle
6
. Sin
embargo, la limitada información no
permite tener estimaciones sobre qué
tanta violencia se puede explicar por la
competencia por los mercados locales.
En los denominados “puntos calientes”
(hotspots), coinciden geográficamente
múltiples actividades ilegales (tráfico
ilegal de armas, venta de bienes roba-dos, prostitución, piratería), por lo cual
es difícil asegurar que la venta de dro-gas es la causa principal de la violencia
en esos lugares.
Cabe hacer notar en conexión con
la violencia asociada al micro tráfico de
drogas controladas, que en cierta for-ma la venta de drogas al detalle y el
consumo más problemático se “clus-terizan” territorialmente, generando un
patrón de segregación espacial en que
se producen nichos urbanos de intensi-ficación de la violencia, de las activida-des ilícitas, del consumo problemático
con mayor daño a las personas, y de
la desestructuración de familias y co-munidades. Precisamente en barriadas
populares urbanas donde hay mayor
marginalidad, menos educación, mayor
violencia estructural, redes incipientes
o consolidadas de actividades ilegales,
junto con una menor presencia de la
seguridad pública, la economía ilegal
de las drogas encuentra un caldo de
cultivo para asentarse y generar un cír-6 Información obtenida en un taller con auto-ridades policiales y de seguridad pública de Centro-américa, realizado en el marco de la preparación de
este Informe.
culo vicioso de vulnerabilidad, violencia,
desestructuración social y micro tráfico.
8.3 ConSUMoDE
DroGAS y
vIolEnCIA
Un aspecto importante de la rela-ción entre delito, violencia y drogas es
aquel que se refiere al comportamiento
que el consumo de sustancias induce
en los consumidores. Está demostra-do que el consumo de drogas tiende
a ser alto entre las personas que han
cometido delitos. A partir de la evi-dencia disponible en torno a delitos
cometidos, así como del examen de
personas privadas de libertad por esa
circunstancia, se puede advertir que
entre la población carcelaria los niveles
de consumo son mucho más altos que
los mostrados en las tasas de preva-lencia nacional
7
. Estudios basados en
test biológicos en detenidos han en-contrado tasas muy elevadas de con-sumo y demuestran que la probabilidad
de cometer un delito o de reincidir en
la comisión de un delito es mayor en
quienes consumen drogas. Sin embar-go, el hecho que estas personas sean
consumidoras regulares de drogas no
prueba que los delitos ocurrieran bajo
la influencia de una droga o hayan sido
motivados por la necesidad de consu-mir una droga.
En otras palabras, si bien puede
afirmarse que el consumo de drogas
tiende a ser alto entre las personas
que han cometido delitos, no puede
afirmarse igualmente que la comisión
de delitos sea alta entre quienes con-sumen drogas. Más bien la vulnerabili-dad y exclusión social podrían ser más
determinantes de la actitud delictiva
de las personas que su relación con
el consumo de drogas. Como muestra
el estudio realizado por la CICAD y la
ONUDD, “Consumo de Drogas en Po-blación Privada de Libertad y la Rela-7 No es posible saber de manera objetiva
cuantas personas que consumen drogas cometen
delitos, a menos que ellas estén siendo juzgadas o
estén cumpliendo alguna condena por los delitos co-metidos. De Allí que el análisis que sigue tenga como
referencia exclusiva este tipo de personas.
85 El Problema de las Drogas en las Américas | Organización de los Estados Americanos
ción Entre Delito y Droga”, las personas
privadas de la libertad tienen “una débil
vinculación al trabajo formal y experien-cias fallidas de escolarización. Un alto
porcentaje de ellos indicó tener algún fa-miliar con antecedentes delictivos”.
La relación entre consumo de dro-gas y delitos varía con el tipo de dro-gas. Las drogas más duras tienen corre-laciones más fuertes con la ocurrencia
de delitos; sin embargo no es común
que su uso derive en violencia. Existe
un debate abierto sobre los efectos que
producen ciertas drogas y su relación
con la violencia. Mientras que la mari-huana parece disminuir la agresividad,
la cocaína puede llegar a estimularla y
el consumo de heroína está más vincu-lado a los delitos contra la propiedad
que a la violencia de los usuarios. Los
estudios destacan que la violencia psi-cofarmacológica no es común y es más
atribuible al alcohol que a las drogas
controladas, aunque en los dos casos
debilitan los mecanismos inhibitorios
de la conducta del individuo –espe-cialmente si está armado o está en un
ambiente que estimule el uso de la vio-lencia. Un factor importante a tener en
cuenta es el estado de la adicción.
Algunos estudios muestran que la
ocurrencia del delito está más relaciona-da con momentos de adicción intensa,
mientras que disminuye en los periodos
de menos dependencia, lo que sugiere
que una respuesta temprana a la adic-ción puede contribuir a disminuir los de-litos relacionados con el uso de drogas.
La letalidad provocada por compor-tamientos producidos por el consumo
de drogas es significativa aunque mino-ritaria dentro del total de muertes vio-lentas en la región. La estadística ofi-cial disponible solo ofrece información
para 2004, año en que la Organización
Panamericana de la Salud reportó que
el comportamiento patológico asociado
al consumo de drogas provocó 27.899
muertes en América Latina y el Cari-be, incluyendo aquellas provocadas por
traumatismos (principalmente acciden-tes de tránsito), suicidios o contagios
de VIH debido a jeringas infectadas
usadas por adictos. Esas cifras se pue-den comparar con la información pro-porcionada por el Informe Sobre Segu-ridad Ciudadana en las Américas de la
OEA, que revela que el total de muer-tes solo por suicidio ese mismo año en
América Latina y el Caribe, se elevó a
28.432, y que las muertes solo por ac-cidentes de tránsito y solo en América
Latina en 2009 (único año y subregión
disponible), ascendieron a 102.940.
Es posible suponer que debido al incre-mento del consumo de drogas en algu-nos países de América Latina se haya
incrementado marginalmente la cifra de
muertes asociada al comportamiento pa-tológico de los usuarios de drogas; sin
embargo se debe admitir que seguirá
constituyendo una proporción menor del
total de situaciones violentas o letales de
la misma índole en el continente.
8.4 ¿porQUé
El problEMA
DE lAS DroGAS
GEnErA
DIfErEnTES
SITUACIonES
DE vIolEnCIA
EnTrE nUESTroS
pAíSES?
Cada una de las actividades desti-nadas a cultivar, producir, distribuir y
vender drogas prohibidas por los con-venios internacionales es ilegal y su
práctica es un delito. En su conjunto,
sin embargo, se sigue tratando de una
actividad económica o “negocio”, lo
que convierte a los delincuentes en un
tipo particular de empresarios. Todo su
“negocio” está basado en una activi-dad ilícita y no están sujetos a las obli-gaciones regulares de cualquier empre-sario: no deben someter la calidad de
sus productos al control de alguna au-toridad, no pagan impuestos, conquis-tan sus cuotas de mercado mediante
la violencia e imponen sus precios por
el mismo expediente. Estas condicio-nes les permiten liberarse de toda sub-ordinación que no sea la del dinero.
No se sienten obligados a mantener el
prestigio de una marca, a promover so-
El Problema de las Drogas en las Américas | 8. Drogas, Delito y violencia 86
cialmente su producto ni a respetar a
sus clientes. Su único objetivo y gran
orientador es, la ganancia a toda costa.
Ella motiva sus decisiones y acciones
y, en consecuencia, debiera explicar la
necesidad de aplicación de la violencia
y la brutalidad criminal a lo largo de la
cadena de valor a la que da lugar esta
economía ilegal de drogas.
Sin embargo no ocurre así. Como
se ha demostrado en el Capítulo 6
de este Informe, la fase de venta de
la economía ilegal de drogas es aque-lla en que se agrega más valor en ese
negocio ilegal y, presumiblemente en
consecuencia, aquella en la que se ge-nera el mayor volumen de ganancias.
Sin embargo, no es la fase en la que es
posible encontrar mayores situaciones
de violencia y los países destinatarios
de los flujos internacionales de drogas
no se ven aquejados por situaciones de
extrema violencia criminal asociada a
su tráfico. Como hemos mostrado en
este mismo capítulo, la mayor cantidad
de violencia y la mayor cantidad de
víctimas se sitúa en la etapa de tránsi-to de esa economía ilegal y afecta, por
consiguiente, directamente a los países
por los cuales ese tránsito se realiza.
Esta aparente paradoja obliga a bus-car una respuesta en las características
de los países en los que el fenómeno
tiene lugar, ya que no es posible encon-trarla en las características de la propia
economía ilegal. Y de esa indagación sur-ge una evidencia incontrovertible: existe
una manifiesta diferencia entre la solidez
del Estado en aquellos países que, en tér-minos generales, pueden caracterizarse
como de destino del tráfico internacional
de drogas controladas y aquellos que,
de manera igualmente general, pueden
caracterizarse más bien como países de
tránsito.
Es posible que sea esa diferencia la
que explica por qué en algunos países
la economía ilegal de drogas da lugar a
situaciones de extrema violencia y en
otros no lo hace. Que la existencia de
grados diferenciados de violencia crimi-nal entre nuestros países se deba a las
capacidades diferenciadas de los Es-tados para garantizar la protección de
sus ciudadanos y, principalmente, para
garantizar que las leyes sean efectiva-mente cumplidas.
En muchos países de nuestro He-misferio, pero particularmente en aque-llos que hemos caracterizado como de
tránsito de drogas controladas, existe
una cobertura geográfica institucional
deficiente, falta de coordinación y articu-lación institucional, recursos financieros
y humanos limitados y falta de informa-ción apropiada para guiar la definición e
implementación de las políticas de segu-ridad. Y por encima de estos problemas
e imponiéndose sobre todos ellos, un
bajo nivel de confianza en las institucio-nes provocado por su debilidad, por la
corrupción y por la impunidad.
Es esa debilidad del Estado, agu-dizada por la acción corruptora de las
propias organizaciones criminales, el
terreno fértil en el cual esas organiza-ciones tienden a acentuar el uso de la
violencia como forma principal de ope-ración de su “negocio”. Así, la violen-cia se convierte en el único instrumen-to para resolver sus disputas con sus
competidores y para imponer su poder
sobre la comunidad y muchas veces
sobre el propio Estado.
El elemento central de ese deplo-rable paisaje parece ser la impunidad.
Aun constituyendo un tipo particular,
los operadores de la economía ilegal de
drogas son, al fin y al cabo, “empresa-rios”, y en esa calidad no pueden per-der de vista la relación costo-beneficio
de su operación. Y resulta claro que la
certeza de la impunidad disminuye el
costo de la violencia en la misma me-dida en que el riesgo del castigo lo au-menta. Resulta probable que el mismo
traficante de drogas que emplea la vio-lencia y la crueldad como método para
resolver sus disputas con competido-res o defensores de la ley en países en
los que no corre un riesgo real de ser
castigado por sus delitos, emplee mé-todos diferentes en países en los que
ese castigo puede considerarse inelu-dible.
Es la situación de impunidad gene-ralizada la que explica la existencia de
87 El Problema de las Drogas en las Américas | Organización de los Estados Americanos
una cultura igualmente generalizada de
irrespeto del Estado, que coincide con
la existencia de altos índices de vio-lencia criminal en aquellos países que,
también coincidentemente, tienden a
ser de tránsito de drogas. Dicha cul-tura genera un círculo vicioso en que
la comunidad decide no recurrir a las
instituciones (delitos que no se denun-cian, litigios que son resueltos priva-damente, justicia que es tomada por
propia mano) porque la policía no per-sigue a los delincuentes, los tribunales
no juzgan y las cárceles no rehabilitan
y muchas veces sirven como refugio
de criminales que continúan operando
como tales desde esos recintos.
La situación ha sido bien resumida
en el informe conjunto del PNUD y la
OEA “Nuestra Democracia”8
, en el que
se afirma que “la falta de Estado es la
que explica por qué poseemos la tasa de
homicidios más alta del mundo, por qué
el narco-crimen domina territorios e influ-ye sobre las decisiones públicas, por qué
hay amplias zonas de nuestros territorios
que están fuera del alcance de la ley”.
Es probable que la anterior no sea la
única causa que explica las situaciones
diferenciadas de violencia entre nuestros
países en relación al “Problema de las
Drogas”. Que nuestras historias indivi-duales como naciones, nuestras culturas
e idiosincrasias y sobre todo las situacio-nes de pobreza y desigualdad social que
caracterizan a algunos países, estén pre-sentes también, de manera determinan-te, en la explicación de ese fenómeno.
Sin embargo parece igualmente innega-ble que en la base de su solución siempre
se va a encontrar la necesidad de una
institucionalidad formal, que garantice
efectivamente la seguridad ciudadana y
vele realmente por el bienestar y la pros-peridad de todos.
La evidencia del enorme volumen
de violencia generado por la economía
ilegal de drogas en sus diferentes eta-pas, pero en particular la que practica
el delito organizado transnacional en
los países de tránsito, lleva inevitable-mente a plantear la comparación entre
el número de víctimas que ella provoca
8 FCE, PNUD, OEA, 2010, p. 145
y las víctimas que genera el consumo
mismo de las drogas.
Según cualquier patrón de compara-ción, las cifras de muertes provocadas
por el consumo de drogas parecen míni-mas si se cotejan con las muertes provo-cadas por la acción criminal vinculada al
narcotráfico. El Gobierno de México esti-mó que entre diciembre de 2006 y enero
de 2012 murieron alrededor de 60 mil
personas en ese país, como resultado de
ejecuciones, enfrentamientos entre ban-das rivales y agresiones a la autoridad
por parte de las organizaciones crimina-les vinculadas al narcotráfico
9
. En el mis-mo período la Organización Mundial de
la Salud (OMS) registra 563 muertes en
México por sobredosis de drogas contro-ladas. Para un año en particular, 2010,
la misma OMS registra 137 muertes
por sobredosis de drogas controladas,
en tanto la misma fuente del Gobierno
Mexicano admite 15.273 muertes vio-lentas presuntamente vinculadas con el
crimen organizado.
En Brasil, en tanto, el Ministerio de
Salud informó que el número de muer-tes por drogas aumentó 65% en una
década, pasando de 916 en 2000 a
1.516 en 2010. Las autoridades brasi-leñas no tienen números consolidados
sobre las substancias más usadas por
las casi 25 mil personas que murieron
por intoxicación y abuso de drogas a lo
largo de esos años (2000-2010). En el
mismo período (2000-2010) se regis-traron en Brasil 480.000 muertes por
homicidio doloso.
En todos los casos y como quie-ra que se haga esta comparación, todo
indica que el número de muertes pro-vocadas por el consumo de las drogas
mismas es bastante menor que el que
proviene de delitos conexos, sean los
derivados del transporte o tráfico, del
control por parte de bandas criminales
de comunidades enteras, de los deli-tos cometidos bajo la influencia de las
drogas o de la acción deseperada de
drogadictos que buscan dinero para sa-tisfacer su adicción.
9 Base de Datos de Presuntos Homicidios
Relacionados con la Delincuencia Organizada” de
la Procuraduría General de la República. Cf www.
sergioaguayo.org/biblioteca/contandocruces/BD,pdf
AlTErnATIvAS
lEGAlES y
rEGUlATorIAS
09
91 El Problema de las Drogas en las Américas | Organización de los Estados Americanos
AlTErnATIvAS
lEGAlES y
rEGUlATorIAS 9.9.1 TErMInoloGíA
prohibiciónes un conjunto de leyes y
reglamentos que prohíben la producción,
venta y uso de determinadas sustancias,
excepto en circunstancias muy limitadas,
como la investigación y el uso medicinal
clínicamente definidos.
1
Los cambios de estas leyes para libe-rar a los usuarios de las sanciones pena-les son conocidos como Despenalización.
Con frecuencia se considera a la despe-nalización simplemente como una ver-sión menor de la disponibilidad legal para
la venta, pero las ganancias, pérdidas y
cuestiones de diseño de políticas son to-talmente diferentes. La despenalización
contribuye muy poco a reducir los daños
del comercio ilícito y tiene un impacto
moderado sobre los niveles de consumo.
La despenalizaciónpuede cambiar
dramáticamente el número de arrestos
por violación de las leyes de drogas, evi-tando cargas sustanciales sobre aquellos
que son arrestados. La despenalización
incluye sanciones no criminales, tales
como multas o intervenciones destina-das a disuadir a los usuarios de continuar
consumiendo drogas ilícitas.
El término “depenalization”es utili-zado ampliamente en inglés cuando se
examinan las alternativas de los regíme-nes jurídicos, pero esta palabra no corres-ponde exactamente al concepto “des-penalización” sino que se refiere a una
reducción de los niveles actuales de las
1 Por ejemplo, se usa la cocaína para como
un anestésico tópico para ciertos procedimientos
quirúrgicos.
sanciones formales por posesión de una
droga para uso personal. Para efectos de
este Informe, ese concepto se definirá
como “reducción de sanciones”.
legalizaciónse refiere a un régimen
en el que tanto la producción como el
consumo son legales. Puede haber res-tricciones tanto del lado de la oferta
como de la demanda, incluso con sancio-nes penales por violaciones. Por ejemplo,
puede ser un delito penal vender mari-huana a una persona menor de 21 años o
tener más de cierto nivel de la sustancia
en el cuerpo cuando se está conduciendo
un automóvil. No obstante, la legalización
significa que es posible para un numero-so grupo de personas obtener drogas sin
que haya una sanción y que las drogas
sean producidas y distribuidas por algu-nas entidades sin ninguna sanción penal.
Una dimensión que se sitúa entre
la posesión y el suministro es el cultivo
para el uso personal, por lo menos para la
marihuana, que se cultiva fácilmente en
pequeñas cantidades. El cultivo para uso
personal podría prevenir los peligros de la
expansión del consumo asociada con la
venta comercial al detalle y permitir a las
personas producir para su propio uso y
quizás para regalarlo o compartirlo en un
pequeño colectivo. Aun en el contexto de
la prohibición, el cultivo para el uso per-sonal puede tener un tratamiento diferen-te: por ejemplo los estados de Australia
que han despenalizado la posesión de la
marihuana también han despenalizado el
cultivo de un número pequeño de plantas
de marihuana
2
. En este caso la meta es
2 N. Donnelly, W. Hall, and P. Christie,
“Effects of the Cannabis Expiation Notice Scheme
El Problema de las Drogas en las Américas | 9. Alternativas legales y regulatorias 92
reducir el tráfico de drogas y quizás los
ingresos de la delincuencia organizada.
Es interesante destacar que las con-venciones facultan a los países signata-rios, principalmente de nuestro Hemisfe-rio, a formular reservas para permitir el
on levels and patterns of cannabis use in South
Australia: evidence from National Drug Strategy Hou-sehold Surveys 1985-95,” Drug and Alcohol Review
(2000), 19(3): 265–9.
uso tradicional de la hoja de coca entre
los pueblos indígenas que usan estas
sustancias controladas.
3
3 México hizo una reserva, según lo permiti-do por el artículo 32, párrafo 4, del Convenio sobre
Sustancias Sicotrópicas de 1971, para permitir el
uso tradicional de ciertas sustancias para las etnias
indígenas en su territorio. El reciente caso de Bolivia
y el uso indígena de la hoja de coca, se complicó
por el hecho de que Bolivia no hizo una reserva a la
Convención Única sobre Estupefacientes de 1961 a
la firma o ratificación.
Convenciones internacionales y los órganos de control
Las opciones en materia de políticas nacionales de drogas se deciden en el contexto de trata-dos internacionales de larga data sobre drogas. Las primeras normas internacionales sobre drogas
se concentraron en la regulación de sustancias como el opio (Convención de La Haya de 1912).
Sin embargo, durante los primeros años de existencia de las políticas internacionales sobre drogas
se logró muy poco progreso respecto a la forma de organizar o consolidar una política internacio-nal en este campo.
La Organización de las Naciones Unidas intentó abordar este problema mediante la Conven-ción Única de 1961 sobre Estupefacientes, la cual apuntó a consolidar el cumplimiento de los
tratados sobre la materia en un solo acuerdo global. Este tratado introdujo el sistema de “listado”
de estupefacientes, que es utilizado aún hoy día.
Durante los 30 años siguientes la política internacional de drogas fue evolucionando gradual-mente. La Convención Única de 1961 sobre Estupefacientes se concentró en el control de las
drogas extraídas de plantas, tales como opio, marihuana y cocaína. Diez años más tarde, debido
al aumento del uso de estas drogas, surgió el Convenio de las Naciones Unidas sobre Sustancias
Sicotrópicas (1971), que amplió las políticas internacionales para incluir sustancias sintéticas, ta-les como las anfetaminas, benzodiazepinas, barbitúricos y psicodélicos. Hacia fines de la década
de los años 80, la ONU amplió su enfoque para incluir facetas del narcotráfico. La Convención de
las Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Sicotrópicas (1988)
reguló los precursores químicos y requirió a los Estados signatarios promulgar leyes contra el la-vado de dinero y otros delitos relacionados con las drogas.
Muchas sustancias narcóticas, de origen vegetal y psicotrópicas, están incluidas en estos
tratados internacionales sobre control de drogas. La gran mayoría de los gobiernos son signatarios
de estos tratados, que consideran ilegal el uso, venta, tráfico y producción de drogas tales como
la heroína, cocaína y cannabis. Sin embargo, cuando un Estado firma, ratifica o accede a un con-venio, tiene el derecho de firmar con una reserva con lo que puede excluir o modificar el efecto
legal de ciertas disposiciones del tratado en su aplicación en ese Estado.
1
El progreso alcanzado y los desafíos relacionados con el control de las drogas y las obliga-ciones contenidas en los tratados se analizan en el ámbito de la Comisión de Estupefacientes
(CND, por sus siglas en inglés), un órgano de 53 miembros de las Naciones Unidas que se reúne
anualmente. La CND ofrece oportunidades para plantear enfoques específicos para el control de
las drogas, tales como las medidas orientadas a la salud y la reducción de la oferta. Este último
aspecto se debate con frecuencia y ocupa mucho tiempo a la CND; de igual manera ha sido un
tema recurrente en el ámbito de las discusiones de política internacional en materia de drogas.
Como resultado, recientemente,se ha acordado un creciente número de resoluciones sobre cues-tiones relacionadas con la salud.
1 Por ejemplo, cuando se firmó la Convención de 1988 de las Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de Estupefa-cientes y Sustancias Psicotrópicas, Perú expresó su reserva al párrafo 1 (a) (ii) del Artículo 3, concerniente a las infracciones
y sanciones relativas a cultivos, ya que en el convenio no se distinguía claramente entre cultivos lícitos e ilícitos.
93 El Problema de las Drogas en las Américas | Organización de los Estados Americanos
9.2 ElAborACIÓn y
EvAlUACIÓn
DElASpolíTICAS
DE ConTrol DE
DroGAS
Las medidas de políticas cuyo propó-sito fundamental es el control de drogas
nunca pueden ser totalmente desligadas
de los valores sociales subyacentes; en
cierta forma, reflejan la desaprobación de
la sociedad a ciertas sustancias. Tenien-do esto en cuenta, estas políticas deben
ser evaluadas con relación a su real efi-cacia en diferentes dimensiones. Éstas
incluyen:
• La protección de las personas y las
comunidades contra los daños rela-cionados con las drogas, incluidos
los trastornos causados por el abu-so de sustancias (“dependencia”) y
el uso en sí mismo;
• La mitigación del daño a la salud de
los usuarios (por ejemplo, las sobre-dosis);
• La reducción de las consecuencias
negativas en los usuarios y, en
otros debido a los accidentes cau-sados por intoxicación y delitos co-nexos a las drogas; y
• La prevención de problemas de las
familias, el vecindario, los centros
de estudio y el lugar de trabajo.
Las políticas prohibicionistas buscan
cumplir con estos objetivos. Al aumen-tar el precio de las drogas y obstaculizar
su acceso fácil, estas políticas resultarían
en un menor uso de drogas que el que
ocurriría en una sociedad en la que fuese
más fácil y más barato adquirirlas.
Al mismo tiempo, estas políticas de
control de drogas pueden producir daños
por sí mismas:
• Las regulaciones y prohibiciones,
crean oportunidades para que haya
lucro ilícito y por lo tanto la crea-ción de empresas delictivas orga-nizadas, con los correspondientes
riesgos para la seguridad ciudadana.
• La aplicación estricta de las prohi-biciones puede contribuir al encar-celamiento masivo y al aislamiento
social y generar abusos de dere-chos humanos.
• La represión de las drogas utiliza re-cursos que se podrían destinar a ac-ciones contra otros tipos de delitos
violentos y contra la propiedad.
En consecuencia, cualquier conjunto
de políticas de drogas refleja los pros y
contras de los males que compiten: daño
debido al abuso de drogas, daño debido al
narcotráfico, daño debido a los esfuerzos
de represión y el costo presupuestario di-recto de las propias medidas de control.
Existen políticas sociales que, no
siendo dirigidas explícitamente a reducir
el uso de drogas en la sociedad, pueden
contribuir positivamente en esa dirección.
Un sistema educativo más eficiente, una
comunidad mejor diseñada, mejores pro-gramas para capacitar a los padres en la
crianza de sus hijos y tribunales que pue-dan administrar justicia en forma más rá-pida y justa, pueden reducir los factores
de riesgo.
La Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), el órgano cuasi-judicial de
13 representantes encargado de establecer los niveles de producción de analgésicos que figuran
en los diferentes listados de los convenios y hacer cumplir las convenciones, puede recomendar
embargos contra la producción lícita de drogas para fines médicos en un país, si determina que
ese país está violando los tratados internacionales sobre drogas. Esta medida nunca ha sido pues-ta en práctica.
El Problema de las Drogas en las Américas | 9. Alternativas legales y regulatorias 94
9.3 TEnDEnCIAS:
DESpEnAlIzACIÓn,
rEDUCCIÓn DE
SAnCIonES, y MáS
Los tratados internacionales sobre
control de drogas consideran ilegal el
uso, venta, tráfico y producción no
autorizada de drogas tales como heroí-na, cocaína y cannabis. El consumo no
medicinal o para fines investigativos de
estas sustancias es prohibido en todo
nuestro continente. Si bien las conven-ciones prohíben el consumo y venta
de ciertas drogas, la forma en que los
países implementan estos requisitos
varía considerablemente, en particular
las leyes y penalizaciones relacionadas
con la posesión para fines personales
4
.
Sin embargo, ningún país permite libre-mente la posesión o uso personal no
autorizados de sustancias que están
prohibidas y el contrabando es aún de-comisado incluso si el individuo no es
sancionado.
En ese contexto, en algunos países
de nuestra región y en algunos esta-dos de los Estados Unidos se manifies-ta en la actualidad una tendencia a la
despenalización o a la reducción de las
sanciones por posesión de drogas y de
hacer aún algo más respecto a la ma-rihuana. Algunos ejemplos específicos
se detallan a continuación.
Argentina
La Corte Suprema de Justicia de
Argentina decidió por unanimidad que
el segundo párrafo del artículo 14 de
la Ley Nacional de Drogas (Ley No.
23.737), que penalizaba la posesión de
drogas para el uso personal con la priva-ción de libertad, sujeto a la sustitución
por medidas educativas o tratamiento,
es inconstitucional. El poder legislativo
argentino está actualmente modifican-do la ley para cumplir con la sentencia de
la Corte Suprema y para ampliarla con el
propósito de que cubra otras sustancias
además de la marihuana.
4 CICAD documento de trabajo interno de
revisión de las leyes y reglamentos en el Hemisferio
Occidental. Proyecto, octubre de 2012.
México
Los artículos 477 al 480 de la Ley
General de Salud, enmendada en 2009,
establecen que el Ministerio Público no
enjuiciará al consumidor por la posesión
no autorizada de sustancias en cantida-des que se consideren adecuadas para
el uso personal, aunque el arrestado
puede ser puesto en detención preventi-va. La autoridad gubernamental deberá
informar al individuo sobre las instala-ciones de tratamiento, deberá registrar
el incidente y proveer la información a
las instituciones de salud.
5
Las cantida-des fijadas para el uso personal se es-tablecen en el artículo 479: 5 gramos
de cannabis, 2 gramos de opio, 0,5 gra-mos de cocaína, 50 miligramos de he-roína, 0,015 miligramos de LSD o 40
miligramos de metanfetamina.
Chile
De acuerdo al artículo 4 de la Ley
20.000 de 2005, la posesión no auto-rizada de pequeñas cantidades de sus-tancias destinadas al uso personal no
es sancionable. El uso público de sus-tancias no autorizadas es considerado
una infracción de conformidad con el
artículo 50 y se sanciona con multas,
servicio comunitario o mediante la asis-tencia a programas de prevención del
abuso de drogas. El tribunal es el que
determina si la cantidad en un caso es-pecífico es para uso personal.
brasil
La Ley de Drogas de Brasil cambió
en 2006 con el propósito de reducir las
sanciones a los usuarios de drogas e
incrementar las sanciones para los nar-cotraficantes. De acuerdo al artículo 28
de la Ley 11.343 de 2006, la posesión
no autorizada (incluida la adquisición y
transporte) de sustancias para el uso
personal es considerada una infracción
penal. Sin embargo, no se penaliza con
la privación de libertad sino con la edu-cación sobre drogas, el servicio comu-nitario y/o la asistencia obligatoria a
programas sobre abuso de drogas du-rante un período de cinco meses cuan-do se trata de la primera infracción. El
5 Idem
95 El Problema de las Drogas en las Américas | Organización de los Estados Americanos
tribunal podrá aplicar advertencias ver-bales y multas para asegurar la parti-cipación del infractor. Las cantidades
para el uso personal son determinadas
a discreción del tribunal
6
.
Estados Unidos
Durante la década de los años 70,
13 estados de los Estados Unidos elimi-naron las sanciones penales por pose-sión de pequeñas cantidades de mari-huana, generalmente una onza, aunque
el uso en público continuó siendo un
delito menor. El movimiento por la des-penalización finalizó en 1978 y el si-guiente estado en realizar ese cambio
fue Massachusetts, 30 años después
en 2008. En los últimos 15 años los
esfuerzos realizados en ese país para
suavizar los efectos de las prohibicio-nes de la marihuana se han concentra-do en permitir el uso de esta droga con
fines medicinales.
Actualmente, 18 estados y el Dis-trito de Columbia permiten el uso de
la marihuana como un medicamento
7
.
Esta es una medida mucho más amplia
que la simple despenalización porque
incluye que el estado aprueba la venta
para fines medicinales. A la vez, cuatro
estados (California, Washington, Co-lorado y Oregón) han considerado ini-ciativas para legalizar la marihuana. El
6 de noviembre de 2012, votantes en
dos de ellos, Colorado y Washington,
aprobaron nuevas leyes para regular e
imponer impuestos a esta sustancia.
En la medida que lo permite la ley es-tatal y con vigencia inmediata, en am-bos estados los adultos pueden poseer
una cantidad limitada de marihuana. En
ambos estados, tanto los cultivadores
como los vendedores deben tener li-cencias y pagar impuestos, de confor-midad con las normas que entrarán en
vigor en diciembre de 2013. La venta y
posesión continuará prohibida para me-nores de 21 años de edad.
El estado de Washington requie-re que la producción, distribución y
6 Idem
7 Veáse http://medicalmarijuana.procon.org/
view.resource.php?resourceID=000881 para más
detalles para los 18 Estados y el Distrito de Colum-bia.
venta sea controlada por la Junta de
Control de Bebidas Alcohólicas del Es-tado (State Liquor Control Board). Los
comercios que vendan marihuana no
podrán vender alcohol. Se gravará con
un impuesto de 25% cada uno de los
tres niveles de transacción: produc-ción, venta al por mayor y venta al por
menor; además, la venta final estará
sujeta al impuesto estatal de venta al
público. El esquema de Colorado para
la producción y distribución comercial
no se especificó en la iniciativa aproba-da en el referendo. Existe un impuesto
específico, de 15%, que grava la ven-ta al por mayor. En Colorado -pero no
en Washington- la ley estatal también
permite (con vigencia inmediata) que
cualquier persona mayor de 21 años
cultive hasta seis plantas de marihuana
(no más de tres de ellas en la etapa
de florecimiento) en cualquier “espacio
cerrado y seguro” y almacene la mari-huana producida en el lugar de cultivo.
Esta marihuana puede ser regalada (un
máximo de una onza en una sola oca-sión), pero no puede ser vendida.
La ley federal aún prohíbe, sujeto
a sanciones penales, la posesión, pro-ducción y venta de marihuana. En el
momento de emitirse el presente Infor-me, el Departamento de Justicia toda-vía no había indicado si iba a intentar
bloquear la aplicación de las nuevas le-yes estatales.
Uruguay
En junio de 2012, el Presidente
de Uruguay, José Mujica, anunció la
propuesta de su gobierno de enviar
un proyecto de ley al Parlamento que
legalizaría y regularía el suministro de
cannabis. Dos meses después, el 8 de
agosto, el gobierno presentó oficial-mente el proyecto de ley que incluyó
un solo artículo que señala: “el Esta-do asumirá el control y la regulación
de las actividades de importación, pro-ducción, adquisición a cualquier título,
almacenamiento, comercialización y
distribución de marihuana o sus deriva-dos, en los términos y condiciones que
al respecto fije la reglamentación.” El
proyecto de ley mantuvo la prohibición
de la venta de marihuana entre los ciu-
El Problema de las Drogas en las Américas | 9. Alternativas legales y regulatorias 96
dadanos privados y el cultivo personal
para su uso y, en su lugar, propuso la
creación de un monopolio del Estado
para la producción, procesamiento y
distribución de la sustancia.
Luego de varios meses de negocia-ciones parlamentarias, el proyecto de
ley ha tenido considerables modifica-ciones y sus detalles normativos aún
se encontraban en etapa de elaboración
durante la preparación de este Informe.
El 18 de diciembre de 2012 el Presi-dente Mujica anunció la postergación
del examen del proyecto, citando la ne-cesidad de explicar mejor la iniciativa al
público a raíz de la publicación de una
encuesta de opinión pública que señala
que el 64% de los uruguayos se opo-ne a la legalización de la sustancia. La
administración aclaró que esta medida
no significa que se retira el proyecto de
ley y que el gobierno continuará exa-minando en forma abierta la propuesta
para crear un mercado legal del can-nabis, tal vez a partir de un proyecto
piloto de la marihuana medicinal.
9.4 lEyES SobrElA
DISponIbIlIDAD
Se puede aprender mucho si se
examina la forma en que las socieda-des han tratado el problema de otras
sustancias psicoactivas. Tanto el alco-hol como el tabaco son drogas adicti-vas que causan un daño considerable a
la salud y la sociedad. Los efectos ne-gativos del alcohol son muy similares
a los de la cocaína porque los dos son
fisiológicos y conductuales, así como
agudos y de largo plazo. El tabaco es
diferente; sus efectos negativos afec-tan solo la salud y son de largo plazo.
De acuerdo a la legislación vigente
en todo el hemisferio, el alcohol y el
tabaco están más o menos disponibles
como artículos de comercio, en una
cantidad no regulada para que sea con-sumido por cualquier adulto. El alcohol
y el tabaco son objeto de una tributa-ción especial y regulación de venta (en
particular la prohibición de su venta a
menores). Los consumidores de estas
drogas están también sujetos a cier-tas normas, por ejemplo para prevenir
los accidentes automovilísticos y para
prevenir la exposición al humo de otras
personas. En el caso del tabaco, pero
no del alcohol, la reducción del número
de consumidores, y especialmente de
nuevos usuarios, es una meta de polí-tica reconocida en la mayor parte de la
región.
Una importante alternativa –aun-que de ninguna manera la única– a
las políticas actuales hacia las drogas
controladas, tales como la cocaína, he-roína, marihuana y metanfetamina, in-cluiría legalizar una o más de ellas para
su venta en algún tipo de forma que
no sea para uso médico. Las variacio-nes entre las reglas que actualmente se
aplican al tabaco y al alcohol ilustran
la amplia gama de posibles políticas
que se podrían aplicar a los mercados
regulados de drogas actualmente ilíci-tas. Por ejemplo, en diversos momen-tos y lugares, el alcohol y el tabaco (así
como el opio) han pertenecido a mo-nopolios estatales, potencialmente un
régimen muy diferente del que utilizan
los negocios con licencias para produ-cir o distribuir la sustancia.
De esta manera, a pesar de que
normalmente la “legalización” es en-tendida como si se tratara de una sola
política, lo cierto es que existen mu-chos y muy diversos enfoques posibles
para legalizar una droga, algunas de las
cuales son mucho más restrictivas que
otras. En ciertos países el alcohol está
sujeto a una gran regulación aunque en
muchos otros la regulación es mínima.
Entre esas múltiples restricciones pue-den citarse, por ejemplo, elevados im-puestos, menos lugares para su expen-dio, horas reducidas para el consumo y
restricciones a la publicidad comercial.
Todas estas restricciones pueden redu-cir tanto el consumo como el daño que
provoca este producto.
8
8 T. Babor et al., Alcohol: No Ordinary Com-modity (Oxford University Press, 2010); P. Cook,
Paying the Tab: The Costs and Benefits of Alcohol
Control (Princeton University Press, 2007).
97 El Problema de las Drogas en las Américas | Organización de los Estados Americanos
9.5 MoDEloS DE
DISponIbIlIDAD
lEGAl
Existe un número limitado de mode-los que podrían ser de utilidad para pro-fundizar el análisis sobre las alternativas
a las políticas prohibicionistas actuales
y sus posibles consecuencias. Los mo-delos concretos varían según la droga y
según el país. El modelo más conocido
es el de los coffee shops de los Países
Bajos, que constituye una legalización de
facto, aunque no lo sea de jure.
La experiencia de los holandeses con
los coffee shops ha sido un tema polé-mico. En este momento los Países Bajos
–después de 30 años de fácil acceso de
los adultos– presentan una tasa de uso
de marihuana que los coloca en la mitad
del grupo de los países de Europa . El
número de coffee shops ha sido reducido
a la mitad durante la última década por
los gobiernos locales, los cuales tienen la
responsabilidad de supervisión de estos
establecimientos bajo las directrices ge-nerales del Ministerio de Justicia. Entre
las principales razones de esta reducción
se incluye la preocupación por la atrac-ción de turistas extranjeros a comprar
marihuana, en particular en el sur. De
igual manera se ha tenido en considera-ción la molestia pública en general y las
infracciones de las disposiciones fiscales
sobre estos negocios. Tanto el gobierno
conservador anterior como el más libe-ral que fue instalado en septiembre de
2012, han expresado que el elevado ni-vel de las concentraciones de THC (más
del 15%) en la droga que se vende es un
problema para los jóvenes holandeses.
Otro modelo de interés es el de los
clubes sociales, de los cuales quizá el
mejor ejemplo sea el cultivo y el uso
privado de cannabis en España. Estos
clubes se mantienen en una zona gris
de la ley pero, después de una serie
de fallos de la Corte Suprema, han
sido permitidos con limitaciones desde
2002
9
. Estos clubes son grupos socia-les no comerciales, que cultivan y dis-9 Martín Barriuso Alonso, “Cannabis social
clubs in Spain, A normalizing alternative underway,”
TNI Series on Legislative Reform of Drug Policies, Nr.
9 (January 2011).
tribuyen el cannabis para satisfacer las
necesidades de consumo personal de
sus miembros. En virtud de los conve-nios internacionales, la penalización de
cultivo y posesión para uso personal de
sustancias están sujetas a limitaciones
constitucionales y, en el caso de Es-paña, la ley no penaliza el uso privado
de una droga ni el cultivo colectivo de
cannabis, siempre y cuando no esté
destinada al tráfico ilícito. La membre-sía está normalmente limitada a un cierto
número de adultos registrados y pagado-res que pueden utilizar cannabis en las
instalaciones. Cada club aparentemente
puede establecer sus propios requisitos
de afiliación y sus precios internos. Se
trata de operaciones no comerciales que
buscan satisfacer las necesidades de
sus miembros, lo cual tiene la ventaja de
prevenir la comercialización y la compe-tencia de precios y a la vez restringir la
oferta. De acuerdo con un artículo perio-dístico sobre un club bien conocido, los
precios son aproximadamente la mitad
del mercado ilícito
10
.
Este modelo de club ha sido amplia-do a otros países; está incluido en el refe-réndum recientemente aprobado en Co-lorado y es parte del proyecto de ley en
Uruguay. La aplicación de este modelo, a
diferencia de los Cofee Shop, no obliga a
los Estados a retirarse de los Convenios
internacionales y volver a ellos haciendo
una reserva, solo requiere cambios en la
legislación nacional.
Los modelos de disponibilidad pro-curan minimizar la variedad de calidad
de las diferentes drogas, en una ver-sión del sistema de control del alcohol
que es común en muchos países. Bajo
este supuesto la sustancia es legal pero
solo puede venderse en lugares regis-trados específicamente y con licencia,
sujetos a ciertas regulaciones entre las
que se incluye la prohibición de venta a
menores de edad. El uso es permitido
a los adultos pero existen limitaciones
respecto a circunstancias específicas,
tales como durante la operación de un
vehículo y en ciertos lugares de trabajo.
10 Nick Buxton, “Drug club: Spain’s alterna-tive cannabis economy,” Red Pepper (June 2011):
http://www.redpepper.org.uk/drug-club/.
El Problema de las Drogas en las Américas | 9. Alternativas legales y regulatorias 98
En estas condiciones, los precios
de las drogas probablemente bajen sus-tancialmente. Un estudio de 2010, que
analizó las consecuencias de los precios
de la legalización de la marihuana en
California, llegó a la conclusión que los
costos de producción son tan bajos que
el precio de la marihuana legal sin im-puestos no sería más del 20% del pre-cio actual de la marihuana ilegal; es de-cir, aproximadamente US$2 por gramo,
contra los US$12 por gramo que cuesta
la marihuana ilícita de alta potencia
11
.
Como precios más bajos promove-rían un mayor consumo, para restaurar
el precio actual de la marihuana ilícita se
tendría que gravar con un impuesto de
cerca de US$300 por onza. Esto llevaría
a una gran evasión impositiva, como en
el caso del tabaco, donde se ha visto
una sustantiva evasión fiscal con im-puestos a valores mucho más bajos, de
aproximadamente US$10 por onza.
Los costos materiales y de produc-ción de la cocaína y la heroína son tam-bién mínimos comparado con el actual
precio del mercado. El gobierno tendría
que imponer un enorme impuesto por
gramo para elevar los precios a niveles
cercanos a los que prevalecen actual-mente, ofreciendo nuevamente un in-centivo para la evasión de impuestos.
9.6 CoSToSy
bEnEfICIoS DElAS
AlTErnATIvAS
lEGAlESy
rEGUlATorIAS
Las consecuencias de la disponibi-lidad legal –para bien y para mal– de-penden de la droga o drogas que estén
disponibles, de los detalles del régimen
jurídico y de la capacidad de las insti-tuciones gubernamentales y no guber-namentales para regular el suministro,
moderar la demanda y manejar tanto
los trastornos por el abuso de sustan-cias como las conductas de intoxica-11 B. Kilmer, J. Caulkins, B. Bond, P. Reuter,
Reducing Drug Trafficking Revenues and Violence
in Mexico: Would Legalizing Marijuana in California
Help? (RAND, 2010).
ción. Cuanto mayor sea la capacidad
para tratar con las consecuencias del
uso y abuso de drogas, menor será el
daño causado por el aumento del uso y
abuso que probablemente resulte si las
prohibiciones sobre la producción, ven-ta y uso son reducidas o eliminadas.
El punto clave de la política de al-ternativas legales y regulatorias es el
reconocimiento de sus costos y benefi-cios, que a veces son difíciles de iden-tificar y más difíciles aún de analizar
con precisión. De ahí la importancia de
reconocer explícitamente las ventajas y
desventajas y, en particular, las con-secuencias adversas de las medidas
específicas de combate a las drogas,
como una forma de aportar claridad a
un debate que de otro modo puede re-sultar confuso e inconducente.
Como se ha visto, varios países,
incluyendo algunos del Hemisferio, han
aprovechado la flexibilidad que ofrecen
las convenciones para despenalizar el
consumo de drogas y proporcionar cas-tigos alternativos al encarcelamiento
para las infracciones relacionadas con
las drogas. La evidencia sugiere que la
despenalización tiene poca incidencia
en la prevalencia, aunque tiene el be-neficio de reducir la cantidad de casos
judiciales, los prontuarios criminales y
las tasas de encarcelamiento.
Una disponibilidad legal podría re-ducir los costos de la justicia penal en
materia de aplicación de las prohibicio-nes, un tema que ha dominado los es-timados del gasto bruto del control de
drogas en países tan diferentes como
los Estados Unidos y Holanda
12
. Entre
los costos socioeconómicos de las dro-gas tienden a dominar aquellos relacio-nados con la situación de ilegalidad y
su represión
13
. Sin embargo, los costos
12 P. Reuter, “What drug policies cost:
Estimating government drug policy expenditures,”
Addiction (2006), 101: 315-322.
13 Carnevale et al., The Economic Cost of
Illicit Drug Abuse: 2007, National Drug Intelligence
Center (2011). Un reciente estudio realizado en Chile
estima que alrededor de un tercio del impacto so-cioeconomico de las drogas y el delito está explicado
por los gastos de aplicación de las leyes sobre dro-gas. Cf. M. Fernandez, “The socioeconomic impact
of drug-related crimes in Chile,” International Journal
of Drug Policy (2012), 23: 465-472.
99 El Problema de las Drogas en las Américas | Organización de los Estados Americanos
de la represión no desaparecerían por
completo con una legalización. Asegu-rar que los vendedores cumplan con
las restricciones, por ejemplo que no
vendan a menores de edad, requiere el
apoyo de las fuerzas del orden, aunque
probablemente estos costos serían me-nores de los que actualmente ocasiona
el control de drogas.
La morbilidad y mortalidad tam-bién podrían disminuir gracias a las
drogas legalizadas. La situación ilegal
de las drogas es la principal causa de
las sobredosis, tanto por la incertidum-bre acerca de la pureza de lo que se
compra como porque la ausencia de
regulaciones alienta el uso de adulte-rantes que pueden por sí mismos surtir
efectos peligrosos. En un régimen legal
regulado, las drogas vendidas serían
de pureza conocida y sus ingredientes
constarían en la etiqueta del producto.
El VIH, estrechamente asociado con la
inyección de heroína, podría reducirse
considerablemente si los consumidores
de heroína ya no tuviesen que escon-der su hábito y compartir jeringas. Sin
embargo, como se desprende de la ex-periencia de los Estados Unidos con el
abuso de los opiáceos legales, el au-mento del consumo y la dependencia
reduciría algunas de estas ventajas, ya
que estas drogas aún presentan ries-gos para la salud incluso cuando la pu-reza es conocida y su uso no tiene que
ser clandestino.
Otras consecuencias de la legaliza-ción podrían ser la reducción del des-orden en los mercados y la violencia
criminal, así como la reducción de la
corrupción en el sistema de justicia pe-nal y de las autoridades políticas en ge-neral. Esto supone que los países son
capaces de poner en marcha y aplicar
sistemas eficaces de reglamentación
que no den lugar a un gran mercado
negro paralelo de drogas, algo que pue-de ponerse en duda a la luz de lo ex-puesto en los Capítulos 6 y 8 de este
Informe en los que se detalla el vínculo,
en muchos países de la región, entre
la violencia e instituciones débiles que
están sujetas a la penetración de las
organizaciones de narcotraficantes. En
el Capítulo 8 se ha descrito también la
diversificación de las organizaciones
criminales en diferentes delitos eco-nómicos depredadores (el tráfico y la
trata de personas, el contrabando de
migrantes, el secuestro, la extorsión,
el tráfico de armas y la piratería, entre
otros) los cuales quizás no disminuyan
e incluso puedan aumentar en el caso
que haya un entorno de drogas que
esté legalizado.
Se deben considerar también las
posibles consecuencias negativas de la
disponibilidad legal. No se puede saber
cuánto aumentará efectivamente el uso
y la dependencia de drogas debido a la
legalización, pero es razonable suponer
que una mayor disponibilidad, en con-diciones de legalidad —especialmente
si hubiese publicidad comercial— po-dría llevar a más gente a consumir sus-tancias. Está demostrado que el precio
y la facilidad de venta son determinan-tes importantes del consumo de dro-gas lícitas, tales como el alcohol.
14
Aun
con regulación relativamente estricta,
el resultado de la legalización probable-mente sería una expansión del uso y la
dependencia.
La disponibilidad legal, aun sin pre-cios más bajos, posiblemente incre-mentaría la experimentación. Algunos
de los que experimentan por primera
vez se convertirían en drogodependien-tes. Es probable que haya un aumento
del número de personas que necesiten
tratamiento por las drogas, aun si las
consecuencias negativas de dependen-cia son menores si las drogas son le-gales.
Entre los usuarios dependientes se
encuentran padres, estudiantes, tra-bajadores y vecinos de barrio. Por lo
tanto, el aumento de la dependencia
probablemente conduzca a un mayor
descuido y abuso de menores, un ma-yor ausentismo escolar y laboral y me-nor espíritu comunitario en poblaciones
que no habían sido muy afectadas an-teriormente por la dependencia de las
drogas. Cuando se trata de los estimu-lantes, inciden otros factores: los es-14 G. Edwards et al., Alcohol Policy and
the Public Good (Oxford: Oxford University Press,
1994).
El Problema de las Drogas en las Américas | 9. Alternativas legales y regulatorias 100
timulantes generan una conducta vio-lenta. Un mayor uso de estimulantes,
especialmente en combinación con el
alcohol, podría generar más violencia
entre los usuarios de drogas.
La distribución de estos problemas
en la sociedad también es probable que
cambie. En la actualidad, en muchos
países del hemisferio la drogodepen-dencia y los problemas conexos están
más concentrados en la población po-bre y vulnerable que en la clase media;
esta concentración podría disminuir
con la legalización.
9.7 oTrAS
AlTErnATIvAS
Como se ha señalado anteriormen-te en este Informe, un problema que
afecta a muchos países del Hemisferio
es el crecimiento de la población peni-tenciaria debido a las drogas ilícitas. La
aplicación de la ley contra los infrac-tores relacionados con estas drogas –
consumidores, pequeños traficantes y
ofensores dependientes de las drogas
que cometen otros crímenes– genera
situaciones de sobrepoblación de los
sistemas penitenciarios. En los Estados
Unidos, la existencia de leyes sobre
condenas obligatorias ha contribuido
al aumento explosivo en el número de
presos por infracciones a la ley de dro-gas, al punto que hoy alrededor del 1%
de la población adulta en edad produc-tiva está encarcelada . La situación ha
derivado en una gran carga financiera
para el país y un problema social con
consecuencias enormes debido, entre
otras razones, al predominio de mi-norías raciales en las cárceles. Como
también se ha señalado ya, en Estados
Unidos, después de los delitos contra
la propiedad, los delitos relacionados
con las drogas constituyen la catego-ría más importante de las detenciones
—es decir no necesariamente encarce-lamiento-- superando a la conducción
bajo la influencia .
En algunos casos, mediante alter-nativas al encarcelamiento se pueden
compensar daños sufridos por las vícti-mas, ofrecer beneficios a la comunidad,
tratar a la persona dependiente de dro-gas o con enfermedad mental y rehabi-litar al infractor dependiente de drogas.
Por ejemplo, tras más de dos décadas
de investigación, existe evidencia cla-ra de que los tribunales de tratamien-to de drogas –un modelo integral que
abarca el sistema judicial, los servicios
sociales y el tratamiento al usuario que
cometió un delito no violento- contribu-yen a reducir la delincuencia, a dismi-nuir las recaídas en el consumo, a redu-cir la población penitenciaria y a bajar
los costos del encarcelamiento. Otras
opciones incluyen los servicios previos
al juicio, programas específicos para la
defensa, programas de sentencias dife-ridas y centros de medicación. Algunos
programas especializados ofrecen al-ternativas al encarcelamiento para po-blaciones específicas, como infractores
dependientes jóvenes.
Los Tribunales de Tratamiento de
Drogas (TTD) conectan el sistema ju-dicial de jueces, fiscales y abogados
defensores a través de proveedores de
servicios sociales con una estrategia de
tratamiento que aborda las causas sub-yacentes que han conducido a la perso-na al acto criminal: la dependencia de
las drogas. Este modelo, cuyas evalua-ciones han demostrado su eficacia en
función de los costos y la reducción del
riesgo de reincidencia, se ha empezado
a implementar en Canadá, Chile, Costa
Rica, República Dominicana, Jamaica,
Barbados, Trinidad y Tobago, México y
Estados Unidos.
Un modelo prometedor que está
siendo puesto a prueba es el Hawaii’s
Opportunity Probation with Enforce-ment (HOPE), un programa de supervi-sión que busca reducir el delito y el uso
de drogas por medio de la realización
de exámenes de detección del uso de
drogas, frecuentes y aleatorios, a per-sonas bajo libertad condicional con la
advertencia de un encarcelamiento in-mediato en caso de no aprobar el exa-men. Otros esfuerzos que promueven
la integración social y disminuyen la
reincidencia son aquellos que propor-cionan tratamiento contra las drogas
a los delincuentes drogodependientes
101 El Problema de las Drogas en las Américas | Organización de los Estados Americanos
mientras están en prisión, y el desarro-llo de juzgados comunitarios y juzga-dos de reinserción. En todos estos pro-gramas la evidencia sugiere que para
que sean exitosos es fundamental la
participación de actores locales y co-munitarios.
ConTrIbUCIÓn
A UnDIáloGo
QUE SE InICIA
10
1
105 El Problema de las Drogas en las Américas | Organización de los Estados Americanos
ConTrIbUCIÓn
A UnDIáloGo
QUE SE InICIA 10.Como se ha señalado en las páginas
introductorias, los planteamientos con-tenidos en este Informe no constituyen
una conclusión sino el inicio de un deba-te largamente esperado. A partir de este
momento ese debate, y las conclusiones
definitivas que puedan derivarse de él,
pertenecen a los destinatarios de estas
reflexiones y serán parte del análisis co-lectivo y del diálogo democrático en cada
uno de nuestros países.
Para fines de ese análisis, presenta-mos a continuación lo que pueden ser las
principales conclusiones de este estudio.
10.1 El problEMA DE lAS DroGAS ES UnTEMA
HEMISférICo
1.1 Las evidencias presentadas en este Informe son claras en mostrar que las
diferentes partes que es posible distinguir en el Problema de las Drogas se pre-sentan y afectan de manera diferenciada a los distintos países de las Américas.
Pero el problema involucra a todos los países y todos tienen responsabilidades,
aunque diferenciadas, en la búsqueda de soluciones que reduzcan sustantiva-mente la adicción a las drogas, el riesgo para la población - especialmente los
jóvenes - y la violencia criminal.
1.2 El problema de salud asociado al consumo de sustancias está presente en to-dos nuestros países, pues en todos ellos existe evidencia de uso de drogas. Sin
embargo los efectos de ese problema en términos del número de las personas
afectadas, son mayores en los países de Norteamérica, en que ese consumo
es mayor,sin perjuicio que el consumo, esta aumentando en otros paises. De
acuerdo a la información oficial proporcionada por la Organización Mundial de la
Salud, al ordenar las causas de muerte según su importancia los trastornos por
abuso de drogas aparecen en el lugar 15 en los países del Norte, en el lugar 40
entre los países andinos y en el lugar 52 en América Central.
1.3 Por contraste, el impacto en la economía, las relaciones sociales, la seguridad
y la gobernabilidad democrática es mayor en los países de cultivo, producción
y tránsito situados en América del Sur, América Central, en México y en el Ca-ribe. En los países de Norteamérica, que son los principales lugares de destino
final de las sustancias traficadas, esas manifestaciones del problema son mucho
menores.
1.4. Algunos efectos de la economía ilegal de drogas se experimentan, sin em-bargo, de manera simultánea y análoga en todos los países de la región, lo que
sugiere la necesidad no sólo de políticas comunes sino, eventualmente, de un
marco jurídico común o a lo menos homogéneo. Es el caso destacado de las ac-tividades de lavado de activos en las que los delincuentes muestran ser perma-nentemente innovadores y tienden a aprovechar todas las ventajas que brinda
la heterogeneidad legal entre nuestros países.
El Problema de las Drogas en las Américas | 10. Contribución a un Diálogo que se Inicia 106
10.2 El problEMA DE lAS DroGAS ADMITE
TrATAMIEnToS DISTInToS EnCADA UnA DE
SUS fASES yEn loS pAíSES En loS CUAlES
EllAS TIEnEn lUGAr
2.1 Los diversos componentes del proceso deben ser tratados de manera sepa-rada para establecer la dimensión y el impacto real de cada una de las partes
que componen el Problema de las Drogas en las Américas, esto es el cultivo,
producción, distribución (o tránsito), venta y consumo de drogas controladas.
2.2 Desde la perspectiva del valor generado en cada una de esas partes, la venta
es indudablemente aquella en que se generan mayores volúmenes de ingresos
y ganancias, alcanzando al 65% del total generado, en tanto que los cultivado-res y productores originales generan y perciben sólo alrededor de un 1%.
2.3 Desde la perspectiva de la composición social de los actores, tradicionalmen-te los cultivadores han sido un eslabón muy débil en la cadena productiva. A
pesar de que los programas de sustitución de cultivos y desarrollo alternativo
implícitamente reconocían la necesidad de dar opciones al campesinado, la
erradicación de los cultivos ilegales ha sido en términos generales la meta pri-mordial de los gobiernos, lo que ha generado fuertes reacciones sociales en los
países andinos productores de coca y amapola.
2.4 La mayoría de quienes actúan como productores, traficantes y comerciantes
de drogas, incluidos los sicarios de las bandas del delito organizado son, a su
vez, personas provenientes de áreas vulnerables de nuestras sociedades y en
la mayoría de los casos han sido objeto de desigualdad de oportunidades, baja
escolaridad y pobreza familiar
2.5 El consumo, si bien transversal a la sociedad, tiende a su vez a ser propor-cionalmente mayor entre esos mismos sectores vulnerables que, por el tipo de
consumos (inhalables, cocaínas fumables), suelen correr mayores riesgos a la
vez que por su misma condición de marginalidad suelen tener un menor acceso
a procedimientos de tratamiento y rehabilitación.
2.6 Desde la perspectiva de la violencia, la acción criminal asociada a la produc-ción pero principalmente al tránsito de las sustancias hacia los países y merca-dos de consumo final es abrumadoramente mayor y más alarmante que aquella
que generan la venta al detalle y los consumidores.
2.7 En lo relativo al consumo está bien establecido que todas las drogas son po-tencialmente perjudiciales para la salud, incluso las legales como el alcohol y el
tabaco. Pero es también evidente que algunas drogas son más perjudiciales que
otras, como la heroína y las cocaínas incluyendo sus versiones de clorhidrato o
fumables.
2.8 También existe evidencia suficiente para afirmar que las adicciones a las
drogas causan enormes tragedias humanas. Si bien la mortalidad por uso de
drogas no es alta, si lo son la cantidad de muertes que el uso de drogas provoca
y la devastación de familias y comunidades como resultado del consumo y el
tráfico.
107 El Problema de las Drogas en las Américas | Organización de los Estados Americanos
10.3 noExISTE UnA rElACIÓnInDISolUblE EnTrE
El problEMA DE lAS DroGAS y lA SITUACIÓn
DE InSEGUrIDAD EnQUE vIvEnMUCHoS
CIUDADAnoS DE lAS AMérICAS, AUnQUE
éSTA ES DIfErEnTE pArA CADA pAíS oGrUpo
DE pAíSES
3.1 Las distintas partes que componen el Problema de las Drogas generan a su
vez amenazas de distinta índole e intensidad a la seguridad de los ciudadanos.
3.2 Aunque el problema de las drogas es motivo de preocupación en todos los
países de la región, la principal fuente de temor para los ciudadanos es la vio-lencia que se genera en torno a él, unida a la acción cada vez más extensa del
crimen organizado.
3.3 La violencia criminal asociada a la producción y el tránsito es practicada
principalmente por bandas de delito organizado de carácter transnacional, que
pueden llegar a realizar actos de una violencia extrema y que han diversificado
sus actividades hasta cubrir una amplia gama de delitos además del narcotrá-fico (tráfico ilícito de personas, armas, dinero, órganos, piratería intelectual,
contrabando, secuestro y extorsión).
3.4 La inseguridad originada por la actividad de estas bandas o “carteles” afecta
no sólo a los ciudadanos en su integridad física y en su patrimonio, sino a la
sociedad en su conjunto, generando situaciones de corrupción que debilitan a
las instituciones civiles y estatales y pueden llegar a afectar la gobernabilidad
democrática de los países.
3.5 La venta de drogas, en la que por regla general intervienen bandas distintas
de las dedicadas a la producción y/o tránsito, no genera las situaciones de agu-da violencia que se manifiestan en las fases anteriores del proceso. En esta
etapa esas situaciones de violencia están asociadas más bien a disputas entre
pandillas menores por el control de mercados locales de micro tráfico, en todos
los países del hemisferio.
3.6 Las situaciones de inseguridad asociadas al consumo se refieren al compor-tamiento alterado de las personas cuando consumen sustancias psicoactivas.
Dependiendo del tipo de droga, la dosis, la suceptibilidad individual y la ex-pectativa de la experiencia que tiene el propio usuario, el consumo produce
efectos distintos (euforia, ansiedad, agitación psicomotora, alucinaciones, deli-rio, somnolencia, sedación, entre muchas otras) que aunque son generalmente
nocivos, se manifiestan en conductas diversas que deben atenderse en forma
individualizada.
3.7 Otra situación de inseguridad provocada por los usuarios de drogas dice re-lación con los comportamientos patológicos asociados a ese consumo y que
pueden provocar efectos graves, incluyendo accidentes de tránsito y otros,
agresiones -principalmente domésticas- , suicidios o contagios de VIH y otras
enfermedades infecciosas.
El Problema de las Drogas en las Américas | 10. Contribución a un Diálogo que se Inicia 108
10.4 lA InSEGUrIDAD AfECTA MáS A AQUEllAS
SoCIEDADES En lAS CUAlES ElESTADo no
ESTA EnConDICIonES DE EnTrEGAr
rESpUESTAS EfICACES
4.1. Ninguna situación de inseguriad es irresoluble, pero cada una de ellas exige
una reacción diferente:
a) La violencia asociada al consumo, debe enfrentarse con acciones destina-das a prevenir el uso de drogas y, en lo relativo a usuarios o dependientes
de drogas, su trato como personas afectadas por una enfermedad crónica
o recurrente y convertirlos en objeto de tratamiento y rehabilitación.
b) La reducción o eliminación de la violencia e inseguridad asociadas a la venta
de drogas, tal como se hace presente en barrios y zonas socialmente vul-nerables de América Latina y el Caribe, está relacionada con la reducción
de esa condición de vulnerabilidad social y demanda una atención integral
del Estado y la sociedad civil en los ámbitos de la educación, el empleo, la
igualdad de oportunidades y la habitabilidad urbana.
c) La eliminación de la violencia y la inseguridad asociada a la actividad de
bandas del delito organizado, principalmente en países de cultivo, produc-ción y tránsito, dice relación con la eficacia de la acción de los organismos
policiales, judiciales y penitenciarios.
4.2 Sin embargo, en los países en que el fenómeno está presente de manera sig-nificativa, esa eficacia parece depender del necesario y urgente fortalecimiento
del conjunto de las instituciones y de la presencia del Estado. Existe una co-bertura geográfica institucional deficiente, falta de coordinación y articulación
institucional, recursos financieros y humanos limitados y falta de información
apropiada para guiar la definición e implementación de las políticas de seguri-dad. La única explicación para el hecho de que la violencia se exprese con mu-cha mayor fuerza en los países de tránsito es la falta de un estado de derecho
suficiente y de instituciones policiales, judiciales y penitenciarias adecuadas,
para garantizar el cumplimiento de la ley.
4.3 La impunidad y la corrupción estimulan la violencia, por cuanto permiten que
los delincuentes actúen sobre seguro, sin preocuparse de las penas que puedan
recibir, aunque ellas aparezcan nominalmente altas. La certeza del castigo es
un disuasivo mucho más eficaz que la magnitud de las penas.
4.4 Es la falta de Estado de derecho lo que mejor explica los altos índices de vio-lencia por parte de las organizaciones criminales y el hecho que ellas dominen
territorios e influyan sobre las decisiones públicas. Por lo mismo, es allí en don-de debe ponerse el acento para terminar o a lo menos reducir drásticamente la
situación de inseguridad que afecta a los ciudadanos.
109 El Problema de las Drogas en las Américas | Organización de los Estados Americanos
10.5 ES nECESArIoEnfrEnTArElConSUMoDE
DroGAS ConUnEnfoQUE DE SAlUD pÚblICA
5.1 Las políticas nacionales, internacionales y hemisféricas sobre drogas han
adoptado gradualmente la visión de la dependencia como una enfermedad cró-nica y recurrente, que requiere un enfoque orientado hacia la salud que integre
una amplia gama de intervenciones. El cambio fundamental en esta materia va
desde considerar al usuario como una víctima, un adicto crónico y no como un
delincuente o un cómplice del narcotráfico.
5.2 Estas incluyen la promoción de estilos de vida saludables, la protección de
los usuarios con medidas para limitar la disponibilidad de sustancias psicoac-tivas, la prevención en sus tres principales modalidades (universal, selectiva e
indicada), el tratamiento, la rehabilitación y la reinserción social.
5.3 Sin embargo, actualmente son escasos y limitados los recursos y programas
para implementar esta visión. En general, los usuarios de drogas enfrentan sig-nificativos obstáculos para hacer uso de servicios de tratamiento efectivo y ac-cesible; esto incluye el acceso geográfico, el estigma asociado con la búsqueda
del tratamiento y los altos costos. Todos estos obstáculos se agravan cuando
la persona es miembro de un grupo marginado o de un grupo social vulnerable,
si tiene antecedentes penales o se le negó acceso a los servicios y beneficios
sociales.
5.4 El tratamiento sobre drogas debería estar presente en todos los niveles de
atención general y especializada del sistema de salud, con especial énfasis en
la detección temprana e intervención breve a nivel de atención primaria. Existe
una brecha significativa entre la visión de salud pública y los servicios para la
atención de los problemas por consumo de sustancias psicoactivas en mucho
de los países del hemisferio. Si bien varios países han desarrollado y aprobado
normas de calidad para estos servicios, dichas normas no se aplican sistemáti-camente ni se han desarrollado sistemas de tratamiento que estén integrados
al sistema de atención de la salud.
5.5 La despenalización del consumo de drogas debe ser considerada en la base
de cualquier estrategia de salud pública. Un adicto es un enfermo crónico que
no debe ser castigado por su adicción, sino tratado adecuadamente. Si no es
posible pasar de la noche a la mañana a un cambio radical en el tratamiento de
los adictos, al menos debería comenzarse con métodos transicionales, como
las cortes de drogas, la reducción sustantiva de penas y la rehabilitación. Las
medidas restrictivas de libertad son antagónicas de este enfoque y sólo de-berían usarse cuando esté en riesgo la vida del adicto o cuando su conducta
constituya un riesgo para la sociedad.
El Problema de las Drogas en las Américas | 10. Contribución a un Diálogo que se Inicia 110
10.6 El problEMA DE lAS DroGAS DEbE SEr
AborDADoDE MAnErA DIfErEnCIADA y
flExIblE EnTrE nUESTroS pAíSES, En
fUnCIÓnDE lA forMA CÓMo éSTE loS
AfECTA En pArTICUlAr
6.1 Como consecuencia de la realización de este Informe y en particular de la
evidencia recopilada, emerge una afirmación válida y debidamente sustentada:
el Problema de las Drogas tiene manifestaciones muy diversas y su impacto
es también diverso en los países y subregiones de nuestro Hemisferio. Es por
ello que enfrentarlo requiere de un enfoque múltiple, de una gran flexibilidad, de
comprensión por realidades diferentes y, por sobre todo, del convencimiento de
que, para ser exitosos, debemos mantener la unidad en la diversidad.
6.2 Es posible afirmar que las políticas públicas que han abordado el fenómeno
de drogas en el hemisferio, cuya base fue planteada hace varias décadas, no
han contado con la suficiente flexibilidad para incorporar nuevos conocimientos
que permitan hacerlas más efectivas, detectar costos y daños no deseados y
asumir los evidentes cambios económicos y culturales sobrevenidos a lo largo
del tiempo. Es preciso aplicar métodos de generación de evidencia, análisis y
evaluación que permitan aprender de los éxitos y los errores, adaptar las nor-mas a las necesidades y características de cada entorno particular y tomar en
cuenta el balance de costos y beneficios que la aplicación de determinadas
políticas tiene para cada país y cada sociedad, así como para el conjunto de
nuestros países y sociedades.
6.3 Una mayor flexibilidad podría llevar a aceptar la posibilidad de transforma-ciones de las legislaciones nacionales o de impulsar cambios en la legislación
internacional.
a) En el terreno de las legislaciones nacionales no parecen aconsejables cam-bios drásticos o dramáticos. Sin embargo corresponde evaluar los signos
y tendencias existentes, que se inclinan a que la producción, venta y con-sumo de la marihuana puedan ser despenalizados o legalizados. Tarde o
temprano deberán tomarse decisiones al respecto.
b) Nuestro informe, en cambio, no encuentra ningún apoyo significativo, en
ningún país, para la despenalización o legalización del tráfico de las demás
drogas ilegales.
c) En el plano de las convenciones de las Naciones Unidas, las transformacio-nes surgirán de la posibilidad que el actual sistema de control de estupe-facientes y sustancias psicotrópicas se flexibilice y permita que las partes
exploren opciones en materia de política sobre drogas, que tengan en con-sideración conductas y tradiciones particulares de cada una de ellas.
6.4 La promoción de esas modificaciones no debe poner en duda o cuestionar
lo avanzado hasta este momento en materia de acción colectiva en nuestro
Hemisferio, sino más bien basarse en la identificación de aquello que sirve a
las necesidades de cada cual y aquello que sirve a las necesidades de todos.
En ese equilibrio entre lo individual y lo colectivo, entre la soberanía nacional
y la acción multilateral, se basa toda nuestra convivencia y toda la estructura
asociativa que hemos logrado crear en el curso de nuestras historias como na-ciones independientes pero unidas y solidarias en el ámbito internacional.
111 El Problema de las Drogas en las Américas | Organización de los Estados Americanos
El Problema de las Drogas en las Américas | 10. Contribución a un Diálogo que se Inicia 112
113 El Problema de las Drogas en las Américas | Organización de los Estados Americanos
ColAborADorES
Las siguientes personas participaron en la elaboración de este Informe.
La Secretaría General de la Organizacion de los Estados Americanos
agradece su inestimable colaboracion:
Pedro Abramovay
Luis Alfonzo
Andres Antilliano
Oscar Arteaga
Francisco babín
Hernan bernal
Edgardo buscaglia
Marco Vinicio Cahueque
John Carnevale
Sandeep Chalwa
Fabian Chiosso
Marika Cohen
Lucia Dammert
Ivan de rementeria
Melissa Dell
Brian P. Emerson
Rafael franzini
Roberto Gallinal
Guillermo Garcia
Jaime Garcia
Juan Carlos Garzon
Wolfgang Götz
Mark Haden
L. Brad Hittle
Alejandro Hope
Martin Hopenhayn
Brendan Hughes
Martin Jelsma
David Johnson
Mark Kleiman
Aldo lale
Julius lang
Roberto laserna
Angela Me
Jorge McDouall
Donald Mcpherson
Maria Elena Medina Mora
Efrem Milanese
Mariano Montenegro
Alejandro Montesdeoca
Plinio perez
Marta paredes
Peter reuter
Adriana rossi
Kevin Sabet
Fernando Salazar
Lisa Sánchez
Zili Sloboda
Agustina Sara Suaya
Francisco Thoumi
Juan Gabriel Tokatlian
Sergio Gabriel Torres
Graciela Touze
Tara Vandergrift Morazzini
John Walsh
Coletta youngers
El Problema de las Drogas en las Américas | 10. Contribución a un Diálogo que se Inicia 114
ConTrIbUyEnTES
Este informe se llevó a cabo gracias al esfuerzo financiero de los siguientes gobiernos,
organismos internacionales, fundaciones y empresas privadas:
Gobierno de Brasil
Gobierno de Chile
Gobierno de Colombia
Gobierno de Estados Unidos
Gobierno de México
Gobierno de Uruguay
Gobierno de Panamá
Gobierno de Perú
Gobierno de Trinidad y Tobago
Gobierno de Turquía
Banco Interamericano de Desarrollo
Corporación Andina de Fomento
Fundación Mario Santo Domingo
Pacific Rubiales
Fundación Bolívar
CARISM (COPA)
Fundación Prosperidad Colectiva
Grupo Pochteca
Occidental Petroleum Corporation
Grupo Argos
México Unidos Contra la Delincuencia
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