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viernes, 26 de abril de 2013

MONTEVIDEO: LOS OSCUROS CAMINOS DE LA SUCIEDAD URBANA


De un par de años a esta parte se puede observar en muchas zonas de Montevideo, contenedores de basura en los que sobra lugar y en su entorno basura tirada. Lo otro que se observa son contenedores super llenos y a 40 metros otro vacío. Esto último es responsabilidad de la ineficacia de los funcionarios de la Intendencia encargados del control de estas situaciones. De la burocracia que hace quitar un contenedor de una cuadra porque van a hacer algún arreglo y que luego no permite a la empresa encargada de esos contendedores volverlo a su sitio, si ellos no dan previamente la autorización, para lo cal puede pasar 1 año o más ! Pero de quien es la responsabilidad del primer item ? o sea de la basura tirada. La nota que va a continuación intenta dar algunas pistas sobre el tema:


Emn muchas ocasiones Julio César y Luis Lamas. Las once de la noche. Una camioneta Mitsubishi modelo Triton, matrícula SBO 7490, con numerosas calcomanías de la Lista 10 de Pedro Bordaberry en su vidrio trasero, se detiene frente al contenedor de la basura.

Tres hombres, de 30 y pico de años, deslizan con dificultad el contenedor hasta la mitad de la calle. De la caja del automóvil retiran decenas de cartones que tiran a la acera. Les lleva no más de cinco minutos. La camioneta se retira rauda en dirección al Montevideo Shopping.

Esta vez, el contenedor no fue incendiado. A los quince minutos llega la policía. Alguien denunció que el recipiente verde había sido ubicado en el medio de la calle, obstaculizando el tránsito. Alguien desconocido, que los policías intentaron ubicar, sin éxito, en la dirección señalada al momento de la denuncia al servicio 911. Sin testimonios, los policías vuelven a ubicar el contenedor en su sitio. Permanecen en el lugar por espacio de veinte minutos. Dentro del patrullero ceban unos mates.

'No sabemos quién fue, aparentemente es una camioneta. Pero esto ya es normal para nosotros, pasa todos los días. Nada raro', desliza uno de ellos desde la ventana del automóvil, que tiene las luces encendidas y la sirena apagada. Nada raro, si no fuera que esa postal se viene repitiendo incesantemente desde hace meses. El modus operandi es siempre el mismo.

Los protagonistas, también: una camioneta, tres hombres, un contenedor. Si esta historia se hubiera desencadenado un martes 13 sería perfecta. Pero también a veces el destino se equivoca: la primera denuncia se realizó un lunes 12. Corría el mes de noviembre de 2012.

En algunos casos, la escena incluye fuego. Tal es el caso del contenedor incendiado a media cuadra del boliche Los Yuyos, en diciembre de 2012, cuando sobre las 3 de la mañana otros tres hombres descendieron de una camioneta Fiat Fiorino, desplazaron el recipiente hasta mitad de la calle y arrojaron, al interior, una mecha encendida.

A pocos metros de allí, varios clientes del bar miraban atónitos la escena. Pocos minutos después, un carro de Bomberos apagó el fuego, volvió el contenedor a su lugar, y esperó a la Policía, que tomó declaraciones en la puerta del boliche. Un borracho gritaba: '¡Matrícula del Ejército!' y gritaba con razón, la matrícula era ENA 0334. Tal como indicaba la chapa, esta vez el atentado había sido cometido con una camioneta propiedad de los hombres con botas.

Fósforo, que se encontraba en el lugar, lo pudo ver con sus propios –y anonadados- ojos. El agente de segunda Omar González, de la comisaría 12, comenta que no es la primera vez, que el mismo episodio tuvo su prólogo pocos días atrás a dos cuadras del lugar, que la policía viene siguiendo el tema.

El propio comisario de la seccional, Nelson Albernaz, que hizo acto de presencia en el lugar, comentó a Fósforo lo que registró, días antes, con sus propios ojos: 'Tres muchachos bajaron de una camioneta blanca en la esquina de Millán y Luis Alberto de Herrera, corrieron el contenedor, lo foguearon (sic) y trancaron el tránsito de la calle Millán hacia Sayago. No pudimos dar con los sujetos pero estamos trabajando en el tema'.

Según un relevamiento realizado por Fósforo, el relato se expande por todas las seccionales de la ciudad.

Por primera vez en muchos años, la principal hipótesis de la Policía contrasta con el mito montevideano, según el cual los clasificadores provocaban el fuego como una novedosa forma de protesta ante el sistema de contenedores. Ya no es una protesta aislada, ni una reacción vandálica del abajo social. Se trata de un aparato organizado.

Walter Rodríguez, integrante de la Unión de Clasificadores de Residuos Urbanos Sólidos (UCRUS), cuenta que se cansó de explicarle a las autoridades de la Intendencia que, si bien en algunos casos 'aislados' se trata de clasificadores que 'no entienden nada', 'acá hay otra cosa'. Y esa 'cosa' se parece demasiado a un sabotaje.

En 2009, la intendencia ya sospechaba de 'atentados' al sistema de recolección de residuos. En aquél momento, el gobierno departamental de Montevideo calculaba que el conjunto de intervenciones que se hacen para extinguir incendios en los contenedores de basura de la ciudad se habían multiplicado por 3.5 en tan sólo un año, alcanzando a la mitad de los contenedores de la ciudad. Todo un milagro matemático montevideano.

Desde el gabinete municipal, varios directores confirmaron que, en el último tiempo, notaron un 'agravamiento' de la situación, no tanto en el número de atentados a contenedores pero sí en la virulencia con la que se producen. En julio de 2011, las denuncias de la intendenta Ana Olivera sobre 'vandalismo político' irritaron a ediles blancos y colorados, que pocos días después la convocaron a la Junta Departamental para recibir explicaciones.

'La intendenta le atribuye una connotación política, como que la oposición sale poco menos que a dar vuelta los contenedores por la calle para generar la basura', dijo en aquél invierno el edil colorado Tulio Tartaglia. Si no la metió al ángulo, le pegó en el palo.

En la noche del 2 de marzo pasado, dos camionetas Fiat se estacionaron al costado del Parque Rodó, cerca de los autitos chocadores. Verónica, que vive en el Barrio Jardín, esa especie de mini ciudad europea que desemboca en el parque, cuenta a los policías, envuelta en una bata y con las pantuflas puestas, cómo 4 hombres bajaron de los dos automóviles para desplazar dos contenedores hacia la mitad de la calle 21 de setiembre:

'Estaba mirando desde la ventana porque estaba esperando que llegara mi hijo del club. Pararon ahí (señala con el dedo índice), se bajaron, arrastraron las dos armatostes al medio de la calle y no vi nada más porque lo primero que hice fue agarrar el teléfono y llamar a la policía'.

Mientras Verónica hablaba, los contenedores ardían en llamas. Wilmar, el policía, cuenta que 'Tienen que haber tirado querosén para adentro', porque de otra forma la basura no podría haber ardido de esa manera. Opina Verónica que 'El olor, el olor es a querosén'.

Otra vez, los Bomberos apagaron las llamas. La policía desvió el tránsito por unos minutos, hasta que los hombres de amarillo y negro pusieron, en su sitio, ambos contenedores. Wilmar explica que no es la primera vez que esa esquina es la elegida para 'un siniestro de estas características'. Tres muchachos que caminan por 21 de setiembre hacia Punta Carretas, también testigos de la escena, comentan que una de las camionetas tenía, en su vidrio trasero, sitckers del colorado Pedro Bordaberry.

Es curioso: la actual intendencia es la que más invirtió en limpieza desde que el Frente Amplio llegó al gobierno municipal. Sumó horas extras pasando de un régimen de trabajo de ocho horas en lugar de seis, duplicó recorridos y adquirió solo en este período 20 camiones más, 19 barredoras de mediano porte y gran porte, seis camiones lava contenedores y 20 de levante trasero. Casi una flota nueva.

También se invirtieron 10 millones de dólares en obras para la usina de Felipe Cardozo, al borde del colapso en 2010. Pero la sensación generalizada que 'Montevideo está sucia' permea a la opinión pública. Mientras tanto, las denuncias se acumulan en los escritorios de las comisarías de la ciudad. La raíz del asunto es esencialmente política: una organización, cuyo verdadero alcance 'integrantes, medios, recursos' se desconoce, pone en jaque, una noche sí y otra también, el sistema de recolección de residuos de Montevideo. Fósforo intentó, sin éxito, verificar la identidad de las matrículas.

Consultados, dirigentes y militantes blancos y colorados señalan a sus propios correligionarios, pero no declaran abiertamente. Las feroces internas por quiénes engrosarán las listas a la intendencia de Montevideo, un objetivo que ambos partidos se han fijado conquistar para 2015, parecen dar lugar a un sinfín de acusaciones cruzadas.

La intendenta y el director de Desarrollo Ambiental, Juan Canessa, lo vienen denunciando desde 2011: un operativo minuciosamente organizado sabotea el sistema de recolección de residuos de la capital cultural Iberoamericana. Como a menudo sucede con la porquería que otros se encargan de alejar de nuestras vidas, en su momento, los ediles, incluso varios oficialistask, miraron para otro lado. Mientras tanto, la investigación policial no avanza. En el interín, de los contenedores de la ciudad emerge un profundo olor a mierda.

'En aquél momento, Canessa declaró que 'hay personas que se piensan que se hace política llenando de basura a los vecinos de Montevideo' y Olivera explicó que, luego de hacer anuncios en la prensa sobre nuevas medidas para combatir el problema de la basura, la intendencia registra actos vandálicos en contenedores ubicados en 'puntos clave' de la ciudad.

http://proyectofosforo.com/2013/04/23/retrato-de-la-inmundicia/

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