G.Bretaña tiene una sensación positiva. Dulce, sobre todo, para los defensores de la monarquía. Más bien agridulce para quienes la combaten diciendo que es injusta y obsoleta. Pero ni siquiera los republicanos, al menos los diarios republicanos, negaron la evidencia de que la boda fue un éxito para la familia real y un golpe de propaganda mundial para el país.
Uno de los portaestandartes de ese republicanismo, el diario The Independent, ha dado con un fórmula ingeniosa para no poner una foto de la boda en su primera página: publica un dibujo de la artista Tracey Emin, The Kiss, aparentemente inspirado en el beso que se dieron los novios en el balcón del palacio de Buckingham.
El diario admite en un editorial que "las ceremonias, como el día en si mismo, fueron tan perfectas como era humanamente posible", pero concluye que eso no puede ocultar los problemas que vive el país.
"El príncipe Guillermo puede haberse casado con una plebeya, la hija no de una duquesa sino de gente hecha a si misma, pero siguen existiendo enormes desigualdades en la Gran Bretaña de hoy", advierte.
"La boda real ha ofrecido al país un intervalo tan encantador como bienvenido. Pero el martes, sino antes, todo será como siempre", concluye.
Si el Independent ha encontrado la forma de eludir la foto del beso en primera página, The Guardian ofrece a sus lectores de la edición electrónica la opción de pulsar una pestaña para republicanos y eliminar de la pantalla las informaciones sobre el evento.
Pero sus informaciones tienen el mismo tono eufórico de la prensa conservadora, aunque salpicadas de comentarios de opinión recordando, también, que ese no es el mundo real.
"La historia puede ver esta boda como un momento Maria Antonieta, una capa de purpurina dorada que esconde las fracturas de una desvertebración social que apenas acaban de empezar a emerger", advierte la incombustible comentarista de izquierda Pollo Toynbee.
Las fotografías a toda página del beso -los besos- nupciales en diarios como el Telegraph, el Sun o el Daily Mail, eran tan previsibles que apenas nos dicen nada sobre el impacto que la boda está teniendo en la opinión pública británica. Mucho más revelador es que el siempre comedido Financial Times señala a toda página el sábado: 'El teatro real cautiva al mundo'.
Todos los periódicos, sean de la tendencia que sean, coinciden en subrayar que la boda en sí como espectáculo ha sido una obra de arte.
"Quizás no seamos capaces de ganar copas del mundo, pero cuando se trata de organizar la pompa con brillantez, Gran Bretaña es imbatible", presume The Sun con patriotismo.
Pero no todo han sido buenas noticias. En Glasgow, la única gran capital que no organizó ayer ninguna fiesta oficial para celebrar la boda real, la policía disolvió con cargas a caballo una contra-fiesta ilegal convocada a través de Internet para mofarse de la boda.
Con más de 4.000 asistentes, en su mayoría jóvenes, en Kelvingrove Park, las cosas empezaron bien.
Pero a medida que el alcohol fue calando estómagos y cegando cerebros, las cosas se calentaron y la policía decidió suspender los festejos a las cinco de la tarde, 4 horas antes de lo previsto por los organizadores. Hubo una veintena de detenciones.
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