Un reciente informe de la OCDE sobre las perspectivas económicas de los países industrializados, oscurece aún más el horizonte de la economía española. No es ya que recele de las previsiones de crecimiento y empleo del Gobierno hasta 2012, como hacen otros expertos privados y organismos multilaterales.
Además, apuntala la idea de que la recuperación será insuficiente para absorber el enorme volumen de desempleo (4,9 millones de parados, un 21,3% de la población activa) generado en esta crisis económica.
En un inédito ejercicio de previsión a largo plazo, advierte que España seguirá siendo el país avanzado con una tasa de paro mayor (14,5%) a finales de 2015.
Y que, en 2026, esta tasa se situaría en el 8,9%, una proporción todavía superior al 8% que la economía española alcanzó antes de la crisis.
Los expertos de la OCDE analizan el riesgo de que la Gran Recesión de 2009 haya infligido heridas profundas en las economías occidentales, de que la recuperación en el último año y medio sea pasajera y deje paso al estancamiento.
Su conclusión es que eso no ocurrirá, aún cuando asumen que el daño colateral de los ajustes de gasto público en el que muchos países se han embarcado y la viabilidad de muchos bancos son incógnitas sin despejar.
Para llegar a ese convencimiento, establecen una batería de supuestos teóricos y pronostican la evolución de las principales variables económicas durante un plazo (tres lustros) poco habitual por lo extenso.
Cuanto más se aleja una previsión económica de la realidad de los datos, mayor es el margen de error. Y no está de más recordar que los servicios de estudios de los organismos internacionales estuvieron entre los más errados en 2009, cuando la intensidad de la crisis económica sorprendió a expertos y gobiernos.
Pero más allá de la precisión de las cifras, lo que anticipa el informe es un comportamiento que diferencia a la economía española de las demás: durante 15 años mantendrá un nivel de desempleo elevado, muy superior a la media de los países industrializados.
Una visión mucho más pesimista que la que expuso hace unos meses el secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, quien situó en "cuatro o cinco años" el periodo de tiempo necesario para volver a la tasa de paro previa a la crisis.
El nefasto punto de partida de la economía española, con una cifra récord de parados, marca su evolución posterior.
"En algunos países pequeños, como Grecia, Irlanda, Portugal y España, el desfase respecto a su capacidad de crecimiento ha sido excepcionalmente grande durante la crisis", señala el estudio.
A una digestión más pesada y lenta de la Gran Recesión se une un mercado laboral que traduce en desempleo cualquier recaída económica.
Un comportamiento que da pie a los expertos de la OCDE a insistir en su recetario de consejos para la economía española: reducir los costes de despido en los contratos estables y que se flexibilice la negociación colectiva, con los convenios sectoriales como referencia.
La debilidad de la recuperación española se manifiesta también en los pronósticos de los próximos dos años, un horizonte más habitual en la predicción económica.
La OCDE mantiene que el PBI español no aumentará más que el 0,9% (el Gobierno vaticina un 1,3%) este año; pero para 2012 fija su previsión de crecimiento en el 1,6%, dos décimas menos que lo que anticipaba en su informe de noviembre.
En esto coincide con el Fondo Monetario Internacional, que no ve crecimientos superiores al 2% hasta 2017, un avance que el Ejecutivo confía en lograr ya el próximo año.
En consonancia con su vaticinio hasta 2026, la OCDE cree que la tasa de paro seguirá por encima del 20% este año, cuando Economía la rebaja hasta el 19,8%.
Como ocurre en la comparación con el FMI y los servicios de estudios privados, la diferencia de criterio es aún más acusada en 2012 (19,3% frente a 18,5%).
La OCDE sí da un voto de confianza a los planes del Gobierno para reconducir el déficit público.
De hecho, los expertos del club de países industrializados creen que solo Italia y España habrán logrado estabilizar su nivel de deuda pública en 2012, por lo que el ajuste no debería penalizar su crecimiento a partir de entonces.
Y cree que el recorte de gasto público bastará para lograr el objetivo de déficit (4,4% del PBI) en 2012, aún cuando pide más detalle en algunas de las medidas enunciadas.
Para este año, en el que se exige un esfuerzo notable a comunidades y ayuntamientos, apunta a una ligera desviación (-6,3% frente a -6%) sobre lo previsto.
Fuente:el País
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