Alto, bajo o medio. A las autoridades militares estadounidenses les bastaba con estas tres palabras para calibrar el riesgo que suponía cada preso de Guantánamo y el volumen de información que podían obtener de él. Según estos parámetros, recomendaban a sus superiores la permanencia o traslado del detenido.
Este particular sistema de catalogación no ha producido solo injusticias, tampoco ha permitido asegurar que la mayoría de declaraciones aporten información relevante sobre el terrorismo islámico. Junto a fichas en las que el detenido reconoce su participación en la yihad, es habitual encontrar frases como: "Ni es miembro de Al Qaeda ni un líder talibán. El detenido no tiene valor para USA ni lo tendrá". Las propias autoridades lo reconocen en los documentos secretos facilitados por Wikileaks.
De las 759 fichas personales analizadas por EL PAÍS, solo las referidas a 152 reclusos merecen el máximo valor para el Departamento de Defensa. Las autoridades atribuyen un valor medio o bajo a 531 supuestos yihadistas, deja sin evaluar a otros 62 y considera que ha "explotado" al máximo a una veintena, es decir, que ya han obtenido de ellos toda la información posible. USA admite en sus informes confidenciales que solo son de alto valor dos de cada diez hombres de los 779 que detuvo y encarceló.
Pero no solo arrojan sombras los logros que los servicios de inteligencia han obtenido de Guantánamo. Otro tanto ocurre con la elección de reclusos. Los papeles del Pentágono muestran que el 42% de los hombres que han pasado por el penal están clasificados de alto riesgo, lo que supone, según las explicaciones de los militares, que es "probable" que el recluso en cuestión suponga una amenaza para EE UU. Pero el 58% restante soporta acusaciones mucho más endebles, que varían del riesgo medio, al bajo e incluso al nulo.
"El sujeto no ha hecho públicos pensamientos de violencia ni ha amenazado a EE UU durante los interrogatorios. No supone una amenaza", suelen decir las más de 80 fichas clasificadas como de riesgo nulo. Entre los reclusos con este perfil, los afganos son los más damnificados. Ya no es solo que los ciudadanos de este país sean los más numerosos en Guantánamo, es que además, según los documentos secretos, son los que más proporción de casos injustos tienen. En el extremo opuesto, Arabia Saudí y Yemen son los que más yihadistas auténticos tienen en la base militar cubana. Más del 60% de los yemeníes encerrados fueron clasificados como de alto riesgo.
Otro de los aspectos que llama la atención al escudriñar los documentos militares es la escasa relación entre el número de años que cada preso ha pasado en Guantánamo y el riesgo o la importancia que los militares estadounidenses le confieren. Porque de los 485 presos que han estado cuatro años o más en el penal, 215 son clasificados como de riesgo medio, bajo o nulo. Y de esos mismos 485, más de 300 tenían un valor nulo, bajo o medio para los servicios de espionaje, según las fichas secretas. La media de estancia en prisión ronda los cuatro años. Pese a que la inmensa mayoría ingresó siendo un veinteañero, Guantánamo encerró a un anciano de 89 años y a una docena de menores.
Las recomendaciones de los militares son muy duras: casi la mitad de los informes (los referidos a 357 reclusos) solicitan la pena más dura: seguir en Guantánamo. El 21% recomienda llevar al detenido a su país, y que el Gobierno lo mantengan allí encerrado. Y el 30% reclama la solución menos mala para los afectados: que se le lleve a otro país o, en algunos casos, que sea liberado. Pero aquí la arbitrariedad vuelve a aparecer una vez más.
Porque la recomendación de que el recluso siga en Guantánamo -que se pide para líderes de Al Qaeda relacionados con los ataques terroristas del 11-S, como Jalid Sheij Mohamed o Abu Zubaida- es la misma que para 66 hombres con perfil de riesgo medio o bajo.
El último criterio que afecta a la valoración de cada uno de los hombres que han pasado en los últimos diez años por el presidio militar es, a juzgar por las pocas veces que se menciona, el menos importante. Se refiere a la amenaza que supone el detenido para el funcionamiento de Guantánamo.
Del medio centenar sobre los que los militares emiten una opinión, solo 125 son un peligro para la vida en la base, según las fichas. Entre las agresiones que detallan las fichas individuales, abundan los reclusos que escupen, insultan o lanzan heces a los guardias.
"¿Por qué trabajas aquí? Sabes que en seis meses te irás para morir en Irak o Afganistán. Llevo aquí tres años, pero en Irán o Afganistán encontrarás 10 hermanos míos que te matarán en un año. Vas a morir pronto", espetó el saudí Nasir Maziyad Abdallah Al Qurayshi a un guardia mientras simulaba que le estaba disparando. Curiosamente, el informe en el que se cuentan estas amenazas recomienda que se le llevara fuera del control del Departamento de Defensa, una de las recomendaciones más benignas.
Fuente:El País
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