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miércoles, 2 de marzo de 2011

LIBIA: EL DICTADOR SIGUE ENVIANDO A SUS MERCENARIOS A LUCHAR CONTRA EL PUEBLO

El dictador libio, el coronel Muamar el Gadafi ha lanzado este miércoles a sus mercenarios a una ofensiva en el este del país magrebí, controlado por los rebeldes desde el inicio de las revueltas contra el régimen, hace ahora dos semanas.


Los militares y mercenarios a las órdenes del coronel han iniciado esta mañana un contundente ataque sobre Marsa el Brega, un importante enclave petrolífero a 800 kilómetros al este de Trípoli, empleando aviones, infantería y artillería pesada.
Sin embargo, los rebeldes están consiguiendo mantener el control de la ciudad.

El periodista de la BBC, John Simpson, que está sobre el terreno, asegura que la ciudad se encuentra libre de tropas terrestres de Gadafi, lo que no impide que Brega esté a salvo de ataques, porque un avión ha lanzado esta tarde dos misiles a unos dos kilómetros de la petrolera del lugar. Según Al Arabiya, los enfrentamientos han dejado, por el momento, 14 muertos.

En Ajdabiyah, a 80 kilómetros de Brega, la situación es de extrema tensión. La población teme que Gadafi la fije como próximo objetivo de su ofensiva.

Ajadabiyah alberga un importante depósito de armas donde se presume que el dictador almacena material químico para fabricar armas, por lo que su conquista sería un importante golpe psicológico contra los alzados. En todo caso, no se han producido todavía ataques a esa ciudad.

Muchos rebeldes de Ajdabiyah están sumándose en las últimas horas a la defensa de Brega. Varias camionetas están cargando a los voluntarios, armados con rifles y pistolas, para trasladarlos a la ciudad asediada. Por otro lado, las deserciones siguen lastrando al régimen.

Un coronel de la aviación que desertó hace días ha asegurado a este periódico que al menos uno de los pilotos que están bombardeando Brega desde el aire también se ha unido a la rebelión y se ha lanzado en paracaídas antes de tener que castigar a la población.

El movimiento rebelde, cuyo Consejo Nacional creado en Bengasi ha pedido ser reconocido como el único representante legítimo de Libia, empieza a mostrar signos de impaciencia ante una situación que amenaza con enquistarse.

El dictador continúa parapetado junto a sus fieles en Trípoli y los insurgentes, aunque mantienen el control del este del país y están cada vez más cerca de conseguirlo en el oeste, consideran una gesta casi imposible asaltar la capital libia sin el concurso de la comunidad internacional.

La dirección de los opositores ha reclamado al Consejo de Seguridad de la ONU que lance un ataque aéreo "contra los mercenarios" del régimen de Gadafi, algo que ellos no pueden hacer "por su papel defensivo". Aunque han matizado que siguen sin apoyar una intervención extranjera.

En Misrata, a 200 kilómetros al este de Trípoli y que sufre el acoso continuado de las tropas del coronel libio, un portavoz del recién formado comité popular asegura que la población también quiere asistencia de las potencias occidentales para doblegar al régimen.

"Una zona de exclusión aérea limitaría sus movimientos y su habilidad para mover mercenarios del sur al norte y de reclutarles de países subsaharianos", asegura un miembro del consejo de Misrata, que ha preferido ser identificado por su nombre de guerra, Saadoun.

El secretario de Defensa de USA, Robert Gates, ya ha dicho, sin embargo, que tomar esta medida implicaría atacar a Libia para destruir la defensas de Gadafi.

La secretaria de Estado usamericana, Hillary Clinton, que ha reconocido que una de sus grandes preocupaciones es que Libia degenere en "una Somalia gigante", ha avisado de que la decisión de crear una zona de exclusión áerea en el país magrebí no se adoptará en un breve plazo sino que todavía queda "una larga distancia".

Y mientras, Gadafi, en su tercera intervención televisada desde que estallaron las revueltas, ha vuelto a acusar a Al Qaeda y al terrorismo internacional de estar detrás de los rebeldes y ha desafiado a la ONU y la OTAN al pedirles que abran una investigación y aporten pruebas de los presuntos crímenes de guerra que le imputan.

El líder libio ha asegurado que las cifras de muertos son exageradas y ha sugerido que solo 150 personas han fallecido. Fuentes independientes de ONG y organismos internacionales estiman que 2.000 personas han perdido la vida en dos semanas de conflicto.

La Liga Libia para los Derechos Humanos, una organización con sede en París, cifra las muertes en unos 6.000. La Corte Penal Internacional ha decidido abrir una investigación sobre los presuntos crímenes (de guerra o contra la humanidad) cometidos en Libia desde el pasado 15 de febrero.
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Muamar Gadafi, acorralado en Trípoli, trataba ayer de recuperar territorios conquistados por la rebelión, al tiempo que ignoraba la presión occidental. En tanto, denunciaron la llegada a Libia de más mercenarios defensores del régimen.

Los milicianos de Gadafi intentaron en la madrugada de ayer volver a ocupar Zauiya, una de las ciudades en manos de la oposición, a 60 kilómetros al oeste de la capital, pero fueron repelidos.

Mientras, la rebelión, que en dos semanas ha conquistado la mayor parte del territorio libio, creó en Bengasi (1.000 kilómetros al este de Trípoli) un consejo militar, que integra a oficiales que desertaron de filas de la represión, aunque no a todas las ciudades sublevadas

El nuevo órgano discute la conveniencia de lanzar un ataque contra la capital. Y según informó ayer El País de Madrid, los opositores ya se aprestaban a "marchar" hacia Trípoli, donde Gadafi espera atrincherado.

El general Ahmed Qatrani, encargado de administrar las fuerzas militares en Bengasi, excluyó esa idea.

"Estamos en contacto con los opositores de allá, pero nos piden que no hagamos nada. Dicen ser capaces de dirigir ellos mismos la insurrección", afirmó el jefe militar.

Gadafi, de 68 años, en el poder desde 1969, ejerce su autoridad tan sólo en Trípoli y sus alrededores, y en un puñado de bastiones del árido sur. Pero la oposición ya se atreve a desafiarlo con pintadas que piden su caída en los suburbios mismos de la capital.

Un responsable ruso, citado por la agencia Interfax, afirmó que "incluso si Gadafi logra controlar la situación, es un cadáver político que no tiene lugar en el mundo civilizado contemporáneo".

En tanto, consejeros regionales del norte de Malí, denunciaron que centenas de jóvenes tuareg de Malí y Nigeria, entre ellos ex rebeldes, fueron reclutados por el líder libio para combatir a la sublevación.

"Que Gadafi resista o caiga eso tendrá un impacto para nuestra región", dijo un representante regional que agregó que las autoridades "están tratando de disuadirlos", pero "eso no es fácil".

Existe una red que organiza los viajes "desde el Chad, donde hay un puente aéreo. Otros van al sur de Libia por la carretera", agregó.

Al menos mil personas murieron desde el inicio del levantamiento popular el 15 de febrero, según balances de organizaciones de defensa de los derechos humanos.

Las Naciones Unidas temen además una catástrofe humanitaria por el éxodo de decenas de miles de personas que huyen del país por las fronteras con Egipto y Túnez.

La situación en la frontera con Túnez es "crítica", advirtió el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), que dijo que 140.000 personas ya escaparon del país. Ayer, 40.000 personas esperaban para poder ingresar a ese país.

El mundo vs. Gadafi. "La comunidad internacional mantendrá la presión" hasta que Gadafi "se retire y permita a la gente expresarse libremente y determinar su propio futuro", dijo la embajadora de Estados Unidos de América ante la ONU, Susan Rice, en declaraciones a la televisión ABC. Lo hizo el mismo día que las Naciones Unidas suspendieron a Libia del Consejo de Derechos Humanos.

"Lo presionaremos económicamente (...). Lo presionaremos militarmente", recalcó la diplomática usamericana en otra entrevista con NBC.

Estados Unidos de América y sus aliados europeos evaluaron movilizar a la OTAN, para imponer una veda de vuelos sobre Libia, a fin de impedir que los aviones de Gadafi bombardeen zonas pobladas.

Pero altos responsables militares usamericanos dijeron ayer que los países de la Alianza Atlántica no alcanzaron un acuerdo respecto a una intervención militar y que la imposición de una zona de exclusión aérea sería "extraordinariamente" compleja.

Francia aclaró por su lado que "no habrá ninguna intervención militar (en Libia) sin mandato claro de Naciones Unidas".

Por su parte, la Organización de la Conferencia Islámica (OCI) se dijo opuesta a cualquier intervención.

"Todas las opciones deben ser utilizadas para solucionar conflictos por medios pacíficos", sostuvo el secretario general de la OCI, Ekmeleddin Ihsanoglu, ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra.

La oposición libia observa con recelo las opciones militares, pues teme que una intervención extranjera reste legitimidad a la insurrección.

Gadafi ya perdió el control de los principales pozos petroleros del país a manos de la insurrección, y la comunidad internacional buscaba completar la asfixia económica del régimen libio.

Estados Unidos de América bloqueó 30.000 millones de dólares de activos libios, en la mayor congelación de fondos jamás realizada, y la Unión Europea (UE) decretó sanciones que van del embargo de armas a la congelación de fondos de Gadafi y sus allegados.

Italia planea sanciones y Alemania y Austria ya congelaron las cuentas de la familia.

En tanto, el canciller uruguayo Dr. Luis Almagro, en su exposición en el 16º período de sesiones del Consejo de Derechos Humanos de ONU, condenó la represión en el país del norte de África.

"Condenamos y rechazamos que en algunos casos este clamor popular haya sido reprimido mediante la violencia e inaceptables violaciones de los derechos humanos, tal como está sucediendo en Libia", señaló.

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