No hay la menor duda que la reconstrucción de Japón exigirá enormes cantidades de inversión pública. Como referencia, los analistas recuerdan que el terremoto de Kobe (1), en 1995, supuso un coste para el Estado de 100.000 millones de dólares y fue un seísmo mucho más benigno que el actual de 8,9 grados.
Las tareas de rescate, la reconstrucción de miles de casas arrasadas, de carreteras sepultadas y de edificios públicos y privados destruidos, puede frenar un 8% el Producto Bruto Interno (PBI) del país del Sol Naciente, según analistas citados por la agencia France Presse.
El Gobierno nipón ya ha firmado un fondo de 5.000 millones de euros para hacer frente a la catástrofe, que podría duplicarse en próximas semanas, según algunas fuentes.
Japón acaba de ser sobrepasada por China y ha quedado como tercera economía mundial.
Pensar en una mayor inversión pública es un grave problema para este país, que tiene el dudoso honor de ser el más endeudado de todos los desarrollados.
Antes de la catástrofe la deuda alcanzaba el 200% del PBI, con un déficit del 10%. Esta deuda se cifra en 12,1 billones de dólares (8,8 billones de euros), lo que supone por ejemplo casi 15 veces la que tiene España.
Los próximos días se espera que los analistas editen informes incrementando las previsiones de deuda para el cierre de 2011 y 2012. Malas noticias, seguro.
Para encontrar prestamistas, Japón se verá obligado a elevar los tipos de interés de la deuda, lo que supondrá más dinero para amortizarla y menos para la economía, otro freno al crecimiento.
Además, las agencias de calificación Moody's y Standard & Poor's acaban de bajar, en enero y febrero respectivamente, un grado la nota del país.
El yen no ha caído, hasta ahora, por la intervención del Banco de Japón, que anunció que seguirá apoyando su divisa.
Desde el optimismo, algunos economistas sostienen que tras las tragedias y su consiguiente inversión, la economía se recupera antes de lo previsto.
Sin embargo, lo que es una incógnita es cómo afectará esta situación a la moral de los ciudadanos, que se refleja directamente en el consumo.
El problema añadido es que el Gobierno de centro-izquierda está perdiendo liderazgo social, lo que dificulta más la tarea de salir adelante.
Tras el estallido de la burbuja inmobiliaria y la crisis financiera en la década de los noventa, el Estado inyectó billones de yenes para recuperar la economía. Y lo estaba consiguiendo, aunque de manera irregular.
El PBI anual de 2010 subió un 3,9%, pese a que el último trimestre registró una contracción.
La política monetaria no tiene mucho margen de actuación porque los tipos de interés están al 0% desde hace tiempo.
"Nadie puede dudar de que habrá que implantar un programa de estímulo keynesiano: al menos para reconstruir la ciudad de Sendai y sus alrededores", dijo Marcus Noland, del Instituto Peterson de Economía en Washington, coautor en 2001 de un libro sobre las relaciones entre Japón y Estados Unidos de América, según Bloomberg.
"La reconstrucción de Sendai podría ser una oportunidad para crear un polo de crecimiento en el norte de Japón, que ha perdido mucha población en los últimos años", consuela Noland.
El tsunami ha afectado al sector de la energía, las telecomunicaciones, las infraestructuras, siderurgia y pesca. La región de Miyagi y sus alrededores incluyen zonas industriales y de manufacturas, con plantas de químicos y electrónica.
Otro gran impacto llegará a las aseguradoras, que deberán asumir los pagos incluso a riesgo de quebrar.
En la zona más castigada, en un radio de tres kilómetros, la firma Air Wordlwide valoró en 24.000 millones de dólares los bienes asegurados, informó Reuters.
En las cuatro provincias más afectadas por el terremoto, hay bienes asegurados por 300.000 millones de dólares.
Las aseguradoras, que empezaron a caer en Bolsa el viernes pasado, afirman que estas cifras no suponen "una pérdida equivalente para las empresas". Habitualmente, estas firmas reaseguran sus riesgos, incluidos los de las dos centrales nucleares afectadas, con competidores de todo el mundo para evitar la quiebra en situaciones como la actual.
Por eso los títulos de reaseguradoras como Swiss, Hannover RE y Munich RE perdieron más de un 4% en la sesión del viernes.
"Nunca había ocurrido nada igual, por lo que estamos en territorio desconocido", admitió un responsable de la firma Air Worldwide, que analiza estos siniestros para las aseguradoras.
Según Reuters, los analistas financieros anticiparon el viernes que los daños del terremoto podría ascender hasta 15.000 millones, lo que le convertiría en el más costoso de la historia de la industria de los seguros.
En cuanto a compañías concretas, las más afectadas han sido las de automoción, donde Japón es un importante actor mundial.
Los tres grandes fabricantes Toyota, Nissan y Honda anunciaron que mañana paralizarían todas sus fábricas por problemas de suministro.
En la región de Kanto, que incluye Tokio y que representa el 40% del PBI, se han visto afectadas refinerías de petróleo de la compañía Cosmo Oil.
También se ha visto afectada la filial nuclear nipona, que garantiza entre el 25% y el 30% de la producción eléctrica de Japón.
Fuente:El País
(1) El Terremoto de Kobe de 1995 o el Gran Terremoto de Hanshin (Hanshin-Awaji Daishinsai), como se le conoce en la zona, fue un terremoto que afectó a Japón, de una magnitud de 6,9 grados en la Escala de magnitud de momento.
Ocurrió el 17 de enero de 1995 a las 5:46:46 a.m. en la parte sur de la Prefectura de Hyōgo y duró unos 20 segundos. El foco se encontraba a 16 km por debajo del epicentro, en el extremo norte de la isla Awaji, a 20 km de distancia de la ciudad de Kōbe, con una población de un millón y medio de habitantes.
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