Un equipo de cirujanos uruguayos realizó en la capital, Montevideo, una operación cardíaca compleja que no tiene antecedente en el país y que se había hecho sólo 3 veces antes en el mundo. Se trasplantó un corazón y se sustituyó el arco aórtico del paciente en forma simultánea.
Solo hay tres antecedentes de operaciones similares: una en Austria, otra en Taiwan y la tercera en Estados Unidos de América.
Uruguay es ahora el cuarto país del mundo en practicar este tipo de cirugía que suma a la complejidad de un trasplante de corazón la dificultad de corregir en forma simultánea un aneurisma (dilatación de la arteria) en el paciente.
La operación la realizó el equipo de cirugía cardíaca del Sanatorio Americano a mediados de noviembre.
El paciente, de 41 años, ya se encuentra bien, recuperado tras casi un mes de post-operatorio. Ayer mismo fue caminando al sanatorio junto a su pequeño hijo de siete meses.
Pero claro que esta historia no tuvo un comienzo tan auspicioso. El día que lo operaron, el paciente estaba en coma y con mal pronóstico.
"Se estaba muriendo, se podía haber muerto ese mismo día, estaba muy grave", recordó Daniel Chafes, cardiólogo que formó parte de la operación.
Sin embargo, el destino pegó un giro a su favor porque en medio de esa situación límite consiguió el corazón de un donante, algo que esperaba hace un año.
"Tuvo la suerte de tener un donante. No todo el mundo llega a tener esa suerte. Consiguió un corazón adecuado para él, de una persona más joven, pero con características similares", apuntó Chafes.
Hasta ahí, primera parte resuelta: la posibilidad cierta de un trasplante cardíaco que se imponía urgente. Pero aún restaba ejecutar el paso más complejo. Se debía realizar en forma casi simultánea al trasplante una cirugía para corregir un aneurisma y sustituir el cayado o arco aórtico del enfermo,
Ramón Scola, jefe de Cirugía Cardíaca del Sanatorio Americano y cirujano a cargo de la intervención, explicó que el paciente tenía un "gran aneurisma" en la aorta ascendente que va desde el corazón a la cabeza. La dilatación de la arteria (eso es el aneurisma) era de unos ocho centímetros, cuando el límite son cuatro.
"El aneurisma era como del tamaño del corazón, enorme y comprometía a los vasos del cuello, que son esas arterias que van para el cerebro", detalló Scola.
Lo que se debía hacer, antes de trasplantar el corazón sano, era sustituirle toda la aorta ascendente con un reimplante de los vasos de cuello. Allí se le colocó un tubo protésico. Esta técnica, explicó Scola, es "muy especial" y para ejecutarla "sí o sí" se necesita hacer un paro circulatorio con protección cerebral y con hipotermia profunda a 18 grados.
"Es una técnica que obliga a eso, porque sino es como reparar un caño de OSE sin cerrar el grifo del agua", graficó.
Para eso se tuvo que generar un también complejo proceso de circulación extracorpórea. Después de que se solucionó el aneurisma del paciente se le trasplantó el corazón sano.
La cirugía demandó unas siete horas y estuvo a cargo de un numeroso equipo multidisciplinario. El paciente estaba internado en otra mutualista, pero fue derivado al Americano porque el equipo de cirugía tiene experiencia no solo en trasplantes de corazón, sino en casos de aneurisma.
Las publicaciones científicas que han descripto este tipo de intervenciones, insisten en que solo pueden llevarse a cabo por equipos que hayan alcanzado "el estado de arte", es decir un grado máximo o de excelencia en cirugías de corazón.
Este tipo de intervenciones cardíacas sirve para colocar una vez más en el tapete la importancia de la donación de órganos. El paciente operado, hoy puede contar el cuento porque a último momento consiguió el corazón de un donante. Pero esa historia no la pueden contar todos.
Según las autoridades sanitarias, en Uruguay el 50% de las personas que están en lista de espera para trasplantes -y en especial los que esperan por un corazón- se mueren antes de conseguir el órgano que esperan.
En el Sanatorio Americano saben muy bien de este tipo situaciones. En el 2008, en una operación también inédita, el mismo equipo de cirugía le colocó a una joven paciente un corazón artificial.
La joven estuvo unos meses conectada a una maquina, mientras esperaba por la llegada de un donante que lamentablemente no apareció a tiempo.
Fuente:El País
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