80 años de navegar por muchos mares del mundo, generaron en el buque escuela de la marina uruguaya 'Capitán Miranda' un desgaste general de sus instalaciones, que impidieron que este año 2011 saliera a navegar. Permanecerá anclado en el puerto de Montevideo, esperando una resolución que especifique cuál será su destino final.
El comandante de la nave, Capitán de Navío Orlando Mara, dijo al diario Ultimas Noticias que las dos comisiones que trabajan estudiando el futuro del buque, le remitirán el próximo mes de febrero un informe final al comandante en jefe de la Armada, Almirante Alberto Caramés.
El Almirante será el encargado de tomar una decisión final en conjunto con el Ministerio de Defensa Nacional.
“La idea es que para principios de marzo el tema esté resuelto, pero no queremos apurarnos tampoco; no se puede tomar el asunto con rapidez y liviandad. Sabemos que tenemos que darle un rumbo nuevo a la Armada y no queremos hacer cosas que estén reñidas con la eficacia y la eficiencia debida”, señaló Mara.
Ante el deterioro del motor del Capitán Miranda, la Armada evalúa como posibilidad de reemplazo la reparación o la compra de otro buque en el exterior. A pedido del comandante, se formaron dos comisiones para analizar la situación.
Según informó Mara, la reparación del buque escuela implicaría “dejarlo a cero, retirar todo lo que no está en buenas condiciones y sustituirlo. En el país no hay una empresa que pueda asumir la tarea, por lo que el arreglo se deberá hacer en el exterior con costos superiores a los 10 millones de dólares”.
La reparación incluye el cambio de motor, que tiene más de 33 años, pero también implica la sustitución de otros equipamientos como generadores, hélices y el motor de subsistema.
Las tareas implican la entrega del barco por un plazo de nueve meses en que se procederá al desarme y rearmado. La vida útil del velero luego de la reparación es de entre 15 y 20 años, indicó Mara.
Por otra parte, la Armada maneja como posibilidad la sustitución del Capitán Miranda por otro buque de mayor porte que permitiría modificar las condiciones de habitabilidad con que cuentan los aspirantes a oficiales.
La compra de un nuevo velero implica una inversión inicial menor de 10 millones de dólares; sin embargo, requiere trabajos posteriores de adaptación de las recámaras que aumentan considerablemente los costos.
Algunas de las adaptaciones implican dejar al buque “con más capacidades y más glamour para crear una recámara de oficiales interesante, porque ahí se hacen las recepciones a bordo, donde se reciben autoridades de otros países”, indicó Mara.
Al tiempo que agregó que uno de los distintivos del Capitán Miranda es el trabajo en madera que tiene en algunas habitaciones que le otorgan un aspecto superior al de otros veleros escuelas.
Además de la reparación y el recambio del buque, las autoridades navales evalúan mantener el Capitán Miranda para viajes cortos y sustituirlo por otro buque que cumpla las tareas de adiestramiento de guardias marinos.
En ese marco, el Capitán Miranda se utilizaría para fomentar el comercio, el turismo y mejorar las relaciones exteriores con los países de la región. “Nosotros a bordo ya hacemos este tipo de tareas de enlace de negocios y creo que es interesante contar con esta opción”, indicó Mara a Ultimas Noticias.
El deterioro del motor es el principal problema que aqueja al velero y le impide seguir navegando en alta mar.
Según contó Mara, “el motor no es confiable en una tormenta por la razón evidente de que no responde de la misma manera que lo hacía hace 33 años, por lo que se decidió no arriesgar más”, agregó.
En el mismo sentido, el comandante de la embarcación explicó que “más allá de los mantenimientos y el cariño que se le haya puesto al barco, el hecho de que el motor no funcione bien implica que todos los sistemas que dependen de él estén afectados”.
Para que el Capitán Miranda pueda seguir navegando se debe sustituir la cubierta, inspeccionar los sistemas de sondeos, sustituir las cadenas que datan del año 1930, revisar el área de los palos por algún desperfecto o quebradura, cambiar todas las velas, mejorar los baños, las cañerías y la electricidad, opinó Mara.
Un grupo de 30 aspirantes a guardias marinos, debió ser redistribuido en buques escuelas de la región para poder navegar este año, debido a los desperfectos que sufrió el Capitán Miranda.
Según informó el comandante del barco, Orlando Mara, los aspirantes a oficiales embarcarán durante este año en los buques escuelas “Esmeralda” (Chile), “Simón Bolívar” (Venezuela) y “Libertad” (Argentina).
Aunque en sus inicios el Capitán Miranda fue pensado como buque hidrográfico, a partir de 1977 fue transformado en velero escuela. El antiguo buque se convirtió así en una estilizada goleta de tres palos.
La nave se caracteriza por tener 61 metros de eslora (largo), 8 metros de manga (ancho), 4 metros de calado por debajo del agua y posee una capacidad para desplazar unas 780 toneladas.
En su interior el buque cuenta con cocina, lavadero, panadería, repostería y depósitos para almacenamiento de provisiones.
El Capitán Miranda fue construido en 1930 en los Astilleros Españoles de Matagorda (que en ese entonces eran conocidos como la Sociedad Española de Construcción Naval) tras haber sido elegida al ganar un concurso internacional celebrado por el gobierno de Uruguay.
Se lo construyó como buque hidrográfico para las investigaciones oceanográficas y la confección y preparación de las cartas náuticas, tarea que desarrolló destacada y extensamente, antes de ser transformado a buque escuela en 1977.
Su nombre hace homenaje al Capitán de Navío Francisco Prudencio Miranda, marino uruguayo, hidrógrafo, historiador, profesor y escritor.
En una visita al buque, el Gobernador Civil de la Provincia de Cádiz le entregó al comandante Julio Lamarthée una placa de plata que decía:
Real Academia Hispano Americana de Ciencias, Letras y Artes de Cádiz. En memoria de la botadura del Buque Hidrográfico Capitán Miranda. Cádiz, julio de 1930.
Su actual comandante (2011) es el Capitán de Navio Orlando Mara.
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