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miércoles, 24 de noviembre de 2010

GANANDO DINERO CON LAS APUESTAS

Hace 2 semanas una sola apuesta se llevó el Pozo de Oro récord, de US$ 2,9 millones.El apostador sigue sin aparecer y aunque parezca increíble no sería el primero que no sabe donde puso el boleto ganador. Hace años a un conocido artista uruguayo, una fan le regaló una boleta del 5 de Oro que resultó luego ganadora. Pero el artista sin acordarse, había puesto a lavar el pantalón donde estaba el papelito de la jugada y el agua hizo su trabajo !


Roberto Lescano, conocido como "el Peti", feriante y padre de cuatro hijos, ganaba por su actividad unos $ 800 por día, cerca $ 22.500 al mes.

A partir del 21 de febrero de 2009 y en tan sólo cinco minutos pasó a ganar el equivalente a 1.800 meses de trabajo. O, dicho de otro modo, el equivalente a 150 años de trabajo como feriante.

Ese día Roberto ganó el 5 de Oro y se llevó $ 41.383.416 (US$ 1,7 millones). Con "el balero" de su cuñado, el Foca, están invirtiendo en varios rubros, aseguran vecinos del barrio en Malvín Norte. Hoy la familia entera está de viaje por España, desde hace un mes.

"El Peti no tenía noción de la plata que había agarrado. Incluso muchos pensaban que se le iba a volar enseguida. El Foca le está metiendo cabeza a eso. Es un botija que le gusta invertir, manejar plata. Él era el que tenía el puesto de feria y empleaba a toda la familia", cuenta Julio, amigo de la familia.

Actualmente, el feriante tiene unas siete casas bajo su nombre; en algunas de ellas habitan familiares y otras son para alquilar. Además, se compró un terreno en el interior del país, donde puso a uno de sus hermanos como administrador.

Si bien siguen siendo los mismos de antes, los lujos que se permitieron no fueron discretos. Además de mudarse a una linda casona en el barrio (antes alquilaban una casa de techo de chapa y pared de material), se compraron autos, motos para los hijos, ropa de marca y hasta exuberantes caballos de carrera y accesorios de bronce.

Hay quienes dicen que después de una buena racha viene una mala. Este caso parece ser uno de esos. A las semanas de sacar el 5 de Oro uno de los hijos de Lescano sufrió un accidente en moto y estuvo casi seis meses internado, en el CTI. Hoy se recuperó y es otro de los que gozan de la nueva vida.

Según sus vecinos, el ex feriante se ha portado muy bien con la familia, que es numerosa. Quien no puede decir lo mismo es el dueño del quiosco en donde recaló la suerte.

"Nunca más vino por acá después de ganar. Lo veo pasar en una camioneta, a veces. No tiene obligación de venir ni dejarme plata. Cada uno que haga lo que quiera. Nosotros estamos en la nuestra que es laburar. Aunque es llamativo ¿no? Porque es tanta plata que…", se queda pensando.

"El primer 5 de Oro lo conduje yo", dice orgulloso Homero Rodríguez Tabeira.

La "cara visible" de uno de los sorteos de la Banca Oficial con más éxito en el país aseguró que, a pesar de haber tenido unos años de impasse en la conducción, su identidad está vinculada al 5 de Oro. Así se lo hacen saber en la calle: "¿Cuándo vas a cantar mis números Tabeira?", "¿Qué bolillas van a salir?".

Para el conductor, las apuestas de los uruguayos giran en torno a fechas de nacimiento, cumpleaños y casamientos. Tabeira conoce historias de ganadores que han invertido el dinero y otros que al poco tiempo "se lo patinaron".

En su opinión "lo ideal" es buscar una persona de confianza que los oriente. "Pueden poner la plata en un banco, y buscar a alguien que los asesore sobre cómo reinvertirla. Informarse es muy importante, sobre todo para aquellas personas que nunca tuvieron tanta plata en la mano", aconsejó.

Compró un auto, una camioneta, puso a reformar su casa, ayudó a la familia y se fue al interior para estar lejos de las presiones que le trajo "su nueva vida".

Presiones de familiares que no están conformes con el reparto, de "nuevos amigos que le caen hasta en paracaídas", de asesores financieros que le hablan "otro idioma" y de rumores sobre secuestros.

Esa es la historia de David, un humilde obrero de la construcción que, de un minuto a otro, pasó a tener en sus manos $ 40 millones (US$ 1,9 millones).

Hacía ocho años que el albañil del Cerro seguía la misma jugada al 5 de Oro, hasta que el pasado 16 de septiembre la suerte le trastocó su vida.

David ya cobró el dinero y ahora está pagando "algunos costos" de ser millonario. Por momentos, cuentan sus vecinos, tiene más miedo que satisfacción.

Hace un mes y a pocos días de que la Policía desbaratara un intento de secuestro a uno de sus hijos, agarró sus cosas y se fue a Tacuarembó, a la casa de unos familiares, con su señora y dos hijos.

"Su idea era quedarse en el Cerro, incluso empezó a reformar su casa, pero ahora está pensando bien qué hacer", comentó uno de sus vecinos, que especulaba con lo que él haría si fuera el albañil.

Es que todos quieren ser este "nuevo David". O al menos, muchos, quieren estar más cerca de él. "Bastante gente se le arrimó ahora. Es horrible", comenta con molestia una vecina, que dice conocerlo desde hace tiempo y lo describe como "trabajador, tranquilo y bueno".

Después de sacar el 5 de Oro, una de las primeras cosas que hizo David fue buscar al chico que le había hecho la boleta para comprarle ropa y championes. "Es un chico humilde. Lo vistió de la cabeza a los pies, le compró un celular y le dio plata", cuentan.

Actitudes como esa fueron varias, aseguran sus vecinos, con orgullo. "Para la reforma que está haciendo en su casa fue hasta la esquina, juntó a la gurisada y les ofreció trabajar. Tiene a todos trabajando ahí y dicen que está pagando muy, pero muy bien".

A sus hermanos y a los de su señora les dio unos $ 60.000 y les prometió $ 40.000 más. Entre él y ella superan los diez hermanos. "No quiere dárselo todo junto, por las dudas que alguno se lo gaste rápido", dijo la amiga de un familiar.

Sin embargo, en algunos casos, los reproches no se hicieron esperar. "Hay familiares que están molestos porque querían $ 200 mil, no $ 40 mil".

El quiosco donde se jugó la boleta recibió un lindo "gesto" por parte de David; y a un vecino de la zona, enfermo, le compró "una piecita" por $ 30.000. Estas actitudes las tuvo que cortar, cuentan sus vecinos. "Se le arrimó mucha gente a pedirle plata, lo estaban tomando de punto ya", reflexionó la vecina.

Eso mismo es lo que debe estar reflexionando hoy, a cientos de kilómetros, el albañil, con su familia y una Ford Ranger, uno de los primeros lujitos que se regaló a sí mismo.

Un juego que tiene historia
La modalidad 5 de Oro con Revancha se implementó a partir del 14 de junio de 1998. Desde esa fecha se han realizado 1.275 sorteos. Antes existió el 5 de Oro y el 5 de Oro Junior.

Entre pozos y aciertos de dividendo fijo, la Banca Oficial lleva premiados 5.303.034 boletos.

De ellos, 339 fueron ganadores del pozo de oro, 368 el pozo revancha y 1.879 el pozo de plata.

Además 5.300.448 boletos tuvieron aciertos de dividendos fijos:

aciertos de 2 bolillas más la extra, de 3 bolillas, de 3 bolillas más la extra y de 4 bolillas.

Para hoy se estima un pozo revancha de $ 28.350.000. Pero si supera los $ 28.480.000 se constituirá un pozo revancha récord. El mayor pozo revancha acertado fue de $ 28.479.832 el 2 de julio de 2008.

Ana María y Gerardo son funcionarios municipales. Se conocen "de vista" pero saben que son de los pocos maragatos que ganaron el 5 de Oro.

En 1991 Gerardo era policía y se desempeñaba en el Departamento de Policía Técnica. El 29 de diciembre, junto a cinco compañeros, compró una boleta del 5 de Oro con los números 03, 15, 17, 21 y 25; dígitos que esa noche revelaría el niño cantor.

Gerardo dice que es imposible explicar las sensaciones que sintió al ver sus números salir del bolillero. El tono de voz de su relato cambió al recordar "la desilusión" que significó saber que otras nueve boletas tenían los mismos números y que deberían compartir la fortuna. Antes de brindar y festejar agarró la calculadora.

Lo cierto es que terminaron repartiendo el dinero con 54 personas. El ex policía dijo que el dinero no dio para cambiar el rumbo de su vida, pero sí para cumplir "algunos sueños": instaló un local de fotografía y se compró una moto.

En diciembre de 1992 Ana María seguía por televisión el sorteo. Cuando vio sus números en la televisión llamó por teléfono a su esposo que estaba trabajando: era mozo en una cantina cercana. Le dio la noticia, pero él no respondió. "Pensé que se había descompensado", dijo.

Nada de eso. Su marido tiró el teléfono y salió corriendo hacia su casa. Con poco aire corrió las cuatro cuadras de distancia. Además de abrazar a su esposa, el objetivo era tener en sus manos la boleta y comprobar con sus ojos que eran los ganadores.

El dinero les permitió cumplir el sueño de la casa propia. Conocieron las Cataratas y Chile. Ana María recuerda que recibió ofertas para transformarse en estanciera y hasta prestamista. "Hay que estar preparado para un momento así", dijo.

Historias atrás de las apuestas

Hizo 36 papeles. Cada uno tenía un número, del 1 al 36. Los puso todos en el bolsillo de su túnica (era empleada doméstica) y sacó cinco papeles. Con ellos en mano fue al quiosco, hizo una boleta para el 5 de Oro y se transformó en la primera ganadora de un pozo de oro.

Viajaba en un ómnibus. El boleto no era capicúa, pero le gustaron los números que tenía. Cuando se bajó, caminó unas cuadras hasta un quiosco y le jugó a todos los números que tenía el boleto. Corazonada acertada: ganó el pozo de oro.

Cuando recién se lanzó el 5 de Oro la Banca hizo una encuesta, en la Plaza Independencia, con el objetivo de hacerle publicidad al sorteo. Así fue que mandaron a Homero Rodríguez Tabeira y a un cámara a preguntarle a los uruguayos qué harían si ganaran el 5 de Oro. La consulta popular nunca se pudo emitir. Todos contestaron lo mismo: casa, auto, viaje.

Nunca tirar el papel

Un peón rural que vivía y trabajaba en el medio del campo fue hasta un almacén cercano al pueblo para realizar su apuesta. En la mano llevaba un papel donde había apuntados los números a los cuales jugaría. Una vez que se los dijo al almacenero, los tiró. Por la noche vio que él era el ganador del pozo de oro.

Pero había otra boleta ganadora y también en su pueblo. Cuando se encontró con quien debería compartir el dinero, éste le confesó que encontró la jugada tirada y le apostó.

Apuesta de peón

Trabajaba en las arroceras de Rocha, en una zona alejada. Como el patrón iba para la ciudad le pidió si le hacia una jugada al 5 de oro. Con un lápiz apunto los números en un pedazo de papel. A la vuelta le dio la boleta. Hasta ahí todo normal.

Resultó que la apuesta del peón resultó ganadora. Y se deschavó que el patrón le había copiado la jugada y tuvieron que repartir entre ambos el pozo.

Fuente: El País

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