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sábado, 16 de octubre de 2010

URUGUAY: DESBARATAN ORGANIZACION DE TRAFICANTES DE DROGAS

La Unidad Antidrogas de Uruguay, asestó un nuevo golpe a una organización internacional de narcotraficantes, que pretendía enviar grandes cantidades de cocaína a Europa, utilizando una técnica sin precedentes en nuestro país, adosando por debajo del agua, a grandes buques, tarrinas repletas de droga, para abaratar costos.


Operación Atlántico Sur pasará a los archivos policiales como uno de los métodos más inusuales y aparatosos de transportar droga en secreto.

Todo comenzó hace poco más de un mes, cuando autoridades de la Dirección General de Represión del Tráfico Ilícito de Drogas, en el marco del intercambio de información que se mantiene con agencias policiales de la región se recibieron informes sobre un grupo de ciudadanos colombianos que utilizarían el territorio uruguayo para realizar actividades de narcotráfico

Para hacerlo los traficantes contaban en su organización con dos buzos que trabajarían bajo la superficie para soldar a la quilla de un buque mercantil de bandera japonesa una tarrina con algo más de 25 kilos de cocaína de extrema pureza.

Lo cierto es que antes de que los traficantes lograran concretar su propósito, los agentes de la Brigada Nacional Antidrogas cerraron su cerco y terminaron capturando a los 4 ciudadanos colombianos y a 1 argentino de 63 años, el grupo que conformaba la célula que se presume vinculada a una organización colombiana, con fuertes contactos en Europa.

Los agentes antidrogas habían obtenido información sobre la existencia del grupo y durante unos 4 meses realizaron labores de inteligencia bajo la supervisión del juez especializado en Crimen Organizado, Dr.. Jorge Díaz, que fue quien terminó resolviendo el procesamiento y prisión de los 5 involucrados.

Los traficantes operaban solos en Montevideo.
Su único aliado, según informaron fuentes de la investigación, fue el dinero.

Alquilaron una finca en Pocitos que funcionó como base de operaciones.

En un taller de herrería ubicado en el barrio del Cerro encargaron el trabajo de acondicionar una tarrina con una estructura de hierro que soldarían a la quilla del buque.

También alquilaron trajes de neopreno que utilizarían los buzos en su labor y que fueron hallados en la valija del automóvil, también alquilado, en el que fueron detenidos.

Como resultado de la Operación Atlántico Sur fueron procesados cuatro colombianos -F.J.Z.R. (52), C.A.P.C. (25), N.E.F.P. (55) y D.J.Q.R. (26)-, así como el ciudadano argentino O.A.P.G. (63).

Si bien la Policía Antidrogas, al igual que el magistrado especializado, consideran que el grupo que operaba en Uruguay quedó plenamente desarticulado, se aguarda la respuesta de autoridades extranjeras sobre los vínculos de lo que se estima no era más que un grupo de tareas de una organización mayor.

Para la primera experiencia de embarque los traficantes habían seleccionado ya un buque mercante de bandera japonesa surto en el Muelle B del Puerto de Montevideo.

Desde un puesto de observación ubicado sobre la rambla portuaria el grupo vigilaba el buque para determinar el momento en que los dos buzos comenzarían a trabajar.

El plan original era soldar clandestinamente la tarrina al casco del barco, por debajo de la línea de flotación.

Dentro del recipiente viajarían los 25,5 kilos de cocaína. Para llegar al muelle los buzos debían realizar un recorrido subacuático de unos 1.800 metros, señalaron fuentes de la investigación, para lo que se valdrían de una moto náutica que se le incautó a uno de los buzos detenidos en la habitación de un hotel ubicado en el barrio Palermo, que era una segunda base de operaciones más cercana a la bahía.

Los integrantes del grupo se dirigirían al punto sobre la rambla portuaria por la noche en automóvil. Bajarían a las aguas de la bahía a través de una pequeña calle ubicada junto al depósito de una importante firma y de allí en más toda la tarea recaería sobre los dos submarinistas.

La droga ya había sido acondicionada en la tarrina de plástico, en cuyo interior y adentro de varias bolsas de nailon estaban los paquetes prensados de droga.

Tanto el recipiente como la estructura de metal habían sido cubiertos con pintura resistente al agua y del mismo color que el casco del barco.

Otro grupo esperaría el cargamento cerca del destino y, se cree, en alta mar procederían de manera similar para hacerse con el alijo oculto.

El método, señalaron fuentes de la investigación, ya había sido empleado en otros países.

"La clave de esto es que el transporte duplica el precio de la droga, de ese modo consiguen abaratar bastante los costos", explicó uno de los investigadores consultados.

De hecho, los 25 kilos de cocaína incautados tendrían un valor superior al millón de dólares colocado en el mercado ilegal europeo, destino final.

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