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lunes, 20 de septiembre de 2010

LA OPINION DEL SENADOR ALBERTO COURIEL: EL FRENTE AMPLIO Y LOS JOVENES

Para la democracia es muy importante la existencia de partidos políticos fuertes, estables y disciplinados. Los partidos tienen programas y propuestas, tienen capacidad de representación de la sociedad civil y especialmente de agregar, articular y representar múltiples intereses. No hay democracia sin partidos.


Si los partidos no cumplen con su función de representación, ni tienen capacidad de coordinar estas sociedades complejas, surgen organizaciones de la sociedad civil con mayor gravitación.

Por ejemplo, los grandes medios de comunicación que, de alguna manera, sustituyen a los partidos en su influencia sobre la opinión pública. Por ello, hay que revitalizar y modernizar los partidos políticos. Para lo cual es indispensable revitalizar la democracia interna de los mismos.

El Uruguay tiene partidos históricos, fuertes y estables. El Frente, que en pocos meses cumplirá sus 40 años de vida, nació como coalición y movimiento para una acción política permanente, para que sus militantes trabajaran constantemente y no solo para las campañas electorales, como es característico de los partidos tradicionales.

En sus orígenes, el FA contaba con la fuerza y la energía de los jóvenes. Esto ha cambiado sustantivamente.

Este último fin de semana se realizó el Plenario Nacional del FA para evaluar aspectos electorales, políticos y organizativos. Fueron dos días de sesiones en los que primó, clara y nítidamente, la fraternidad, el respeto y la franqueza de los distintos expositores.

La abrumadora mayoría de los integrantes del Plenario tenían más de 50 años, lo que marca una extraordinaria falencia en la orgánica del FA: la práctica inexistencia de jóvenes en sus organismos.

En los talleres prácticamente no intervinieron los pocos que concurrían. El sábado, en un momento, encontré dos jóvenes de alrededor de 20 años. Me acerqué a darles la bienvenida.

El era del partido Comunista y ella de Asamblea Uruguay. Me dijeron que ellos también estaban comentando los pocos jóvenes que había en el plenario.

En uno de los talleres, en el que había más de 50 integrantes, se preguntó cuántos tenían menos de 45 años. Levantaron la mano solamente cuatro.

Es muy claro que los jóvenes no concurren a los comités de base. El plenario mostraba que tampoco hay jóvenes en las direcciones políticas de los distintos sectores que componen la coalición. Está claramente demostrado que el FA tiene una carencia central: no hay renovación generacional.

Sin los jóvenes no hay futuro. El FA no los atrae, los sectores políticos tampoco y aún menos los comités de base. Hay una muy alta proporción de jóvenes votantes del FA no sectorizados.

Habría que estudiar con mayor profundidad cuánto es responsabilidad del FA y cuánto es propio de los valores, de la cultura de estas nuevas generaciones.

No hay absolutamente ninguna duda que son ellos mismos los que deben decidir de qué manera participar. En la campaña electoral participaron en el banderazo, en la convocatoria a la rambla de Montevideo y, seguramente, en otras actividades a través de nuevos mecanismos.

Las nuevas tecnologías penetraron en la vida política. Internet, el correo electrónico, los mensajes de celulares, el Facebook y el Twitter se van incorporando a las tareas políticas.

Son los jóvenes quienes principalmente manejan estos nuevos instrumentos. Son ellos los que deben participar en la vida política, porque por ella pasa su propio futuro, sus esperanzas y sus expectativas. Ellos tendrán que encontrar las formas de incorporación a la vida orgánica del FA.

Deberán participar activamente en el proceso de toma de decisiones de la organización política. Lo pueden y lo deben hacer utilizando las nuevas tecnologías que son muy importantes para llegar a determinados sectores de la sociedad.

Estas herramientas, de alguna manera, permiten competir con los grandes medios de comunicación dominados por la derecha y los partidos tradicionales y son un excelente complemento al mano a mano que realizan los militantes frentistas.

Por otro lado, el FA debe ser muy abierto y flexible a encontrar los mecanismos necesarios a su participación. No es sencillo. Es un desafío muy difícil, pero sin recambio generacional el FA no tiene futuro. Sin partidos no hay democracia. Sin jóvenes no hay partidos.

Otro tema que aflora en los plenarios es la falta de estrategia del FA una vez alcanzado el gobierno nacional. Ello se inscribe en la necesidad de un proyecto nacional que cubra aspectos políticos, económicos, sociales y culturales.

Es una tarea multidisciplinaria donde el FA debería aprovechar el aparato estatal para su formulación. Hasta el momento, en el plano económico, hay avances en algunas cadenas de valor que intentan marcar algunas características del Uruguay productivo.

Hay que aprovechar instituciones como la Oficina de Planeamiento y Presupuesto para dicha elaboración. Surgen interrogantes: ¿avanzó en esta materia como mirada de mediano y largo plazo?; ¿está avanzando?; ¿avanzará en el futuro?

Hay que incorporar intelectuales, investigadores, que generalmente son frentistas no sectorizados. Se requiere de nuevos trabajos de investigación para determinar las nuevas bases de sustentación social de las propuestas del FA. Sobre todo teniendo en cuenta que estamos en presencia de una sociedad fragmentada.

¿Cómo se gana políticamente a sectores sociales beneficiados por los planes de emergencia y equidad social, que no son trabajadores clásicos y sindicalizados donde la izquierda tiene experiencia? ¿Cómo incorporar a los jóvenes en la elaboración de este nuevo proyecto nacional?

Los comités de base no están en condiciones de elaborar propuestas de esta naturaleza. Es posible que en el pasado algunos sectores políticos avanzaran sobre la base de experiencias internacionales. Hoy no hay paradigmas internacionales.

La tarea es compleja pero hay que abordarla. Para la elaboración de este proyecto nacional se requiere de la participación de cientistas políticos, sociólogos, economistas, antropólogos, filósofos, los hombres de la cultura, los propios políticos frentistas, pero sobre todo aprovechar la instancia del FA en el gobierno, para convocar a los altos funcionarios frentistas a esta tarea fundamental y para que aporten sus experiencias y el realismo que otorgan las tareas de gobierno.

Fuente:La República

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