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viernes, 27 de agosto de 2010

ARMADA MILITAR DE URUGUAY: DENUNCIAN GRAVE MALTRATO A CADETES

Una denuncia por abuso de funciones y maltrato a una ex cadete de la Escuela Naval, que además le provocó un secuela física de por vida, será presentada este lunes ante el ministro de Defensa, Luis Rosadilla, por parte del abogado Carlos Romero Chiazzaro. Y hay más casos ! según se indica en un artículo del diario Ultimas Noticias. Los relatos son terroríficos y propios de un campo de concentración.


La joven denunciante alega haber sufrido “trato denigrante” y haber sido obligada a entrenarse físicamente pese a que su médico de cabecera del Hospital Militar le recomendaba reposo.

Así pasó de padecer un asma leve a sufrir un cuadro severo “no controlado por los medicamentos”, por el cual debe estar medicada hasta con cuatro fármacos distintos, según el escrito que presentará el abogado.

En lo que va del año, cinco de diez cadetes mujeres debieron pedir la baja por situaciones similares a la de la denunciante.

Según dijo al diario Ultimas Noticias el abogado, la ex cadete describió “hechos aberrantes y graves” que pueden configurar “abuso de funciones” y “por lo que corresponde abrir una demanda judicial por daños y perjuicios”.

La joven de 19 años ingresó este año a la Escuela Naval para convertirse en una oficial, pero su sueño se convirtió en una pesadilla.

“Con la autorización del jefe de cuerpo de alumnos y con un certificado médico por un esguince y una uña encarnada, se presentó mi hija en la escuela un día después de lo previsto, pero por el retraso la sancionaron con 20 días de arresto a rigor”, contó el padre de la chica, Hans Harris Fernández, a Ultimas Noticias.

Durante la sanción, la joven fue recluida en una habitación de dos metros por dos metros en la que le ordenaron lijar y pintar, pese a que padecía un asma leve.

“Cuando la ponen a pintar se le cae el tarro de pintura y la hacen juntar con la mano y le traen papeles porque no se podía gastar el aguarrás. Cuando le dan el aguarrás para terminar la limpieza, ella siente que no puede respirar y pide el inhalador, pero un superior no se lo autoriza”, narró el padre.

Horas más tarde, la cadete fue internada en Enfermería.

El padre relató a Ultimas Noticias que “el episodio de intoxicación le disparó el asma y le quedó un padecimiento crónico, que antes no tenía”.

Las autoridades de la Escuela Naval no comunicaron la crisis asmática a los padres de la joven hasta que fueron avisados por las compañeras de clase de su hija.

“Nos venimos a enterar a la una de la mañana que las demás chicas abrieron las ventanas de la enfermería y con una sábana le hacían aire porque no podía respirar”, contó Fernández.

Cuando estaba internada en enfermería, se servía a la denunciante comida “en mal estado”. “Estaba comiendo y de repente veo un gusano en el plato”, contó. Otra ex cadete indicó que la alimentación era escasa para la actividad física requerida

Como medida de sanción, la denunciante fue obligada a correr con tacones y subir y bajar escaleras sin parar hasta que le salieron llagas, ampollas e incluso sangre, según contó a Ultimas Noticias el padre de la joven

Un brigadier enojado porque un compañero se había aflojado la corbata hizo levantar a toda la tanda a la una de la mañana. “Nos agarraba los gorros, los pisaba y los tiraba al tarro de la basura. Pensé que nos iba a pegar”, contó la denunciante.


Tras la crisis asmática, la cadete consultó un neumólogo del Hospital Militar pero no pudo cumplir con el tratamiento recomendado por decisión del jefe del área médica de la Escuela Naval.

“Me mandaban hacer reposo y nebulizaciones y el médico me decía que no, que me manejara con el inhalador. Llegaban los fines de semana y me hacían estar con las mismas actividades que mis compañeros y era como que me volvía todo de nuevo. Lo poco que mejoraba, me atrasaba todo otra vez”, explicó.

Durante su estadía en la Escuela Naval, la denunciante debió soportar continuos insultos y maltratos.

“La acusaron de andar con un cadete de tercer año falsamente y la hacían llenar planillas durante horas que decían: no debo tener relaciones con mis superiores”.

Según contó Fernández a Ultimas Noticias, su hija fue víctima de insultos por parte de otras mujeres de tercer año, quienes la llamaban “prostituta”, en el comedor de la institución.

“Me dijeron que me calentaba la de abajo y que la de arriba no me dejaba pensar”, contó la denunciante.

Además, la joven era obligada a entrenar con fusil y encerar los pisos pese a que el médico de cabecera se lo había prohibido.

Según Fernández, el máximo de sanciones diarias que podía recibir un cadete oscilaba entre 70 u 80 y la denunciante llegó a ser amonestada hasta 260 veces en un día.

“Pasé un día en el comedor que no podía comer, estaba tratando de comer y me llamaban y llevaba 100 sanciones en el correr de media hora. Me ponían sanciones por mentir al ser interrogada y no me preguntaban nada, o por estar incorrectamente uniformada y andaba impecable. Me volvían a sancionar porque supuestamente no había cumplido esas sanciones”, contó la denunciante.

Por disposición de un capitán, la ex cadete “no podía hacer los descargos de las sanciones pese a que ese es el derecho que tienen y la herramienta para defenderse”.

Como consecuencia de la aplicación de las mismas, la denunciante perdía los fines de semana libres.

“Es como un arresto a rigor encubierto. Tienen que estar internados de lunes a viernes y salir los jueves, pero como le meten sanciones, el jueves no salen. Entonces, el vínculo familiar lo cortan radicalmente”, explicó el padre.

Al ver que su estado de salud no evolucionaba, el neumólogo tratante le indicó la realización de un funcional respiratorio y una radiografía, lo que determinó que el asma se había incrementado.

“Ahora tengo un asma alto no controlado por los medicamentos”, contó la joven a Ultimas Noticias.

Según una nota del neumólogo, “la intoxicación pulmonar generada por el tóxico de la pintura derivó en un asma severo y crónico, no controlable”.

En contrapartida, la joven debe recibir un tratamiento de por vida con cinco tipos de inhaladores, por lo que, según Romero, se configura “el agravamiento de la enfermedad de la denunciante”.

A la muchacha se le realizó una Junta Médica en la que se le permitió continuar en actividad y se le recomendó la realización de ejercicios físicos progresivos.

Sin embargo, el encargado médico de la escuela le ordenó realizar ejercicio normal, a lo que la cadete se negó por sentirse con falta de aire.

En la noche del mismo día, la joven expectoró sangre y se le realizó una radiografía. Se fue al hospital en ómnibus porque no había nafta para llevarla.

“De inmediato, le mandaron reposo domiciliario y ella gestionó la baja el mismo 12 de julio de este año por recomendación mía”, reveló el padre de la ex cadete.

“Los códigos son peores que los carcelarios”

El padre de una ex cadete de la Escuela Naval, Hans Harris Fernández, señaló a Ultimas Noticias que se encuentra indignado por lo que tuvo que vivir su hija cuando él estaba en Flores pensando que ella se encontraba “bien cuidada”.

“Los códigos que se manejan ahí adentro de la Escuela Naval son peores que los códigos carcelarios, sinceramente”. Uno de segundo año tiene total libertad para hacer las cosas que quiere y siempre echan a volar la mala imaginación y entonces las torturas físicas y psicológicas son terribles”, puntualizó.
“Sauna”

“El Sauna” era una de las prácticas más comunes a la que estaban sometidos los cadetes de la Escuela Naval. El ejercicio consistía en encerrar a los 25 aspirantes a oficiales en un cuarto de tres metros por tres y hacerlos marcar el paso “hasta que los vidrios lloraran”, es decir se empañaran y cayeran gotas.

La denunciante dijo a Ultimas Noticias que desde afuera de la habitación sus superiores les gritaban insultos y a los que se retiraban por un bajón de presión arterial se los acusaba de “abandonar el barco” y se les decía que “no servían para nada”..

Según Fernández, las prácticas aplicadas por los superiores de su hija se extramilitaban del concepto de “instrucción militar” que pensaba recibir la joven al momento que ingresó a la escuela, al tiempo que sostuvo que “están fuera de vigencia como si todavía nos encontráramos en plena dictadura”.

“Antes de que pidiera la baja fui al departamento social del Ministerio de Defensa y entregué una nota denunciando lo que le hicieron a mi hija. Tengo pensando llevar esto hasta las últimas consecuencias, no tengo recursos porque soy un trabajador. Pero lo voy a denunciar a nivel judicial y legislativo”, añadió.

Pedidos de baja para priorizar estado de salud

Otras dos cadetes se fueron de baja de la Escuela Naval luego de sufrir problemas de salud. Sin embargo, prefieren mantenerse en el anonimato.

Pese a que su vocación por la carrera naval era indiscutida, dos aspirantes a oficiales debieron abandonar la escuela por las afecciones de salud que padecían y la presión que se les imponía.

Ultimas Noticias dialogó con una de las jóvenes que prefirió mantener en secreto su nombre.

La ex cadete contó que se le salió el hombro de lugar 21 veces lo que le provocó una seria afección por la cual debe ser intervenida quirúrgicamente.

Según explicó, el jefe médico no le permitió el reposo necesario para curarse, "seguía nadando y me seguía lesionando hasta que un día me tuvieron que sacar porque me ahogaba".

Lo único que me daban para tomar era Diclofenac y ya que no me aliviaba el dolor, le pedía una intravenosa, pero se negaban", indicó.

"Decidí pedir la baja porque quise priorizar mi salud ante todo", explicó la joven, que durante su estadía en la Escuela Naval sufrió además una infección urinaria baja que derivó en una infección alta por la cual debió ser operada.

"Había mala higiene en los baños, eso también contribuyó a que me enfermara", asegúró a este medio.

Durante su internación y la de las demás cadetes -en la Enfermería- se las presionaba para abandonar la carrera.

"El médico me decía que fuera a estudiar medicina, que no servía para nada, que no podía ser militar, que era una deshonra para todos mis compañeros".

La misma política se usó con otra ex cadete que abandonó la Escuela después de que un esguince mal curado se transformara en una tendinitis muy dolorosa.

"El médico de la Escuela me decía que no tenía nada. Lo único que hacían era tenerme sin actividad pero me tenían parada a pie firme y era lo mismo".

"Cuando estás más o menos bien te mandan a hacer todo, entonces no le da tiempo al pie para que se recupere de la lesión. Yo estuve hasta junio y siempre discutiendo con el médico, porque él me decía lo contrario que mi traumatóloga. Hasta que ella envió una nota donde deslindaba responsabilidad de mi lesión".

"Había superiores que decían que era todo psicológico. Algunos te maltrataban y trataban de tirarte en contra a tus compañeros. Por ejemplo, de mañana cuando lustraban los pisos decían: patinen más por sus compañeritas que las que están en Enfermería no pueden hacerlo. Mientras ustedes están acá, ellas están allá acostaditas", contó.

Por su parte, la denunciante describió que mientras estaban internadas en Enfermería los compañeros de tercero las despertaban a las tres o cuatro de la mañana con linternas: "Nos hacían gritar tanto que parecía que me iba a desmayar", añadió.

Denuncias de Lebel

El capitán de navío retirado, Alex Lebel, se reunió ayer con el ministro de Defensa, Luis Rosadilla, para ofrecerle una copia de las denuncias que realizó la semana pasada ante la Justicia y que involucran a oficiales y ministros de los gobiernos anteriores al año 2005.

Entre otros temas, el marino ofreció al ministro los detalles de una presunta canalización de compras de la Armada hacia empresarios "amigos" del ex ministro Luis Brezzo, tema que adelantó a comienzos de este mes en el programa Código País, que se emite por Teledoce.

El encuentro, que había sido solicitado por Lebel, se extendió durante una hora y no hubo declaraciones al término del mismo.

La documentación en poder de Lebel está a estudio de la jueza Graciela Gatti, al tiempo que Rosadilla podrá incorporarla a las investigaciones internas que realiza el Ministerio de Defensa.

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