La jugada política de Sanguinetti fue, como otras veces, muy audaz y temeraria. Tal vez Julio María le esté midiendo el aceite a la oposición y a la ingenuidad de los electores, y para eso se valió del olvido y de la juventud de muchos que votan por primera o segunda vez y que ignoran la verdadera historia del delito en Uruguay, muy particularmente la historia del narcotráfico y, sobre todo, no conocen al protagonista de esta anécdota, un verdadero profesional del engaño. Lo de Julio María fue bastante sucio y desleal, en realidad su afirmación fue increíblemente mezquina. Da pena tratándose de alguien que aún tiene el respeto de un sector mayoritario, quizás un 60 %, de un partido en extinción.