
Tanto Noruega como Suecia tienen el monopolio estatal de la venta de bebidas alcohólicas. Pero no sólo eso, aplican una serie de normativas y leyes que limitan cómo y cuándo consumir alcohol. Están a la vanguardia en políticas restrictivas para evitar el abuso del alcohol y bajar las tasas de alcoholismo en los jóvenes. Y parece haber dado resultado. Según la Organización Mundial de la Salud, Suecia y Noruega tienen las tasas más bajas de "binge drinking", es decir, de comas etílicos en la juventud. Sin embargo en este modelo al parecer exitoso, no todas son rosas y hay quienes propnen cambiar la ruta.