Encabezados por el presidente federal, Alexander Van der Bellen, los principales políticos del país expresaron su consternación por la muerte de la médica, cuyo caso de amenazas era conocido públicamente desde hace meses.
"Pongamos fin a esta intimidación y al fomento del miedo. El odio y la intolerancia no tienen cabida en nuestra Austria", denunció el jefe de Estado durante una concentración en la capital del país, Viena.
El acosó comenzó el 16 de noviembre de 2021, con una manifestación de antivacunas frente al hospital de Wels, una ciudad de 40.000 habitantes.
Kellermayr escribió ese día en su cuenta de Twitter que "una manifestación de teóricos de la conspiración bloquea la entrada del hospital y la salida de las ambulancias".
Horas después, el hospital aseguró que tanto las ambulancias como los pacientes podían entrar y salir de la clínica, y la Policía local desmintió el mensaje de Kellermayr y la acusó de falsear la información deliberadamente.
"El mensaje de la Policía es el punto de partida de una avalancha de insultos, difamaciones y amenazas destinadas a causarme el mayor daño posible. Alguna gente consideró que su respuesta (de la policía) legitimaba mi persecución", explicó la doctora al diario Der Standard nueve días antes del suicidio.
Kellermayr decidió borrar su mensaje y pidió a la Policía que eliminara también su respuesta, una solicitud que no fue atendida.
Tampoco se abrió una investigación sobre las amenazas que sufría y un portavoz policial llegó a acusarla de buscar sólo la fama.
Con el paso de los meses, las amenazas en las redes sociales dieron paso a ataques físicos, como cuando un grupo de antivacunas irrumpió en su consulta y difundió luego imágenes de sus empleados y pacientes a través de la aplicación de mensajes Telegram.
Ante la pasividad de las autoridades locales, una "hacker" alemana se puso en contacto con la doctora y se ofreció a investigar el caso. En poco días logró identificar a un usuario desde cuyo perfil en las redes sociales salieron numerosas amenazas contra la doctora.
Tras comprobar que ese usuario fue víctima del llamado "doxeo", es decir la usurpación de su identidad en línea, la "hacker" sospechó que detrás de las amenazas estaba un conocido ultraderechista alemán.
"Nunca había experimentado algo así, ese mismo día encargué protección a una empresa de seguridad para mi consulta médica", explicó Kellermayr en la entrevista con Der Standard.
Tras gastar en seis meses 100.000 euros en seguridad privada, la doctora cerró el pasado junio su consulta. Ya antes, llevaba siete meses saliendo de casa sólo para trabajar y comprar comida.
Tras el suicidio, muchos grupos antivacunas se han alegrado abiertamente de su muerte en Telegram, especulando que la doctora podría haber muerto como consecuencia de la vacunación.
Otros usuarios aseguran que Kellermayr se quitó la vida por sentirse culpable de haber provocado tantas "víctimas de la vacunación".
"Murió por defender a la ciencia"
Este lunes, miles de personas se congregaron en la plaza de San Esteban de Viena para expresar su indignación ante la pasividad de las autoridades frente al acoso diario de los antivacunas.
Durante el fin de semana, el Colegio de Médicos pidió a sus miembros que participaran en el homenaje para dar "una señal de solidaridad contra la violencia y el odio".
"Tengo la sensación de que esto le podría pasar a cualquier doctor, y ella no recibió ayuda alguna de la Policía, ni de los políticos", dijo a Efe Elisabeth Posch, una médica de Viena que participó en la concentración.
"Las mujeres necesitamos más apoyo en Internet y en la vida real. Kellermayr murió por defender la ciencia", concluyó.
Jesús Calero para EFE.
Su muerte ha conmocionado a Austria, uno de los países europeos que con más fuerza ha rechazado la vacunación, hasta el punto de que el gobierno austriaco ha legislado la obligación de vacunarse a partir de los 18 años. El canciller que tomó esa decisión, Alexander Schallenberg, dimitió sin embargo poco después y su sustituto, Karl Nehammer, ha suspendido la vacuna. Las imágenes ilustran la violencia con la que los antivacunas austriacos presionan socialmente y ayuda a entender el suicidio de Kellermayr.
Alrededor de las 6 a.m., la mujer pasa junto a las flores, las velas y las fotos en recuerdo de la médico fallecida. De repente, corre y patea varias veces los objetos depositados como expresión de lamento. Algunas velas vuelan metros por el aire. El gobierno del distrito ha publicado el video, proporcionado por un testigo y ha ordenado la vigilancia de las velas y flores día y noche.
El suicidio de la médico de 36 años ha reabierto el debate sobre el odio en la red y la ministra de Justicia, Alma Zadic, ha anunciado que trabajará junto con el ministro del Interior, Gerhard Karner, para dotar a cada comisaría y fiscalía de los recursos y herramientas necesarios para tomar en serio a todas las víctimas de acoso virtual, así como para pedir cuentas a los perpetradores de manera oportuna. «Esta investigación a menudo lleva demasiado tiempo, lo que, por supuesto, es extremadamente estresante para los afectados», ha reconocido.
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