Brasil superó el pasado miércoles los 300.000 muertos por la covid-19, según los datos del ministerio de Salud. La marca llega el mismo día en que el nuevo ministro de Salud, Marcelo Queiroga, habló por primera vez como titular de la cartera, el cuarto del gobierno de Jair Bolsonaro tras la salida de Eduardo Pazuello el pasado día 15. Sus declaraciones frustraron a quienes esperaban una medida radical para revertir la curva ascendente de muertes en el país. “¿Quién quiere el encierro? Nadie quiere el encierro. Necesitamos imponer medidas sanitarias eficientes “, dijo Queiroga, “incluso porque la población no se adhiere al cierre. Necesitamos máscaras y distancia”. Este miércoles se registraron 2.009 muertos, con un total de 300.685 víctimas. A pesar del número, el ministro Queiroga ha descartado un confinamiento nacional.
El presidente Jair Bolsonaro lleva un año minimizando el impacto de la pandemia en Brasil. En marzo del año pasado, llamó a la enfermedad “gripezinha” y pidió que los gobernadores y alcaldes que no aplicasen en sus territorios la estrategia de “tierra quemada”, esto es, la paralización total de las actividades. Brasil tenía entonces 46 muertos y el presidente brasileño aparecía en público sin tapabocas en medio de aglomeraciones. Pero luego de un año, y con vacunas insuficientes, el país superó las 300.000 muertes y los 12,1 millones de infectados. Solo ahora el Gobierno ensaya una acción coordinada entre poderes, con un gabinete de crisis que Bolsonaro retrasó todo lo que pudo. Aun así, cunde la desorganización: esta semana, el ministerio de Salud incluso anunció el cambio en la forma de registrar a las víctimas de la enfermedad, lo que llevaría a una disminución de datos diarios. Tras las quejas de los Estados, revocó la enmienda.
Demanda empresaria
Bolsonaro prometió crear un comité nacional de monitoreo de pandemias, que estará integrado por representantes del Ejecutivo, los gobiernos estatales y el Congreso. La medida responde a una demanda de 1.500 economistas, banqueros y empresarios publicada durante el fin de semana, que exigía el confinamiento nacional así como el fin del falso dilema entre salvar vidas y recuperar la economía. “La vida es lo primero”, dijo el presidente esta mañana. Pero su método de preservar vidas, como ha demostrado el nuevo ministro de Sanidad, no coincide con la urgencia del momento. Bolsonaro dejó en claro que, incluso con el cambio temporal de discurso, promocionará el uso de medicamentos de ineficacia probada contra la covid-19, como la cloroquina y la ivermectina. “Nos ocupamos de la posibilidad de un tratamiento temprano, esto es responsabilidad del ministro de Salud, que respeta el derecho y el deber del médico [de usar medicamentos] para tratar a los infectados”, dijo el mandatario tras una reunión con el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Luiz Fux.
La presión de los brasileños por medidas eficientes llegó a oídos del presidente este martes con un fuerte cacerolazo en varias capitales de Brasil. La protesta se produjo mientras Bolsonaro hablaba para todo el país sobre un plan contra el coronavirus. El Congreso Nacional también ha pedido acciones concretas, cuando falta un año para las elecciones. En las últimas semanas, ha habido amenazas de represalias en proyectos de interés para el Gobierno si el presidente no lideraba la lucha contra la pandemia.
Centrão, un grupo de partidos de centro derecha que forman parte de su base parlamentaria, exigió un papel más activo del canciller Ernesto Araújo en las negociaciones de vacunas e insumos. Así lo expresó en la reunión de este miércoles el presidente de la Cámara, Arthur Lira (PP-AL). El legislador dijo que este es el momento de quitar la ideología del combate a la pandemia.
La sugerencia de crear una comisión fue hecha por parlamentarios y presentada por el presidente del Senado, Rodrigo Pacheco (DEM-MG). En su discurso posterior al encuentro, Pacheco reforzó que quien debía liderar esta comisión es el presidente, pero se puso a disposición para ser el interlocutor con los gobernadores de los 27 Estados y del Distrito Federal. “Es necesario que todos colaboremos con la unidad nacional para ayudar al Estado brasileño”, dijo.
La creación del comité coincide con el regreso de Lula da Silva a la carrera política. Hace dos semanas, en su primera manifestación tras la restauración de sus derechos políticos, el ex presidente exigió que Bolsonaro crease un grupo de trabajo como el anunciado este miércoles. “Muchas de estas muertes podrían haberse evitado si el Gobierno hubiera hecho lo elemental. El arte de gobernar no es fácil, es el arte de tomar decisiones. Si el presidente respetara a la gente, habría creado un comité de crisis en marzo de 2020 “, dijo Lula.
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