A través de esos vídeos, la mujer, de 35 años, explica que cuando los hombres enviados por su padre asaltaron el barco en el que trataba de huir, opuso resistencia “dándoles patadas y peleando”. Incluso llegó a morder a uno de ellos en el brazo hasta hacerle gritar. Entonces, le inyectaron un tranquilizante y perdió el conocimiento hasta que el avión privado en que la trasladaron aterrizó en Dubái, el más conocido de los siete emiratos de la federación de EAU.
Desde entonces, permanece aislada en un chalé, sin
asistencia médica o de otro tipo, vigilada por dos mujeres policías dentro de
la casa y cinco agentes más en el exterior. “Ni siquiera puedo salir a tomar
aire fresco”, asegura. “Estoy grabando este video en el cuarto de baño porque es
la única habitación que puedo cerrar con un pestillo. Y en la puerta de mi
habitación puedo cerrarla, no tiene llave”, relata asustada en otro corte.
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