Larcebeau es un “ejemplo” y un “modelo a seguir” para tribunal de honor de la Armada. Tres capitanes de navío consideraron inocente al marino condenado por 29 homicidios y lo calificaron como un oficial digno de emulación' El capitán de fragata retirado Juan Carlos Larcebeau, condenado en tres instancias por la muerte y desaparición de 29 personas en la dictadura, es un modelo y un “ejemplo a seguir”.
Así se estampó en el fallo de un tribunal de honor de la Armada que concluyó el 17 de octubre de 2018 y a cuyas actas El Observador pudo acceder mediante un pedido de acceso a la información pública realizado ante el Ministerio de Defensa Nacional.
Las panegíricas conclusiones del tribunal fueron avaladas por el entonces comandante general de la Armada, almirante Carlos Abilleira.
Larcebeau, de 74 años y hoy preso, fue sometido a un tribunal de honor integrado por los capitanes de navío Marcelo Pazos y Gabriel Guida (hoy retirados) y el capitán de navío Marcos Saralegui, aun en actividad. El objetivo del tribunal era determinar si los hechos por los cuales fue condenado ante la justicia penal afectaron el honor de la Armada.
El tribunal, que sometió a Larcebeau a un cuestionario ínfimo y no citó a otros testigos, entendió que no. El fallo final fue: “Absolución. Falta absoluta de culpabilidad”.
Pero el tribunal fue más allá aún.
Basándose en los juicios elogiosos escritos en el legajo de Larcebeau durante la dictadura, los integrantes del Tribunal de Honor concluyeron que el oficial “era un ejemplo en su actuar profesional para todos sus pares”.
En los fundamentos de su voto, cada uno de los integrantes del tribunal fue aún más explícito.
“Se puede establecer que este Señor Oficial era un ejemplo de conducta”, escribió Saralegui. “Se lo podía considerar un modelo militar”.
Agregó que Larcebeau “honraba el uniforme” y que “se destaca su corrección y dignidad en la vida militar”. Fue “un ejemplo y educador de sus subalternos”.
De acuerdo con Saralegui, “no se puede considerar que (Larcebeau) no haya actuado con escrupuloso respeto a la dignidad de la Armada”.
El capitán Guida también se sumó a los elogios:
“El oficial de referencia ha sido un ejemplo en función de la información disponible. Las anotaciones personales de la época indican que tuvo un comportamiento ejemplar y digno de ser emulado”, escribió.
Otros juicios laudatorios de Guida sobre el oficial condenado:
“Ha dado muestras de valentía innata”.
“Era y es educado, perfecto ciudadano y modelo de militar”.
“Ha honrado su uniforme”.
“Era correcto y digno tanto en la vida civil como en la militar”.
“Su porte del uniforme siempre fue excelente dignificando a la Armada”.
“Fue garante de la seguridad de la nación, lo que dignifica a la Armada”.
El capitán Pazos también se sumó a las alabanzas a Larcebeau:
“Existen probadas pruebas (de que) fue un ejemplo a seguir en lo concerniente a su conducta tanto para los subalternos como para sus subordinados”.
“Un ejemplo en su actuar profesional para todos sus pares”.
“Es un camarada gentil y sumamente digno”.
A pesar de que en sus considerandos los tres capitanes de navío dijeron que “este tribunal no puede, ni pretende, cuestionar lo actuado por la Justicia Ordinaria”, Pazos sí lo hizo: escribió que “no hay elementos de juicio alguno que pueden implicar al capitán de fragata Juan Carlos Larcebeau como coautor responsable de los hechos que se le imputan”.
“No pueden admitirse”
Según se desprende del expediente, el entonces ministro de Defensa Nacional, Jorge Menéndez, aconsejó no homologar el fallo. Y el presidente Tabaré Vázquez aceptó esta posición y no homologó lo actuado por el tribunal.
El ministro recordó que “Larcebeau fue condenado en primera instancia como autor responsable de 29 delitos de homicidio especialmente agravados en reiteración real, todos ellos a título de dolo. En segunda instancia se modificó la condena como coautor responsable, lo que fue confirmado en tercera instancia por la Suprema Corte de Justicia”.
Menéndez dijo que en el tribunal “no se diligenció ningún otro medio probatorio que permitiera establecer la veracidad material o no de las gravísimas acusaciones que recayeron en el capitán de fragata Larcebeau, teniendo particularmente en cuenta que la justicia penal determinó rotundamente la responsabilidad penal en la comisión de gravísimos delitos reiterados”.
El secretario de Estado, hoy fallecido, se sintió especialmente afectado por los juicios halagadores vertidos en el tribunal hacia el oficial condenado.
“Francamente no pueden admitirse en el marco de la gravedad de los hechos históricos y de los valores que deben inspirar a las Fuerzas Armadas”, escribió en el texto en el que aconsejó no homologar al tribunal.
Tras la no homologación por parte del presidente Vázquez, el comandante Abilleira convocó a un tribunal de honor de alzada, que en mayo de 2019 volvió a tomarle declaración a Larcebeau.
Sin embargo, este tribunal de alzada fue convocado sin respetar los reglamentos vigentes en aquel momento para los tribunales de honor, porque una vez que el presidente de la República ya había decidido no homologar, la posibilidad de que se convocara a una segunda instancia había quedado imposibilitada.
Por lo tanto, las actuaciones de este tribunal de alzada –que estaban inconclusas- fueron suspendidas y clausuradas.
Diez días atrás, el ministro de Defensa Nacional, Javier García, envío las actas al fiscal de Corte, Jorge Díaz, que a su vez las remitió al fiscal especializado en delitos de lesa humanidad, Ricardo Perciballe.
“Bien tratado”
En sus dos breves declaraciones ante el tribunal de honor, Larcebeau negó haber tenido relación con los 29 uruguayos detenidos en Argentina y hoy desparecidos, por los cuales cumple pena de prisión como coautor de homicidio.
Sin embargo, admitió haber viajado dos veces en misión a ese país. La primera de ellas tiene relación con el caso de Oscar de Gregorio, un argentino detenido en Colonia por la Armada, y luego entregado a la marina argentina.
Según Larcebeau, viajó a Buenos Aires para corroborar que De Gregorio, hoy desaparecido, estuviera siendo bien tratado.
“Me envían para comprobar que hubiera llegado y estuviera siendo tratado correctamente. (…) Estaba en la ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada Argentina) y era interrogado por Montoneros”, declaró.
El otro viaje dijo que fue acompañando al comandante del momento, almirante Jorge Jaunsolo, para recibir un reconocimiento de la Armada Argentina por su colaboración en la detención de De Gregorio.
Sobre el trato a los prisioneros en el cuerpo de Fusileros Navales durante la dictadura, dijo que “era claro que se debía ser cuidadoso en el trato al detenido. No se podía tocar ni golpear”.
En el libro “Gavazzo. Sin Piedad”, el ex oficial de la Armada Héctor Corbo declara: “Hubo muchos oficiales que nunca metieron mano. Muchos de mis compañeros eran súper correctos, cumplían con las misiones, pero jamás se excedieron en nada. La mala fama del Fusna se la ganaron un par de tipos como Tróccoli y Larcebeau, que eran unas bestias”.
Larcebeau señaló en el tribunal que “en diciembre de 1977 había detenidos colaboradores” que ayudaban a la Armada en las tareas de inteligencia.
“Siempre hubieron (sic) informantes en la calle, había que manejar muy bien la información que daban. Con los detenidos colaboradores se había formado lo que (se) denominó ‘La computadora’ (…) ‘La computadora’ lo que hacía con personal del S2 (inteligencia militar) era juntar la información y analizar la misma. En ‘La Computadora’ trabajaron inicialmente tres detenidos, luego llegaron a ser como máximo ocho. (…) El inventor fue (el capitán Néstor) Troccoli, yo traté de mejorarlo”.
Perciballe dijo a El Observador que las declaraciones de Larcebeau ante el tribunal son de utilidad para la causa abierta en Uruguay sobre a la desaparición de De Gregorio, y que ya presentó un escrito al respecto en el juzgado correspondiente.
Consultado el actual comandante en jefe de la Armada, almirante Jorge Wilson, dijo que el tribunal de honor se sustanció bajo la anterior comandancia y que, de acuerdo a los reglamentos, sus integrantes se expresan a título personal.
El capitán Saralegui, el único integrante del tribunal de honor que continúa en actividad, se desempeñaba como comandante de la infantería de Marina, pero fue relevado del cargo luego del asesinato de los tres marineros en el Cerro. Hoy es jefe de la División Política y Planes del Estado Mayor General de la Armada.
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