Según el pedido de formalización de la fiscal Brenda Puppo, al que accedió Montevideo Portal, el imputado, J.N.G.G, un instructor de gimnasia de 32 años, conducía su vehículo después de haber tomado, "aproximadamente", cuatro petacas de whisky.
Cuando llegó a la intersección de 18 de Julio y Paraguay, G cruzó con la luz roja y embistió a una moto, que era conducida por Rolando Javier Cruz, un ciudadano de nacionalidad cubana que trabajaba para la empresa de reparto de comida por aplicaciones Rappi.
A raíz del impacto, Cruz salió despedido y falleció en el lugar. G no detuvo su marcha y continuó por la principal avenida, y, en la mitad de la plaza Libertad embistió a otra moto.
El conductor de este vehículo pudo bajarse de él y evitó de esta forma ser lesionado por el hombre, que venía a "alta velocidad".
A pesar de esto, el hombre tampoco detuvo la marcha y continuó unos metros más. Allí se bajó, dejó el vehículo y se fugó a pie.
Cuando llegó la Policía y recabó los datos del vehículo en cuestión, se encontró con que el dueño del auto tenía en su haber una denuncia por violencia doméstica, formulada por su pareja.
La Policía se comunicó con la mujer, quien les manifestó que el hombre estaba en la puerta de su casa, a pocos metros de donde se dieron los episodios.
Ante esto, la fiscal Puppo solicitó la detención.
Luego de ser detenido, se le practicó un examen de espirometría, que dio 2.096 de alcohol en sangre.
La Fiscalía entendió que la conducta de G se ajusta a un homicidio a título de dolo eventual, "teniendo presente que el resultado no se quiso, pero debió ser previsto, y aun sin quererlo directamente actuó de todos modos asumiendo o aceptando ese resultado causado por su acción".
Esa conducta, señala la fiscal, se sustenta en la "elevada cantidad de alcohol" que ingirió y la "inobservancia" de las señalizaciones de tránsito: cruzar sin estar habilitado, según surge de los testigos y las filmaciones de la zona.
La Fiscalía solicitó una pena de cinco años de penitenciaria a cumplir en tres años y seis meses de prisión efectiva, y un año y seis meses de libertad vigilada intensiva, además de fijar domicilio, la prohibición de manejar vehículos y cumplir programa de educación vial.
Según el medio cubano Cuba Plus, Cruz vivía con su madre en Uruguay, quien se encargó de realizar las gestiones para la repatriación del cuerpo. Fuentes de la Embajada de Cuba en Uruguay, confirmaron a Montevideo Portal que el cuerpo del joven ya fue repatriado a su país, donde se encuentra el grueso de su familia.
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