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martes, 14 de mayo de 2019

ANA JEROZOLIMSKI: LAS NOTICIAS TERGIVERSADAS

La pequeña Seba al-Arar, de tan solo 14 meses, murió días atrás en Gaza en medio de una guerra. Eso ya es una tragedia. Siempre que muere un niño es una tragedia, sea cual sea su nacionalidad y su religión. Pero además de lamentar su muerte, yo lamento también la mentira sobre los responsables de la misma. Contrariamente a lo que dijeron de inmediato los palestinos, la bebita palestina no murió por un ataque israelí sino porque estalló en su propia casa un cohete, cabe suponer que almacenado allí por una de las organizaciones terroristas. A esta altura, ni siquiera está totalmente claro si fue culpa de Hamas o del Jihad Islámico, porque ahora se están acusando mutuamente. 

En realidad, el portavoz militar israelí había publicado el mismo sábado 4 de mayo que Israel no había tenido nada que ver con la muerte de la bebé y su madre (finalmente la mujer embarazada que murió resultó ser la tía de la pequeña, no la mamá) y que habían muerto a causa de “explosivos de los terroristas”. Pero poca atención se dio al desmentido del ejército israelí. Si bien en varios lados fue citado, quedaba tragado en la descripción de la muerte de Seba y su tía Falastin al-Arar, como víctimas de un ataque israelí según habían alegado fuentes palestinas. 

Lo interesante es que luego, por esa complejidad de la situación interna en Gaza, se publicó la verdad. Una agencia noticiosa, Gaza News, tuiteó: “Una madre embarazada y un bebé fueron muertos por un cohete de Hamas, no sionista. El odio y las balas deben terminar. No te enojes con los habitantes de Gaza, somos rehenes de #Hamas y de #Iran”. 

Evidentemente, no era una fuente muy favorable a Hamas. Y poco después, llegó la otra parte. 
En una cuenta de Instagram vinculada a Hamas, salió una información señalando que la bebé y su tía habían muerto por el estallido de un cohete del Jihad Islámico en su casa. La puja interna entre las dos organizaciones terroristas no es el tema de esta nota. 

Y este jueves, la cadena televisiva Al Jazeera volvió a publicar la noticia de la bebé con el título sobre “ataque israelí”, como “una de las más leídas de la semana”. Esto se enmarca en una mentira más grande aún, en una distorsión de fondo. En la reciente escalada entre Israel y los terroristas en la Franja de Gaza, murieron 4 israelíes y 24 palestinos. 

Pero esta forma de presentar el resumen de los hechos- que fue la más común, como siempre, en numerosos medios de comunicación- lleva a una distorsión de la situación. No porque los números no sean ciertos, sino porque debería ser muy relevante destacar cómo sucedió todo. Y destacar que a media mañana los terroristas empezaron a lanzar una lluvia de cohetes a la población civil vecina del lado israelí- más de 700 cohetes en menos de dos días-, a lo cual Israel respondió atacando posiciones de los terroristas, no es un dato secundario. 

Debería en realidad empezarse por allí, no por los muertos en esa guerra de fin de semana que los terroristas impusieron a Israel. A ello se suma el propio análisis de los números. Los cuatro muertos israelíes eran civiles. De los 24 palestinos muertos, por lo menos 18 eran terroristas, claramente identificados como miembros de Hamas y Jihad Islámico, que participaron en ataques a Israel. 

De los restantes 6, algunos se estima que también eran miembros de dichos grupos aunque no había confirmación clara en cuanto a su afiliación. Evidentemente, es probable que en efecto haya habido civiles muertos. Cada uno de ellos, sin duda, una tragedia, un mundo entero. ¿Pero acaso puede haber certeza que los civiles no hayan muerto en las mismas circunstancias que la pequeña Seba al-Arar? No lo sabemos. Es sin duda una posibilidad. 

El tema central es que los ataques israelíes fueron una respuesta a una masiva ofensiva terrorista. ¿Algún país normal del mundo se quedaría cruzado de brazos ante un ataque de esa envergadura? Bueno, en realidad, es difícil decirlo, porque absolutamente ningún país del mundo vive lo que vive Israel, con terroristas de vecinos en sus fronteras, terroristas que cuando deciden que es el momento oportuno o que sus metas lo justifican, simplemente comienzan a disparar. Cada vez que hay situaciones de este tipo, vuelve el increíble fenómeno de la industria de las mentiras, no sólo de fuentes “oficiales” palestinas sino de todo tipo de grupos que alegan “defender la causa palestina”: la difusión de fotos presentadas como palestinos víctimas del ataque israelí, generalmente de niños, que no son siquiera de Gaza, sino de guerras en otros lares. 

He visto varios ejemplos de fotos de la guerra en Siria y en Yemen, difundidas como palestinos víctimas de Israel. Algunas son inclusive fotos de hace varios años. Claro que también hay cosas que serían para reír si no fuesen para llorar: “muertos” en camilla que súbitamente se levantan cuando creen que ya no los filman, “lisiados” con muletas que corren con rapidez cuando se terminó la filmación, y otras cosas similares. 

Aclaremos: con esto no pretendemos alegar que cuando hay acciones militares israelíes no mueren nunca inocentes. Ha ocurrido, claro que sí. 

Pero no hay otro país provocado constantemente por terroristas que atacan a su población civil, que ponga tanto cuidado no sólo para proteger a su gente sino para minimizar el riesgo a la población del lado enemigo. De los terroristas no esperamos nada, de más está decir. Todo lo contrario. El problema es que la mentira de los terroristas fue amplificada por los medios de prensa algunos de los cuales parecen deleitarse con todo lo que puede demonizar a Israel. Lo más extraño en este fenómeno es que medios de prensa de países democráticos, se hagan eco con tanta facilidad de lo que publican fuentes terroristas o controladas por ello. Recordemos por ejemplo que cuando llega una información atribuida al “Ministerio de Salud Pública en Gaza”, se trata de un ministerio controlado por Hamas, que gobierna Gaza con puño de hierro desde junio del 2007. 

De allí no sale información que Hamas no quiera que salga. Quienes apoyan a los palestinos no deberían poner el grito en el cielo cuando Israel se defiende, sino cuando Hamas usa el territorio de Gaza que gobierna, como base de disparos hacia su vecino. Y ni que hablar de las fortunas que salieron esos 700 cohetes. Habrá que ponerse a calcular cuántos hospitales o aulas habría podido construir Hamas en Gaza, con el dinero gastado en atacar a Israel.


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