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sábado, 14 de abril de 2018

ECUADOR: BESTIAS DEL NARCOTRAFICO ASESINAN A TRES PERIODISTAS

La noticia enmudeció a Ecuador, que nunca había sido víctima con tanta crueldad de la violencia derivada del narcotráfico que enfrenta Colombia. Visiblemente dolido, el presidente Lenín Moreno, que suspendió su participación en la Cumbre de las Américas en Perú, anunció desde un salón de crisis: "Tenemos información que confirma el asesinato de nuestros compatriotas".


Varios reporteros estallaron en llanto. En la sede de gobierno la bandera fue bajada a media asta, y decenas de personas, en silencio, dejaban flores sobre una tela blanca con el rostro de las víctimas.

El periodista Javier Ortega (32), el fotógrafo Paúl Rivas (45) y el conductor Efraín Segarra (60) habían sido tomados como rehenes en la localidad costera de Mataje, limítrofe con Colombia, donde realizaban un reportaje sobre la violencia que al final segó sus vidas.

Moreno se dirigió a un país consternado tras cumplirse el plazo de 12 horas que le había dado a los captores, un frente disidente de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) comandado por el ecuatoriano Walter Artízala, conocido como Guacho, para que entregaran pruebas de vida de los rehenes.

La incertidumbre reinaba desde el jueves cuando se conocieron fotografías de tres hombres encadenados y ejecutados.

El Frente Oliver Sinisterra, grupo disidente de las FARC que lidera Guacho, había reportado el miércoles en un comunicado la muerte de los periodistas y el jueves hizo llegar a un canal de televisión en Bogotá fotografías de los cuerpos baleados, pero las autoridades de Colombia y Ecuador no confirmaron de inmediato la autenticidad de las pruebas.

En un nuevo comunicado ayer viernes, el grupo terrorista dijo que los periodistas y el conductor murieron en un fallido intento de rescate en la frontera, versión negada por los gobiernos de Colombia y Ecuador.

El grupo ofreció entregar los cuerpos de las víctimas al Comité Internacional de la Cruz Roja, a Naciones Unidas o a la Iglesia Católica, previo retiro de las tropas militares de la zona donde están escondidos.

Ofensiva militar.

Desde Lima, donde participa en la Cumbre de las Américas, el presidente colombiano Juan Manuel Santos expresó su condena, y aseguró que los secuestros y asesinatos "ocurrieron en Ecuador, con un individuo de nacionalidad ecuatoriana". Sin embargo, Ecuador cree que los tres fueron asesinados en territorio colombiano.

De manera simultánea, Ecuador se embarcó en una ofensiva en la porosa y selvática frontera, uno de los puntos estratégicos en la ruta del Pacífico, para transportar cocaína a Estados Unidos a través de Centroamérica.

El presidente ecuatoriano anunció que conjuntamente con Colombia se comenzará una ofensiva en la frontera con el objetivo de desarticular los grupos armados ilegales. El ministro de Defensa de Colombia, Luis Carlos Villegas, llegó a Quito con el comandante de las Fuerzas Militares y el director de la Policía Nacional para coordinar con autoridades ecuatorianas la ofensiva en la frontera que incluirá operaciones terrestres, fluviales y aéreas, precisaron en Bogotá fuentes de seguridad.

"Cobarde asesinato".

El equipo de El Comercio se cruzó con sus captores cuando cubría la inusual oleada de ataques a la fuerza pública registrada en la frontera desde el pasado mes de enero, que ha dejado siete muertos y decenas de heridos.

Esta violencia es una secuela del acuerdo de paz que condujo al desarme de las FARC. Esta organización controla territorios que ahora están en disputa entre desertores rebeldes y bandas de origen paramilitar, todos vinculados a grupos narcos.

La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) repudió el "cobarde asesinato" de los tres trabajadores de El Comercio.

"No solo estos tres colegas sino también los pueblos de Ecuador y Colombia, y el periodismo de toda América han sido ultrajados por este tipo de crimen inhumano y atroz que creíamos desaparecido de la región", expresó la SIP en una declaración en Medellín, donde mantiene su reunión de medio año.

En el comunicado, que fue leído por el presidente de la SIP y del diario peruano La República, Gustavo Mohme, la organización consideró a los tres asesinados como "mártires del periodismo".

Por ello, la SIP solicitó a las autoridades "que no hagan ninguna concesión al terrorismo".

"Exigimos a los mandatarios reunidos en la VIII Cumbre de las Américas en Perú que el asesinato de estos nuevos mártires del periodismo no quede impune", sostiene el comunicado de la SIP.

Los tres asesinados

JAVIER ORTEGA
Javier Ortega
El heladero que abrazó el periodismo
Javier Ortega, de 32 años, vivió su adolescencia en Valencia, España, donde trabajó en una heladería. De allí regresó a Ecuador para estudiar periodismo.
Ortega era el último de tres hermanos, soltero y sin hijos. Desde hace seis años trabajaba en El Comercio cubriendo temas judiciales y de seguridad. Entre sus coberturas destacadas figuran el terremoto que asoló la costa ecuatoriana en 2016, y el accidente aéreo que dejó 22 militares muertos en la Amazonía ese mismo año.
También se ocupó de la deportación de decenas de cubanos desde Quito y el problema de los desaparecidos en Ecuador.
De España trajo su afición por el Barcelona y en especial por el astro argentino Leonel Messi. 
PAÚL RIVAS
Paúl Rivas
El fotógrafo que quería “dibujar con la luz”
El fotógrafo Paúl Rivas, que el 25 de abril iba a cumplir 46 años, tenía novia y una hija de 15 años. Coleccionista de cámaras antiguas, dejó de lado una carrera en la publicidad por el oficio de “dibujar con la luz”. Un fotorreportaje sobre los familiares de personas desaparecidas le dio el premio Eugenio Espejo, que entrega la Unión Nacional de Periodistas de Quito. Además, ganó en dos ocasiones el premio Jorge Mantilla Ortega, que concede el diario El Comercio, en el que trabajaba desde hacía 20 años. Cuando tomaba sus fotos se “ponía su gorrita hacia atrás. Un fotógrafo listo para la acción. Nunca hubo un ‘no’ en su boca”, afirma su colega María Elena Vaca.
EFRAÍN SEGARRA
Efraín Segarra
“Segarrita”, el conductor aventurero
Efraín Segarra, a quien los periodistas de El Comercio conocían como ‘Segarrita’, tenía 60 años y era padre de dos hijos, uno de ellos reportero del matutino de Quito. Su amor por los animales lo llevó en una ocasión a cuidar en su casa hasta 12 perros abandonados. En 16 años de servicio en el periódico se aficionó a la fotografía. En su celular coleccionaba las selfies de cada ciudad que visitó. Tener un hijo periodista era su orgullo. De espíritu aventurero, Segarra trabajó como conductor en un ministerio y en un banco, en el que llegó a manejar camiones blindados. Era aficionado al popular Deportivo Quito, ahora en la segunda división, del que ostentaba una colección de camisetas.

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