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martes, 6 de marzo de 2018

LA OPINION DE E. VALENTI: LAS DICTADURAS DEBEN SER UNA ABERRACION PARA LA IZQUIERDA

"Nadie de izquierda puede sentirse representado por Maduro". Rodolfo Nin Novoa La posición de Uruguay en la OEA es responsabilidad y decisión del gobierno, de la presidencia de la república y naturalmente de la cancillería. Que algunos en el FA, como el PCU, no se hagan los distraídos arremetiendo contra Nin Novoa y que algunos derechistas tampoco se mareen y quieran marearla hablando del embajador ante ese organismo. Es una decisión del gobierno que apoyo con mucha fuerza y convicción.

Las dictaduras siempre, absolutamente siempre tendrían que haber sido una aberración para la izquierda, en particular en América Latina, donde tuvimos una interminable lista de dictaduras nefastas para nuestros pueblos. No hubo, ni hay dictaduras buenas y sobre todo "nuestras". Pero hay una particularmente nefasta, la venezolana de Nicolás Maduro.

Es un debate que parecía saldado, algunos lo hacíamos en forma explícita y otros en silencio, pero...se calentó el ambiente. El Uruguay como país, su cancillería, su gobierno, acaban de votar en la OEA a favor de una resolución que reclama básicamente garantías mínimas de limpieza y de democracia para las elecciones presidenciales, adelantadas por el régimen de Nicolás Maduro.

Estas elecciones aprobadas por un poder electoral totalmente ocupado por personeros del régimen, sin ninguna, absolutamente ninguna representación de la oposición son para cualquier observador independiente con un mínimo de sensibilidad democrática, una farsa, una maniobra para mantener el madurismo en el poder por otros cinco años, a como dé lugar.

Se prohibió la participación de los principales partidos y líderes opositores y se impide y se impedirá todo control de observadores internacionales creíbles, para no hablar de la cantidad de presos políticos. Es directamente una farsa digna de una dictadura del siglo pasado, con todo el siniestro folklore de los tiranos habladores, histriónicos y payasescos. No tienen ni siquiera la sutileza del "El otoño del patriarca", y esperemos que ya estén en su invierno.

El Uruguay hizo durante muchos meses todos los esfuerzos para promover el diálogo, para no romper ese delgado hilo que le permitía un mínimo diálogo con el régimen venezolano y la oposición. Sin ningún resultado. El plan del régimen estaba trazado y siguió adelante. La oposición en forma casi unánime se retiró de las negociaciones porque no se daban las mínimas garantías. Quedó un solitario envangelista, totalmente funcional al régimen.

No se puede por cierto decir que Uruguay no haya hecho todos los esfuerzos para propiciar el diálogo. Incluso para mi gusto, nos excedimos. Pero siempre queda la esperanza de ayudar. Era como darse contra un muro de piedra. Y finalmente Uruguay sumó su voto al de otros 18 países exigiendo libertades y garantías para las elecciones.

Comenzaron las reacciones en el Frente Amplio, el MPP, el PVP, el PCU, Costanza Moreira y, cuando se publique esta nota posiblemente otros pusieron y pondrán el grito en el infierno. Con un solo argumento: la declaración de la OEA aprobada por Uruguay es una intromisión en los asuntos internos de otro país soberano. Les sirve como coartada afirmar que no son tan firmes las posiciones contra Honduras y Brasil. Tenemos que ser duros contra todos los tiranos, para seguir siendo de izquierda y sobre todo democráticos.

¿Pero de que me están hablando con eso de soberanía? Acaso los uruguayos no estuvimos 11 años reclamando en todos los países y organismos internacionales que se entrometieran, opinaran y condenaran a la dictadura uruguaya? ¿No lo hicimos ante Venezuela cuando secuestraron a la maestra Elena Quinteros? ¿No reclamamos por nuestros presos y proscriptos? ¿Eso no era entrometerse en los asuntos de un país soberano? ¿Meterse con una dictadura "soberana" de acuerdo a los protestadores actuales?

En estos días se anuncia la postergación de las elecciones para el 20 de mayo. Veremos en qué condiciones se realizan, pero queda claro que exhortar y aislar al régimen tiene su impacto, produce efectos. Lo que deberemos seguir es todo el proceso, porque no es solo un problema de fechas, sino de las garantías básicas para que las elecciones sean limpias.

De todas maneras los defensores del "madurismo", no van al fondo de la situación, nadie encontrará una declaración que salga del tema formal, totalmente diverso a nuestra experiencia como fuerzas de izquierda que peleamos contra las dictaduras en nuestro continente y que opinen sobre las condiciones de la vida política, económica, social, de la salud, de las cosas más básicas del pueblo venezolano. De la verdadera crisis humanitaria reconocida por todos los observadores internacionales.

Hoy el crimen más grave de la dictadura de Maduro es la promoción de la emigración, la expulsión de cientos de miles de venezolanos hacia el exterior. ¿Acaso se van de contentos, de satisfechos, deslumbrados por los éxitos del régimen? ¿No conocen a ningún venezolano residente en Uruguay que les cuente cuales eran sus condiciones de vida y porque emigraron? ¿Son todos "contras" de la derecha"

¿No hay nada que conmueva a los sectores que se siguen llamando de izquierda pero no ven, no oyen, no protestan, ni siquiera respiran ante la cada día más dramática situación de la gran mayoría de los venezolanos? Las cifras que aparecen todos los días son atroces, inflación (más del 1.100%) la caída del PBI, la caída de la producción petrolera, la falta de todo: alimentos, medicinas, energía eléctrica, servicios básicos, escasea hasta la nafta en el país más petrolero de América. Los únicos que están prendidos al régimen con uñas y dientes son los militares y las fuerzas de seguridad que han crecido exponencialmente y el gigantesco clientelismo del régimen. La miseria, el hambre y la escasez son parte del plan, para mantener la dependencia atroz de la gente a las "generosidades" del gobierno.

Los militares en Venezuela, tienen hoy más poder del que tenían los militares en Uruguay durante la dictadura. Manejan todo lo que importa y se enriquecen a cuatro carrillos.

¿Veamos si alguno de los defensores por "principios" de la no injerencia y por lo tanto defensores de la dictadura se anima a discutir y a argumentar de que en Venezuela no hay una corrupción rampante y devastadora de militares y civiles del régimen?

Lo saben, lo conocen posiblemente mejor que todos nosotros y se callan o quieren distraernos con una supuesta defensa de la soberanía.

Ni siquiera la dictadura uruguaya alcanzó los niveles de corrupción que hoy tiene la dictadura venezolana y vaya si la dictadura uruguaya fue corrupta.

Esta defensa de la dictadura madurista, no representa la simple continuidad de una visión errada e instrumental de la democracia "burguesa" y de la defensa de las revoluciones de antaño, esto es otra cosa. No es lo mismo defender a Cuba, con todo lo que se pueda discutir sobre ese proceso, o a la URSS en su momento, este es un cambio cualitativo, radical. Esto es defender el fracaso más estrepitoso de cualquier régimen y defender la corrupción pagada al costo del sufrimiento de un pueblo, o mejor dicho de la gran mayoría del pueblo venezolano.

No confundamos, porque en el paquete marchan las peores cosas. Venezuela, es mucho peor que Nicaragua de la que ciertas izquierdas se callan muy bien de pronunciar palabra.

Otro de los imperdonables crímenes del madurismo, pero con antecedentes previos, es haber hecho del dinero, del derroche y el despilfarro el gran argumento revolucionario, la gran fuerza ideológica de un tipo de "izquierda", demasiado parecida a la peor derecha.

Nadie se cree que la crisis petrolera, de la producción, de la alimentación, de la salud, de los suministros básicos, del aumento sideral de los precios, de la emigración masiva y de los servicios eléctricos es el resultado de una conspiración de la derecha y del imperialismo. No se lo creen ni ellos ni los más fanáticos.

Sin la corrupción feroz en Venezuela el fracaso del modelo se podría haber atenuado, no habría la escasez de absolutamente todo que hoy padece ese país, la gravedad de la situación es la combinación de ambas cosas, un modelo devastador y fracasado y la corrupción, mucha corrupción, en las alturas y a nivel micro.

Que el gobierno de los Estados Unidos, como reflejo condicionado levante su voz destemplada no hace otra cosa que ayudar al régimen. Le permite hacerse la víctima. Pero la verdadera y auténtica víctima es el pueblo venezolano atrapado en la decadencia del país y en la ferocidad del régimen.

Es difícil creer que las causas verdaderas de las declaraciones de apoyo o de defensa de la dictadura y sus "elecciones" fraudulentas sean de carácter ideológico, entonces ¿Qué hay? ¿qué sucede?

¿Alguno de los defensores de Maduro se atreve a proponer algo parecido, lejanamente parecido a su modelo, a su régimen para el Uruguay? Porque no lo dicen claramente.

Habría que poner a consideración de todo el parlamento uruguayo la posición adoptada por el gobierno nacional en la OEA para ver si tiene el apoyo de la mayoría de los representantes del pueblo uruguayo.

Hugo Chávez ganó casi todas las elecciones y plebiscitos y los realizó con plenas garantías ¿Por qué Maduro quiere fraguar unas elecciones, con partidos prohibidos y sin garantías? La respuesta es muy simple, porque sabe que las perdería estrepitosamente, como perdió las legislativas anteriores del 2015.

Desde las legislativas anteriores, diciembre 2015 a la fecha, la situación de los venezolanos empeoró en todos los aspectos posibles. La oposición obtuvo en el 2015 el 56,22% de los votos y el madurismo el 40.91% ¿Por qué tendría que mejorar la posición electoral del madurismo? Es por eso que el régimen sabe que en unas elecciones limpias, perdería en toda la línea y varios miles de jerarcas tendrían que rendir cuentas. ¿Solo en Venezuela?


Esteban Valenti
05.03.2018

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