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domingo, 26 de noviembre de 2017

ASESINO DE BRISSA: FAMILIA DEL ASESINO PIDE QUE LO DEJEN PRESO PARA SIEMPRE

En la casa de Marindia de la familia Pintos, hay una Biblia abierta sobre la mesa, dos patrulleros en la puerta y mucho dolor. Oscar tiene 81 años de edad y vive con su hija menor. En una pieza aparte vivió Williams Pintos (35), el único imputado por la muerte de la pequeña Brissa González (12). Permaneció allí durante un año tras cumplir una pena de más de cinco años en el Comcar.


Pintos había sido procesado en los años 2004 y 2012 por el delito de atentado violento al pudor. En una ocasión lo atraparon desnudando a una niña escolar minutos antes de ingresar al taller donde trabajaba.

Tras el segundo procesamiento, la familia resolvió dejar su casa en Montevideo y mudarse a Marindia. Se sentían avergonzados por la situación y buscaron un lugar tranquilo.

El anciano y la joven aseguraron a El País que se enteraron de la situación cuando apareció la Policía y preguntó por una niña. Aseguran estar viviendo un verdadero "infierno".

En la noche del jueves un grupo de personas estuvo cerca de invadir la vivienda. No tienen asistencia psicológica y están siendo contenidos por una vecina y un pastor de la Iglesia Universal "Pare de sufrir".

De hecho, cuando el imputado tuvo un "problema sentimental" con una pareja, un pastor lo aconsejó. Sin embargo, "de nada sirvió el consejo y terminó metiéndose en esto", afirmó su hermana menor.

Por su parte, la vecina opina que ahora deberán "desprenderse" del familiar ya que le dieron "todas las oportunidades".

Perdón.

Ana, hermana mayor del indagado, resolvió hablar para pedir perdón en nombre de la familia. "Nadie podía imaginar lo que hacía. Yo soy la (hija) mayor, mis padres nos criaron a todos por igual. Nos enseñaron lo que está bien y lo que está mal. Mis padres son muy creyentes y nos educaron con una base cristiana", contó la mujer.

"Tengo un gran dolor en el alma. La primera vez que él cayó preso mi madre murió de un infarto porque no podía creer lo que había hecho. No puedo sacarme de la mente a esta niña. Le quiero pedir perdón por todo esto. La familia del asesino no tiene nada que ver. Este dolor lo siento como propio, la voy a llevar mientras viva", señaló al diario El País la hermana del detenido.

Desde la perspectiva de los familiares del único imputado por el crimen de Brissa estos días "han sido una pesadilla". "Tengo miedo de salir a la calle. Me parece que todos los ojos están sobre la familia. Por más que la gente no sepa que somos la familia del asesino, ¿con qué cara salimos a la calle?", señaló.

Manipulador.

Ana definió a su hermano como un hombre "muy inteligente y peligroso" que "sabe manipular a las personas". "Él siempre fue correcto, tenía disciplina", dijo. Advirtió que las pericias psiquiátricas indicaron que tiene "múltiples personalidades". "Ya vieron lo que hizo en la audiencia, jugaba con los dedos y miraba hacia un punto fijo, como si no fuera con él", afirmó la mujer.

"La primera vez que cayó por atentado violento al pudor estuvo en el Hospital Vilardebó. Salió. Pedí que por favor no lo sacaran porque había que hacerle un tratamiento. Volvió a caer y del Vilardebó lo pasaron al Comcar", contó Ana.

Llorando, afirmó que nunca lo fue a ver cuando estuvo preso y que de eso se ocupaban sus padres ya que "fueron cinco años y medio de tortura". "Mi madre se murió antes que saliera. Le dio un infarto por la tristeza. Nunca más lo vi. Si me lo cruzaba, lo mataba pero no me quiero perder, tengo un marido y un hijo atrás", afirmó.

A la hora de trazar un perfil de su hermano, Ana cree que no tiene recuperación. "No sé si es un psicópata, esto habría que haberlo estudiado mucho más. Yo pedí que no lo sacaran y lo largaron a la calle. Ahora tenemos esta consecuencia, mató a una niña llena de vida", dijo.

Pedido.

Ana cree que tras los dos procesamientos y el crimen de Brissa, su hermano debería estar confinado tras las rejas toda la vida. "No creo que tenga rehabilitación. Lo único que pido es que lo dejen encerrado. Pido por favor que no lo suelten porque es un peligro", afirmó.

La mujer entiende que sería oportuno tomar medidas que trasciendan las medidas de reclusión. "No sé porqué el gobierno no hace nada con estas personas. Se sabe que tienen patologías. ¿Por qué no le ponen una tobillera? Le ponen chip a los perros y no a estas personas que son un peligro", señaló Ana.

Despedida.

Ayer Ana Paula Gerez, la madre de Brissa, tuvo que reconocer su cuerpo en el Instituto Técnico Forense (ITF). Salió llorando y con un papel en las manos. Allí quedaron impresas las huellas de la niña.

Un rato antes, Gerez escribió una conmovedora carta en su muro de Facebook: "Su hermosa sonrisa iluminará mi vida y la de sus hermanos que hoy se sienten incompletos".

"Dejó vacío a su padre que tanto amó que tuvo que estar presente, mirar a ese animal tan cerca y no poder matarlo con sus propias manos. Tuvo una muerte terrible. Inimaginable porque la sentí viva hasta el último instante", escribió.

Por otro lado, la dolorida madre pidió que "retiren todos los lazos negros, las publicaciones de odio, todo y cada cosa que quieran expresar. Pido respeto por un inocente que se fue dejando una ausencia gigante con una familia que la amo y la va a seguir amando", afirmó.

El velorio de Brissa se desarrolló durante toda la noche pasada en la empresa Carlos Sicco, en la sala de Rivera 2236. Está previsto que el cortejo parta a la hora 9:30 hacia el Cementerio del Norte.

Anoche un grupo de personas quemó cubiertas en el cruce de la Ruta 1 y Camino Cibils. Acordaron con el negociador de la Guardia Republicana que viniera la televisión. Ante cámaras exigieron justicia por Brissa.

 "Entró a trabajar 8 horas más tarde".

Hace ocho meses, Williams Pintos había conseguido trabajo como chofer de taxi. Mario S., propietario del móvil 194, afiliado a Radio Taxi Montevideo, lo contrató sin conocer sus antecedentes. "No aparentaba ser lo que era. Fue un horror y una terrible sorpresa descubrir que era capaz de hacer algo semejante", contó ayer a El País.

Lo describió como un hombre "de modales correctos, educado", aunque su trato con él se limitaba al trabajo.

"Si alguna vez lo observaba porque llegaba tarde, o porque la recaudación era baja, no rechistaba. Era muy escueto", aseguró.

El lunes 20 de noviembre, Pintos entró a trabajar mucho más tarde de lo habitual.

"Su horario era de 7:30 de la mañana hasta las 19:00 horas, de lunes a sábado; pero el día que desapareció la niña, él llegó a buscar el taxi pasadas las tres y media de la tarde", contó Mario. "Yo le informé al fiscal".

El móvil quedaba todos los días en la estación de servicio de Ancap en la rambla, pasando el puente Carrasco. En las filmaciones de la estación, que la policía revisó, se ve a Pintos cuando aparece a recoger el taxi sobre las 3:40 del lunes 20.

"Al día siguiente, él se presentó a recoger el móvil a la hora de siempre y trabajó todo el día", precisó Mario. "¡Pensar que todos en la estación lo consideraban una mosquita muerta! Nadie podía adivinar qué clase de persona era", sentenció.

Ayer, Radio Taxi Montevideo hizo público un comunicado en el que expresa "su más fehaciente repudio hacia el hecho ocurrido", que califica de "terrible y repugnante".

Por su parte, la Gremial Única del Taxi (Cpatu), expresó también "su más profundo repudio al crimen de la niña Brissa González que ha conmovido a toda la sociedad uruguaya".

"Este terrible acontecimiento, que se une al de Valentina Walter en Rivera, merece de todos nosotros rechazo e indignación, como así también, nuestra más amplia solidaridad con las familias afectadas", concluyó la gremial.



Williams Pintos niega cualquier vínculo con el ataque sexual y asesinato de Brissa González. Pero los videos de cámaras instaladas en la vía pública lo ubican primero solo y después con su eventual víctima en los lugares en los que ha dicho no estar.

Lo ubican por ejemplo, en José Serrato a las 7.30 de la mañana, justo cuando Brissa -que había perdido el ómnibus- intentaba llegar a la escuela. Lo ubican, también en el peaje de Interbalnearia y en el balneario Las Vegas, a 14 kilómetros de la casa del homicida en Marindia.

Pintos, de 35 años, dio todos los indicios de que estaba en una etapa crítica.

El periódico de la Ciudad de la Costa "Diario de Arena" publicó un alerta sobre un Renault de color bordó merodeando en centros educativos.
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La publicación gratuita tiene una página de Facebook -con 8.000 adherentes- en la que el 15 de noviembre se dio cuenta de las denuncias acerca de la presencia de un hombre intentando subir niños a su vehículo.

Este dato es coincidente con la información recibida por el periodista Diego Píriz de Subrayado, quien habló de al menos dos casos. Uno de ambos terminó en denuncia policial en la seccional de Salinas.

El detenido tenía dos antecedentes penales por delitos sexuales. Por el primero terminó en el Vilardebo y luego fue derivado al Comcar (2004) y por el segundo caso fue enviado directamente al Comcar (2012).

Por violento atentado al pudor estuvo poco tiempo en la cárcel.

UN REGISTRO DE AGRESORES

Como señaló a Radio Carve el psicólogo forense Gustavo Álvarez, las personas que cometen delitos sexuales tienen altos niveles de reincidencia. Y como ocurre con otros delitos, el criminal va escalando en los niveles de violencia.

Según fuentes policiales, la primera vez Pintos fue sorprendido desvistiendo a una menor de edad. Treces años después, Brissa ya no corrió la misma suerte. La secuestró, la amarró, la violó y luego montó una particular escena del crimen: un poco de escasa profundidad en la que dejó a su víctima a la vista.

La investigación de delitos sexuales tiene su propia metodología y necesidades. No basta con los cercos judiciales y las pulseras electrónicas, a cuya mano pueden acudir las autoridades cuando el delincuente está bajo los términos de investigación judicial.

Así habló con Subrayado el forense Gustavo Álvarez:

El problema de los criminales sexuales no sólo está allí, sino cuando la persona con antecedentes por estos delitos ya ha purgado su pena y está libre. Las particularidades del delito sexual, su alto nivel de reincidencia, hacen que cualquier control colisione con los derechos civiles.

A nivel internacional se estima que el 80% de los exreclusos por delitos sexuales vuelve a generar las condiciones para cometer un nuevo delito.

En varios países de Europa son sometidos a seguimiento a la salida de la cárcel, siempre bajo la voluntad de la persona. En todos los casos se aplican terapias individuales y/o de grupo. En otros se ataca directamente el tema fisiológico aplicando reductores de testosterona, por ejemplo.

Para la Policía tener una base de datos de personas con antecedentes permitiría mejorar la investigación, pero también sería una decisión polémica y estigmatizante.

El perito forense Agustín Romani reconoció a Inicio de Jornada que sería útil y viable tener un registro de agresores sexuales como ocurre en otros países.

Romani señala como características principales "la ausencia de miedo y de remordimiento". Dijo además que "no son fácilmente detectables" y que en general son sujetos "refractarios a los tratamientos" de rehabilitación.

A lo largo del tiempo van desarrollando habilidades para cometer los delitos.

"Son sujetos egocéntricos y hábiles manipuladores; saben captar la atención del niño", agregó.

Sin embargo, aclara: “No todos los psicópatas son perversos, ni todos los perversos son psicópatas”,

"En el caso de la perversión se compone de aspectos de índole sexual", explicó.

DISGUSTOS A LA PROPIA FAMILIA

Temeroso de un linchamiento público, el padre del detenido -un hombre octogenario- dijo sentirse devastado por los delitos cometidos por Williams, según dijo a Subrayado. No entiende cómo engendró un hijo así.

La familia pagó sus propias consecuencias por los actos del pasado. El hombre contó que su esposa falleció de un infarto. La segunda reclusión de Pintos le provocó una angustia y un disgusto que fulminó su estado de salud.

Después, padre e hijo se mudaron varias veces a raiz de incidentes protagonizados por el joven.

Actualmente trabajaba en un taxi. El día del asesinato publicó a las 23.15 una frase en su Facebook que genera conmoción y muchos mensajes de odio.


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