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jueves, 5 de octubre de 2017

TURQUIA - IRAN: A PESAR DE LAS DIFERENCIAS DERECHA REACCIONARIA DE MEDIO ORIENTE SE DA UN ABRAZO

Irán y Turquía han dado prioridad este miércoles a sus lazos económicos y geoestratégicos, a la vez que evitaban las fricciones políticas respecto a los conflictos de Irak y Siria, en los que mantienen posiciones enfrentadas. Durante una visita oficial a Teherán, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan y su homólogo iraní,  Hasan Rohaní, han insistido en la integridad territorial de su vecino Irak y calificado de inadmisible un Kurdistán independiente. El mandatario turco también se ha entrevistado con el líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jameneí, en un gesto de respeto que refuerza el mensaje de unidad ante el desafío abierto por el referéndum kurdo.


“Nosotros no queremos presionar al pueblo del Kurdistán iraquí”, ha señalado Rohaní en una conferencia de prensa conjunta con Erdogan. Al mismo tiempo, el presidente iraní ha considerado el referéndum como “una decisión errónea de las autoridades kurdas” que ha obligado a Irán, Turquía e Irak a tomar cartas en el asunto.

Por su parte, Erdogan ha subrayado que “Turquía, Irán e Irak intensificarán sus medidas de presión contra esta región”. El presidente turco calificó de “ilegal” el referéndum kurdo del pasado 25 de septiembre, dejando claro que su interlocutor en Irak va a ser el Gobierno central de Bagdad. Erdogan también ha criticado la actitud de Israel de apoyar la causa kurda y apuntado que “es inadmisible una decisión tomada con la ayuda de Mosad.”

Según las autoridades de Kurdistán iraquí, la participación en el referéndum fue del 72,16 %, y el 92,73 % de los votantes respaldaron con su sí la eventual independencia de esta región autónoma. Ankara y Teherán temen que la secesión de los kurdos iraquíes pueda alentar los sentimientos separatistas de sus propias minorías kurdas, entre 15 y 18 millones en Turquía y entre 6 y 8 millones en Irán. De hecho, el resultado de la consulta en la región autónoma de Irak provocó el júbilo de los kurdos iraníes que lo celebraron echándose a las calles, sin que la policía desplegada llegara a intervenir.

El viaje de Erdogan se suma a la presencia en Teherán desde hace dos días del jefe del Estado Mayor turco, el general Hulusi Akar, quien se ha entrevistado con el ministro de Defensa, el teniente general Amir Hatamí, y con el secretario del Consejo de Seguridad Nacional, el almirante Ali Shamkhani. Esta visita responde, no obstante, a la que hizo a Turquía el jefe de Estado Mayor iraní, general Mohammad Bagheri, a mediados de agosto.

Este tipo de encuentros entre los jefes militares de Irán y Turquía son muy raros, ya que los dos países siempre han rivalizado en la región, algo que se ha intensificado a raíz del choque de intereses en el conflicto sirio. No obstante, hasta ahora, los fuertes lazos comerciales han contenido las respectivas ambiciones. El caso del Kurdistán iraquí constituye otro punto de coincidencia de posturas, aunque siempre existe el riesgo de que esta región se convierta en una nueva escena de desafíos para ambos vecinos.

La visita de Erdogan a Teherán ha servido para firmar cuatro memorandos comerciales, aduaneros y bancarios entre los dos países. Además, el presidente turco ha dicho que “han acordado aumentar el volumen de sus intercambios comerciales a 30,000 millones de dólares al año” y que los respectivos bancos centrales estudian la posibilidad de sustituir sus monedas por el dólar en el comercio bilateral.

[Por otra parte, el Banco Central de Irak ha reducido las restricciones financieras que había impuesto a la región de Kurdistán a raíz del referéndum. Tras recibir un compromiso de cooperación por parte de los bancos kurdos, ha autorizado a todos menos a cuatro a hacer transferencias en dólares y otras divisas, según una fuente bancaria citada por Reuters].

Por su parte, Erdogan ha subrayado que “Turquía, Irán e Irak intensificarán sus medidas de presión contra esta región”. El presidente turco calificó de “ilegal” el referéndum kurdo del pasado 25 de septiembre, dejando claro que su interlocutor en Irak va a ser el Gobierno central de Bagdad. Erdogan también ha criticado la actitud de Israel de apoyar la causa kurda y apuntado que “es inadmisible una decisión tomada con la ayuda de Mosad.”

Según las autoridades de Kurdistán iraquí, la participación en el referéndum fue del 72,16 %, y el 92,73 % de los votantes respaldaron con su sí la eventual independencia de esta región autónoma. Ankara y Teherán temen que la secesión de los kurdos iraquíes pueda alentar los sentimientos separatistas de sus propias minorías kurdas, entre 15 y 18 millones en Turquía y entre 6 y 8 millones en Irán. De hecho, el resultado de la consulta en la región autónoma de Irak provocó el júbilo de los kurdos iraníes que lo celebraron echándose a las calles, sin que la policía desplegada llegara a intervenir.

El viaje de Erdogan se suma a la presencia en Teherán desde hace dos días del jefe del Estado Mayor turco, el general Hulusi Akar, quien se ha entrevistado con el ministro de Defensa, el teniente general Amir Hatamí, y con el secretario del Consejo de Seguridad Nacional, el almirante Ali Shamkhani. Esta visita responde, no obstante, a la que hizo a Turquía el jefe de Estado Mayor iraní, general Mohammad Bagheri, a mediados de agosto.

Este tipo de encuentros entre los jefes militares de Irán y Turquía son muy raros, ya que los dos países siempre han rivalizado en la región, algo que se ha intensificado a raíz del choque de intereses en el conflicto sirio. No obstante, hasta ahora, los fuertes lazos comerciales han contenido las respectivas ambiciones. El caso del Kurdistán iraquí constituye otro punto de coincidencia de posturas, aunque siempre existe el riesgo de que esta región se convierta en una nueva escena de desafíos para ambos vecinos.

La visita de Erdogan a Teherán ha servido para firmar cuatro memorandos comerciales, aduaneros y bancarios entre los dos países. Además, el presidente turco ha dicho que “han acordado aumentar el volumen de sus intercambios comerciales a 30,000 millones de dólares al año” y que los respectivos bancos centrales estudian la posibilidad de sustituir sus monedas por el dólar en el comercio bilateral.

[Por otra parte, el Banco Central de Irak ha reducido las restricciones financieras que había impuesto a la región de Kurdistán a raíz del referéndum. Tras recibir un compromiso de cooperación por parte de los bancos kurdos, ha autorizado a todos menos a cuatro a hacer transferencias en dólares y otras divisas, según una fuente bancaria citada por Reuters].

 Fuente: El País de M.

El Kurdistán iraquí celebró el lunes 25 de setiembre pasado su referéndum de independencia sin incidentes dignos de mención. A pesar de la tensión en las “zonas en disputa” y de las advertencias del Gobierno central, los países vecinos y la comunidad internacional, la votación ha transcurrido en un ambiente festivo y con una elevada participación. Ilusionados e incluso desafiantes, los kurdos han acudido a las urnas convencidos de hacer historia y de impulsar el proceso que les llevará a tener, en caso de obtener un resultado positivo en la consulta y posterior reconocimiento, no sólo bandera sino pasaporte propio.

“Toda la gente de Kurdistán está feliz con esta ocasión. Hemos venido a votar sí”, declara exultante Aryan Hamad, de 24 años y estudiante de ingeniería agrícola, en un colegio electoral de Erbil. 
La acompañan su madre, una hermana y una prima. Todas exhiben orgullosas el índice impregnado de tinta que prueba su participación. “Mi padre y mis hermanos vinieron a primera hora”, aclara. Los centros de voto son mixtos aunque a la puerta de las salas donde se encuentra cada mesa, ambos sexos esperan su turno en filas separadas.
 
Las colas se han alargado a medida que avanzaba el día, lo que ha obligado a ampliar la votación una hora hasta las siete de la tarde. Antes de la extensión, la participación alcanzaba el 78 % del electorado, según la cadena de televisión Rudaw. Sin embargo, el entusiasmo ha sido desigual. 
 
 En Suleimaniya, centro tradicional de la oposición política y que ha aglutinado un movimiento para que se retrasara el referéndum, la asistencia ha sido menos nutrida. En todo caso, y a pesar de que los analistas consideran que el enclave no está maduro como Estado, se espera un cómodo triunfo del sí.

“Sí, he votado y votado sí”, respondía orgullosa Shilan, un ama de casa de 35 años, a la vez que mostraba su índice impregnado de tinta. “Queremos ser como otros países, que se nos reconozca nuestra identidad”, explica. “Si tuviera miedo, no estaría aquí”, desestima cuando se le mencionan las amenazas de Irán y Turquía de cerrar la frontera e incluso el oleoducto que permite la exportación de petróleo. “Hemos superado situaciones más difíciles”, asegura, una frase que a lo largo del día repiten numerosos entrevistados.

El referéndum estaba abierto a todos los residentes registrados, kurdos y no kurdos, mayores de 18 años, tanto dentro de la región autónoma como en las áreas colindantes que ésta reclama como propias y sus fuerzas (los Peshmerga) controlan desde que el Ejército iraquí se retiró ante el avance del Estado Islámico (ISIS, en sus siglas en inglés) en 2014. En total unos 5,2 millones. De hecho, la papeleta estaba escrita en cuatro idiomas: kurdo, árabe, turco y asirio. “¿Quiere que la región de Kurdistán y las áreas kurdistaníes fuera de la región se conviertan en un país independiente? SÍ / NO”.

“Nací aquí y tengo derecho a participar”, defiende tras depositar su voto Taksim, un turcomano que tiene una popular casa de comidas en el barrio de Mistawfi, a los pies de la Ciudadela de Erbil. 
A diferencia de la mayoría miembros de su comunidad que residen en Kirkuk, Taksim defiende la separación de Bagdad. 
 
“Por supuesto, llevamos muchos años en esta situación indefinida y la independencia será mejor”, precisa. En su opinión, todas las comunidades pueden convivir. Como la mayoría de los entrevistados durante la mañana en media docena de colegios electorales, asegura que no le preocupan las represalias de los vecinos. “Este referéndum es lo justo. ¿Por qué habría de tener miedo?”, concluye.

Nagam y Hawrea nacieron en Bagdad y, sin embargo, aquí están, aguantando arregladísimas bajo el sol de media tarde para poder votar en el colegio electoral del Estadio Franso Hariri. Ambas son árabes suníes, pero han encontrado en Erbil la seguridad y la tranquilidad que les negó su ciudad natal, algo que también valoran otras minorías como los cristianos, los kakais o los shabaks
 
“Queremos la independencia de Kurdistán en tanto en cuanto no haya extremismo ni racismo contra el resto de los grupos étnicos”, expone Nagam, que ha montado un salón de belleza con el que saca adelante a sus tres hijos. “Aquí nunca nos hemos sentido discriminadas”, concurre su amiga, que estudia ingeniería eléctrica.

La actitud de Taksim, Nagam y Hawrea contrasta con el sentimiento que árabes y turcomanos expresan en la contendida provincia de Kirkuk. De hecho, allí la mayoría de esas comunidades se oponían a la consulta. Las alegaciones de que algunos árabes habían sido coaccionados para que votaran sí, fueron respondidas por el Gobierno central con el anuncio de un inmediato envío de tropas a las “zonas en disputa”, que incluyen Kirkuk, Janaqin, Majmur, Sinjar y Yalaula.

La información oficial daba una elevada participación en todas esas regiones, pero no desglosaba dónde se habían recogido los votos. Dadas las dificultades para instalar las urnas en algunos de ellos y el hecho de que muchos de sus habitantes se encuentran desplazados, se abrieron colegios especiales como el del Estadio Franso Hariri en Erbil. Apenas una hora antes del cierre de las urnas, aún esperaban pacientemente para votar dos o tres centenares de personas, como las hermanas Rupak, Shano y Shehla Adil, originarias de Janaqin. “Queremos conseguir nuestros derechos, sino para nosotras para nuestros hijos”, resumen.

Votantes sirios y palestinos
 
“¿De Rojava?”. La periodista pide que le repitan de nuevo la traducción. Rojava es el nombre con el que los kurdos denominan al Kurdistán occidental, el enclave kurdo de Siria.

Linda y Aras son Kamislo, en el Kurdistán sirio. “Nos instalamos aquí hace cuatro años porque allí no había trabajo y queríamos formar una familia”, responden señalando el bebé que él lleva en brazos y el nuevo embarazo de ella. No son los únicos. Mohamed Faruk y su familia vinieron de Hasaka hace 10 años. “Allí no había vida, ni electricidad, ni agua”, recuerda este zapatero.

“Ojalá que un día también veamos algo así en Rojava”, aseguran. “Mejor un solo país”, coinciden todos confirmando los temores de los vecinos de Irak.

La decisión de las autoridades kurdas de abrir el referéndum a todos los residentes de la región aún depara otras sorpresas: 17 familias palestinas del campo de desplazados internos de Baharka también tienen derecho a voto. “He apoyado la independencia porque esta es la única tierra en la que no me han tratado como extranjero ni discriminado”, declara Abu Anwar, nacido en Basora en 1974 de emigrados en 1948.
 
 
 

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