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miércoles, 4 de enero de 2017

METEOROLOGIA: DE ESTE LADO DEL MOSTRADOR LO RELACIONADO CON EL CLIMA SE VE DIFERENTE

Una tormenta intensa volvió a golpear el país, en particular la costa sur. Esta vez los destrozos más grandes ocurrieron en Montevideo, donde cayeron árboles y columnas, estallaron vidrios, volcaron autos y volaron contenedores. Y otra vez este fenómeno no fue pronosticado. Volvió a quedar en evidencia la falta de preparación del Estado para prevenir estas situaciones.


La actual presidenta del Instituto Uruguayo de Meteorología (Inumet), Madeleine Renom, incurrió en una contradicción. Mientras que hace nueve meses afirmó que si Uruguay contara un radar doppler este tipo de fenómenos podían ser anticipados, ayer en conferencia de prensa aseguró que los pronósticos adelantados "no se hacen acá y no se hacen en los países más desarrollados del mundo".

"No es un tema de tecnología, es un tema de la atmósfera que tiene dinámica muy rápida, independientemente de la tecnología. La atmósfera es caótica", aseguró.

Hasta que a mediados de diciembre Renom fue nombrada presidenta del Inumet, los dos expertos en Ciencias de la Atmósfera, Renom y su colega Marcelo Barreiro, enfatizaban en la necesidad de comprar ese radar. Ambos son profesores de la Unidad de Ciencias de la Atmósfera de la Facultad de Ciencias.

De hecho, el 19 de abril de 2016, luego del tornado en Dolores, realizaron un informe en conjunto que advertía que su adquisición hubiera permitido detectarlo entre 10 y 20 minutos antes de que tocara tierra.

"No tenemos el instrumental, un radar doppler, para poder pronosticar o ver las posibilidades de la ocurrencia de un tornado en una región un poquito más acotada, más centrada", dijo ese mismo día Renom en una entrevista con el programa radial En perspectiva.

En esa instancia ejemplificó que el radar permitiría hacer "una tomografía de la tormenta" para advertir de nubes de gran desarrollo vertical –que son las que provocan granizadas o corrientes descendentes como las registradas ayer en Montevideo o el 23 de diciembre en San Carlos–. "Con estas nubes de gran desarrollo vertical lo que ocurre es que el aire asciende y desciende muy rápidamente", había expresado en ese momento.

Falta tecnología

Mientras que Renom dijo en la conferencia que no hubiera sido posible pronosticar tormentas intensas, su colega de cátedra explicó ayer que sí podría ocurrir si el servicio meteorológico estuviera dotado con la tecnología necesaria.

Faltan radares. Hay en Argentina, Paraguay y Brasil. "El único país que no tiene es Uruguay", aseguró Barreiro.

De esa manera, el servicio meteorológico no puede hacer un seguimiento de las tormentas y por lo tanto está incapacitado de hacer pronósticos a corto plazo. Esa tecnología permitiría advertir si en una región determinada del país se puede generar un evento intenso con hasta dos horas de antelación.

Inumet funciona con la mitad del puzle. Puede emitir advertencias sobre condiciones atmosféricas –en Uruguay funcionan con el código de semáforo– y referirse a si hay condiciones para el desarrollo de tormentas intensas, que rigen por tres y seis horas. Pero no están destinadas a establecer qué tipo de fenómeno ocurrirá, en qué parte del territorio y establecer a qué hora va a suceder.

"Lo que se hace en el mundo es que cuando uno lanza esa alerta, al mismo tiempo hay un grupo de meteorólogos dentro del servicio que se dedica al seguimiento de las tormentas con radares", explicó Barreiro. En Uruguay no es posible hacer ese trabajo.

El experto en Ciencias de la Atmósfera indicó que con un radar en Durazno, en el centro del país, alcanzaría para cubrir "casi todo el territorio" uruguayo. Estimó que tiene un costo de US$ 1 millón, a lo que habría que sumarle la capacitación del personal.

De hecho, a través de Twitter otros pronósticos advertían de que se venía algo grande en el Río de la Plata.

El meteorólogo argentino Christian Garavaglia, funcionario de Meteorología de ese país donde sí hay radar, publicó en la tarde del lunes una alerta oficial por la situación para la provincia de Buenos Aires, y advertía de "ráfagas muy intensas de viento, caída de granizo, lluvias fuertes e importante actividad eléctrica".

No obstante, la empresa meteorológica brasileña Metsul señaló ayer en su cuenta de Twitter que el fenómeno que afectó a Montevideo fue un "viento descendente" y que el análisis de Inumet fue correcto. "No hay cómo advertir un viento descendente. Pronóstico de Inumet era tormentas puntualmente intensas. Correcto", agrega.

"Error humano"

Al mediodía, que fue cuando se produjeron los vientos más fuertes –según la Terminal Cuenca del Plata las ráfagas en el puerto de Montevideo alcanzaron los 134 kilómetros por hora– regía una alerta amarilla que pronosticó rachas de viento de hasta 75 km por hora.

Inmediatamente luego de que comenzaron a registrarse los vientos, la advertencia fue actualizada a naranja para gran parte del país. Inumet reconoció que hubo un "cierto error", que produjo una demora de 10 minutos entre el paso de advertencia amarilla a naranja.

En la tarde del martes, después de la inesperada y brutal tormenta -también llamada corrientes descendente-, Montevideo parecía una selva muy particular. Zonas en las que los árboles y las ramas cubrían la superficie casi por completo y donde los troncos, quebrados o arrancados de raíz, cortaban las calles de una vereda a la otra, impidiendo el paso. Calles inundadas por la intensa lluvia como si fueran lagos entre los edificios, y cables de luz que simulaban lianas colgando de un lado al otro, tocando incluso el piso mojado por la lluvia que no paraba. Multitudes circulando con rapidez intentando escapar de la lluvia, personas usando bolsas de nylon en la cabeza como si fueran un pilot. Largas filas de autos, moviéndose a paso lento, tratando de encontrar un camino alternativo a los muchos que estaban cortados.

El temporal, que en un principio el Instituto Uruguayo de Meteorología (Inumet) consideró que merecía una advertencia amarilla, sorprendió a la capital con vientos más fuertes de lo pronosticado y lluvias muy intensas que ocasionaron decenas de destrozos.

En la Plaza Independencia, por ejemplo, la tormenta arrastró algunos de los bancos públicos y rompió casi por completo las vidrieras de al menos tres locales ubicados frente a la puerta de la Ciudadela.

Sobre Bulevar Artigas, a la altura de la Plaza Varela, un ómnibus de Cutcsa terminó encajonado entre troncos y ramas de un árbol que le cayeron encima cuando pasaba por el lugar.

Según contó a El Observador el guarda del ómnibus, Héctor Rodríguez, fue un momento "horrible" que no dejó heridos. Los pasajeros tuvieron que permanecer dentro del vehículo durante varios minutos, por miedo a que otra rama volviera a caer encima.

La escena de árboles y hojas desparramas se repetía, cuadra a cuadra. Mariana Sosa estaba sentada enfrente a la Torre de los Caudillos, fumando un cigarro y mirando en silencio su auto, completamente tapado por las ramas de un árbol.

"Lo peor es que traté de estacionar donde no hubiera muchos árboles", contó con desgano a El Observador.

En Parque Batlle, los árboles sufrieron un destino similar. Lo peor es que no solo afectaron vehículos, sino también algunas casas ubicadas sobre la calle Ricaldoni, donde inmensos troncos cayeron encima de las fachadas y del techo. Boquiabiertos y debajo de sus paraguas, los vecinos se paraban en la vereda a mirar aquel espectáculo. Otros de los perjudicados que el temporal dejó en esta zona fueron los trabajadores de la feria nocturna ubicada sobre avenida Italia.

Allí, el viento derribó al menos treinta locales lo que, en víspera de Reyes, representa una pérdida aún más significativa.

Sobre media tarde, luego de que habían terminado los vientos, Inumet emitió un "informe especial" que explicaba el fenómeno que había azotado el área metropolitana. "El país se encuentra bajo una masa de aire inestable que produce tormentas puntualmente intensas", advertía. Por otra parte, indicaba que la imagen satelital mostraba la configuración de un "sistema convectivo conformado por nubes de gran desarrollo vertical".

A partir de esas nubes verticales de tormenta se generan las corrientes descendentes, una cortina de aire que genera destrozos. "Es una corriente descendente dentro de una tormenta. No fueron más de dos minutos", explicó Renom en la conferencia de prensa y aclaró que se refirió a la zona costera porque en la estación meteorológica del Prado "no hubo registro de vientos fuertes".

"No podemos poner alerta roja" por un fenómeno que se registre en la zona costera "por tres minutos", sostuvo. El presidente Tabaré Vázquez había asegurado el 24 de diciembre que "el país está preparado" para enfrentarse a los eventos atmosféricos adversos. Sin embargo, ni la tormenta de ayer ni todas las del año pasado pudieron ser advertidas con antelación. En el propio Frente Amplio realizaron críticas. "Evidentemente algo no anda bien en Inumet", escribió en Twitter el diputado del FA, Carlos Varela.

Fuente: El Observador


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