-- --

Buscar información

Facebook y Twitter

jueves, 12 de enero de 2017

E. DUHALDE: EN 2002 ESTUVIMOS AL BORDE DE UNA GUERRA CIVIL

Eduardo Alberto Duhalde (Argentina, Lomas de Zamora, 5-10-1941), político, abogado y escribano, fue el administrador de la crisis argentina del año 2002. Gobernador peronista de la poderosa provincia de Buenos Aires entre 1991 y 1999 y dos años vicepresidente de Carlos Menem, asumió el poder el 2 de enero de 2002, elegido por el Congreso luego de la caída de Fernando de la Rúa y tras la sucesión breve de otros 3 mandatarios (Ramón Puerta, Adolfo Rodríguez Saá y Eduardo Camaño). Este proceso se generó porque el vicepresidente electo con F. de la Rúa, el Dr. Carlos "Chacho" Alvarez, renunció meses antes por discrepancias con el presidente.


En esta entrevista cuenta cómo fue administrar un país que se encontraba quebrado y con índices récord de pobreza y desocupación. Duhalde devaluó hasta un 400% la moneda, calmó las demandas con millonarias ayudas sociales y plantó las bases para el despegue económico. “Que se vayan todos’ era el grito de guerra de la gente”, recuerda.

Pregunta: ¿Cómo llega Argentina a la crisis de 2001?

Respuesta: El gobierno de De la Rúa comenzó a tener inconvenientes que eran previsibles. Tenía un compromiso con la convertibilidad por 10 años, pero ya había muerto la convertibilidad [del peso con el dólar], no existía, sólo había que firmar el certificado de defunción. La situación fue empeorando, De la Rúa no nos escuchó y llegó un momento en que hizo eclosión en la calle, en la gente, y Argentina estuvo al borde de una guerra civil. Unos cinco días antes del derrumbe la Iglesia nos convoca a De la Rúa, [Raúl] Alfonsín y a mí y le dijimos que estábamos con él si aceptaba cambiar, porque la situación era insostenible. Estaba como un boxeador como cuando le pegan una trompada”.

"El derrumbe fue también emocional, hubo que rearmar el tejido social".

P. ¿Había riesgo de una guerra civil?

R. Se perfilaba un enfrentamiento, la gente estaba armada en los techos porque temía que los más humildes los atacaran, una situación muy convulsionada. Un solo dirigente de mi partido aceptó la presidencia, Adolfo Rodríguez Saá, uno de los mejores gobernadores de aquella época.

P. ¿Por qué Rodríguez Saá estuvo sólo 5 días en el cargo?

R. Porque a la semana tuvo un ataque de pánico. Estaba desplegando en Chapadmalal (Mar del Plata) su presupuesto y era muy verborrágico. De pronto ve en la puerta que había gente haciendo bochinche (ruido), y vio eso y subió al primer piso donde estaban las habitaciones, se puso en posición fetal en la cama y dijo “me quieren matar, me quieren matar”. En la puerta estaban los que trabajaban en los hoteles que querían hablar con el secretario de Turismo. Pero Rodriguez Saá se fue.

"Llegué a ver cosas que no existían, te volvés loco por la presión".

P. ¿Eso venció su negativa a asumir?

R. Yo no quería asumir, no quería saber nada. Pero el 31 de diciembre de 2001 estaba en mi casa preparando la mesa para despedir el año y me llama el doctor [Raúl] Alfonsín. Me dice “Duhalde, no le puede seguir sacando el culo a la jeringa, va a ser responsable de una matanza en la Argentina. Piénselo, tómese una hora pero esto no aguanta más porque se está incendiando el país. A la hora me vuelve a llamar y le dije: “No asumo hasta tener tres ministros suyos, porque esto es un cogobierno”. A las 10.30 de la noche me llama y me da los nombres de dos ministros, para Defensa y Justicia, y así asumí al otro día a las 10 de la mañana”.

P. De la Rúa insiste en que fue víctima de un golpe de Estado orquestado por el peronismo…

R. La verdad es que De la Rúa no sabía lo que pasaba. Yo lo quiero mucho, es un buen hombre, pero no estaba bien. Un estrés muy prolongado hacía que tomara remedios y no sabía muy bien lo que pasaba. Tanto es así que cuando él renuncia había 32 muertos producto de haber declarado un estado de sitio innecesario, Y no dice una sola palabra sobre ellos. Pasados unos años dijo “porque no sabía”.

P. ¿Cuál era el clima social?

R. Yo no podía llegar a asumir, estaba todo cortado, con la gente y la policía en la calle. “Que se vayan todos” era el grito de guerra de la gente. Estuve rodeado, los primeros cuatro meses, por muchas personas que todas las noches estaba con los bombos, bum, bum, bum en [la residencia oficial de] Olivos. En enero le tocaba a Argentina hacerse cargo de la presidencia del Mercosur y los presidentes no querían venir porque tenían miedo. Vinieron, pero tuvieron que quedarse a vivir en Olivos porque no podían salir”.

P. ¿Qué hizo para administrar la crisis?

R. Conformamos un gobierno patriótico con tres objetivos: mantener el sistema democrático, pacificar el país y cambiar el modelo económico social que estaba basado en la convertibilidad y eso hicimos. Poco a poco, al salir de la convertibilidad, empezó a moverse el sector productivo y ya en julio salimos de cuatro años de recesión. Terminamos el año con 12 mil millones de superávit y la inflación bajó al 3% y en los primeros días del otro año el país ya crecía al 7%, hubo un rebote. Pero el derrumbe no fue sólo estructural sino emocional, la gente estaba muy mal y hubo que rearmar el tejido social.

"La gente estaba armada en los techos porque temía que los más humildes los atacaran"

P. ¿Cómo resistió la presión de aquellos días?

R. La situación prefiero no recordarla, estaba muy estresado. Llegué a ver cosas que no existían, en Olivos llegué a ver un río. Le dije a mi esposa “¿no ves un río?, esos son los peces”. La gente se pregunta por qué uno no quiere seguir y no entiende que el esfuerzo es tan grande que corre el riesgo su integridad física y mental. Te volvés loco.

P. ¿Argentina puede vivir otra crisis como la de 2001?

R.Yo creo que no, quiero creer que no. Además trabajo para que así sea.


No hay comentarios: