El ciudadano ruso tiene 35 años y aseguró que permanentemente ha sido "discriminado y acosado por una ley homofóbica" vigente en su país, y la actitud la mayoría de sus compatriotas hacia las personas homosexuales.
En declaraciones a La República, el hombre, que está trabajando en una empresa privada y estudiando aseguró que en Rusia "no tenía posibilidades de vivir sin miedo" junto a su pareja.
En el caso del asilo territorial, a diferencia del político, la persona recibe el derecho a residir en el país, trabajar y estudiar, además se homologan todos sus títulos y se busca que desarrolle su vida normalmente. Además, recibe un documento de identidad, pero no se le otorga un pasaporte, no se le da ciudadanía, no tiene derecho a voto y no recibe pensión ni vivienda por parte del Estado.
En junio de 2013, se aprobó en el Consejo de la Federación (Senado) de la Asamblea Federal rusa y posteriormente fue promulgada por el presidente Vladimir Putin, una ley que condena la difusión de cualquier información positiva de la homosexualidad dirigida a menores de edad con multas y penas de cárcel. Consultado en su momento, el mandatario señaló que le preocupaba la baja tasa de natalidad en su país y que "las uniones homosexuales no producen hijos".
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