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miércoles, 29 de junio de 2016

OSAS INTELIGENTES

Para una hembra de oso pardo con crías, una de las mayores amenazas es un macho de su especie en plan violento. Es frecuente que estos decidan matar a los oseznos de otros machos e incluso que ataquen a la madre que los defiende. Según un estudio publicado en "Proceedings of the Royal Society B" y recogido por el periódico español ABC, algunas madres de oso pardo de Escandinavia han aprendido una interesante técnica: acercarse a los humanos para usarlos como escudo frente a los machos más fieros.

"Las personas tienen miedo de los osos", explica Marcus Elfström, un ecólogo de la Universidad de Noruega de Ciencias de la Vida, en la revista Science. Pero en este estudio, resulta que "los osos vulnerables temen más a los otros osos que a las personas".

Las hembras de oso pardo de Escandinavia y de osos grizzly tienen la costumbre de abandonar el territorio de los machos después del nacimiento de sus cachorros, buscando zonas lejanas y favorables. En los casos en los que un macho mata a sus crías, el asesino acaba reproduciéndose con ellas.

En el citado estudio, los investigadores descubrieron que algunas hembras de oso vivían muy cerca de las ciudades, y se preguntaron si era algo casual o si esta curiosa conducta obedecía a una estrategia. A fin de cuentas, ni los osos más fieros se atreven a acercarse a las ciudades, donde habita el depredador más letal: el ser humano.
Con la gente
Los científicos marcaron con collares a treinta hembras para monitorearlas a través del GPS, en la región meridional y central de Suecia entre 2005 y 2012. Diecinueve de ellas consiguieron criar a sus cachorros, mientras que las once restantes fracasaron, en gran medida a causa de los ataques de los machos.

Además, los científicos descubrieron que las madres que tuvieron éxito habían vivido cerca de asentamientos humanos: en concreto, a una distancia media de sólo 783 metros, aunque algunos incluso se acercaron más. "Claramente, estaban usando a los humanos como escudo", expresó Sam Steyaert, biólogo en la Universidad de Ciencias de la Vida de Noruega y primer autor del estudio.

Pero no cualquier zona cercana al hombre les sirve. Por los datos recogidos en esta investigación, parece que las osas tienden a escoger las zonas con la vegetación más densa: "Así, pueden estar muy cerca de las personas, pero la gente no sabe que están allí", detalló el investigador. El objetivo de esta proximidad sería minimizar la posibilidad de que hubiera conflictos. De hecho, es típico que en Suecia los cazadores maten a osos entre agosto y octubre, pero entre las víctimas no suele haber oseznos ni osas.

De alguna forma, parece que las osas saben lo que hacen. Están más cerca de los asentamientos humanos durante el período más peligroso para los cachorros, la época de apareamiento. "Es sorprendente porque muestra que las hembras de oso son lo suficientemente listas como para pensar en el futuro", manifestó William Ripple, un ecólogo e la Universidad Estatal de Oregón, al informarse sobre los resultados de sus colegas nórdicos.

En este caso, ser astuto es un imperativo. Mientras que las madres con éxito vivieron a una distancia media de 783 metros de las poblaciones humanas, las que fracasaron estuvieron a una distancia media de 1.213 metros.

Los investigadores aún no han averiguado cómo las osas aprendieron esta estrategia, ni si esto podría tener consecuencias para los oseznos. Al criarse así, ¿será más fácil que se acostumbren a las personas y que de adultos sean más peligrosos? El equipo de Steyaert tratará de repetir este tipo de estudios con una población mayor para responder a estas y a otras preguntas.


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