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jueves, 31 de diciembre de 2015

P. SOCIALISTA: P. APEZTEGUIA SE ALEJA DEL PARTIDO

Las resoluciones del último congreso del Partido Socialista de Uruguay, que se produjo el 13 de diciembre pasado, dieron a luz una polémica interna. Este jueves se conoció el alejamiento del economista Pedro Apezteguía junto a una carta de duros conceptos sobre la interna del PS. En una nota publicada este martes por el semanario Búsqueda se da conocer la carta de Pedro Apezteguía, economista, hombre clave en varias de las administraciones frenteamplistas en la Intendencia de Montevideo y luego, a partir de 2005, del gobierno nacional del Frente Amplio. Con 40 años de militancia en el Partido Socialista, Apezteguía sostiene que hoy "El partido es prisionero de advenedizos, impacientes y otros que pertenecen ideológicamente a otras tiendas, incluso a algunos con domicilio al otro lado del río" y pide se le ponga fuera del padrón partidario. Dice Apezteguía en su carta "No solo se ha perdido entre extensos colectivos internos la fraternidad, sino hasta el respeto que debe regir la relación entre afiliados", cuestiona las resoluciones del 48 Congreso y afirma que "no solamente es extemporáneo, sino una propuesta que solo puede ser comprendida como un intento de desgastar las bases de la unidad de la amplia columna progresista que es el Frente Amplio o bien como una irresponsabilidad producto del infantilismo". Los documentos aprobados en el 48 Congreso socialista fueron elaborados, básicamente, por el economista Daniel Olesker, ex Ministro de Desarrollo Social y de Salud Pública. En particular Apezteguía critica la propuesta de "regulación de los precios de la canasta básica, las dotaciones presupuestales en clave de gasto público y gasto social, ni en la necesidad de una reforma tributaria de segunda generación con énfasis en los gravámenes sobre las grandes ganancias y el capital". Sostiene que estas propuestas afectan los equilibrios y la consistencia de la política económica. También critica a quienes "han desafiado al presidente de la República y parafraseado con sorna y rencor largamente reprimido sus frases más célebres para desgastar su autoridad", en clara alusión a expresiones realizadas por el diputado Roberto Chiazzaro. Agrega también que los frenteamplistas "no votaron a favor de sistemas de subsidios, protecciones o préstamos no reintegrables a aventuras productivas, falsas industrias o actividades más propias del siglo XIX que del XXI, ni para que nos aislemos del mundo añorando un pasado que ya no volverá". HACIA EL 48º CONGRESO ORDINARIO DEL PARTIDO SOCIALISTA APORTE AL DOCUMENTO POLÍTICO EL PROYECTO DE TRANSFORMACIÓN ECONÓMICA Y SOCIAL CON PROFUNDIZACIÓN DEMOCRÁTICA Y LA LUCHA POR EL SOCIALISMO Introducción Este documento pretende aportar al debate sobre las grandes líneas de acción del Partido Socialista para los próximos 3 años (2016 - 2018), en la perspectiva de una estrategia global para el Frente y para el país. Toma como referencia fundamental la elaboración y la praxis política y social que a lo largo de más de 100 años de historia ha desarrollado el Partido. En particular, y en el contexto actual, considera especialmente los siguientes insumos: -Carta de Valores Socialistas -Carta Ética de los Socialistas Uruguayos -Declaración de Principios -Democracia Sobre Nuevas Bases -Tesis partidarias 2012 -Nueve años de gobierno frenteamplista -Plataforma Electoral 2015-2020 -Uruguay hoy, una mirada estratégica 2 Al mismo tiempo, contiene aspectos ya desarrollados en aportes presentados en distintas instancias partidarias, entre los que destacamos: -"Propuestas para afirmar los cambios" de los compañeros José Nunes y Gonzalo Civila, en el marco del proceso de elaboración de las tesis en el año 2012. -"Las Políticas Públicas y el Modelo de Desarrollo: Los Desafíos 2015 - 2020 del Tercer Gobierno del Frente Amplio" del compañero Daniel Olesker, presentado al Comité Central el 31 de enero de 2015. -"Sobre la crisis del Partido como oportunidad de construcción hacia su segundo siglo político" del compañero Gonzalo Civila, presentado al Comité Central el 31 de enero de 2015. -"Ante la coyuntura, una mirada estratégica" presentado al Comité Ejecutivo Nacional del Partido el 10 de agosto de 2015 por los compañeros Daniel Olesker, Gonzalo Civila, Nicolás Lasa y Roberto Chiazzaro, con aportes de Roberto Kreimerman, José Nunes, Mauricio Zunino, Alejandro Antonelli y Adriana González, en ocasión de discutirse la posición del Partido sobre el tema presupuestal. Con el presente material pretendemos contribuir además al debate en el seno del conjunto del Frente Amplio y las organizaciones del cambio, sobre la consolidación y avance de un proyecto de transformación de las estructuras económicas y sociales del país con profundización democrática, orientado a la construcción del socialismo en Uruguay. Entendemos que la reflexión que proponemos es necesaria para volver a encontrar los caminos de una unidad lúcida y efectiva de las fuerzas populares en esta etapa histórica, imprescindible para que ese proyecto sea viable. Cuando hablamos de unidad lúcida y efectiva nos referimos a la calidad de nuestra unidad política y social, cuya medida no pasa fundamentalmente por las declaraciones que hagamos ni por el disciplinamiento interno, sino por la existencia o no de un núcleo dinámico de aglutinación tanto en términos de ideas como en términos organizacionales. Definir con claridad ese núcleo básico es hoy una tarea principal y urgente, que sólo puede realizarse en 3 un clima de fraternidad militante, que supere la discusión anecdótica y favorezca la producción de inteligencia colectiva. A esa tarea queremos contribuir. En definitiva, se trata de levantar la mira y responder con proyecto a la pregunta que hoy recorre toda América Latina: ¿serán estos procesos progresistas un impulso modernizador más en la historia de nuestras sociedades, asimilados por el sistema, detenidos por sus propias limitaciones y por el cambio del ciclo económico, y finalmente sucedidos por modelos de ajuste y represión sobre las mayorías, o seguiremos construyendo, en un largo proceso histórico de gobiernos populares, una alternativa sostenible al poder dominante que transforme definitivamente las estructuras económicas, sociales y culturales de nuestros países en perspectiva de libertad, solidaridad e igualdad? Este aporte se inscribe en la posición que sostiene que es necesario construir la segunda posibilidad, y supone que para que eso se concrete debemos orientar nuestros esfuerzos desde una convicción central a la que, como reafirmamos recientemente en nuestras Tesis, no renunciamos: la transformación que estamos realizando, a medida que se va profundizando, debe tensionar los límites del sistema, porque para pasar del "reino de la necesidad al paraíso de la libertad", para terminar con "la explotación del hombre por el hombre" - que es en definitiva la madre de todas las batallas- es necesario sustituir, en un proceso histórico de aproximaciones sucesivas, un sistema basado en la propiedad privada de los medios de producción, la desigualdad y el individualismo, por otro donde prime la propiedad social, la solidaridad, y la igualdad. Los contenidos que desarrollamos se organizan en seis capítulos: el primero, busca poner en perspectiva, de manera muy breve, los cambios en el modo de producción global y sus impactos económicos y políticos en América Latina; el segundo, consiste en una enumeración de los avances de estos diez años de gobiernos frenteamplistas en Uruguay, que sólo se comprenden cabalmente dentro del marco global y regional descrito en el capítulo anterior; 4 el tercero, hace referencia al contexto actual para ubicar en él los que consideramos constituyen los principales desafíos de nuestro gobierno para los próximos años; el cuarto, deriva del capítulo anterior una serie de ejes a instalar en el debate del conjunto del Frente Amplio, y los desagrega; el quinto, sostiene la necesidad de incorporar a ese debate una perspectiva nítidamente socialista, que proponga pasar de la política de la inclusión y el bienestar a un nuevo escalón de construcción de poder contrahegemónico, orientado a formular y sustentar una alternativa civilizatoria al capitalismo; el sexto y último, retoma varios de los aspectos anteriores, focalizando en las tareas de autoconstrucción e inserción del Partido Socialista para estos próximos tres años, proponiendo la necesidad de un cambio respecto de la situación actual. Combinamos aquí, como se observa, componentes de análisis de contexto, programáticos y de desarrollo partidario, atravesados por una inquietud de discusión ideológica sobre el proyecto del Partido y el Frente. Además de considerar que estos aspectos no deben separarse, creemos que el momento y la ocasión de encontrarnos socialistas de todo el país en nuestra máxima instancia de deliberación y resolución política, ameritan su incorporación. Sólo una discusión profunda de proyecto nos permitirá realizar síntesis, alejando definitivamente el falso resumen que se quiere hacer de nuestras discusiones: las coincidencias, matices y diferencias que tenemos no obedecen a meras disputas de espacios sino a visiones profundas sobre la vida del Partido, el Frente y el país. El avance y la resolución por síntesis de este debate, nos permitirá incluso llenar de contenido el tan reiterado y crucial concepto de "respaldo al gobierno" que resulta hueco e ineficaz si no se le da sentido de proyecto al discurso y a la acción, permitiéndonos aportar perspectiva tanto al gobierno que integramos como al conjunto de nuestras tareas políticas en la sociedad. 5 I) La economía mundial y América Latina La estructura económica mundial ha cambiado fuertemente desde principios de la década de 1980 sobre la base de: 1) el desarrollo de un nuevo modelo global de producción y 2) la creciente asimetría entre la realidad económica y financiera, por una parte, y la esfera de las decisiones políticas y sociales por la otra. El nuevo modelo global de producción ha implicado la fragmentación de los procesos productivos y su relocalización y reconfiguración en cadenas globales de valor. Para ello la apertura comercial, liberalización financiera, tercerizaciones y privatizaciones han sido las herramientas utilizadas. La profundización de la globalización a través de este nuevo modelo de producción, supone un cambio profundo en las pautas de la división internacional del trabajo que está impactando fuertemente en los mecanismos de todas las economías, centrales y dependientes, con especial fuerza en estas últimas. Como sabemos, América Latina ha asumido el rol que le ha sido impuesto en las diferentes fases de la evolución del capitalismo global. Un rasgo permanente de ese rol es el carácter de productor de materias primas para abastecer a los países centrales, con el efecto de reproducir una economía basada en la producción de bienes primarios, con escaso valor agregado y términos de intercambio tendencialmente desfavorables. En la década del 90, basados en el Consenso de Washington, los modelos se rigieron por la apertura indiscriminada y la reducción del rol del Estado en la economía, a través del proceso de privatizaciones y desregulación tendiente a ampliar la participación del mercado en la economía. Los resultados fueron, en general, destrucción del aparato productivo industrial, aumento de la desocupación, la desigualdad y la pobreza, y crisis en muchos de los países. Estas crisis trajeron consecuencias económicas y políticas a lo largo del continente, culminando con el ascenso de gobiernos de corte popular y progresista en varios países de la región, Uruguay entre otros. 6 La aceleración en la primera década del siglo XXI de las tendencias hacia una nueva estructura económica mundial, implicó la pérdida de sectores productivos en los países centrales, el aumento de la relevancia del rol de Asia en general y de China en particular, y la mejora de los términos de intercambio para países como el nuestro. La crisis de 2008 - 2009 iniciada en Estados Unidos y extendida hacia Europa es la conjunción de este proceso con el aumento de la especulación y la exacerbación del rol del capital financiero. En este marco global, los gobiernos progresistas y populares en América Latina, a partir de cambios relevantes en la composición social de las fuerzas que controlan el Estado, se propusieron generar una alternativa al modelo neoliberal que, tal como señaláramos más arriba, había implotado. Esta alternativa implicó en general el despliegue de políticas dirigidas a mejorar las condiciones de vida de las grandes mayorías, avanzando en propuestas y realizaciones que priorizaran la inclusión e integración social en dirección a mayores niveles de igualdad en el continente más desigual del mundo. II) Una década de gobiernos frenteamplistas en Uruguay En ese contexto se inscribe esta década de gobiernos frenteamplistas en nuestro país. La misma constituye una etapa de avances muy importantes que podemos resumir en:  generar mecanismos de reactivación económica, posibilitando tasas de inversión y crecimiento que superan ampliamente la media histórica de la economía nacional  reformular positivamente el endeudamiento, desdolarizando y reduciendo su peso en el PIB  enfrentar los impactos sociales más agudos de los modelos neoliberales y su inevitable crisis, expresados en los altos niveles de pobreza y desigualdad heredados  reformar los sistemas de relaciones laborales impuestos en los años 90, caracterizados por la precarización, produciendo un fuerte crecimiento del empleo y la formalidad 7  estimular la sindicalización, restituyendo derechos laborales, garantizando la libertad sindical y protegiendo esa actividad  recuperar de forma sostenida el salario real de los trabajadores, reduciendo además la desigualdad de ingresos a partir de, entre otras cosas, una reforma del sistema tributario que le aportó mayor progresividad  construir una matriz de protección social que, a diferencia de la etapa neoliberal, no fuera subsidiaria de la política económica y se sustentara en los principios de universalidad, conducción y regulación estatal, con niveles presupuestales consistentes y un esquema de acceso basado en "de cada quien según sus ingresos, a cada quien según sus necesidades". Este capítulo de realizaciones incluyó reformas estructurales como la de la salud  realizar inversiones importantes en empresas públicas estratégicas para el país, apostando a su crecimiento y desarrollo como componente del crecimiento y el desarrollo nacional  transformar sustantivamente la matriz energética del país, reduciendo la dependencia del petróleo  ampliar los derechos colectivos e individuales de los ciudadanos, en particular de los sectores con mayor vulneración  propiciar algunos procesos de democratización y participación social, generando dispositivos institucionales nuevos con ese signo  apostar, más allá de las constantes discusiones y tensiones internas sobre el punto, a los procesos de integración regional  avanzar moderadamente en política públicas de memoria, verdad, justicia y lucha contra la impunidad respecto de los crímenes vinculados al terrorismo de estado 8 III) El contexto actual y los desafíos futuros de nuestro gobierno A partir del 2012 y especialmente en el último año, consolidado el nuevo modelo de producción global y definidas la composición y gobernanza de las principales cadenas de valor, con la recuperación de la crisis lenta e inestable de los países centrales y el cambio de modelo de acumulación en China - basándose en su mercado interno como pívot para un mejor desarrollo tecnológico y rol en las cadenas de valor-, comienza una fase de salida de capitales de los países dependientes y de menores precios de los commodities. Estos cambios, que podrían interpretarse como componentes de un ciclo corto de ajuste entre oferta y demanda, tienen impacto directo sobre nuestras economías. En este marco, encontramos en la región en general signos claros de lo que podríamos considerar una etapa de reflujo de las fuerzas populares, en medio de una fuerte ofensiva de los sectores conservadores, muchas veces disfrazados bajo el eslogan del "cambio" y la negación de la política. Como hemos mostrado en el capítulo anterior, diez años de gobierno del Frente Amplio han permitido un avance sustantivo en materia social, laboral y de ampliación de derechos, alineado con procesos similares en otros países de la región y el continente. Ante la nueva coyuntura, fundamentados en la evidencia histórica, y conscientes de que los demás actores sociales y políticos se mueven, sostenemos que la consolidación de estos avances no sólo implica mantener los logros alcanzados, sino profundizar en ellos y asumir nuevos y superiores desafíos. Dicho de otra forma, estamos convencidos que una mera estrategia defensiva sería garantía de retroceso. La profundización que necesitamos requiere sin dudas más y mejores recursos presupuestales (es decir, seguir incrementado los ratios de gasto social y gasto público sobre PIB y optimizando la calidad de ese gasto) , mayores niveles de accesibilidad a los bienes públicos sociales, incremento de la inversión estratégica del Estado tanto en las empresas públicas como en proyectos productivos y de infraestructura, y en el caso de la puja distributiva mecanismos de regulación de precios y márgenes de ganancia, que no hagan de la inflación el principal mecanismo de pérdida de salario real y que nos permitan colocar en 9 la esfera pública la discusión del poder económico y de los efectos de su concentración en pocas manos. Identificamos aquí cinco desafíos centrales, absolutamente interdependientes, relacionados con: 1) la matriz de protección social, 2) los salarios, los precios y las ganancias, 3) la pobreza estructural, 4) la matriz productiva y 5) el orden político, institucional y cultural. El primero consiste en garantizar la continuidad de transformaciones sociales y distributivas de carácter socializante, potenciando las construcción integral de una matriz de protección social basada cada vez con mayor congruencia en los principios de regulación estatal, universalidad, crecimiento de su dotación presupuestal, desmercantilización y acceso igualitario, profundizando la premisa de "de cada quien según sus ingresos, a cada quien según sus necesidades". Un segundo desafío se refiere a resolver los problemas aún existentes en materia de bajas remuneraciones, en particular ligadas al salario mínimo nacional y a los salarios bajos de ramas significativas de actividad económica, a través de pautas de acción en la negociación colectiva que den un salto en esa franja de ingresos. En este punto mencionamos también especialmente las jubilaciones y pensiones bajas y muy bajas aún existentes, cuya recuperación consideramos prioritaria. Esto, al igual que el conjunto de la política salarial, debe estar vinculado a un control real de las causas de la inflación que ponga en el centro la formación oligopólica de los precios y asuma la necesidad de mecanismos estructurales y permanentes de regulación de los mismos que actúen sobre las tasas de ganancia. Este enfoque permitiría incrementar la redistribución de la riqueza entre salarios y ganancias, aumentando la participación de la masa salarial en el PIB. Un tercer desafío tiene que ver con potenciar, en el marco universal de protección social antes mencionado, las políticas focalizadas tendientes a erradicar la pobreza estructural en este tercer período de gobierno del Frente Amplio, enfatizando particularmente en educación, empleo formal y vivienda. 10 Como se ve, los ejes anteriores, asociados a una profundización del carácter socializante de nuestras políticas, se enmarcan en la visión emprendida hasta ahora, pero al mismo tiempo exigen superar restricciones presupuestales y trascender las perspectivas más liberales sobre la cuestión salarial y la formación de precios en el mercado. Se nos impone entonces la necesidad de encarar un cuarto y crucial aspecto que nos lleva inevitablemente al escenario de la política económica y productiva. Un proceso como el que planteamos no puede sustentarse en una economía primaria o de enclave, con escaso impacto multiplicador interno, con pocas posibilidades de innovación y muy dependiente de coyunturas internacionales, en precios y demanda, ajenas a la estrategia endógena. Por otra parte, el previsible agotamiento coyuntural de los factores externos favorables, pone aún más de manifiesto la necesidad de elaborar una nueva propuesta productiva sostenible, que permita a la vez consolidar y profundizar los avances logrados. Se nos plantea aquí un desafío central, en el que hasta ahora hemos dado pasos muy moderados: la transformación de la matriz productiva. En nuestro concepto esto supone:  El desarrollo de nuevos sectores productivos y exportadores, basados en la aplicación intensiva de conocimiento, que permitan diversificar nuestra economía, cambiando la concepción sectorial de la política productiva hacia una visión de cadenas de valor, en línea de profundizar y expandir lo ya realizado en esa materia.  La revisión del llamado gasto tributario (exoneraciones de impuestos). En la renuncia fiscal del Estado existen aspectos positivos y redistributivos como la tasa reducida y exenciones de IVA a productos de primera necesidad así como también renuncias fiscales a los monotributistas, o a inversiones de impacto empleo o territorial o de cadena de valor sustantivo. En cambio otros son más objetables, como las exoneraciones impositivas y los subsidios a la enseñanza privada, y sobre todo los regímenes de Zona Franca (ZF) y la Ley de Promoción de Inversiones (PI). 11  La profundización del rol activo de las empresas públicas, tanto en lo que se refiere a su inversión como en el desarrollo de la infraestructura y logística que le de sustentabilidad.  El despliegue de una estrategia de inserción internacional tendiente a reducir los niveles de dependencia derivados de las relaciones de poder entre países dominantes y dependientes que se establecen en la economía mundial, en la medida que, como señalábamos más arriba, los países dependientes en general, exportamos mayoritariamente productos primarios, siendo estructuralmente (más allá de coyunturas particulares) sometidos a un intercambio desigual. Más allá de las dificultades existentes, es necesario priorizar la región sudamericana (UNASUR, CELAC, ampliación del MERCOSUR, entre otros ejes), a la que, por aspectos de complementación de economías y por cercanía, exportamos bienes y servicios con mucho mayor valor agregado. Un esquema como el que nos planteamos es imposible si el eje de la estrategia de inserción internacional se basa en el vínculo con los países centrales.  La priorización y reforzamiento del desarrollo de la economía social, en toda su extensión. La economía social involucra todo el entramado de la sociedad. Varias son las razones, ideológicas y prácticas, por las cuales este aspecto representa un punto de inflexión en la construcción de un nuevo modelo. Desde nuestra perspectiva no se trata de un mecanismo de política social para resolver problemas puntuales, sino de una vía de desarrollo de formas de autogestión económica, social y cultural que prefiguran alternativas a las modalidades capitalistas, y que, existiendo políticas adecuadas, pueden resultar sustentables y eficientes, realizando una contribución relevante a la economía nacional y regional. En resumen, los avances a través de políticas redistributivas se encuentran limitados por la propia base económica, siendo imprescindible profundizar un papel activo del Estado en el proceso de producción y desde él alinear el conjunto del proceso económico, social y la propia inserción internacional, promoviendo el desarrollo de actores funcionales al proyecto de transformación estructural. Dicho de otra manera, el cambio central debe operarse en la 12 base productiva y material de la sociedad, elaborando un modelo que profundice lo logrado y siga avanzando hacia mayores niveles de igualdad, concebida no como mera igualdad de oportunidades sino como efectiva igualdad de condiciones y posiciones. Sin embargo, los aspectos sociales y económicos antes mencionados no agotan los desafíos del futuro. Un quinto nivel de desafíos es el relacionado con continuar los cambios en la superestructura a través de mayores procesos de democratización en el orden político, institucional y cultural. Es imprescindible trabajar sobre el desarrollo de una cultura contrahegemónica que oriente la conducta individual y colectiva de los ciudadanos, confrontando la cosmovisión egoísta y consumista imperante. Esta tarea incluye, entre otros elementos, la politización de la sociedad, los aspectos de derechos, la derrota definitiva de la impunidad y la profundización de las políticas de memoria, verdad y justicia respecto del pasado reciente, así como la deconstrucción de la perspectiva penalista de la pobreza y la protesta social dominante, lo que deriva directamente en una discusión profunda sobre la violencia estructural e institucional, y sobre los Aparatos Represivos del Estado y su futuro. IV) Los ejes del debate 2016-2018 En función del análisis anterior, concluimos que los próximos años serán de intensa discusión sobre la estrategia de profundización de los cambios. En ese sentido debemos impulsar en el seno del Frente Amplio, ejes de debate político que deriven en líneas de acción tendientes a avanzar en los desafíos planteados, dando lugar a una hoja de ruta adecuada para profundizar el proyecto de liberación nacional y ruptura de la dependencia, que produzca las condiciones para el tránsito hacia una sociedad socialista, tal como plantea nuestra historia, nuestras tesis y nuestro programa político. A estos efectos es central abordar la cuestión del rol y el alcance del Estado, tendiendo al afianzamiento de una política activa definida en base a una intervención de carácter estratégico con prioridades de actuación claras y que reduzcan sustantivamente las principales desigualdades, originadas en la acción del mercado. En particular la intervención 13 en el área de la promoción de inversiones, del destino del crédito y las tasas de interés, de la promoción de un comercio exportador con mayor valor agregado, la inversión de las empresas públicas como palanca del desarrollo y obviamente la regulación de la matriz de protección social son puntos neurálgicos. En un marco de menores tasas de crecimiento, si pretendemos avanzar en esta perspectiva, el debate con ideas de sesgo liberal resulta crucial e inevitable. En este contexto, proponemos que desde nuestra participación en el Frente Amplio, los temas centrales a instalar en el debate sean:  En primer lugar, la redistribución de la riqueza, lo que supone debatir sobre: - El análisis de la relación salario-ganancia. - La regulación de los precios de la canasta básica. - La dotación presupuestal en términos de gasto público y gasto social, y la necesidad de una reforma tributaria de segunda generación con énfasis en los gravámenes sobre las grandes ganancias y el capital, tal como manifiesta el programa del Frente Amplio. Este asunto debería definirse de cara a la rendición de cuentas 2017.  En segundo lugar la provisión, acceso y calidad de los bienes públicos sociales lo que implica discutir sobre: - Los nuevos desafíos de la reforma de salud, vinculados a la desmercantilización, la democratización del acceso y la mejora e igualación de la calidad, considerando entre otros aspectos el llamado "fonasamiento" de ASSE y la ampliación de niveles de cobertura sobre todo en el área rural y en las prestaciones de salud mental y bucal, ampliando las primeras e incorporando las segundas al plan de salud colectiva (PIAS). - El énfasis en la política de vivienda, sea en su efecto multiplicador sobre el dinamismo económico y el empleo, sea en referencia a la accesibilidad vía subsidios de sectores con problemas (menores ingresos, jóvenes, jefas de hogar, entre otros), sea por la necesidad de quebrar el carácter mercantil y potenciar su carácter de bien 14 social, apuntando además a la transformación democrática y colectiva del hábitat y el combate a la segregación residencial. - La estrategia educativa que supone no sólo pero imprescindiblemente llegar al 6% del PIB en educación y al 1% del PIB en ciencia y tecnología, poniendo en el centro de nuestros esfuerzos la potenciación de una educación pública y de un sistema público de investigación, ciencia y tecnología, de excelencia y calidad democrática. En relación a los procesos educativos insistimos en nuestra visión de que no hay transformación posible sin la participación comprometida de los actores y la construcción de comunidades educativas fuertes, aspecto que debe facilitarse desde el gobierno y que requiere la intervención decidida de la fuerza política, resguardando y potenciando a su vez la autonomía de los entes de la enseñanza. Es preciso pensar el fenómeno educativo y las medidas relacionadas con él desde una óptica que trascienda el gerencialismo, abordando la cuestión sin perder de vista los contextos socio-económicos y culturales de los que emerge, y enfocando con prioridad el campo de las relaciones pedagógicas, promoviendo pedagogías liberadoras y didácticas contextualizadas afines a la búsqueda de la emancipación de las personas. Es imprescindible trabajar para lograr entre las fuerzas políticas y sociales del cambio, consensos definidos sobre qué educación, qué educando, que educador necesitamos y queremos. Para nosotros se trata de formar mujeres y hombres libres, solidarios, creativos, cooperantes, críticos, capaces de intervenir sobre su medio para transformarlo en beneficio de su comunidad, de elegir por sí mismos sin caer en el individualismo, de proyectarse y comprometerse con otros, de decodificar mensajes y discernir los intereses y valores que les subyacen, de enfrentar la dominación y construir ideas, sensibilidad y poder para el cambio. Desde la perspectiva profundamente democrática que nos caracteriza esto debe realizarse en el marco de un sistema que nos permita simultáneamente: - garantizar el acceso y permanencia en los distintos niveles educativos de los hijos de la clase trabajadora y los sectores populares en general, - propiciar la integración social en los procesos educativos, - formar y profesionalizar de forma permanente a nuestros 15 docentes, y reconocer material y simbólicamente el rol de los trabajadores de la educación, jerarquizando socialmente su función, y - asegurar la calidad de los aprendizajes durante toda la vida. Incluimos en este ítem la necesidad de seguir haciendo foco en políticas que potencien y estimulen la educación formal de los jóvenes y la permanencia en el interior del país, impulsando por ejemplo la descentralización educativa terciaria. Necesitamos también procesar la dialéctica educación-trabajo sin caer en un reduccionismo mercadocéntrico. El fortalecimiento de nuestra educación técnica en su especificidad, respetando la diversidad de intereses y habilidades de los sujetos, sin sacrificar la integralidad de la formación humana, así como la incorporación de la perspectiva de "aprender haciendo" más allá de la propia educación técnica, son desafíos para este tiempo. -La implementación y extensión gradual del Sistema Nacional Integrado de Cuidados, fundamental por lo que representa en términos de instalar social y políticamente la perspectiva del cuidado, la progresiva socialización y desmercantilización de las relaciones de cuidado y la alteración de la asignación tradicional de roles ligados a la división sexual del trabajo, priorizando a su vez la mirada del Estado sobre la primera infancia, los adultos mayores y los discapacitados. -La generación de nuevas políticas sociales de carácter universal, regidas por los mismos principios y valores, atentas a las distintas formas de opresión y discriminación existentes y a los efectos de la mercantilización sobre la vida cotidiana de las personas. Cabe señalar aquí que la provisión de bienes sociales, en cualquiera de sus formas, debe ir siempre acompañada de una estrategia de denuncia de los procesos de concentración económica y mercantilización de la vida, que hacen imprescindible la intervención del Estado en esta materia, así como de una apuesta sostenida a la participación real y transformadora de los protagonistas, tendiendo a la consolidación de sujetos colectivos y solidarios, y no a la afirmación de sujetos individuales desrresponsabilizados de lo público y demandantes de bienes y derechos exclusivamente para sí mismos. 16  En tercer lugar, luego de dos períodos de sustantiva baja de la pobreza por ingresos y de su erradicación en términos de pobreza extrema, se trata ahora de ir a erradicar la pobreza estructural de largo aliento. Para ello, al mismo tiempo que se requiere un fortalecimiento de los recursos presupuestales, estos deben destinarse a una estrategia territorial e integral que aborde los problemas del hábitat, la salud, la educación y los ingresos. La estrategia 7 zonas fue un antecedente muy importante que es necesario ampliar.  En cuarto lugar los cambios en la base física y económica donde se genera el valor, lo que implica debatir sobre: - Los cambios en la matriz productiva y las políticas de estímulo a los sectores de valor agregado nacional y regional. En este sentido también es necesario actuar sobre la distribución del ingreso en las cadenas de valor nacional, teniendo en cuenta el valor importante generado en el interior del país y no siempre validado en esos lugares. - Los temas de la estructura, propiedad y tenencia de la tierra, su concentración, la matriz de bienes producidos y sus impactos sobre la soberanía y seguridad alimentaria. - La promoción y ampliación de la autogestión, tal como la concebimos más arriba, como una estrategia alternativa al desarrollo capitalista y a la lógica del lucro. - La dimensión ambiental que debe transversalizar todo el modelo y hace a la lucha por una sociedad más humana y un mundo más justo y democrático. - La inserción internacional, los acuerdos regionales y la discusión sobre los niveles de apertura y selectividad que el país debe abordar, tema hoy en debate en el seno de las propias acciones de gobierno.  En quinto lugar, otros cambios que hay que seguir desarrollando en materia de la superestructura lo que significa el debate de: 17 - La ampliación de derechos con el desarrollo de normas ya aprobadas y nuevas normas, entre otras las que garanticen el ejercicio de ciudadanía por parte de los uruguayos residentes en el exterior. - El avance de una perspectiva integral de los Derechos Humanos, comprometida con el futuro y también con el pasado, desarmando los entramados de impunidad aún existentes respecto de los crímenes cometidos bajo el terrorismo de estado y sus complicidades, potenciando las políticas de memoria, verdad y justicia. - La implementación de la ley de servicios de comunicación audiovisual, como un paso en el proceso de alteración de las condiciones de oligopolio de los grandes medios hegemónicos, propiciando que se escuchen las distintas voces y se conozcan las diferentes visiones existentes en la sociedad, más allá del poder económico y los intereses comerciales de algunos grupos. - La continuación y profundización de la protección de los trabajadores con normas de legislación obrera (como los fondos de garantía para insolvencia patronal) y control de la usura y otras formas de apropiación del capital financiero. - El desarrollo de políticas culturales de ampliación y profundización de las estrategias seguidas hasta ahora, con énfasis en la creación de contenidos, la difusión de cultura popular y el desarrollo contrahegemónico a la cultura del consumismo y el individualismo, potenciando la diversidad y la democratización cultural. - El debate sobre las políticas de seguridad y el carácter penalista de la orientación de algunas estrategias hoy en curso, lo que deriva directamente en una discusión profunda sobre la violencia institucional, los Aparatos Represivos del Estado, su rol, y la necesidad de democratizarlos y profundizar su control social y político. En este sentido, la lucha, fundamentalmente de los jóvenes, por el No a la Baja debe tener una continuidad que es preciso alentar. - Respecto a la institucionalización de descentralización política llevada adelante desde 2005, es necesario debatir sobre su rol y desarrollo, en particular sobre el papel de los municipios y las estrategias hacia ellos, y la afirmación en la práctica de la idea 18 que sostiene que la descentralización debe siempre acompañarse de participación popular, sin la cual no es realmente transformadora. - Finalmente, la profundización de todos los aspectos mencionados más arriba, se entrecruzan en una discusión fundamental para los próximos años de la vida del país y para la transformación jurídica que nos permita avanzar en ellos: la manera de enfocar el proceso de reforma constitucional definido por el Frente Amplio y por el Partido. V) La profundización socialista: de la política de inclusión y bienestar a la construcción de una alternativa civilizatoria al capitalismo De los distintos desafíos y ejes de debate que planteamos, y enmarcados en nuestra Estrategia de Democracia de Nuevas Bases, derivamos una discusión profunda de los límites y posibilidades de nuestros modelos progresistas. Esa discusión, lejos de desestimar lo que hemos hecho, se para sobre los avances y conquistas alcanzados, y se plantea con inteligencia la necesidad de reconocer sus propios límites y construir otros paradigmas para avanzar y profundizar más, proponiendo nuevos y significativos cambios que eviten el estancamiento y agotamiento de los procesos que hemos iniciado. Para empezar, debemos asumir que los signos de retroceso que se observan en América Latina y los problemas que nosotros mismos enfrentamos no son explicables meramente por aspectos internos y específicos de cada proceso, o por la sola ofensiva de la derecha, ni tampoco por una especie de traslación política mecánica del cambio del ciclo económico. Estamos a tiempo de dar paso a una reflexión más rigurosa y exigente con nosotros mismos. En este marco, la necesidad de discutir el capitalismo y de pensar en horizontes alternativos que le den sentido y futuro al proyecto político de las fuerzas populares, nos plantea el desafío de construir en el seno del Frente Amplio y las fuerzas sociales del cambio, una perspectiva superadora. 19 En primer lugar, y apuntando en esa dirección, consideramos imprescindible enfatizar en el carácter transformativo de nuestra práctica política. Nosotros, en tanto expresión de los intereses de la clase trabajadora y las grandes mayorías del país, no somos parte de una corporación ni vinimos a la política solamente a administrar sino a transformar profundamente la sociedad. En una sociedad en la cual las posibilidades de justificación y propagación de ideas, valores y prácticas, también está desigualmente distribuida a favor de los factores conservadores, el avance de la transformación requiere de una conciencia social mayoritaria que la aliente, la legitime y encuentre creativamente los cauces y caminos para que siga desplegándose. En este punto, debemos reafirmar que la construcción de una alternativa sostenida en el tiempo no estará exenta de conflictos y requiere nuestra diferenciación radical respecto de la política tradicional y sus deformaciones, a la vez que una discusión pública del poder. Los socialistas uruguayos hemos afirmado permanentemente que el poder no se toma - porque no es un fetiche para poseer- sino que se construye colectivamente. Y la construcción de un poder democrático alternativo al poder dominante implica la discusión e interpelación permanente de lo establecido. En nuestro caso, podríamos resumirlo en una frase: estamos en el gobierno pero también debemos estar contra el sistema. En este punto, corresponde ser críticos y autocríticos con la perspectiva electoralista que ha venido ganando terreno en nuestra izquierda y que se corona a veces con la tesis que postula la alternancia en el gobierno, no como una posibilidad que obviamente es propia de la democracia, sino como una especie de destino deseable o inexorable. Para nosotros la política, que debemos reivindicar, convocando cada día a más ciudadanos y ciudadanas a participar de ella, no se trata solamente de ganar elecciones - algo que es sin dudas muy importante pero no suficiente para transformar la sociedad-, se trata de construir poder de cambio, y la disputa con el poder conservador y dominante que además produce un sentido común funcional a su reproducción, nos exige una fuerte ofensiva militante y cultural, desde la fuerza política, el gobierno y la sociedad. Si la derecha expresa a las clases dominantes y es por ende la formulación política del conservadurismo, el egoísmo y la verticalidad del poder instituido, la izquierda debe retomar con fuerza el sentido de su proyecto político: ser el cambio, la solidaridad y la construcción 20 de poder popular, organizado y movilizado, instituyente, en lucha permanente por la justicia, la libertad y la igualdad. En segundo lugar, para darle sustancia a esta visión de la política, entendemos de mucha utilidad colocar nuestra perspectiva socialista en el debate con el conjunto de los compañeros y compañeras de las fuerzas populares del país. Para nosotros, el modelo de crecimiento con inclusión, vía trabajo y consumo, la política del bienestar y los derechos individuales, y la atención de demandas sociales fragmentadas, era imprescindible en la etapa inmediatamente posterior a la crisis neoliberal, pero tiene patas cortas sino se repiensa y trasciende sus propias limitaciones, no sólo por las derivas propias de los ciclos económicos del capitalismo sino porque, si se restringe pura y exclusivamente a eso, reafirma el imaginario individualista y privatista en las personas, y consolida lógicas que más que unificar fragmentan al movimiento popular. He aquí una de las paradojas que debemos enfrentar: los procesos populares en América Latina han producido ascenso social de vastos sectores de la población, engrosando las capas medias de la sociedad, y muchas veces encuentran a esos mismos sectores criticando duramente al Estado y a la política, percibiéndolos más como un límite que como un proyecto colectivo que los contiene, estigmatizando a los sectores empobrecidos y planteándose opciones de derecha, con una conciencia distorsionada de sus propios intereses. En este sentido, entendemos imprescindible retomar la concepción de los sujetos sociales colectivos, que complementa el reconocimiento y ampliación de derechos, con una propuesta de emancipación, entendida como libertad en las relaciones sociales, que exige compromiso y lucha contra los actores y dispositivos que producen dominio y opresión. Este concepto supera la idea de la libertad como mero ejercicio individual de derechos y no interferencia de los otros, y coloca al otro como alguien con quien construir, transformarse mutuamente y transformar la realidad. Poner en la discusión de las fuerzas populares de Uruguay y América Latina la perspectiva socialista implica básicamente dos cosas: 1) problematizar el poder del mercado y su articulación global, evidenciando sus dinámicas concentradoras y egoístas, con todos los efectos ambientales, económicos, sociales y culturales que conlleva. Consideramos que este aspecto se fortalecería con los ejes de debate e iniciativas que planteamos más arriba y que exige diferenciarnos nítidamente de cualquier pretensión "humanizadora" del capitalismo y de las perspectivas "modernizadoras" del desarrollo, absolutamente inaplicables en los países dependientes; 2) plantear la necesidad de luchar por una alternativa civilizatoria al capitalismo, a través de la socialización progresiva de la política, la economía y la cultura, sostenida en la unidad de los trabajadores organizados y las grandes mayorías sociales como sujetos principales de la transformación, en la solidaridad internacional de los pueblos y en la construcción también progresiva de la unidad regional y continental en todas sus dimensiones, único horizonte nacional posible. En tercer lugar, debemos convencernos a nosotros mismos que este planteo no es una mera utopía incapaz de convencer y vencer en una sociedad capitalista como la que vivimos. Existe una insatisfacción que nos abre un espacio interesante de trabajo con la sociedad. Es que además de la evidente desigualdad que produce el sistema y de una degradación ambiental que tendencialmente pone en riesgo la vida, la proliferación de nuevas y terribles patologías sociales, la violentización de los vínculos, y el propio individualismo frívolo de esta etapa histórica, ocultan un enorme déficit de sentido de la vida que atraviesa a distintas clases y sectores sociales. Una sociedad que piensa el progreso como algo monetizable es una sociedad que mercantiliza y despotencia la vida, produciendo instrumentalización de las personas y desorientación existencial. Como contracara de este fenómeno aparecen expresiones de apatía, fanatismo e incluso nuevos o viejos fenómenos religiosos que arraigan en los sectores populares. En este contexto, la política de nuestro gobierno y la acción de la fuerza política en la sociedad, deben tender a reivindicar, como planteábamos al inicio del capítulo, a la acción política como un espacio de participación y construcción colectiva, exponiendo la disputa con factores de poder que no son accesibles a la democracia y proponiendo una fuerte ofensiva cultural de pedagogía política que nos permita elevar nuestro planteo de la política del 22 bienestar - que convoca más a la comodidad que a la lucha - a la construcción de una alternativa militante, que a partir de una lectura adecuada del malestar cultural existente, retome la idea de la "pública felicidad", proponiendo y produciendo sentido para la vida de las personas. Esta dimensión es hoy imprescindible para relanzar nuestro proceso de acumulación y fortalecer las posibilidades de avance y profundización de un proyecto político popular. VI) El Partido Socialista necesita un cambio Finalmente, proponemos aquí algunas ideas centrales para la autoconstrucción del Partido que se derivan de los capítulos anteriores o los complementan, y cuyo desarrollo debe estar sustentado en los documentos citados al comienzo y en el propio debate de las bases partidarias. Los aspectos eje que proponemos para el trabajo del Partido en los próximos tres años, son los siguientes: En primer lugar, debemos reivindicar el papel histórico del Partido Socialista en sus más de 100 años de vida y el rol de articulador de una estrategia política en el seno del Frente Amplio. Sin duda la historia del Frente está plagada de sucesos en los cuales nuestro Partido ha sido un actor central consolidando la unidad política y de acción, el desarrollo organizativo y la profundización programática. El liderazgo de los dirigentes del Partido en la lucha contra la privatización de las empresas públicas, el papel cumplido en la ampliación de la alianza política con la concreción del Encuentro Progresista, el rol en las lides presupuestales en el Parlamento, y ya en el gobierno el liderazgo en la reforma de salud, en las políticas industriales, en una inserción internacional priorizando la región y enfrentando los modelos imperialistas de libre comercio e integración dependiente, y en las políticas de seguridad en la primera etapa, son algunos ejemplos de esta larga historia que debemos por un lado rescatar y por otro proyectar a futuro al servicio de las transformaciones. 23 En segundo lugar, el Partido debe darse un debate sobre "¿qué esperamos de un militante socialista?". En esta línea de trabajo, y en consonancia con lo que planteábamos en el capítulo anterior, también debemos recuperar y profundizar nuestra historia y nuestras tradiciones privilegiando la ética militante, el compromiso con las causas populares, la vocación de servicio. El proyecto hegemónico de las fuerzas conservadoras y reaccionarias tuvo uno de los componentes centrales de su ofensiva ideológica en el campo de los valores, porque el sistema necesita mujeres y hombres que asuman como parte de su sentido común una serie de pautas culturales, preferencias y actitudes, funcionales a su lógica. La idea del "hace la tuya", la alienación consumista que busca a través del acceso creciente a bienes materiales la realización personal, el descreimiento en los proyectos colectivos, el inmediatismo, la práctica de la competencia y la superación del otro como medida de la capacidad del sujeto, la instrumentalización de los demás, el móvil del lucro como razón fundamental de toda actividad humana, en definitiva, la codicia, el miedo y la desconfianza, calaron hondo en nuestras sociedades y también en nuestras organizaciones, verificándose aquella máxima de Marx según la cual "la desvalorización del mundo humano crece en razón directa de la valorización del mundo de las cosas". Es por ello que resulta central rescatar y reafirmar, a través de la práctica cotidiana, la ética que orientó la conducta de las mujeres y los hombres que hicieron de este Partido una fuerza referente y central de la izquierda nacional, realzando al militante político como luchador social y ejemplo para los demás. La austeridad y el compromiso militante deben ser condición del servidor público, reflejo de su compromiso con el proceso de transformación. La solidaridad, la rebeldía y el espíritu de lucha, la fraternidad, la honestidad intelectual, el compromiso con el trabajo colectivo y la vocación de servicio deben ser nuestro denominador común a todos los niveles de militancia. En el marco de esta concepción deben inscribirse los aspectos referidos a la transparencia y la conducta de nuestros compañeros y compañeras en el ejercicio de la función pública. En tercer lugar, y en línea con lo ya planteado en el documento presentado el 31 de enero, consideramos imprescindible abordar con urgencia los distintos componentes y efectos de la 24 crisis que vive el Partido, en el plano de construcción de opinión pública, en el plano electoral, en el plano de la inserción social, en el plano orgánico y de la gestión interna, en el plano de la conducción partidaria, en el plano de la formación y promoción de cuadros y en el plano de la sangría de compañeros y cuadros de la organización. En este ítem es necesario analizar también en profundidad y con transparencia las causas que llevaron a la actual crisis financiera y analizar los caminos para resolverla. En cuarto lugar, el Partido debe priorizar el ejercicio de la descentralización que predicamos hacia fuera, en la interna de la organización. Ello implica incrementar de manera sustantiva la incidencia política de las Departamentales, no solamente con un voto en el Comité Central, sino participando en la decisiones y en la gestión cotidiana del Partido, transfiriéndole recursos con criterios objetivos y acordados, asignando Secretarías Nacionales y otros roles políticos a dirigentes del interior del país y sobre todo jerarquizando el territorio como espacio de construcción política. En quinto lugar, mencionamos también el necesario fortalecimiento del vínculo con los socialistas residentes en el exterior del país, buscando facilitar su participación política. En sexto lugar, sabemos que los partidos solos no son suficientes para construir un poder alternativo. Los partidos tienen que liderar la visión político-estratégica de la construcción del cambio social, que debe gestarse esencialmente de abajo a arriba y que se realiza si y sólo si es capaz de articular acciones desde lo institucional y desde la base de la sociedad, a través de una multiplicidad de agentes que promuevan transformaciones políticas, económicas, culturales y sociales. En esta línea, entendemos que en los 10 años de gobierno frenteamplista, la economía política de las principales transformaciones se sustentó en el llamado bloque popular alternativo, que ha tenido como eje fundamental a la alianza construida entre el Frente Amplio, organizaciones sindicales, cooperativas, estudiantiles y otros movimientos sociales, nacida mucho antes de llegar al gobierno y base de nuestro proceso de acumulación. Asumiendo esto, evaluamos con preocupación que algunas de las iniciativas llevadas adelante por nuestros gobiernos, pongan en riesgo esta alianza priorizando otros actores. Por 25 ello y por la caída en la prioridad que dimos a nuestro trabajo en dichas organizaciones en la conducción actual, proponemos trabajar en la reconstrucción de una inserción social potente en el seno de las organizaciones de la clase trabajadora y otras de similar tenor (estudiantiles, de usuarios de salud, de desarrollo territorial, del género y la diversidad, etc.) con especial énfasis en las organizaciones sindicales, cooperativas y estudiantiles. El Partido deberá redoblar su esfuerzo en estas tareas, tanto en términos de elaboración política, como de destino de recursos y de priorización militante, retomando el camino de participar, aportar e incidir en todas y cada una de las organizaciones del campo popular, con propuestas, con iniciativas, acompañando las luchas populares, como lo han seguido haciendo nuestros compañeros en el PIT CNT y en FUCVAM a pesar de que no estuvieron allí las prioridades de la dirección del partido. En séptimo lugar, es necesario fortalecer la Agrupación Nacional de Gobierno, analizar allí la dinámica de la gestión y sus prioridades desde la perspectiva partidaria, supervisando el vínculo de los cargos de representación del Partido con la estructura y la sociedad en base a criterios de evaluación claros y públicos. En octavo lugar, deberemos promover la formación política, ideológica y programática de los militantes socialistas, en el marco de un Plan Integral de Formación. Sin duda este es un tema central del futuro del Partido, del Frente Amplio y de la sociedad que queremos construir. El debate político e ideológico en el seno del Partido y en especial con las nuevas generaciones que ingresan, es clave para consolidar un pensamiento integral sobre las transformaciones que es necesario encarar. Se trata de recuperar el carácter de Partido educador, imprescindible para la formación de sus propios cuadros y para la expansión de la conciencia de la necesidad de los cambios revolucionarios en la sociedad. En noveno lugar, es imperioso que el Partido discuta su propia política de relaciones internacionales, potenciando su mirada desde y hacia América Latina y los países del sur, y preparándose para estar a la altura de las tareas del internacionalismo, que en un mundo cada vez más globalizado y complejo, debe repensarse y relanzarse. 26 Es evidente que nuestra estrategia política se da en el seno de la alianza histórica que hemos conformado en el Frente Amplio. Y por ello, en décimo lugar, planteamos tal vez uno de los ejes más importantes, siempre presente en la discusión del Partido: potenciar el imprescindible trabajo de rescatar el rol estratégico del FA en la conducción del proceso político del Uruguay, y garantizar su protagonismo activo en la coyuntura. Necesitamos que la fuerza política juegue un papel fundamental en la movilización y la lucha de ideas. Para eso es preciso potenciar su estructura dinamizándola desde la conducción, defendiendo y ampliando los espacios de participación, y adecuándola a las nuevas realidades sociales y políticas. El Partido debe ser claro en sostener que la política de bloques, tal como se ha querido instalar hasta ahora, le causa daño al Frente Amplio y elude las necesidades reales de nuestra construcción política. Proponemos en cambio trabajar sobre la base de espacios de alianzas a partir de coincidencias programáticas. En este marco y, más allá de acuerdos puntuales en función de coyunturas particulares, debemos potenciar los acuerdos que tengan su eje en la profundización de los cambios distributivos, culturales e institucionales que abonen el camino hacia la construcción del socialismo. Hacer todo esto posible requiere apuntar a la necesidad de priorizar los proyectos políticos por encima de otras valoraciones y en particular por encima de las individualidades y las "pequeñas ambiciones". Tenemos claro que en la batalla por el gobierno y por la profundización de los cambios, los liderazgos son muy importantes, pero al mismo tiempo entendemos que dichos liderazgos deben resultar de la definición de un proyecto político, habilitando una dialéctica virtuosa que refuerce el proyecto, los colectivos y los liderazgos funcionales al avance de esos proyectos y colectivos. Para estar a la altura de las circunstancias el Partido necesita el compromiso de todos y cada uno de sus militantes pero precisa además una Dirección que incluya y conduzca asumiendo estas prioridades, con algunos compañeras y compañeros dedicados principalmente a esta tarea, que articulen la diversidad de la organización, que produzcan y elaboren, sustanciando en ideas y propuestas sus posiciones políticas, que a su vez apuesten a una gestión partidaria capaz de revertir la crítica situación financiera y estructural del Partido, que promuevan la participación, que acompañen el trabajo en los territorios y frentes sociales y que compartan 27 poder. Se trata, entre otras cosas, de asumir el desafío fundamental de construir el liderazgo intelectual y moral del Partido, suspendiendo aunque sea por un tiempo las expectativas personales respecto de roles o responsabilidades en puestos de gobierno o notoriedad pública, que más que del deseo o las iniciativas individuales, surgirán de la realidad y de la planificación y acierto de nuestras prácticas políticas. La forma en que nos condujimos en el Congreso Extraordinario en el que reformamos nuestro Estatuto resulta esperanzadora y prefigura un escenario superador al que unidos debemos apostar. Entre los abajo firmantes se cuentan más de doscientos militantes sociales y políticos socialistas, referentes históricos, compañeros insertos en movimientos sociales y en la estructura territorial, mujeres y varones, jóvenes y mayores, de todas las regiones del país,que hacen suyo este insumo, abierto a las adhesiones y aportes de todos los compañeros y las compañeras del Partido. ABELLA, Jorge ABELLA, Wiston ABILLEIRA, Ana Laura ABILLEIRA, Carolina ABILLEIRA, Lía ABILLEIRA, Ximena ACOSTA, Christian ACOSTA, Norma AGUIRRE, Oscar AGUSTONI, Bruno AGUSTONI, Gabriel ALBA, Ma. Ema ALBERRO, Alejandro ALCOBA, María Julia ALVAREZ, Cristian ANTONELLI, Alejandro APARICIO, Eduardo ARAKELIAN, Garabed ARELLANO, Fernanda ARGUL, Florencia ARGUL, Mateo ARRIOLA, Carol BALBUENA, Wilmar BARRAL, Ana Caren BARREIRO, Gabriela BARRENECHEA, Enrique BATELLI, Aida BELMUDES, Luis BENÍTEZ, Adriana BERHAU, Enrique BIANCHI, Valeria BILLAR, Clara BOLÓN, Guillermo BONILLA, Julio BOUYSSOUNADE, Mariana BRANDON, Daniela BRUM, Santiago CABRERA, Jorge CACHÓN, Carlos CALVO, Rafael CÁMARA, Andrés CAMEJO, Marcela CAPPI, Patricia CAQUÍAS, Mauricio CARBAJAL, Juan CARBAJAL, Luis CARRASCO, Diadema CARRASCO, Diego CARRASCO, Fabián CASTRO, Diego CAVICCHIOLI, Marta CAYÓN, Patricia CHAVES, Carlos CHIAZZARO, Roberto CIVILA, Gonzalo COCCO, Alba COLI, Teresita CORNU, Tomás DAUSON, Joaquín DAVISONO, Edgardo DE LA IGLESIA, Andrés DE LEÓN, Fernando D'ELÍA, Lilián DI MAGGIO, Mauricio DIANA, Gerardo DÍAZ, Alejandro DÍAZ, Fernando DÍAZ, José DOS SANTOS, Enrry DOTTI, Roberto ESPÓSITO, Daniel ESPÓSITO, Juliana ETCHEVERS, Fernando FABRA, Nelson FAGIANO, Nelson FERNÁNDEZ, Ema FERNÁNDEZ, Emmanuel FERNÁNDEZ, Luciana FÍGOLI, Mario FLORES, Anibal FONTES, Roberto FRANCO, Jorge FUENTES, Marisol GAGLIANO, Daniel GARCÍA, Cristina GARCÍA, Federico GARCÍA, Sandra GARDERES, Lucy GARDERES, María Cecilia GARDERES, Nery Mabel GIANNATTASIO, Bruno GIMER, Nair GIUDICI, Nahuel GIUDICI, Yoel GONDOLVEO, Martín GONDOLVEO, Valentina GONDOLVEO, Victoria GONZÁLEZ ROSTANI, Valentina GONZÁLEZ, Adriana GONZÁLEZ, Allison GONZÁLEZ, Cristina GONZÁLEZ, Enrique GONZÁLEZ, Gustavo GONZÁLEZ, Raquel GONZÁLEZ, Silvia GRAÑA, Ma. Jesús GUERRA, Carmen HEIJO, Cristina ILLARZE, Ricardo ILLARZE, Sylvia INFANTE, Nicolás IRIARTE, Mariel JOANICÓ, Ana KREIMERMAN, Roberto LAGOS, Liborio LAMADRID, Mabel LASA, Nicolás LEVY, Rolando LÓPEZ CAGGIANI, Miryam LÓPEZ, Óscar LOUISE, Reynaldo MACHADO, Jorge MACHADO, José MACIEL, Ariel MALÁN, Enzo MARRERO, Lucía MARTÍNEZ, Luis MARTÍNEZ, Pablo MARTÍNEZ, Paula MARTÍNEZ, Walter MATTA, Mauricio MATTA, Noel MATTA, Ramón MATTA, Virginia MEDERO, Omar MELO, Ada MENA, Ariel MÉNDEZ, Roberto MESA, Ricardo NOGUEIRA, Daniel NOVOY, Rafael NUNES, José OLESKER, Daniel OLIVERA RECOBA, Raúl OLIVERA, Eliana OLIVERA, Lorena OLIVERA, Mabel OLIVERA, Raquel OLIVERA, Raúl ORIBE, Pablo PAGANI, Irma PARRY, Raquel PASTORINO, Martina PASTORINO, Sofía PEDOJA, Fernando PEREIRA, José PEREIRA, Pablo PEREYRA, Julio PEREYRA, Susana PÉREZ, Diana POSADA, Marcelo PRATO, Ricardo PRESA, Daniela PRICOLI, Marisol PRIETO, Lucía PRIETO, Nelson PRIETO, Richard PRIETO, Selene PRIETO, Victoria PUYARES, Nelson QUEIJO, Liliana QUINTANA, Rosa QUIRUJA, Susana RAMÍREZ, Margarita RAMOS, Carlos RAMOS, Lucía RANGEL, María RECOBA, Anair REQUENA, Carlos REYMUNDO, Noemí RICCI, Gustavo ROCHA, Juan Manuel RODRÍGUEZ, Aníbal RODRÍGUEZ, Delia RODRÍGUEZ, Gastón RODRÍGUEZ, Gerardo RODRÍGUEZ, Griselda RODRÍGUEZ, Julio RODRÍGUEZ, Nicolás ROIBAL, Oscar ROMAN, Federico ROMAN, Nicolás ROMÁN, Wilfredo SALGUEIRO, Alba SANGUINETTI, Nito SANGUINETTI, Rolando SARAVIA, Eulogia SAVIO, Griselda SILBERMAN, Gastón SILVA, Ana SILVA, Esther SILVA, Federico SILVA, Gustavo SILVA, María SILVA, Sofía SILVA, Víctor SILVEIRA, Juan SILVERA, José SORONDO, David SUÁREZ, Ricardo TOMÉ, Mónica TORRES, Jorge TRAVIESO, Emiliano TRUJILLO, Leonardo VALDÉZ, Sebastián VARGAS, Elsi VELÁZQUEZ, María VERLO, Johana VERLO, Julio VICENTE, Camilo VIDAL, Ismael VIDELA, Raquel VIEIRA, Rolando VIÉITEZ, Serena VIERA, Hugo WOLCOWICZ, Leonardo ZUNINO, Mauricio ZUNINO, Walter

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