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jueves, 10 de septiembre de 2015

SIRIOS REFUGIADOS EN URUGUAY: "VIVIR POBRES ES PEOR QUE LA GUERRA"

Las 5 familias de refugiados sirios, que ingresaron a Uruguay en octubre de 2014, en el marco de un programa de reasentamiento de refugiados, continúan acampando en Plaza Independencia como forma de protesta. Se instalaron con valijas, colchones, mantas y una carpa en la mañana del lunes, para exigir que el gobierno les permita salir del país y ser acogidos como refugiados en otra nación. Sin embargo, el gobierno uruguayo no tiene incidencia en la actitud que otros países adopten frente a personas que piden la categoría de refugiados. Los sirios instalados en Uruguay tampoco tienen medios para pagar sus pasajes hacia otro países. Estas personas se enfretan a la misma situación que el 60 % de los trabajadores uruguayos, que ganan por mes menos de 700 dólares, cuando datos al respecto indican que el mínimo para vivir decentemente es de 1.500 dólares si son 2 personas y si se tienen varios hijos no baja de 2.500 dólares. Por ese motivo el uruguayo con estudios que tiene la oportunidad de ir a trabajar a otro país y en especial los europeos o USA, no lo duda. Vivir en Uruguay es tan o más caro que vivir en países europeos, pero con la quinta parte de los ingresos que se tienen en esos lugares. Hay datos de hace 80 años que ya lo indcaban, así que no es nada nuevo. La mayoría tenía casa propia y un negocio próspero en Siria, pero la guerra cambió sus vidas. Dicen que el gobierno uruguayo les planteó una situación "fácil" y "palabras bonitas" antes de llegar al país, pero que la realidad es otra. Las 5 familias asentadas en Uruguay son numerosas -una tiene 15 hijos- y los hombres no han conseguido trabajos fijos. Algunos intentaron comprar ganado para criar, otros venden comida árabe o pintan casas, pero todos coinciden en que aquí el dinero no les alcanza para subsistir. El Estado uruguayo brinda un subsidio por dos años (el período se terminará en un año aproximadamente), cuyo monto total depende de la cantidad de integrantes de la familia y de sus edades. El mínimo es de unos 29.000 pesos. El Observador dialogó con los jefes de las cinco familias sirias que expusieron cuál es su situación actual en Uruguay y qué es lo que pretenden para su futuro. Maher Aldees "Escapamos de la muerte, de la guerra y llegamos a la pobreza", indicó Maher, un ciudadano sirio, padre de cuatro hijos. Luego de que llegaron a Uruguay en calidad de refugiados, fueron reasentados en Piriápolis, donde Maher trabaja pintando casas. Aseguró que le "pagan bien". "Nos prometieron una vida fácil pero todo es caro", dice, y aclara que para él "vivir pobre es peor que la guerra". Antes de llegar a Uruguay, la familia Aldees vivía en Hamas, donde tenían un negocio inmobiliario. Maher compraba edificios y los vendía como oficinas. "Era el futuro de mis hijos pero por la guerra no lo tienen más", expresó con tristeza. Maher es quien lidera los reclamos de las familias sirias para abandonar Uruguay. Quiere irse a Turquía, donde tiene familia. Marei Alshebli N. Garrido Tiene 15 hijos y está radicado en Juan Lacaze. En el Líbano todos los integrantes de la familia trabajaban en la agricultura. Reclaman que no se les haya dado un campo para trabajar al llegar a Uruguay. Además, asegura que le "pusieron trabas" para adquirir ovejas y vacas por lo que comenzaron a trabajar por su cuenta vendiendo comida árabe, pero ganan "muy poca plata". Marei también tiene una postura radical. Manifiesta que no quiere vivir en Uruguay y prefiere viajar "a cualquier país de Europa", aunque si pudiera elegiría Alemania o Suecia, porque entiende que allí se trata mejor a los refugiados que en Uruguay. Karima Al Mohammed Karima es madre soltera de siete hijos, llegó a Uruguay con la esperanza de asegurarle un futuro a su familia pero ahora se quiere ir. "No Uruguay", dice. Como gran cantidad de los adultos refugiados tiene dificultades para hablar español, por lo que su hija de 12 años oficia como traductora. Siente miedo porque no puede asegurarle la cantidad suficiente de dinero a su familia y varias de sus hijas no pueden trabajar, por eso prefiere viajar a Turquía donde está toda su familia. Karima dijo que el gobierno uruguayo debería darles el dinero que destinaba a los refugiados sirios a "personas que viven entre la basura", expresó. Nasser En el Líbano, Nasser y su familia trabajaban en una barraca, vendiendo bloques y materiales para la construcción. Para él y su familia "el problema es Uruguay", porque son una familia numerosa y no pueden cubrir las necesidades básicas. Nasser es padre de 13 hijos y no puede trabajar por tener problemas en la espalda, por lo que entiende que su situación "no tiene solución". Sin embargo indica que si les aseguran un futuro en Uruguay se quedará en el país. Ibrahim Al Mohammed "Vine de la guerra, sin nada, miro al futuro, un poco adelante, y no tengo nada", aseguró Ibrahim. Desde que se fue de su país natal, Siria, nunca volvió. En Alepo tenían una casa, dinero y una tienda de ropa, pero "con la guerra se fue todo", aseguró. "Ahora no se si tengo tienda", dice. En Uruguay trabajó "siete horas en un hospital en un hospital por $11.000". Con ese dinero "debo alimentar a mi esposa y a mis tres hijos menores de cinco años", por lo que en estas condiciones no proyecta un futuro para su familia en Uruguay. Ibrahim manifiestó temor por el futuro de sus hijos. Dice que si el gobierno uruguayo les asegura la extensión del subsidio se quedará en el país. Recordó que en algunos países europeos se le brinda ayuda por cuatro años y no por dos como Uruguay. En caso de no encontrar una salida a su situación económica, evalúa dejar el país aunque no tiene un destino determinado. Fuente: El Observador

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