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domingo, 9 de agosto de 2015

LADRONES MENORES DE EDAD: LOS "ANGELITOS" SIGUEN ROBANDO A TROCHE Y MOCHE

Era la hora del mediodía, los 2 rapiñeros menores de edad ingresaron a la provisión y local de cobranzas "Lara" ubicada en la avenida César Mayo Gutiérrez y Fernando Menck (barrio Colón). Adentro del comercio habían 5 adultos y 1 bebé de un año. Afuera, al costado de una moto blanca, se encontraba un 3er. asaltante haciendo de "campana".



"Yo estaba pagando unas facturas cuando ellos entraron. Estaban muy nerviosos. Pedían a la encargada que les diera la plata", dijo al diario El País V.L., una clienta que se encontraba dentro del local asaltado por menores.

Los dos rapiñeros ya se iban con la plata y varias botellas de whisky en la mano cuando arribó al lugar un patrulleros de la Zona IV.

Los policías habían sido llamados por un arrebato a unos 100 metros del local atracado.
Un vecino les advirtió con gestos que el comercio estaba siendo rapiñado en ese exacto momento.

Al llegar al lugar, uno de los policías vio que los asaltantes estaban dentro y pidió apoyo. Una pareja de policías se parapetó al lado de la puerta del local.

En tanto, uno de los agentes que arribó segundos más tarde, comenzó a perseguir a pie al "campana" que trató de huir a pie. Frente al local dejó abandonada una moto y una mochila. El delincuente huyó a pie por la calle Fernando Menck y trató de esconderse en una casa. Un vecino ayudó al uniformado a reducir al menor rapiñero.

Afuera del local, un policía y una agente femenina pedían a gritos a los rapiñeros que se rindieran.

"Perdieron. Salgan con las manos en alto. Los tenemos en la mira", gritó el policía.

Según la rehén, en ese momento los dos delincuentes que estaban cerca de la puerta y los apuntaron con armas. Enseguida gritaron policías: "No vamos a salir. Si ustedes entran, matamos a uno de los clientes".

La testigo dijo: "cuando observé esa situación, me ocupé de cubrir a mi bebé de un año con mi cuerpo y le tapé la cara para que no viera nada. Como ellos me vieron con el bebé, no se me acercaron. Sí le pusieron un revólver en la cabeza a un muchacho que estaba allí".

El policía intentó disuadirlos hablándoles con un tono calmo: "Ya está. Vas ir preso por un robo. Si matás a uno, te comés una cana mayor porque se trataría de un asesinato. Es mucho peor".

Los dos delincuentes se rindieron. El policía y la agente ingresaron al local con las pistolas desenfundadas. Uno de los menores se negó a soltar su arma.

La mujer policía le disparó y lo hirió en una mano. "Hija de puta me coheteaste (disparo), me coheteaste", se quejó el rapiñero antes de ser esposado.

La rehén expresó: "Yo el disparo no lo ví por los nervios. Sí lo escuche. Pensé lo peor. Me quedé abrazada con mi bebita hasta que todo terminó. Fue algo eterno".




"Yo estaba pagando unas facturas cuando ellos entraron. Estaban muy nerviosos. Pedían a la encargada que les diera la plata", dijo al diario El País V.L., una clienta que se encontraba dentro del local asaltado por menores.

Los dos rapiñeros ya se iban con la plata y varias botellas de whisky en la mano cuando arribó al lugar un patrulleros de la Zona IV.

Los policías habían sido llamados por un arrebato a unos 100 metros del local atracado. Un vecino les advirtió con gestos que el comercio estaba siendo rapiñado en ese exacto momento.

Al llegar al lugar, uno de los policías vio que los asaltantes estaban dentro y pidió apoyo. Una pareja de policías se parapetó al lado de la puerta del local.

En tanto, uno de los agentes que arribó segundos más tarde, comenzó a perseguir a pie al "campana" que trató de huir a pie. Frente al local dejó abandonada una moto y una mochila. El delincuente huyó a pie por la calle Fernando Menck y trató de esconderse en una casa. Un vecino ayudó al uniformado a reducir al menor rapiñero.

Afuera del local, un policía y una agente femenina pedían a gritos a los rapiñeros que se rindieran.

"Perdieron. Salgan con las manos en alto. Los tenemos en la mira", gritó el policía.

Según la rehén, en ese momento los dos delincuentes que estaban cerca de la puerta y los apuntaron con armas. Enseguida gritaron policías: "No vamos a salir. Si ustedes entran, matamos a uno de los clientes".

La testigo dijo: "cuando observé esa situación, me ocupé de cubrir a mi bebé de un año con mi cuerpo y le tapé la cara para que no viera nada. Como ellos me vieron con el bebé, no se me acercaron. Sí le pusieron un revólver en la cabeza a un muchacho que estaba allí".

El policía intentó disuadirlos hablándoles con un tono calmo: "Ya está. Vas ir preso por un robo. Si matás a uno, te comés una cana mayor porque se trataría de un asesinato. Es mucho peor".

Los dos delincuentes se rindieron. El policía y la agente ingresaron al local con las pistolas desenfundadas. Uno de los menores se negó a soltar su arma.

La mujer policía le disparó y lo hirió en una mano. "Hija de puta me coheteaste (disparo), me coheteaste", se quejó el rapiñero antes de ser esposado.

La rehén expresó: "Yo el disparo no lo ví por los nervios. Sí lo escuche. Pensé lo peor. Me quedé abrazada con mi bebita hasta que todo terminó. Fue algo eterno".

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