Con una población total que ronda los 3,4 millones de personas y 2,7 millones en edad de trabajar (con 14 años y más), los ocupados en el país rondan los 1,6 millones. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2014 dedicaron 38,8 horas a la semana a su actividad laboral, en promedio, lo que arroja un total en el año de 2.018 horas.
A la luz de esas cifras y de las difundidas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), los uruguayos no parecen tan holgazanes como los describió en summo, momento Mujica o al menos pasan en su lugar de trabajo más horas que los de muchos otros países.
Entre los miembros de la OCDE, los mexicanos fueron los que trabajaron más horas en 2014: 2.228 (42,8 por semana, en promedio). Le siguieron Corea del Sur (2.163) y Grecia (2.042). Otro latinoamericano socio de ese club, Chile, figuró también en los primeros lugares, con 1.990 horas al año.
Los alemanes son los que menos cantidad de horas dedicaron a su empleo (1.371); los holandeses y los noruegos no trabajaron mucho más que ellos (1.425 y 1.427, respectivamente).
En Estados Unidos de América se trabajó un promedio de 1.789 horas el año pasado. La cuestión se transformó en un tema de debate de campaña electoral en el que tomó posición parte de la academia.
El premio Nobel de Economía Paul Krugman cuestionó en una columna de opinión el planteo del candidato republicano Jeb Bush de que los usamericanos “tienen que trabajar más horas” para aumentar su nivel de ingresos.
Para el economista, por detrás está la idea de que, para lograr un mayor esfuerzo de la mano de obra del país, se deben suprimir programas de apoyo social al mismo tiempo que se rebajen impuestos a los sectores más ricos.
En Uruguay, la discusión que pretende dar el PIT-CNT —sin mayor eco en los ámbitos gubernamentales hasta ahora— va en la dirección contraria: reducir la jornada laboral de ocho a seis horas sin tocar los sueldos.
Productividad
Pero el mismo tiempo dedicado al trabajo en los distintos países no arroja iguales niveles de producción, lo que tiene relación en gran medida con la eficiencia de la mano de obra.
Según una estimación de productividad de la OCDE, una hora de trabajo generó un valor de producción de US$ 49 en promedio en sus países miembros (a valores ajustados por paridad de poder de compra). Pero dicho promedio oculta números diversos: los US$ 95,9 de Luxemburgo, los US$ 88 de Noruega y los US$ 67,4 de Estados Unidos de América se contraponen, por ejemplo, a los US$ 29,7 de Polonia, los US$ 25,9 de Chile y los US$ 19,5 de México.
De Uruguay no hay datos comparables, pero según estimaciones del Ministerio de Economía la productividad laboral vino aumentando en los últimos años y ello explica en parte la expansión del nivel de actividad en el país. Eso ocurrió en un mercado laboral que mostró niveles históricamente altos de empleos disponibles y también de personas interesadas en trabajar; eso explica que la tasa de desocupación se ubicara en guarismos bajos (cercanos a 6-7 %) hasta hace pocos meses, cuando comenzó a crecer.
En algunos mercados europeos se registran problemas como reflejo de economías que están en recesión o creciendo a bajo ritmo. En los países de la OCDE, el desempleo promedio era de 7,1 % en el último trimestre del año pasado; son 42 millones de personas sin trabajo.
Ese organismo estima que dicha tasa irá disminuyendo “lentamente” durante 2015 y 2016, hasta situarse en 6,6 %. En países como Grecia y España seguirá por encima de 20 %. En su informe advierte como un problema el alto desempleo entre los jóvenes, al igual que la proporción de los que ni trabajan ni estudian (cerca de 15 % en el promedio de la OCDE).
Sectores. En 2014 en Uruguay se trabajó un promedio de 38,8 horas semanales y esa cantidad aumentó ligeramente en los primeros meses de 2015 (cerca de 39), según datos del INE que computan el tiempo “habitual” en el empleo.
Por sectores, en 2014 la extensión de la semana laboral varió entre las 29,6 horas en la enseñanza y las 45,6 del transporte y almacenamiento. La construcción (39,9), la actividad hotelera y gastronómica (39,7) y la financiera y de seguros (39,2) estuvieron más cerca del promedio.
Asimismo, el trabajo doméstico contratado o la producción de bienes y servicios en el hogar para uso propio ocupó 27,9 horas semanales, en promedio, el año pasado.
Fuente: Búsqueda
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