Si se pregunta qué pasó, responden con naturalidad que tuvo que ver con la prostitución. Pero no en la zona de comercios del barrio de Zayuna. Apuntan a la parte que llaman "los pisos", un enjambre de bloques de viviendas grisáceos, hoy teñido por la tormenta de arena que cubre Bagdad. Hombres armados asaltaron varios de esos edificios y acabaron a tiros con la vida de al menos 25 personas, la mayoría mujeres. Otras fuentes citadas por la agencia Reuters elevan esa cifra hasta 33. No es la primera vez que pasa.
Zayuna, en el este de la capital iraquí, es un distrito de clase media, muy al estilo del barrio colindante de Karrada. Los dos tienen buena imagen. En tiempos de Sadam Husein, Zayuna, rodeado por viviendas unifamiliares, era residencia de muchos cargos del Ejército. Tras la caída de Husein con la ocupación yanqui, los hombres del régimen marcharon y llegaron a la zona los jóvenes. Hoy, decenas de moles de piedra cortan las entradas a muchas de las calles de Zayuna para redirigir al conductor hacia el control de seguridad.
“Es un barrio seguro”, dice el responsable de una inmobiliaria. Cambia el gesto, eso sí, cuando se habla de la matanza de la pasada noche, muy cerca de ahí. “Irak es un país islámico”, explica con vehemencia, “y la prostitución es infracción durante el Ramadán”. Pero los autores no fueron fuerzas de seguridad. “No, son grupos armados sin identificar”.
Según la información recogida por France Presse, que pudo acceder a la zona –los controles policiales se endurecen en barrios con presencia suní-, los pistoleros entraron en dos bloques y mataron al menos 10 mujeres en uno y 15 en otro. En uno de los edificios se podía leer la frase “Este es el destino de cualquier prostitución”.
Se desconoce por el momento quién está detrás de esta matanza, pero no es un caso aislado. El año pasado, dos ataques similares costaron la vida a al menos 15 personas. El islam prohíbe la prostitución. La mujer iraquí, integrada en muchos ámbitos de la sociedad, no cuenta sin embargo con el respaldo pleno de la justicia. Irak es todavía uno de esos países en los que los crímenes de honor campan a sus anchas. Y para muestra la sentencia que impone el artículo 409 del código penal al hombre que mata a su mujer si la encuentra en la cama con otro: tres años de prisión como máximo.
“Casos como el de anoche pasan cada dos o tres meses”, apunta el vendedor de una tienda de telefonía, situada en la principal calle comercial de Zayuna. “Tiene que ver con prostitución y grupos armados religiosos están detrás de ello”, apostilla un cliente.
Las milicias chiíes han resurgido en las calles de Bagdad desde que los yihadistas del Estado Islámico (EI) atravesaron la frontera de Siria y el gran ayatolá Alí al Sistani llamó a combatirles. En la barrio de Zayuna, las brigadas que más presencia tienen son las de Asaib Ahl al Haq.
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