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martes, 29 de julio de 2014

DR. E. TALVI: CON EL CRECIMENTO ECONOMICO QUE TENEMOS EN URUGUAY, DEMORAREMOS 120 AÑOS EN LLEGAR AL NIVEL DE LOS PAISES DESARROLLADOS

El director académico del Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (CERES), Doctor Ernesto Talvi, hizo sus habituales diagnósticos y propuestas días pasados y generó fastidio en el gobierno, al advertir que Uruguay está todavía muy lejos del desarrollo y pedir una corrección en las cuentas fiscales para evitar la posibilidad de un ahogo financiero. De todas formas, ve al sistema político maduro para encarar transformaciones que aceleren el ritmo de crecimiento, lo que permitiría reducir los problemas sociales y acortar el camino al desarrollo.


-Usted dijo que venimos de años de crecimiento sin desarrollo. ¿ Hubo autocomplacencia?

-Sí, en cierto sentido. El entorno externo superlativamente favorable, combinado con un manejo prolijo de la macroeconomía hasta el año 2012 que permitió capitalizar ese entorno, nos permitió crecer a tasas promedio del 6% por año al igual que otros países de América Latina. No estuvimos solos. Eso le permitió al gobierno disponer de una masa de recursos como no se conocía en la historia reciente al menos en los últimos 60 años. Se hicieron cosas. Es justo reconocerlo, pero en áreas claves para sentar las bases para un desarrollo sostenido que nos permita en el futuro razonable pensar en ir convergiendo a los niveles de ingreso de los países más desarrollados, hemos dejado déficit enormes.

-También enfatizó en que la situación fiscal debe preocupar.

-Uruguay está muy fuerte desde el punto de vista financiero por el manejo de las reservas y el endeudamiento. Eso ha sido reconocido por las calificadoras de riesgo y los analistas internacionales. Por eso advertimos que en el pico de un ciclo económico, después de una década de crecimiento ininterrumpido, tenemos un déficit enormemente alto, cercano a los US$ 1.600 millones.

-El ministro de Economía, Mario Bergara, consideró "catastrofista" su visión y dijo que la situación económica es la mejor en cuarenta años.

-En 1981, previo a la recesión del 82, el déficit fue 0,6% del producto. En 1998, previo a la recesión que luego desembocó en la crisis, el déficit fue 0,9% del producto. Hoy tenemos más de 3% del producto en un momento de gran expansión. Hagamos la cuenta. De aquí a diez años, considerando los intereses, la deuda estaría cercana al 100% del PIB. No hay nada urgente, no hay nada inminente, no hay nada grave, pero para preservar todas las buenas cosas a las que el ministro hace referencia, la pasividad en materia fiscal no es una opción. El próximo gobierno va a tener que tomar cartas en el asunto y a tal punto esto es así, que el propio gobierno reconoce en la Rendición de Cuentas que el gasto público no puede seguir creciendo a 7% real anual cuando la economía ya no está creciendo a 7, está creciendo a 3.

-No parece ser un tema central en la campaña electoral. ¿Hay inconsciencia en la clase política?

-Una cosa es que no sea tema de campaña porque no es un tema grato y otra cosa es que no sea un tema importante que el próximo gobierno va a tener que encarar. Pero aquí no se trata de bajar el gasto público. Se trata de acompasarlo al crecimiento más lento que ahora tiene la economía y por ende la recaudación. El gasto público puede seguir creciendo, los salarios pueden seguir creciendo pero van tener que hacerlo a un ritmo inferior al que lo hicieron durante la época de bonanza. Aún así, si se acompasa con el crecimiento de la economía, de acuerdo a nuestros cálculos, eso no sería suficiente. Va a haber que generar nuevos recursos o ahorros por un punto o un punto y medio del PIB para evitar que el nivel de endeudamiento empiece a crecer y podamos de aquí a cinco años comprometer nuestra posición financiera.

-¿Hay que subir impuestos o ahorrar?

-Subir impuestos creo que es absolutamente inviable. La carga tributaria del país es descomunal. Hay dos formas de medirla. Una es medir cuánto se recauda en relación al tamaño de la economía. Es 30% y es alto para el grado de desarrollo que tiene Uruguay. Pero la carga tributaria que tienen las empresas, por todo concepto, está arriba del 40%. Si uno toma la carga tributaria de los que pagan IRPF, por todo concepto, está cerca del 50%. El país no resiste más impuestos. Entonces las únicas opciones que nos quedan son o corregir el rezago de las tarifas públicas o que el gasto público crezca por un tiempo, nosotros calculamos cinco años, menos que el crecimiento del PIB. Es una solución que no solo evitaría subir impuestos sino que corregiría en parte los excesos que se produjeron en el último decenio cuando aumentaron en 50.000 los funcionarios públicos y en 60.000 los contratos laborales del Estado. Se duplicaron los cargos de confianza. Eso cuesta más de US$ 500 millones. El presupuesto de la Universidad de la República son US$ 480 millones.

-Usted dijo que los salarios no se "enteraron" del enfriamiento de la economía. ¿Plantea modificar las pautas de ajuste?

-Los Consejos de Salarios no agregan ni quitan rigidez, depende de cómo se manejen. El gobierno acá tiene que jugar un rol muy, muy fuerte y decir "señores, la situación ha cambiado, ahora tenemos que tener cuidado". Los salarios pueden seguir aumentando pero a un ritmo menor porque si nos pasamos de rosca eso puede conspirar contra el empleo y de hecho ya está pasando. La demanda de trabajo ha caído, el crecimiento del empleo ha caído muy fuertemente. Mi impresión es que si esto se maneja bien, la inflación lentamente, gradualmente, va a ir convergiendo al rango que el gobierno tiene como meta. Hoy Uruguay, a diferencia de otras épocas pasadas, no tiene un déficit fiscal como tiene Argentina que lo está financiando con emisión. Esta inflación es una inflación todavía controlada y con grandes posibilidades de ser controlada si todas las variables se alinean con una economía que está enfriada.

-Cuantifique el "enfriamiento".

-Habrá un contexto mucho menos complaciente que el que tuvimos en los pasados diez años. Porque los crecimientos supersónicos que mostró China se están disipando. En la región, en el mejor de los casos, los crecimientos van a ser mediocres. Los precios de las materias primas que venían en perpetuo ascenso van a estar estabilizados o en descenso. Uruguay puede crecer a lo que llamamos la tasa potencial que puede andar entre 3 o 3,5%. Para nuestra historia es una tasa razonable. Pero a esa tasa demoraríamos 120 años en llegar al ingreso de Estados Unidos y 80 años al de Corea del Sur.
Los trenes a los que hay que subirse ya mismo

A Talvi le preocupa la inserción uruguaya en el mercado internacional. "No hemos conseguido una inserción internacional importante en estos últimos diez años. El país sigue exportando el mismo porcentaje de su producción que hace diez años. Estamos muy desvinculados de las cadenas globales de producción. Las fronteras ya son muy permeables. Entonces la inserción internacional es muy importante. No hay un solo ejemplo de país que se haya desarrollado que no lo haya hecho a través de la inserción internacional", sostiene. También respecto a este punto es optimista porque está cambiando mucho el sector privado brasileño.

"Solía ser muy proteccionista. Si usted habla ahora con las federaciones industriales de San Pablo, eso ha cambiado totalmente porque la geografía de las negociaciones comerciales ha cambiado. Ahora hay dos mega acuerdos en proceso de negociación: el acuerdo estratégico transpacífico de asociación económica de USA , Japón, Corea y los países del Pacífico y la asociación transatlántica para el comercio y la inversión entre USA y Europa. Esos acuerdos cuando se firmen van a cubrir al 75 % de la economía mundial. Si no nos subimos a estos trenes, el Mercosur va a quedar tremendamente aislado. Uruguay, que es chico en tamaño pero grande en ideas, va a tener que jugar el partido correcto. El próximo gobierno va a tener que ser muy sutil y jugar en la cancha grande".
"Ahora vamos a estar obligados a transformaciones"

Cuando se le dice a Ernesto Talvi que su estimación de lo que le falta a Uruguay para llegar al desarrollo puede ser desalentadora, reconoce que "impresiona, pero da la casualidad que desde nuestra óptica es la realidad y a veces la realidad impresiona". Explica que "no son los diagnósticos los que son optimistas o pesimistas sino los pronósticos". "Si un médico viene y le dice, le hicimos los análisis y usted tiene una obstrucción en una arteria... El diagnóstico es el diagnóstico y si usted no hace nada, eso le puede acarrear un problema. Pero tenemos tecnología que permite desobstruir esa arteria y a las 24 horas usted está en su casa haciendo vida normal. Entonces el pronóstico es optimista. Si crecemos al 3%, la aritmética dice que nos va a llevar una vida converger a niveles de ingresos de países desarrollados", señala. Talvi reconoce que en ese escenario los problemas sociales actuales continuarían, "a menos que el país haga transformaciones importantes en áreas en las que tiene grandes déficits. Soy optimista. Como ahora el marco no va a ser tan bueno, ya no vamos a poder crecer rápidamente solamente en base al viento a favor sino que va a tener que ser en base a nuestro propio esfuerzo de transformación. Ahora vamos a estar obligados. Antes no estábamos obligados. A nadie la gusta hacer reformas complejas, políticamente difíciles, cuando en realidad le va bien sin hacer mucho", sostiene.

Este optimismo se basa en el buen concepto que tiene Talvi del sistema político local. "Hay evidencia de que el sistema político de nuestro país ha sido capaz de transformaciones muy importantes en áreas críticas, como la reforma portuaria, la reforma de la seguridad social, la universalización de la educación preescolar, el Plan Ceibal, la reforma del sistema de salud. La solución que Uruguay le dio a la crisis bancaria y la forma en que reestructuró su deuda fue algo ejemplar. No es como se dice tantas veces un país conservador, es un país sensato. Como tenemos una democracia que funciona, porque hay pesos y contrapesos, conseguir los acuerdos lleva tiempo. Los partidos en pugna han gobernado y han tenido que gestionar realidades y no plantear utopías. Hay una convergencia sobre cuáles son los grandes desafíos que se plantean: la innovación, la calidad educativa, la inversión en infraestructura la inserción internacional. Creo que puede que se estén dando los elementos para que el próximo gobierno sea un gobierno transformador", dice.
CONTRAPUNTO RESPUESTA A MUJICA
El presidente y los roles en la sociedad

El presidente José Mujica fue muy duro con Ernesto Talvi, quien esta semana dijo en un evento organizado por Ceres que Uruguay está lejos del desarrollo. Mujica lo acusó de "criticar desde la tribuna" sin comprometerse.

Talvi responde con un ejemplo: "Los ingenieros que están diseñando la maquinaria de siembra directa que permitió una revolución en la producción de soja y otros granos, si nunca se subieron a un tractor, ¿no sirven para nada? El biólogo que investiga la cura contra el cáncer o contra el sida si nunca se subió a una ambulancia o nunca atendió a un paciente, ¿no sirve para nada?". Según Talvi, "cada uno cumple su rol en la sociedad y un rol útil". "Nosotros elegimos hace muchísimos años cumplir este rol, estar al frente de un centro de pensamiento independiente que tiene una metodología rigurosa de análisis y cuyo único compromiso es con la mejora del país y la calidad de vida de sus ciudadanos. Sobre esa base es que hacemos propuestas activamente, hacemos diagnósticos y animamos el debate público porque creemos que el debate de ideas es la mejor forma de progresar. Hay grandes directores técnicos que fueron malos jugadores de fútbol. Son roles distintos. Yo siento que hago un aporte importante al país", enfatiza.

Fuente: El País

• Es Director Ejecutivo de CERES (Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social),
desde setiembre de 1997.
• Es asesor principal en temas macroeconómicos y financieros globales y regionales del
Departamento de Investigación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
• Es Profesor de Economía Internacional en la Universidad ORT en Montevideo, Uruguay y
profesor invitado de la Universidad Torcuatto di Tella de Buenos Aires.
• Fue Investigador Senior de la Oficina del Economista Jefe del Banco Interamericano de
Desarrollo (BID) en Washington DC entre setiembre de 1995 y setiembre de 1997.
• Fue Economista Jefe y Director del Departamento de Política Económica del Banco Central
del Uruguay entre 1990 y 1995. Durante ese período actuó como asesor del equipo
económico de gobierno.
• Es miembro fundador del Comité Latinoamericano de Asuntos Financieros (CLAAF) y fue
miembro del Comité Ejecutivo de LACEA (Latin America and the Caribbean Economic
Association).
• Sus áreas de especialización son: macroeconomía de países emergentes con especial
referencia a América Latina; programas de estabilización; política fiscal, el impacto
macroeconómico de los flujos de capital, las crisis financieras.
• Ha publicado varios artículos académicos en libros y revistas especialidades.
• Es Doctor en economía y finanzas de la Universidad de Chicago y Economista de la
Universidad de la República Oriental del Uruguay.

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