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martes, 3 de junio de 2014

M. WANDERERS A CARA O CRUZ

El Prado vuelve a sentir un cosquilleo especial. El cuadro donde jugaron Francescoli, Bengoechea, Muslera y Krasouski, entre otros muchos, posee chancees de gritar campeón en su país tras 83 años de espera y sumar a su escudo la 5ta. estrella. Junto a una parva de jovencitos, la ilusión crece.


El salón de la fama de Montevideo Wanderers es mágico. Puede hacer sonrojar al de cualquier otro cuadro. Claro que sí. Ese pequeño y modesto club de la capital uruguaya, que exhibe su legado con un orgullo inmenso, guarda buena parte de la rica historia del fútbol de la Banda Oriental. Pero no se conforma. Aspira a incrementar su estirpe y tradición con un título que se posterga desde 1931.

Obdulio Varela. Pablo Bengoechea. Fernando Muslera. Ariel Krasouski. Oscar Tabárez. Enzo Francescoli. Todos ellos han inmortalizado su nombre en la mítica Celeste, el seleccionado más encumbrado del planeta (19 títulos). Viejas y contemporáneas glorias que han nacido en el Este del Río de La Plata. Pero además de ello, éstos y otros futbolistas comparten un pasado en común: el longevo pero rejuvenecido Wanderers.

El Bohemio está a las puertas de conseguir su quinto cetro doméstico. Pese a caer 3-0 en su primer intento frente a Danubio, una nueva finalísima a dos juegos separa al elenco conducido por Alfredo Arias de una gesta fastuosa y magnánima. Por ello, el Prado reboza de expectativa. En caso de tumbar a la Franja, viejos fantasmas saltarán de alegría en las alturas del cielo. Y cientos de mortales reemplazarán por modernas fotografías de campeón a aquellas que retrataban a los grandes planteles del amateurismo.

Como casi todas las entidades del país, Wanderers no disfruta del acompañamiento multitudinario del que pueden presumir Nacional y Peñarol. No. Su presupuesto está lejos de ser exorbitante y su estadio, el coqueto Parque Alfredo Víctor Viera, solo es capaz de recibir a 10 mil personas. Ese humilde recinto, uno de los sitios donde la plantilla profesional suele entrenar, transmite épica. ¿Por qué? Porque vio crecer a mitológicos jugadores, quienes seguramente aguardan con efervescencia la definición del Uruguayo.

Desde el comienzo de los tiempos, la liga charrúa ha sido dominada a gusto por los dos gigantes del país. Bolsos y Manyas se han repartido el 81 % de los trofeos disputados. Contadas fueron las oportunidades en las que los clubes menores han logrado destronar a los colosos e inmiscuido su nombre en el círculo privilegiado.

En ese contexto, Wanderers puede asentir con altivez que fue el primero en resquebrajar la hegemonía de Nacional, el Central Uruguay Railway Cricket Club (CURCC) y Peñarol.

En 1906, cuando se celebró la sexta temporada de la Primera División, disputó el campeonato junto a los del CURCC y levantó la copa. Idéntica situación ocurrió en 1909, cuando festejó su segundo lauro ante el mismo adversario.

Pese a conseguir los títulos de 1923 (avalado por la Federación Uruguaya de Football, organismo disidente que apareció tras una ruptura en la Asociación Uruguaya de Fútbol) y 1931 (del ente oficial), prosiguieron decenios de ostracismo entremezclados con algunos papeles interesantes. El club, que ostenta una sabrosa trayectoria en la división de elite, se sumergió de esa manera en escenarios con menos luces.

En el epílogo de los ’70 e inicios de los ’80 el equipo recuperó algo de protagonismo, impulsado por un incandescente Francescoli. Aprobó sus participaciones en el ámbito vernáculo y Copa Libertadores, en la que enfrentó a River Plate y Boca Juniors, a quien derrotó 2-0 como local, en 1986.

La tripulación comandada por Arias se ha adueñado del último Clausura y también de la Tabla Anual gracias a un estilo estético y agresivo frente al arco contrario. El cuerpo técnico ha establecido al toque y el desequilibrio como las principales premisas para este plantel, conformado mayoritariamente por elementos surgidos del la cantera vagabunda.

Más allá de ocasiones puntuales, es poco habitual observar que una pelota en el Parque Viera se eleve por las alturas. De esta manera, quedan demarcados dos cuestiones fundamentales. ¿El objetivo? A pesar de que suene absurdo, es el mismo de todos: obtener los tres puntos en cada cancha. ¿El método? Nunca renunciar a jugar en campo contrario y asediar la valla rival durante una fracción considerable de los 90 minutos.

Todos los nombres propios que saltan al rectángulo con el manto blanquinegro funcionan de manera ideal dentro de un engranaje aceitado. Desde el arquero Federico Cristóforo hasta la experiencia del Chapita Sergio Blanco (segundo artillero de la temporada, con 18 dianas). Además, también se enaltecen los nombres del joven capitán Guzmán Pereira (22 años) y Rodrigo Pastorini, entre otros.

“Que la mayoría de los chicos sean de la casa le da un valor extra a la institución”, afirma el entrenador Arias, en diálogo con Rock ’N Ball. “Todos están identificados con los colores. De esta manera se rompen mitos en el fútbol uruguayo, que dicen que los jóvenes solo ganan partidos”, agregó.

Suena el teléfono a 205 kilómetros de distancia. De Buenos Aires a Montevideo. Comienza la charla y, entre concepto y concepto, se entromete el cacareo de un gallo en la desapacible metrópoli vecina. Como todo uruguayo, Alfredo Arias trasmite serenidad en sus palabras y una paz que parece inquebrantable.

“El mensaje hacia todos es que disfruten esto al máximo. Estos son momentos únicos que se dan pocas veces, y mis jugadores lo saben. Se nota la ansiedad, los sueños y la ilusión. Todas las palabras del diccionario que se puedan aplicar a este momento, los simpatizantes te las hacen saber”, comenta.

Para muchos, la historia solo recordará a aquellos que aparezcan con el trofeo en su poder. No obstante, ese pensamiento se halla en las antípodas de Arias, quien, además de ser estratega bohemio desde hace tres temporadas, ha tenido un paso por sus divisiones inferiores. Por eso, añade: “Ganar el torneo enriquecerá la historia de Wanderers, que ha tenido tantos grandísimos jugadores. Mis muchachos ya cumplieron con el objetivo de devolverle la ilusión a los hinchas“.

Estar en el vestíbulo de un compromiso tan trascendente ha encendido la llama de esperanza en todos los que han pasado por la entidad montevideana y Arias confirma esta sentencia: “En esta época es mucho más fácil comunicarse; todos los que han jugado en Wanderers nos han hecho llegar su apoyo”.

Ciento seis años pasaron para que un Uruguayo otorgue el primer y segundo puesto a dos ‘chicos‘. La última vez tuvo lugar en 1908, cuando Wanderers luchó con el finado River Plate (club diferente al River oriental actual) pero no pudo alcanzar la medalla más preciada.

Así, un síntoma claro emerge en el diagnóstico de Nacional y Peñarol: hoy, el peso específico de sus ropas ya no dan vueltas olímpicas por sí solos. Es que, junto a las enormes tareas del Bohemio y Danubio, Defensor Sporting ha alcanzado por primera vez las semifinales de la Libertadores. Un hito mítico para el cuadro del Parque Rodó.

Tras dilapidar su chance inicial frente a Danubio (cayó 3-0 en el estadio Luis Franzini), Wanderers afrontará una serie decisiva frente al mismo rival, ganador del Apertura pasado, en cotejos de ida hoy martes y vuelta el próximo domingo. El vencedor de esta llave se proclamará Campeón Uruguayo. La goleada sufrida anteriormente no afectará el resultado en esta fase.

Fuente: http://www.rockandball.com.ar


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