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lunes, 19 de mayo de 2014

D. DELGROSSI: LAS DOS CARAS DE LA MONEDA

Meses atrás el kiosco de venta de diarios y revistas ubicado en el cruce montevideano de Av. Italia y Veracierto, fue el gran protagonista de un accidente generado por el conocido actor y humorista uruguayo Diego Delgrossi. Las críticas llovieron sobre él. Pero las cosas no terminaron ahí y les transcribimos un interesante artículo de El Bocón sobre este asunto.


Delgrossi tuvo un accidente manejando su automóvil y se llevó por delante el kiosco referido, destruyéndolo completamente, no habiendo que lamentar víctimas, ya que no se encontraba Estela, su propietaria en ese momento y una persona que estaba en la parada de ómnibus pegada al comercio apenas sufrió algunos rasguños como consecuencia.

Los medios de comunicación inmediatamente se hicieron eco de la noticia porque Delgrossi venía borracho y además en estos tiempos que ahora vivimos, una fotografía le fue sacada cuando aún estaba intentando bajar de su auto luego de producido el accidente.

Es decir que todos se enteraron y fue durísima la crítica hacia Delogrossi por haber cometido ese accidente, además por supuesto viniendo pasado de copas manejando su vehículo.

Pero quisimos hacer Justicia algo para nosotros tremendamente importante y que incluso políticamente hoy hay candidatos muy importantes que está resaltando y teniendo como bandera de su candidatura lo que son los valores que se han perdido en el Uruguay. Delgrossi, nos cuenta Estela en la nota que le hicimos, se portó como un caballero dice ella y yo digo que se portó como se deben portar los seres humanos cuando cometen un error de este tipo.

Delgrossi a partir del accidente primero reconoció públicamente su error y pidió disculpas por lo que había dicho y segundo, en silencio, sin hacer bulla ni tener prensa que lógicamente si la quisiera la tendría, ya que es una persona muy reconocida y querida en el ambiente televisivo y radial del Uruguay a solucionar los problemas que ocasionó.

Simplemente eso, a Diego Delgrossi jamás se le pasó por la cabeza buscar un abogado que sea medio bandido y utilice algunos artilugios referentes a buscar forma o estilo de engañar a Estela para no pagarle nada, ni hacerse responsable.

Delgrossi hizo lo que debe hacer todo hombre bien y se encontró además con una mujer de bien como Estela, que no se dejó llevar por los consejos que le llegaron lógicamente, porque en el Uruguay siempre el consejo maligno, negativo y abusador de sacar ventajas te llega en todo momento de también buscar un abogado que sea bien bandido y que trate de sacarle todo lo posible a Diego Delgrossi por haber tenido ese accidente manejando en estado etílico.

Ninguno de los dos entró en esa malicia permanente que lamentablemente muchos uruguayos tienen y solucionaron el problema como lo debe solucionar la gente de bien.

Delgrossi restituyó el kiosco absolutamente a nuevo, lo mandaron a construir, luego a instalarlo y le dejó el negocio como lo tenía Estela antes del accidente y aún mucho mejor.

Pero además Delgrossi cubrió durante los dos meses que Estela no pudo trabajar, las ganancias que Estela dijo tener en su kiosco por mes. Para que se entienda, Delgrossi le pagó de su propio bolsillo a Estela una cifra similar a la que Estela estaba perdiéndose de ganar todo ese tiempo.

Ninguno de los dos se sacó ventaja el uno al otro y hubo Justicia además.

Personalmente decía al inicio de éste comentario que me sentí muy feliz de poder analizar y escribir esa nota que salió la semana pasada con la foto de Estela en su kiosco y que tantos comentarios tuvo la misma.

Demostramos una vez más, y son muchísimas las veces que lo hemos hecho, que el semanario El Bocón no solo da guasca, denuncia, pone en evidencia a los corruptos o ladrones que utilizan el dinero público en beneficio propio o simplemente lo despilfarran; El Bocón es mucho más que eso y por eso aparecen estas notas que dejan una gran enseñanza y esperemos que muchos chicos jóvenes y adolescentes que se están criando en una sociedad que ciertamente ha perdido valores, pueda leerla y aprender que cuando se es gente de bien, si está bien intencionado, los problemas se pueden solucionar sin la intervención de los abogados o escribanos o contadores que algunos de ellos, no todos por suerte, se dedican a lucrar con la miseria humana.

Seguramente, tanto a Diego Delgrossi como a Estela del kiosco, los habrán educado y enseñado de una forma muy especial que antes en el Uruguay era la inmensa mayoría.

Fuente: El Bocón

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